Era media tarde, cuando Lucas consiguió llegar al lugar que Marco le había indicado. Lo cierto es que jamás espero que se tratara del sitio al cual arribo; se trataba de un pequeño cementerio a las afueras de la ciudad y no tenía idea de que era lo que estaba haciendo ahí.
Al recorrer el lugar con la mirada, le pareció que se encontraba vacío; así que se disponía a marcharse, cuando vio algo a lo lejos. Entre las tumbas podía ver la silueta de una persona y aunque no estaba seguro de que se tratara de ella, decidió acercarse para comprobarlo.
Se cumplía un año más de la muerte de su padre. Ese día solía ir a visitar su tuba, lo hacía sin falta desde que fue lo suficientemente mayor como para saber lo que le había sucedido. Aquel era el único sitio al cual Thomas le permitía ir sin objeción. Solía creer que lo hacía porque deseaba que permaneciera cerca de él y que si no acudía de igual manera era porque le dolía demasiado su ausencia. Sin embargo, después
Lucas deseo asegurarle que no habia sido de ese modo, pero sabía que eso sería una mentira y es que recordaba cada una de las palabras que pronuncio aquel día. Palabras que le habían torturado sin cesar desde el momento en que descubrió la verdad, por lo cual solo le resto tratar de pedir perdón.—Perdón, sé que cometí un error. No era verdad que me fuiste infiel, pero entiende que fui manipulado; que todo esto fue un plan de Thomas para separarnos. Él fue quien me hizo llegar las supuestas imágenes de tu engaño atreves de Sarah, todo fue una trampa para separarnos —intento explicarle, hacerle ver que al igual que ella habia sido víctima de las circunstancias. —Sarah… —pronuncio Margaret en voz baja, recordando las duras palabras de esta; a decir verdad y viendo el como habia ocurrido todo no le extra
En ese momento, Margaret sintió una vez mas una fuerte punzada. Esta era aun mas fuerte que la anterior y aunque trato de ocultarlo como antes; en esa ocasión una exclamación de dolor escapo de sus labios, mientras se echaba hacia el frente. —¿Qué pasa? —le cuestiono preocupado, mientras se ponía en pie con rapidez para sostenerla. —No es nada, solo una patada —mintió y es que no podía reconocer lo que sospechaba. —Eso parece ser más que una patada, ¿estás bien? —insistió. —Si, lo estoy —mintió y es que sabía que no se trataba de una patada.Podía reconocerlas con facilidad, después de todo las había experimentado durante los últimos meses; aquello era algo más fuerte y doloroso. No pudo evitar pensar que se trataba de contracciones. —Margaret… —deseo atraer su atención. —Estoy bien, te lo aseguro—reitero, volviendo a incorporarse mientras se alejaba de él. Lucas no se encontraba del todo seguro al respecto, pero no tuvo otra opci
Margaret entonces protegió su vientre con sus brazos, deseando de ese modo cuidar a su hijo de la sola mirada de Thomas. Por desgracia, en ese momento sintió una nueva punzada de dolor una peor que las anteriores; pero en esa ocasión lo soporto. —¿Cómo me encontraste? —le cuestiono, deseando desviar su atención al menos un momento.Esperaba poder ganar al menos un poco de tiempo para poder escapar, para encontrar una forma de soluciona la terrible situación en que se encontraba. —Cada año sin falta acudes a la tumba de Oscar en este día, el día en que murió. Fui ahí y no te encontré, así que sabía que solo había otro sitio al cual podías ir. Tu abogada me dio a entender que sabias la verdad, así que decidí probar suerte y resulto—admitió, levantando la vista hacia las tumbas que se encontraban tras ellos. —¿Por qué?, ¿por qué me mentiste todos estos años? —le cuestiono con enojo. —Porque podía —respondió con simpleza y una honestidad que era cruel.
Thomas entonces se le quedo viendo un momento en silencio, viéndola con seriedad; hasta que de pronto su expresión cambio y apareció una sonrisa en sus labios.—Chiquilla tonta. Te conozco y sé que jamás serias capaz de hacer algo como eso, no tienes la maldad necesaria para hacerlo. Es por eso que estoy seguro de que ese bebé es de Lucas y ninguno de ustedes me ara pensar lo contrario —reconoció, encontrando de lo más patético su intento de salvarse.—Ese niño no es mío, al igual que no lo era el hijo que tuvo Sarah. Te recomiendo que no pierdas tu tiempo —insistió Lucas, aferrándose a aquella historia.—Además piénsalo con cuidado. ¿Qué clase de descendiente te daría una mujer como ella?, ¿es verdaderamente digna de que mezcláramos nuestra sangre con la suya? —le cuestiono Lucas cambiando su actitud y su semblante de pronto, adoptando una crueldad muy parecida a la de este.Lo hizo, mientras comenzaba a caminar hacia el frente para horror de Marga
Lucas no lo pensó demasiado y es que no tenía mucho por decidir. Debía detener a Thomas a como diera lugar, aun si corría el riesgo de perder la vida en el proceso. Estaba dispuesto a eso, pues sabía que la otra opción era que los matara a ambos y se quedara con su hijo, lo cual jamás permitiría. No le entregaría su hijo, antes mataría a Thomas con sus propias manos.Thomas vio como este corría hacia él con rapidez. Noto la férrea determinación que había en su mirada, misma que le decía que se encontraba dispuesto a todo y aunque trato de dispararle para detenerlo, no le fue posible. Lucas llego a él, desviando el cañón del arma en el momento en que se encontraba a punto de disparar, haciendo que la bala saliera disparada hacia el cielo.Al escuchar aquel estruendo, todo lo que Margaret pudo hacer fue tratar de ocultarse, de protegerse. L
Margaret entonces salió de su escondite, apresurándose a ir hacia donde Lucas se encontraba tendido en el piso. Intento arrodillarse a su lado, deseando comprobar su estado.—¿Estas bien? —le cuestiono realmente asustada por él.—Me gustaría mentirte y decirte que no ha sido nada, pero no deseo volver a engañarte. Esto en verdad duele —admitió, mientras abría los ojos y comenzaba a incorporarse tratando de detener el sangrado con una de sus manos.El ver aquella cantidad de su sangre aterro a Margaret, causando que las lágrimas de ya corrían por su rostro solo aumentasen. Sabía que debía hacer algo para ayudarlo lo antes posible, para ayudarlos a ambos y es que no sabía cuánto tiempo más pasaría antes de que su hijo naciera.En ese momento recordó el teléfono, el cual saco del bolsillo de el abrigo, viendo c
Dos años después…Margaret veía por la ventana como Oscar, su pequeño hijo jugaba en el jardín con Katherine. Jamás se arrepentiría de haber aceptado a esa pequeña como suya, de haberla adoptado tal como su padre lo hizo con ella. Si bien, era verdad que su sangre no corría por sus venas, el amor que sentía por ella no era menor al que sentía por su propio hijo.Cuando Lucas le conto todo lo ocurrido con Sarah; unos días después de que diera a luz a Oscar, no dudo en pedirle que no la entregara a servicios infantiles. Le dijo ella se aria cargo de la pequeña, quien era totalmente inocente de todo lo que había ocurrido. En ese entonces era solo una recién nacida indefensa y sola, tal como ella misma lo estuvo la mayor parte de su vida.Los había criado juntos desde ese momento, tal como si ella misma los hubiera dado a luz a ambos e inclus
Lucas se encontraba parado justo en el centro de un gran salón, decorado con grandes cuadros de paisajes; mismos que evocaban en el de forma inevitable la libertad que estaba a punto de perder. Aquella tarde se vistió con un traje negro, color que más que pretender elegancia representaba el luto; sentía como si estuviese asistiendo a su propio sepulcro. La corbata que se ceñía a su cuello, bien se le antojaba como una cuerda. A su lado se encontraba el juez de paz y los testigos, solo faltaba la novia. Una mujer a la que apenas había visto en una ocasión y por la cual no sentía absolutamente nada. Todos esperaban que apareciese y aunque en un inicio los nervios lo corroían; después de la conversación que acababa de tener con Margaret, estaba seguro de que no tendría nada que temer. Que esa roca que pendía de su cabeza no caería. Solo necesitaba preocuparse de que tanto debía esperar, que tanto era lo correcto antes de marcharse pareciendo solo un novio abandonado y sobre todo qu