En su interior se encontraban 5 pagares fechados hacia poco más de 30 años, con solo unas semanas de diferencia entre ellos. Todos con la misma cantidad y condiciones de pago.
Estaba a punto de argumentar lo ridículo de estas, cuando reparo en la firma de su abuelo; misma que podría reconocer donde fuera y para su pesar era autentica. Le basto hacer un cálculo rápido para darse cuenta de que la deuda era impagable. No tenía idea de cómo es que su abuelo había permitido que la situación llegase a ese extremo. —No tenemos la liquidez necesaria para hacer algo como eso —admitió, bien consciente de lo peligroso que podían resultar sus palabras y aun así era verdad. —¿Acaso se niega a pagar su deuda? —sugirió con actitud calmada. Sin embargo, eso no engañaba a Lucas en lo más mínimo. Conocía a hombres de negocios como él y sabía que no podía fiarse de lo que sus expresiones revelasen, pues estas eran solo mascaras para ocultar la verdad. En su lugar decidió actuar con precaución. —No, digo que no podemos saldar la deuda ahora mismo; después de todo nuestra situación es muy delicada. Le ofrezco negociar un plan de pagos, justo como lo he hecho con el banco —explico, tratando de hacerlo entrar en razón. —En ese caso, tengo una propuesta para usted —aceptó, haciéndose un poco al frente para darle mayor peso a sus palabras. —¿De qué se trata? —deseo entender y es que sentía que no podía esperar nada bueno viniendo de él. —Quiero que usted se case con mi nieta Margaret —reveló sin rodeo alguno; actuando con tanta confianza al hacerlo que parecía seguro de que ocurriría de esa forma. —Esto debe tratarse de una broma de mal gusto, ¿no es así? —sugirió bastante seguro al respecto y es que el atreverse a proponer algo semejante solo podía tratarse de eso. —Se equivoca, no lo es —refutó sin demora. Thomas entonces se puso en pie con lentitud para posicionarse frente a él, para verlo desde lo alto y con una actitud de superioridad. —La cuestión es bastante simple. Si no acepta mi propuesta, entonces exijo el pago de la deuda en su totalidad lo antes posible. Eso o me veré en la necesidad de ejercer acciones legales en su contra y exigir los activos de su empresa como pago—advirtió, intentando intimidarlo. —Usted está completamente loco si cree que accederé a un chantaje tan vil como este. Jamás me casaría con su nieta y no se preocupe, que me aseguraré de saldar mi deuda con usted así tenga que vender mi alma al mismísimo demonio. Solo deme algunos días, es todo lo que necesito —respondió sin dejarse intimidar por él, pues no dejaría que eso sucediera jamás. —Como quieras, te daré una semana para recibir mi pago o una propuesta de matrimonio. La decisión es tuya— accedió mientras se dirigía a la puerta con calma, pero antes de salir por esta le volteó a ver con superioridad.Lucas paso la siguiente semana acudiendo a todos aquellos a los que le fue posible para tratar de recaudar el monto de la deuda. No le importaba deberle a cualquier otro, mientras no fuese a Thomas y es que no creía que existiese alguien peor que él.
Por desgracia, nadie parecía estar dispuesto a ayudarle, ni los amigos de su abuelo, los suyos, los bancos, ni ningún otro y teniendo en cuenta el corto tiempo del que disponía las opciones eran escasas. Se encontraba solo con el asunto, pues sabía que no podía decírselo a sus padres, que de hacerlo harían hasta lo imposible para ayudarlo y no deseaba darles esa clase de mortificación. Lo hacía sobre todo teniendo en cuenta la reciente perdida de su abuelo, pero sobre todo la confianza que este depósito en él para que llevase su empresa y no pensaba defraudarlo.El día en que se cumplía el plazo había llegado. Lucas se encontraba en su tercera hora al teléfono, acudiendo a todo con el que no había hablado antes con tal de conseguir ayuda. Por desgracia, esta se le había negado, había recibido más “no” en la última semana que los que tuvo en su vida entera y estaba más que arto de eso; pero aun así no podía detenerse, no hasta agotar todo su tiempo.
—No, por favor. Escuche al menos, sé que si me da la oportunidad de... Bueno, bueno… ¿hay alguien ahí? —gritó al teléfono con cada vez más fuerza. Apenas separó el celular de su oído se dio cuenta de que había colgado, lo cual le enfureció tanto que lo arrojó contra la puerta. Lo hizo solo un segundo antes de que esta se abriera, dejando a la vista a la última persona que deseaba ver en el mundo, Thomas Patel. Cuando este entró, dirigió una breve mirada hacia el teléfono destrozado a sus pies; antes de cerrar la puerta a sus espaldas y dirigirse a Lucas. —Parece que llegué en un mal momento —comento como una clase de burla o al menos fue así como este lo tomo. —¿Qué demonios quiere? —pregunto con firmeza y es que no estaba de humor para verlo siquiera. —Sabes muy bien lo que quiero. ¿Tienes el monto total de la deuda? —No puede pretender que lo tenga todo en solo una semana; pero le puedo entregar mi apartamento, mi coche y todo lo que tengo en mi cuenta bancaria como un anticipo. Solo deme más tiempo —intento negociar. —Creo que fui bastante claro desde el principio, así que la cuestión es qué vas a hacer. ¿Me entregarás la empresa o te casarás con mi nieta? —repitió lo que pretendía. Lucas deseaba poder mandarlo al infierno, decirle que se quedara con todo; porque sabía que era capaz de recuperar todo lo perdido con el fruto de su esfuerzo. Podía comenzar desde cero y no le tenía miedo a eso. No obstante, sabía que no podía dar por perdido el patrimonio por el que había trabajado toda la vida su abuelo, aquello que tan orgulloso le tenía; así que en realidad no tenía opción. —Está bien, me casaré con ella —accedió, aunque en secreto solo lo hizo para ganar algo de tiempo, esperando poder conseguir los fondos necesarios antes de atar su vida a aquella mujer. Thomas no era ningún tonto, sabía muy bien lo que pretendía y no pensaba permitírselo; así que dio unos cuantos pasos al frente. —Muy bien. En ese caso, la boda se llevará a cabo este mismo fin de semana —anunció sin demora. —Tiene que estar bromeando, no puede ser todo tan apresurado. ¿Cómo es que se lo diría a mis padres? —trató de convencerlo. —Claro que puede ser, después de todo, no pido una fiesta por todo lo alto. Solo quiero que estén casados para este mismo fin de semana y en cuanto a tus padres, no me interesa en lo más mínimo lo que les digas. Ese no es mi problema —refutó con rapidez. —¿Y la fiesta de compromiso? La gente debe vernos juntos o hablará —trato de que entendiera las complicaciones que tenía su plan maestro. —Me importa muy poco lo que pueda decir la gente y no me es necesario todo ese teatro inútil. Es más, yo lo prepararé todo y me aseguraré de que las cosas sucedan tal como quiero; lo único que tú tienes que hacer es presentarte —refuto sin demora sus objeciones. —¿En verdad cree que lo hare? —se atrevió a probarlo. —Más valdría que lo hicieras, porque de lo contrario lo lamentarás el resto de tu vida —respondió con premura y con una claridad que solo le hacía pensar que sería perfectamente capaz de eso y más. —¿Me está amenazando? —deseaba asegurarse, aunque era más bien solo una formalidad; pues eso era más que claro. —No, solo es una certeza; así que no cometas ninguna locura— le aconsejo. —Te enviaré todos los detalles apenas los tenga —dijo justo antes de salir de ahí, victorioso como siempre. Lucas sentía que odiaba cada vez más a ese hombre y por desgracia le tenía justo en la palma de su mano. Sabía que no podía casarse, no amando a Sarah tanto como lo hacía, no podía hacerle aquello y sin embargo tendría que.Presente… Margaret era perfectamente consciente de lo alterado que se encontraba, de la clase de furia que lo embargaba. La verdad es que ella no se encontraba feliz con la noticia de aquel matrimonio; mas no por eso pretendía hacérselo pagar a él, no sería justo y deseaba que lo viese de igual modo. —Cálmate, estás ebrio —intento tranquilizarlo y es que parecía tan alterado que no pudo evitar sentirse aterrada; más también le llevó a entender su motivación, el punto débil que su abuelo había encontrado en él. —Justo eso es lo único que ha evitado que cometa alguna clase de locura, así que mejor da gracias que estoy borracho —le aconsejo, terminándose de una vez el trago para arrojar el vaso a un lado. Cuando este se estrelló contra el suelo esparció vidrios por todos lados, causando un fuerte estruendo. Aquello le asustó mucho, llevándole a recordar uno de los muchos arranques de su abuelo. En la mayoría de los cuales solía resultar herida, así que trató de escapar; más este rep
Thomas, por supuesto, que no tomo nada a bien su negativa, más eso no le preocupo en lo más mínimo. No, teniendo en cuenta la clase de poder que ejercía sobre ella, mismo que sabía muy bien cómo utilizar. —Eras lo que te digo o volveré tu vida un verdadero infierno —sentencio justo como lo había hecho con Lucas. —Mi vida ya es un infierno —admitió. —Te equivocas, tu vida jamás ha sido un infierno; pero ten por seguro que lo será si no haces exactamente lo que digo —afirmo. —No me importa, no me casaré —se atrevió a negar de nueva cuenta. —Lo harás si es que quieres volver a ver a tu madre —dijo lo que sin duda jamás se esperó. En el instante mismo en que Thomas mencionó a su madre, la expresión de Margaret se descompuso con rapidez. Eso era exactamente lo que este buscaba y es que sabía muy bien cómo afectarla. —¿De qué está hablando? Usted dijo que mi madre nos había abandonado cuando era pequeña, que no tenía idea de dónde había ido —le recordó. —Así es, pero recientem
Al ver aquello, Margaret temió por un nuevo arranque de ira; así que trato de apretarse consigo misma, solo deseando soportar lo que estaba por suceder. Para su sorpresa, el golpe que espero jamás llego; en su lugar sintió como Lucas colocaba su mano con lentitud sobre su mejilla. Uso su dedo pulgar para secar con cuidado la lagrima que corría justo por la comisura de sus labios, lo cual hizo que los rozara mínimamente. Eso fue más que suficiente para ocasionar que su corazón comenzara a latir con rapidez y tanta fuerza que sentía como si golpeara contra sus costillas. Lucas por su parte sintió como si su piel quemase y no solo la de la palma de su mano, que se encontraba en contacto con ella. El calor que sentía en esta, pronto se extendió mucho más haya por sus brazos y hasta su pecho. Conocía muy bien aquella sensación, la había experimentado con anterioridad. Sabía muy bien lo que eso significaba, era pasión; una que despertaba poco a poco y con mayor fuerza de la que hubiese
A la mañana siguiente; justo cuando el sol se encontraba tan arriba en el cielo que sus rayos se filtraban por la ventana de la habitación, Lucas comenzó a despertar. Se sentía aturdido y con un terrible dolor de cabeza, síntomas que podía reconocer como los claros indicios una resaca y monumental. Sabía que había tomado demasiado el día anterior; aunque tenía buenos motivos para hacerlo, teniendo en cuenta lo ocurrido. Sabía que algo no se encontraba bien y es que tenía la mente en blanco, lo cual no solía sucederle sin importar que tanto bebiese. Consciente de la situación en la que se encontraba, lo único que le apetecía hacer era volver a dormir un par de horas; mismas en las cuales sería libre de algún modo del terrible destino que le había tocado. Acomodo su cabeza sobre la mullida almohada, volteando el rostro para ponerse cómodo. Bastó un instante para que se diese cuenta de que no se encontraba solo en aquella cama y no es que fuese la primera vez que despertaba en una sit
Lucas vagó por los alrededores de la casa durante un par de horas, hasta que se calmó lo suficiente como para volver a entrar y es que cuando se marchó lo hizo vistiendo únicamente su pantalón. No había podido pensar en tomar siquiera unos zapatos y es que en aquellos momentos todo lo que deseo fue alejarse. En cambio, la furia inicial había pasado y sabía que tenía que hacerle frente a lo sucedido. Decidió volver a entrar a la casa, encontrándolo todo en absoluto silencio; así que, aunque no lo desease, se acercó a la habitación en busca de algo de ropa. Cuando llego a la puerta de la habitación, se pegó a está intentando percibir en vano algún sonido al otro lado y es que todo se hallaba en absoluto silencio. Sabía que no podía retrasar aquello ni un solo instante más; así que terminó por abrirla sin importarle encontrársela, aun cuando no lo deseaba. Para su fortuna, no fue de ese modo y es que no estaba en la habitación; aunque si se escuchaba la regadera en el baño, así que
Esa noticia, lejos de sorprender a Margaret o entristecerla, lo cierto es que le hizo sentir mucho mejor y es que la sola idea de tener que pasar cada noche a su lado en aquella habitación le resultaba insoportable. Se sentía lo suficientemente arrepentida por lo ocurrido entre ambos como para arriesgarse a repetirlo; estaba por dirigirse a la puerta, cuando se vio detenida por su voz. —Haznos un favor a ambos y mantente tan alejada de mi como te sea posible. Acabemos con esta absurda luna de miel y una vez regresemos a la ciudad, haré mi mejor esfuerzo para terminar con este matrimonio lo antes posible —le advirtió mientras le daba alcance. Margaret deseo poder marcharse lo antes posible de ahí, más pronto se vio detenida de nuevo por este. —Lo que ocurrió entre nosotros no se repetirá, fue un error que no pienso volver a cometer jamás— sentencio, viéndola de cerca. Aquello le hizo notar las marcas moradas en también había en sus brazos y lo que parecían ser mordidas en su cuello.
A la mañana siguiente; Lucas despertó bastante tarde, luego de haber conciliado el sueño de madrugada. No deseaba verla, mas también era consciente de que debían hablar de lo ocurrido, que era necesario tener aquella conversación por muy difícil que fuese. Una vez se sintió lo suficientemente listo salió de la habitación, dispuesto a tocar a la puerta de Margaret; más apenas se encontró en el pasillo, escuchó un sonido que venían desde la cocina. Parecían tratarse de cacerolas y platos chocando entre sí; además de que un delicioso aroma lo envolvía todo. Alguien estaba cocinando, sin duda; así que se dirigió hacia ahí sin demora. Apenas llego, quedo un tanto sorprendido por lo que encontró y es que Margaret se hallaba frente a la estufa. Se encontraba de espaldas a él, mientras daba vueltas a un sartén. Vestía un amplio pantalón de color crema, una larga camisa blanca que le quedaba como mínimo dos tallas más grandes de lo que debería y se hallaba descalza. Su cabello se encontraba p
Un par de semanas después… Lucas había pasado gran parte del día encerrado en su habitación en una interminable conferencia con miembros de la empresa, con los que trataba de encontrar una salida para el problema en el que se encontraban. No era nada sencillo; mas no pensaba rendirse, ya que si había aceptado aquel matrimonio había sido solo para intentar ganar algo de tiempo. Se encontraba tan concentrado en el asunto, que apenas había sido consciente de la gran tormenta que en aquellos momentos se suscitaba en el exterior. Había sido de ese modo hasta cerca de dos horas después; cuando la electricidad falló, desconectando el internet. Aquello le hizo perder la conexión y con ella la conferencia. Decidió entonces tomar su teléfono para seguir por medio de una llamada normal, más pronto se dio cuenta de que este se había quedado sin carga y no tenía idea desde hacía cuánto. —¡Genial! — exclamó con sarcasmo, ya que lamentaba no poder continuar con su trabajo. Sin otra cosa que ha