Capitulo 5

En su interior se encontraban 5 pagares fechados hacia poco más de 30 años, con solo unas semanas de diferencia entre ellos. Todos con la misma cantidad y condiciones de pago.

Estaba a punto de argumentar lo ridículo de estas, cuando reparo en la firma de su abuelo; misma que podría reconocer donde fuera y para su pesar era autentica. 

Le basto hacer un cálculo rápido para darse cuenta de que la deuda era impagable. No tenía idea de cómo es que su abuelo había permitido que la situación llegase a ese extremo. 

—No tenemos la liquidez necesaria para hacer algo como eso —admitió, bien consciente de lo peligroso que podían resultar sus palabras y aun así era verdad.

—¿Acaso se niega a pagar su deuda? —sugirió con actitud calmada.

Sin embargo, eso no engañaba a Lucas en lo más mínimo. Conocía a hombres de negocios como él y sabía que no podía fiarse de lo que sus expresiones revelasen, pues estas eran solo mascaras para ocultar la verdad. En su lugar decidió actuar con precaución. 

—No, digo que no podemos saldar la deuda ahora mismo; después de todo nuestra situación es muy delicada. Le ofrezco negociar un plan de pagos, justo como lo he hecho con el banco —explico, tratando de hacerlo entrar en razón. 

—En ese caso, tengo una propuesta para usted —aceptó, haciéndose un poco al frente para darle mayor peso a sus palabras.

—¿De qué se trata? —deseo entender y es que sentía que no podía esperar nada bueno viniendo de él.

—Quiero que usted se case con mi nieta Margaret —reveló sin rodeo alguno; actuando con tanta confianza al hacerlo que parecía seguro de que ocurriría de esa forma.

—Esto debe tratarse de una broma de mal gusto, ¿no es así? —sugirió bastante seguro al respecto y es que el atreverse a proponer algo semejante solo podía tratarse de eso.

—Se equivoca, no lo es —refutó sin demora.

Thomas entonces se puso en pie con lentitud para posicionarse frente a él, para verlo desde lo alto y con una actitud de superioridad.

 —La cuestión es bastante simple. Si no acepta mi propuesta, entonces exijo el pago de la deuda en su totalidad lo antes posible. Eso o me veré en la necesidad de ejercer acciones legales en su contra y exigir los activos de su empresa como pago—advirtió, intentando intimidarlo.

—Usted está completamente loco si cree que accederé a un chantaje tan vil como este. Jamás me casaría con su nieta y no se preocupe, que me aseguraré de saldar mi deuda con usted así tenga que vender mi alma al mismísimo demonio. Solo deme algunos días, es todo lo que necesito —respondió sin dejarse intimidar por él, pues no dejaría que eso sucediera jamás. 

—Como quieras, te daré una semana para recibir mi pago o una propuesta de matrimonio. La decisión es tuya— accedió mientras se dirigía a la puerta con calma, pero antes de salir por esta le volteó a ver con superioridad.

Lucas paso la siguiente semana acudiendo a todos aquellos a los que le fue posible para tratar de recaudar el monto de la deuda. No le importaba deberle a cualquier otro, mientras no fuese a Thomas y es que no creía que existiese alguien peor que él. 

Por desgracia, nadie parecía estar dispuesto a ayudarle, ni los amigos de su abuelo, los suyos, los bancos, ni ningún otro y teniendo en cuenta el corto tiempo del que disponía las opciones eran escasas. 

Se encontraba solo con el asunto, pues sabía que no podía decírselo a sus padres, que de hacerlo harían hasta lo imposible para ayudarlo y no deseaba darles esa clase de mortificación. Lo hacía sobre todo teniendo en cuenta la reciente perdida de su abuelo, pero sobre todo la confianza que este depósito en él para que llevase su empresa y no pensaba defraudarlo. 

El día en que se cumplía el plazo había llegado. Lucas se encontraba en su tercera hora al teléfono, acudiendo a todo con el que no había hablado antes con tal de conseguir ayuda. Por desgracia, esta se le había negado, había recibido más “no” en la última semana que los que tuvo en su vida entera y estaba más que arto de eso; pero aun así no podía detenerse, no hasta agotar todo su tiempo.

—No, por favor. Escuche al menos, sé que si me da la oportunidad de... Bueno, bueno… ¿hay alguien ahí? —gritó al teléfono con cada vez más fuerza.

Apenas separó el celular de su oído se dio cuenta de que había colgado, lo cual le enfureció tanto que lo arrojó contra la puerta. Lo hizo solo un segundo antes de que esta se abriera, dejando a la vista a la última persona que deseaba ver en el mundo, Thomas Patel. 

Cuando este entró, dirigió una breve mirada hacia el teléfono destrozado a sus pies; antes de cerrar la puerta a sus espaldas y dirigirse a Lucas. 

—Parece que llegué en un mal momento —comento como una clase de burla o al menos fue así como este lo tomo. 

—¿Qué demonios quiere? —pregunto con firmeza y es que no estaba de humor para verlo siquiera.

—Sabes muy bien lo que quiero. ¿Tienes el monto total de la deuda?

—No puede pretender que lo tenga todo en solo una semana; pero le puedo entregar mi apartamento, mi coche y todo lo que tengo en mi cuenta bancaria como un anticipo. Solo deme más tiempo —intento negociar. 

—Creo que fui bastante claro desde el principio, así que la cuestión es qué vas a hacer. ¿Me entregarás la empresa o te casarás con mi nieta? —repitió lo que pretendía.

Lucas deseaba poder mandarlo al infierno, decirle que se quedara con todo; porque sabía que era capaz de recuperar todo lo perdido con el fruto de su esfuerzo. Podía comenzar desde cero y no le tenía miedo a eso. 

No obstante, sabía que no podía dar por perdido el patrimonio por el que había trabajado toda la vida su abuelo, aquello que tan orgulloso le tenía; así que en realidad no tenía opción.

—Está bien, me casaré con ella —accedió, aunque en secreto solo lo hizo para ganar algo de tiempo, esperando poder conseguir los fondos necesarios antes de atar su vida a aquella mujer.

Thomas no era ningún tonto, sabía muy bien lo que pretendía y no pensaba permitírselo; así que dio unos cuantos pasos al frente.

—Muy bien. En ese caso, la boda se llevará a cabo este mismo fin de semana —anunció sin demora.

—Tiene que estar bromeando, no puede ser todo tan apresurado. ¿Cómo es que se lo diría a mis padres? —trató de convencerlo.

—Claro que puede ser, después de todo, no pido una fiesta por todo lo alto. Solo quiero que estén casados para este mismo fin de semana y en cuanto a tus padres, no me interesa en lo más mínimo lo que les digas. Ese no es mi problema —refutó con rapidez.

—¿Y la fiesta de compromiso? La gente debe vernos juntos o hablará —trato de que entendiera las complicaciones que tenía su plan maestro. 

—Me importa muy poco lo que pueda decir la gente y no me es necesario todo ese teatro inútil. Es más, yo lo prepararé todo y me aseguraré de que las cosas sucedan tal como quiero; lo único que tú tienes que hacer es presentarte —refuto sin demora sus objeciones.

—¿En verdad cree que lo hare? —se atrevió a probarlo.

—Más valdría que lo hicieras, porque de lo contrario lo lamentarás el resto de tu vida —respondió con premura y con una claridad que solo le hacía pensar que sería perfectamente capaz de eso y más. 

—¿Me está amenazando? —deseaba asegurarse, aunque era más bien solo una formalidad; pues eso era más que claro.

—No, solo es una certeza; así que no cometas ninguna locura— le aconsejo.

—Te enviaré todos los detalles apenas los tenga —dijo justo antes de salir de ahí, victorioso como siempre.

Lucas sentía que odiaba cada vez más a ese hombre y por desgracia le tenía justo en la palma de su mano. Sabía que no podía casarse, no amando a Sarah tanto como lo hacía, no podía hacerle aquello y sin embargo tendría que. 

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