Lo miro fijamente antes de dar una respuesta, aunque lo único que quiero decir es que su hermano está totalmente desequilibrado. Pero creo que en la condición que estoy no me conviene protestar demasiado.
—¿Tendré ropa para el viaje o voy en pijama a todos lados?
Alejandro sonríe de medio lado, aunque no es una broma ni mucho menos, es algo muy serio.
—Buena respuesta a mi pregunta.
—No quiero discutir el tema contigo.
—Muy bien, Cassy. ¿Te gusta más que Cristal?
—Cassy es el nombre de mi madre, y por el cual me conocen todos mis amigos, Cristal es como mi padre decidió llamarme.
Alejandro vuelve a tenderme la mano para levantarme. La acepto sin poner pegas y me incorporo.
—Ojalá nuestro encuentro no se haya dado en esta fea situación.
—Ojalá no hicieras lo que haces para conseguir dinero.
—¿Sabes algo? Creo que Oliver te cae mal porque sois muy parecidos, vivís prácticamente a la defensiva.
Hago una mueca. No me parezco en nada a ese idiota, yo estoy en mis cabales, y no tengo una mirada de psicópata.
—¿Podrías buscar a una chica que vino conmigo? No recuerdo su nombre, pero tenía los labios más resecos que los míos, fue la única con la que hablé.
—Esas chicas ya no están aquí, Cassy. En cuanto llegan son trasladadas...
—Pero si llegamos hace tan solo un día.
Siento que Alejandro miente, que no le da la gana de que yo vea a esas chicas por mi manera de pensar, o por los reproches que le hice al respecto.
—En unos días regresarás a tu casa...
—¿Y si no es así? —lo interrumpo.
—No seas tan negativa. En cuanto tú misma hables con tu padre no se jugará tu vida, y tendré a mi hermana de vuelta.
—Y sí por el motivo que sea, eso no pasa, ¿qué será de mí?
Él aparta la mirada de inmediato. Oliver decía la verdad, si Sandra no aparece van a matarme.
—¿Vas a matarme? —pregunto con un nudo en garganta a punto de llorar.
—¡No digas tonterías! Si no llego a un acuerdo con tu padre, veré qué hago.
Flashback:
Mamá me llamaba a todas horas, cosa que me ponía de los nervios, aunque solo fueron los primeros días. Al mes, las llamadas de mi madre se redujeron a una al día. En cuanto a mi padre no hablaba con él, no como a mí me habría gustado.
Aunque papá no tardaba en responder a mis mensajes, anhelaba escuchar su voz. Papá nunca me hablaba por teléfono, por eso cuando era niña, era incapaz de entenderlo. No importaba cuanto empeño hiciera mi madre en leerme los mensajes, porque siempre pensaba que se los inventaba. Hasta que aprendí a leerlos por mí misma.
Podía contar con papá cuando se trataba de dinero, pero no cuando me hacía faltar un abrazo o consuelo.
A raíz de eso, las Navidades pasaron a ser mi fiesta favorita. Todo el año esperando esas fechas, y a diferencia de otros niños, no era por los regalos, era por la falta que me hacía esa figura paternal.
Tomé el móvil en mis manos, me hice una fotografía y luego se la mandé, acompañada de la frase: no sabes cuánto te echo de menos. Esto es increíble y es gracias a ti.
Papá tardó en responder. Y aunque solía escribirme demasiado. Esa vez solo me respondió: te amo más que a mi propia vida.
Le escribía a diario, la mayoría de cosas eran tontería o como me había ido en clase. Intentaba mandarle fotografías de todo tipo, pensando que de ese modo se sentiría como si estuviera conmigo, o yo con él.
Recuerdo que en esos meses, siempre era él el que se interesaba por saber cómo he estado, y que en ese tiempo le sentí más cerca que nunca. No sabía si lo hacía porque ya no estaba en casa con mi madre, o simplemente porque me quería de verdad más que a su propia vida.
Fin del Flashback.
Todavía no he asimilado lo que papá está haciendo, y que haya tenido un hijo y ni siquiera se haya molestado en decirme nada.
Me siento totalmente decepcionada, pero es algo que no quiero que ellos sepan. Tal vez la culpa empujó a mi padre a mantenerse más en contacto conmigo. Pero aun así no deja de ser doloroso.
Me muevo en la cama de Alejandro de una esquina a otra, se me hacía más fácil conciliar el sueño cuando todavía no sabía nada. No puedo apartar la imagen de una muchacha sin rostro, siendo violada por mi padre.
Me perturba tener esas imágenes tan gráficas, y a la vez es algo asqueroso.
Me quedo quiera cuando escucho los pasos de Alejandro dirigirse a la cama. La habitación apenas está iluminada. Finjo que estoy dormida entre cerrando los ojos. Al momento siento la fina tela de la sábana arropando mi cuerpo. Mantengo los ojos cerrados, mientras intento calmarme. Solo me está arropando y eso no tiene nada de malo.
Siento la respiración de Alejandro casi en mi rostro, aun así me mantengo en mi posición. Luego sus labios en mi frente. Mi respiración acelerada casi me delata, pero él no se ha dado cuenta. Vuelve al sofá.
Con los enfrentamientos de Oliver, se me hace difícil confiar en su hermano. Pero que lleven la misma sangre no significa que ambos estén mal de la cabeza, Alejandro aparenta ser un hombre bastante normal.
Vestida; si es que se le puede llamar así a lo que llevo puesto.Tiro del maldito vestido, con la intención de que al menos mi trasero no quede al descubierto. ¿Para quién han diseñado esta mierda? ¿Para una Barbie?—Necesito unos pantalones —protesto. —Parezco una prostituta y de las que se paran en las esquinas.Oliver sonríe, lo sé, demasiado divertido para su mente enferma. En cuanto a Alejandro, él solo asiente.—Procuraré encontrar algo más decente.Alejandro saca lo que deduzco es mi pasaporte. Pero en cuanto lo abro, lo único que reconozco es mi fotografía.María Thomson López.—No te alarmes, los billetes están a ese nombre...—¡Es un pasaporte falso!—Nadie tiene por qué saber que has viajado a México, a la vuelta, podrías tene
¡Oh, Dios mío! Todo era mentira. En el fondo sabía que mi padre no sería incapaz de hacer algo tan perverso.Retrocedo apartándome de María con la intención de salir corriendo. Tengo que alejarme de este lugar.—¿Está bien, señorita?Niego.—¡Necesito salir de aquí!Sea lo que sea, no es bueno. Tal vez vayan a usarme para extorsionar a mi padre, o para algo peor.En cuanto llego a la puerta, Alejandro asoma por ella.Me quedo totalmente asustada, con los ojos clavados en los suyos. Sin más preámbulos lo empujo con todas mis fuerzas y echo a correr. Pero no llego demasiado lejos. Alejandro me atrapa del brazo y me inmoviliza contra su pecho.Tengo mi espalda pegada a él. Me sujeta con tanta fuerza que se me dificulta respirar. Y por el colmo, Oliver está presente.—Tranquila... &mdash
—¿Cuánto tiempo llevas haciéndote pasar por él?No puedo creer que le haya estado contando a un desconocido tantas cosas sobre mí, ni que le haya mandado fotos de casi todo lo que hacía.—¡Lo que has hecho es enfermizo! —le reprocho.—¿Recuerdas lo del piso? —asiento. —Yo mandé a Mario. Parecía encantador, ¿verdad? —se regocija. —En realidad lo hacía porque me daba pena lo sola que te sentías. Yo escogí tu bonito piso. El mejor que pude encontrar. ¿Sabes que habría hecho tu padre? —pregunta sin esperar una respuesta. —Tan solo te habría mandado el dinero, pero yo me encargaré personalmente de verlos uno por uno.—¡Oh, Dios mío! Esto tiene que ser una puta pesadilla.—Es tan real como yo. ¡Y vas a devolverme lo que tu padre me quito!&nbs
OliverLa primera vez que vi a Cassy no sabía quién era, Alejandro jamás me mostró unas de esas decenas de fotografías que ella le había mandado, no a él, sino a su padre.Pero cuando la vi en mi habitación, me pareció graciosa, ¿Quién en su sano juicio se preocupa por una cicatriz de la persona que pretende dañarte? Aunque en ese momento pensé que era una ingenua, luego me di cuenta de que solo quería ganar tiempo.A pesar de que mi hermano no me había permitido ver sus fotos, fui el primero en verla completamente desnuda. Entiendo a Alejandro, a mí también me impresionaron sus enormes ojos azules, pero tengo que decir que desnuda gana mucho más.Disfruté haciendo mi papel de malo, acosando a Cassy, haciéndola creer que era un depredador que pretendía devorarla. ¿A qué viene todo
Alejandro tira del pañuelo que cubre mis ojos, pero el haber estado cegada, no quiere decir que también haya estado sorda. Sé que hablaba con alguien más...Hace una mueca, y yo tiro de mis atadas manos, provocando un daño severo en mis muñecas.—Suéltame, por favor.—Si no te suelto, ¿qué puedes hacer?Patalear, gritar, insultar... Nada que pueda sacarme de la situación en la que estoy.—Por favor —suplico una vez más.—No sé lo cómoda que estés, pero espero que sea lo suficiente como para pasar la noche.Niego. No puede dejarme desnuda y atada, es humillante.Él cubre mi cuerpo con una fina sábana y se dispone a marcharse.—¡No! ¡Desátame, por favor!—Buenas noches, Cassy.El muy bastardo besa mi frente antes de irse
OliverMe sirvo una taza de café, mientras observo a María, es tan rápida preparando las cosas que me canso con solo verla.—¿Te hago huevos rancheros?Tengo el estómago cerrado, y demasiado sueño, no he podido pegar ojo en toda la noche. Pero asiento, solo porque a ella me cuesta decirle que no quiero algo.—¿Cassy tomará el desayuno en la habitación?Arqueo una ceja. No puedo tomar decisiones por Cassy, tampoco me importa saber dónde va a desayunar esa niñata que me perturba por la noche, y que gracias a ella he amanecido más cansado de lo habitual.—Deberías preguntarle al señor de la casa.Ella pone los ojos en blanco y niega.—Tú también lo eres, Oliver. Deberías dejar esa actitud, Alejandro y tú sois hermanos y debéis cuidar el uno del otro.Ma
CassyRetrocedo con la intención de volver a mi habitación y no salir de ella. Avergonzada por llevar un vestido tan ajustado, aunque me llega hasta las rodillas.—Escogí lo primero que encontré — interviene Oliver.Alejandro clava los ojos en su hermano. Me hace una señal para que me siente justo a su lado. Siento la mano de Oliver empujándome para que avance.Me cuesta mucho llegar hasta el asiento, aunque en realidad está a tan solo unos pasos.María sirve el desayuno una vez que todas estamos sentados.Se forma un incómodo silencio, solo el sonido de los cubiertos haciendo contacto con los platos. Me llevo un trozo de huevo a la boca, y en seguida siento que se ha atascado en mi garganta al notar la mano de Alejandro paseando por mi muslo.Respiro hondo. Solo quiero comer un poco, lo necesito. La falta de alimento me hace sentir muy debilit
OliverAprovecho que Alejandro se ha levantado para observar con atención a Cassy. Sigue mirando el periódico, tal vez yo en su situación tendría la misma esperanza que tiene ella. Aunque me resulta absurdo, no hay nadie allí a fuera esperando por ella. Nadie.—Tendrás que portarte lo mejor que puedas. Los amigos de Alejandro son algo especiales.Cassy se vuelve casi pálida con mis palabras, aunque en muchas ocasiones solo pretendo burlarme de ella. Ahora solo trato de aconsejarla.—¿Pretendes asustarme?—Pretendo prepararte para lo que pueda venir. Tal vez intenten provocarte para que él te ceda a ellos...Los ojos de Cassy se vuelven cristalinos, espero que no empiece a llorar, no es momento ni lugar.—Oír, ver y callar... ¿Tu madre nunca te lo dijo?—Extraño a mi madre...—¡Olv