Capitulo 6

Lo miro fijamente antes de dar una respuesta, aunque lo único que quiero decir es que su hermano está totalmente desequilibrado. Pero creo que en la condición que estoy no me conviene protestar demasiado.

—¿Tendré ropa para el viaje o voy en pijama a todos lados?

Alejandro sonríe de medio lado, aunque no es una broma ni mucho menos, es algo muy serio.

—Buena respuesta a mi pregunta.

—No quiero discutir el tema contigo.

—Muy bien, Cassy. ¿Te gusta más que Cristal?

—Cassy es el nombre de mi madre, y por el cual me conocen todos mis amigos, Cristal es como mi padre decidió llamarme.

Alejandro vuelve a tenderme la mano para levantarme. La acepto sin poner pegas y me incorporo.

—Ojalá nuestro encuentro no se haya dado en esta fea situación.

—Ojalá no hicieras lo que haces para conseguir dinero.

—¿Sabes algo? Creo que Oliver te cae mal porque sois muy parecidos, vivís prácticamente a la defensiva.

Hago una mueca. No me parezco en nada a ese idiota, yo estoy en mis cabales, y no tengo una mirada de psicópata.

—¿Podrías buscar a una chica que vino conmigo? No recuerdo su nombre, pero tenía los labios más resecos que los míos, fue la única con la que hablé.

—Esas chicas ya no están aquí, Cassy. En cuanto llegan son trasladadas...

—Pero si llegamos hace tan solo un día.

Siento que Alejandro miente, que no le da la gana de que yo vea a esas chicas por mi manera de pensar, o por los reproches que le hice al respecto.

—En unos días regresarás a tu casa...

—¿Y si no es así? —lo interrumpo.

—No seas tan negativa. En cuanto tú misma hables con tu padre no se jugará tu vida, y tendré a mi hermana de vuelta.

—Y sí por el motivo que sea, eso no pasa, ¿qué será de mí?

Él aparta la mirada de inmediato. Oliver decía la verdad, si Sandra no aparece van a matarme.

—¿Vas a matarme? —pregunto con un nudo en garganta a punto de llorar.

—¡No digas tonterías! Si no llego a un acuerdo con tu padre, veré qué hago.

Flashback:

Mamá me llamaba a todas horas, cosa que me ponía de los nervios, aunque solo fueron los primeros días. Al mes, las llamadas de mi madre se redujeron a una al día. En cuanto a mi padre no hablaba con él, no como a mí me habría gustado.

Aunque papá no tardaba en responder a mis mensajes, anhelaba escuchar su voz. Papá nunca me hablaba por teléfono, por eso cuando era niña, era incapaz de entenderlo. No importaba cuanto empeño hiciera mi madre en leerme los mensajes, porque siempre pensaba que se los inventaba. Hasta que aprendí a leerlos por mí misma.

Podía contar con papá cuando se trataba de dinero, pero no cuando me hacía faltar un abrazo o consuelo.

A raíz de eso, las Navidades pasaron a ser mi fiesta favorita. Todo el año esperando esas fechas, y a diferencia de otros niños, no era por los regalos, era por la falta que me hacía esa figura paternal.

Tomé el móvil en mis manos, me hice una fotografía y luego se la mandé, acompañada de la frase: no sabes cuánto te echo de menos. Esto es increíble y es gracias a ti.

Papá tardó en responder. Y aunque solía escribirme demasiado. Esa vez solo me respondió: te amo más que a mi propia vida.

Le escribía a diario, la mayoría de cosas eran tontería o como me había ido en clase. Intentaba mandarle fotografías de todo tipo, pensando que de ese modo se sentiría como si estuviera conmigo, o yo con él.

Recuerdo que en esos meses, siempre era él el que se interesaba por saber cómo he estado, y que en ese tiempo le sentí más cerca que nunca. No sabía si lo hacía porque ya no estaba en casa con mi madre, o simplemente porque me quería de verdad más que a su propia vida.

Fin del Flashback.

Todavía no he asimilado lo que papá está haciendo, y que haya tenido un hijo y ni siquiera se haya molestado en decirme nada.

Me siento totalmente decepcionada, pero es algo que no quiero que ellos sepan. Tal vez la culpa empujó a mi padre a mantenerse más en contacto conmigo. Pero aun así no deja de ser doloroso.

Me muevo en la cama de Alejandro de una esquina a otra, se me hacía más fácil conciliar el sueño cuando todavía no sabía nada. No puedo apartar la imagen de una muchacha sin rostro, siendo violada por mi padre.

Me perturba tener esas imágenes tan gráficas, y a la vez es algo asqueroso.

Me quedo quiera cuando escucho los pasos de Alejandro dirigirse a la cama. La habitación apenas está iluminada. Finjo que estoy dormida entre cerrando los ojos. Al momento siento la fina tela de la sábana arropando mi cuerpo. Mantengo los ojos cerrados, mientras intento calmarme. Solo me está arropando y eso no tiene nada de malo.

Siento la respiración de Alejandro casi en mi rostro, aun así me mantengo en mi posición. Luego sus labios en mi frente. Mi respiración acelerada casi me delata, pero él no se ha dado cuenta. Vuelve al sofá.

Con los enfrentamientos de Oliver, se me hace difícil confiar en su hermano. Pero que lleven la misma sangre no significa que ambos estén mal de la cabeza, Alejandro aparenta ser un hombre bastante normal.

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