Cassy
Retrocedo con la intención de volver a mi habitación y no salir de ella. Avergonzada por llevar un vestido tan ajustado, aunque me llega hasta las rodillas.
—Escogí lo primero que encontré — interviene Oliver.
Alejandro clava los ojos en su hermano. Me hace una señal para que me siente justo a su lado. Siento la mano de Oliver empujándome para que avance.
Me cuesta mucho llegar hasta el asiento, aunque en realidad está a tan solo unos pasos.
María sirve el desayuno una vez que todas estamos sentados.
Se forma un incómodo silencio, solo el sonido de los cubiertos haciendo contacto con los platos. Me llevo un trozo de huevo a la boca, y en seguida siento que se ha atascado en mi garganta al notar la mano de Alejandro paseando por mi muslo.
Respiro hondo. Solo quiero comer un poco, lo necesito. La falta de alimento me hace sentir muy debilit
OliverAprovecho que Alejandro se ha levantado para observar con atención a Cassy. Sigue mirando el periódico, tal vez yo en su situación tendría la misma esperanza que tiene ella. Aunque me resulta absurdo, no hay nadie allí a fuera esperando por ella. Nadie.—Tendrás que portarte lo mejor que puedas. Los amigos de Alejandro son algo especiales.Cassy se vuelve casi pálida con mis palabras, aunque en muchas ocasiones solo pretendo burlarme de ella. Ahora solo trato de aconsejarla.—¿Pretendes asustarme?—Pretendo prepararte para lo que pueda venir. Tal vez intenten provocarte para que él te ceda a ellos...Los ojos de Cassy se vuelven cristalinos, espero que no empiece a llorar, no es momento ni lugar.—Oír, ver y callar... ¿Tu madre nunca te lo dijo?—Extraño a mi madre...—¡Olv
CassyMe encierro en mi habitación con un nudo en la garganta, con más ganas de llorar que incluso cuando Alejandro invadió todo de mí, sin pedírselo y sin permiso.No quiero ser el juguete de nadie, y menos uno que se puede prestar a cualquiera cuando se le antoje.Sé que huir es complicado, pero no puedo evitar pensar en ello una y otra vez. Me acerco a la venta, la cual da directamente al jardín. Es tan fácil como dar un pequeño salto y correr. Pero estoy en México, no sé ni dónde tengo que dirigirme una vez que esté fuera. Bueno sí, al consulado. Pero, ¿Dónde demonios estará? Ni siquiera sé en qué parte de México estoy.Ojalá hubiera tenido un padre normal. Tal vez él ha causado tanto daño a los demás, y que por ello me toca pagarlo a mí. Algo así como el
OliverContradecir a mi hermano no es lo adecuado en esta situación, pero defender a Cassy es algo que me sale de forma natural, tal vez porque sé que es estúpida y que no parará de cometer errores una y otra vez... O solo porque me gusta un poco... O tal vez porque me siento culpable de que ella haya llegado hasta aquí.Admito que me da un poco de rabia que Alejandro se vaya a colar entre sus piernas, no quiero conformarme solo con ser el tipo que la ayuda a recibir un castigo. No quiero ser la persona a la que solo acude cuando se siente desprotegida, quiero ser alguien importante en su vida de mierda, y al mismo tiempo quiero que Cassy deje de importarme.¿Qué diablos es esto que siento? Debería mantenerme al margen de todo. Si ella solita ha decidido huir, que asuma las consecuencias. Pero su mirada de "yo no fui" me persigue a todas horas... ¡Maldita niñata!Me sepa
Trato de no darle importancia a la presencia de Cassy, de ignorarla por completo, cuando sé que no aparta sus ojos sobre mí.Observo mi trabajo acabado con orgullo, ojalá me dedicara a hacer esta clase de cosas y no de ser cómplice de mi hermano.—Tengo sed...La apagada voz de Cassy capta toda mi atención. La miró distante, no debo darle más pie a nada, porque eso provocará una confianza que no debe existir en nosotros, la tengo que empezar a mirar cómo si realmente fuera la esposa de Alejandro.—No soy tu niñero, si quieres algo se lo pides a Alejandro.Cassy avanza hacia mí, hasta que la cadena no da más de sí y se queda a tan solo unos pasos.Puedo decir que es una imagen algo perturbadora, y que se debe sentir mal en general.Clavo mis ojos en la cadena y siento remordimientos por haber sido yo el que se la pus
CassyDormir con la esposa en el pie es mucho más cómodo que tenerla en la mano. Aun así no dejo de sentirme mal conmigo misma. Nada está bien. El reloj no se detiene ni un segundo, el tiempo corre en mi contra, las horas, los días pasarán... Pero para mí, el mundo se detuvo en cuanto Mario me engañó, en cuanto entré a esta casa.Me siento una inútil total esperando que alguien venga a quitarme la esposa para hacer algo con mi miserable vida. Alguien que no sea Alejandro, por supuesto. Porque puedo asegurar que prefiero morirme de hambre y de sed a que ese horrible ser entre por la puerta.Oliver no pudo salvarme una vez más. Por lo tanto, su hermano hizo conmigo lo que le dio la gana.Su imagen es algo que no puedo sacarme de la cabeza. Sumado al dolor que tengo en todo el cuerpo por forcejear con él, algo estúpido por mi parte, ya que sab&i
Cómo es el destino de caprichoso, me he pasado los últimos dos años torturando a mi madre con viajar para estudiar, queriendo alejarme de ella para poder volar del nido. Meses enteros escogiendo una carrera, para un futuro inexistente. Semanas para adaptarme a un nuevo hogar, para terminar en el punto en el que estoy ahora; bajo las garras de un depredador.Alejandro pasea mi mano por su abdomen, y yo son incapaz de detenerlo.—¿Por qué estás tan tensa?Lo extraño es que estuviera relajada, cuando lo único que me apetece es vestirme y comer algo.Acerca sus labios hasta los míos, lo esquivo casi de manera automática, lo que hace que sus labios choquen contra mi mejilla. Aun así, Alejandro no se queja, deposita un beso y baja hasta mi cuello.—¿Podemos parar? —suplico.Me mira frustrado, aprieta mi mano con fuerza y tensa la mand&
La única relación que tuve con un hombre, no salió bien, ni siquiera era un hombre, solo éramos unos adolescentes dominados por nuestras hormonas revolucionadas, muertos de la vergüenza y completamente inocentes.Lo que Alejandro pretende tener conmigo, es algo que no se asemeja en nada a una relación... A ninguna relación que yo conozca.Él termina de deshacerse de sus pantalones. Su piel se ilumina por completo bajo la luz artificial, sus ojos brillan cuando alza la mirada para mirarme. Verdes, como algún prado en plena naturaleza, donde el hombre no puede arrasar allí por donde pisa.Me mantengo quieta en la cama, esperando que empiece y deseando que acabe de una vez.Se posiciona detrás de mí, en cuestión de segundos empiezo a sentir sus manos recorrer mi cuerpo con desesperación... Cómo si no lo hubiera hecho ayer, como si no fuera a hacerlo m
OliverA Angy le fascinaba dar fiestas, celebrar cualquier cosa con tal de sentirse importante. Era buena organizando todo, dando órdenes, pero ella vivía bajo ellas constantemente. Dejaron de gustarle esas fiestas cuando mi hermano decidió que ella debía ser la diversión de la noche.Los invitados de Alejandro van llegando, aunque parezca mentira se supone que estamos celebrando mi cumpleaños...—¡Felicidades, Oliver! ¿Cuántos van ya? ¿Treinta?Se puede decir que a Diego es al único que puedo tolerar de entre todos los invitados, tal vez porque cuando se monta un espectáculo ordinario, se mantiene al margen quedándose en una esquina observando, pero casi nunca interviene.—Gracias —me río, él sabe que aún no llego a los treinta.—Allí va tu regalo.Sonríe al mismo tiempo