Oliver
Contradecir a mi hermano no es lo adecuado en esta situación, pero defender a Cassy es algo que me sale de forma natural, tal vez porque sé que es estúpida y que no parará de cometer errores una y otra vez... O solo porque me gusta un poco... O tal vez porque me siento culpable de que ella haya llegado hasta aquí.
Admito que me da un poco de rabia que Alejandro se vaya a colar entre sus piernas, no quiero conformarme solo con ser el tipo que la ayuda a recibir un castigo. No quiero ser la persona a la que solo acude cuando se siente desprotegida, quiero ser alguien importante en su vida de mierda, y al mismo tiempo quiero que Cassy deje de importarme.
¿Qué diablos es esto que siento? Debería mantenerme al margen de todo. Si ella solita ha decidido huir, que asuma las consecuencias. Pero su mirada de "yo no fui" me persigue a todas horas... ¡Maldita niñata!
Me sepa
Trato de no darle importancia a la presencia de Cassy, de ignorarla por completo, cuando sé que no aparta sus ojos sobre mí.Observo mi trabajo acabado con orgullo, ojalá me dedicara a hacer esta clase de cosas y no de ser cómplice de mi hermano.—Tengo sed...La apagada voz de Cassy capta toda mi atención. La miró distante, no debo darle más pie a nada, porque eso provocará una confianza que no debe existir en nosotros, la tengo que empezar a mirar cómo si realmente fuera la esposa de Alejandro.—No soy tu niñero, si quieres algo se lo pides a Alejandro.Cassy avanza hacia mí, hasta que la cadena no da más de sí y se queda a tan solo unos pasos.Puedo decir que es una imagen algo perturbadora, y que se debe sentir mal en general.Clavo mis ojos en la cadena y siento remordimientos por haber sido yo el que se la pus
CassyDormir con la esposa en el pie es mucho más cómodo que tenerla en la mano. Aun así no dejo de sentirme mal conmigo misma. Nada está bien. El reloj no se detiene ni un segundo, el tiempo corre en mi contra, las horas, los días pasarán... Pero para mí, el mundo se detuvo en cuanto Mario me engañó, en cuanto entré a esta casa.Me siento una inútil total esperando que alguien venga a quitarme la esposa para hacer algo con mi miserable vida. Alguien que no sea Alejandro, por supuesto. Porque puedo asegurar que prefiero morirme de hambre y de sed a que ese horrible ser entre por la puerta.Oliver no pudo salvarme una vez más. Por lo tanto, su hermano hizo conmigo lo que le dio la gana.Su imagen es algo que no puedo sacarme de la cabeza. Sumado al dolor que tengo en todo el cuerpo por forcejear con él, algo estúpido por mi parte, ya que sab&i
Cómo es el destino de caprichoso, me he pasado los últimos dos años torturando a mi madre con viajar para estudiar, queriendo alejarme de ella para poder volar del nido. Meses enteros escogiendo una carrera, para un futuro inexistente. Semanas para adaptarme a un nuevo hogar, para terminar en el punto en el que estoy ahora; bajo las garras de un depredador.Alejandro pasea mi mano por su abdomen, y yo son incapaz de detenerlo.—¿Por qué estás tan tensa?Lo extraño es que estuviera relajada, cuando lo único que me apetece es vestirme y comer algo.Acerca sus labios hasta los míos, lo esquivo casi de manera automática, lo que hace que sus labios choquen contra mi mejilla. Aun así, Alejandro no se queja, deposita un beso y baja hasta mi cuello.—¿Podemos parar? —suplico.Me mira frustrado, aprieta mi mano con fuerza y tensa la mand&
La única relación que tuve con un hombre, no salió bien, ni siquiera era un hombre, solo éramos unos adolescentes dominados por nuestras hormonas revolucionadas, muertos de la vergüenza y completamente inocentes.Lo que Alejandro pretende tener conmigo, es algo que no se asemeja en nada a una relación... A ninguna relación que yo conozca.Él termina de deshacerse de sus pantalones. Su piel se ilumina por completo bajo la luz artificial, sus ojos brillan cuando alza la mirada para mirarme. Verdes, como algún prado en plena naturaleza, donde el hombre no puede arrasar allí por donde pisa.Me mantengo quieta en la cama, esperando que empiece y deseando que acabe de una vez.Se posiciona detrás de mí, en cuestión de segundos empiezo a sentir sus manos recorrer mi cuerpo con desesperación... Cómo si no lo hubiera hecho ayer, como si no fuera a hacerlo m
OliverA Angy le fascinaba dar fiestas, celebrar cualquier cosa con tal de sentirse importante. Era buena organizando todo, dando órdenes, pero ella vivía bajo ellas constantemente. Dejaron de gustarle esas fiestas cuando mi hermano decidió que ella debía ser la diversión de la noche.Los invitados de Alejandro van llegando, aunque parezca mentira se supone que estamos celebrando mi cumpleaños...—¡Felicidades, Oliver! ¿Cuántos van ya? ¿Treinta?Se puede decir que a Diego es al único que puedo tolerar de entre todos los invitados, tal vez porque cuando se monta un espectáculo ordinario, se mantiene al margen quedándose en una esquina observando, pero casi nunca interviene.—Gracias —me río, él sabe que aún no llego a los treinta.—Allí va tu regalo.Sonríe al mismo tiempo
CassyLas indeseables miradas de esos hombres no se apartan de la chica... niña, sí, aunque no lo sea, lo parece, la cual se muestra totalmente temblorosa y desubicada, a la cual Oliver tapa con su camisa, quedando el cuerpo de él al desnudo.Por alguna razón toda mi atención se concentra en él, en su piel, en su abdomen, en... ¡Deja de mirarlo! ¡Deja de mirarlo!Aun así lo único que me obliga a dejar de contemplar su hermoso cuerpo, es porque se aleja. Arrastra a la muchacha fuera del salón. ¿Por qué quiere estar con ella a solas?Me hago paso entre las estúpidas acosadoras de las invitadas, intentando pasar desapercibida delante de los ojos de Alejandro para alcanzar a Oliver. Necesito hablar con él.Salgo casi corriendo detrás de ellos, con la intención de detener cualquier acto delictivo que se le pase por la cabeza. Él no puede ser igual a su hermano.—¡Oliver!Se gira de inmediato.Me horroriza pensar que le va a
La música se detiene, las voces dejan de escucharse, el silencio llega acompañado de un terrible presentimiento.Hubo momentos en la vida que me sentí tan grande como el mundo, tan importante como el sol, tan poderosa. Y ahora todos esos sentimientos han sido arrollados, para hacerme sentir que no significo nada en lo más mínimo.Soy incapaz de moverme del suelo, creyendo que si no hago ruido no llamaré la atención del lobo.Miro detenidamente las baldosas y por alguna estúpida razón las empiezo a contar, seguro que el que las colocó ni siquiera se molestó en hacerlo.Siempre había odiado el silencio, cuando estaba en casa quería escuchar constantemente a mi madre, aunque solo me contase sus experiencias laborales, no importaba lo que dijese con tal de escuchar a alguien a mi alrededor y no sentirme sola. Incluso ponía la televisión con tal de escuchar algo, y odiaba que toda la clase estuviera en silencio... Los silencios siempre eran incómodos.
Cuando salgo del baño me encuentro con su mirada, ojalá no tuviera los ojos tan bonitos, aunque los de Oliver son mucho más profundos y seductores, tal vez solo porque es más joven que Alejandro.Él ocupa parte de mi cama y no le veo con muchas intenciones de querer irse. Sí piensa que voy a compartirla con él, está muy equivocado porque prefiero mil veces dormir en suelo.—Creo que Oliver se quedó encantado con su regalo.Sabe de sobras que no es así, es más, pienso que quiere hacer de Oliver una persona como él, y la manera de conseguirlo es tentarlo con una hermosa muchacha.—Bien por él...—¿Por qué presiento que te duele?Camino hacia el vestidor, busco un pijama con que cubrir mi cuerpo al mismo tiempo que ignoro su pregunta, porque sé que lo que busca es que yo meta la pata con alguna respuesta errónea.—¿Te gusta leer, Cassy?Logra capta mi atención en seguida, me giro hacia él y asiento.—Qué curioso, ¿no? Puedes respond