Estaban reunidos en la lúgubre oficina de siempre, pero está vez solo estaban el jefe, Lev y él. Nadie más estaba allí.Estuvieron conversando por un largo tiempo sobre las cosas que estaban pendientes para la "agencia" con quién ellos trabajaban, el jefe de estaba tratando de determinar qué misión sería la más conveniente para probar a Velkan y sus habilidades.Según Lev, él estaba preparado para realizar cualquier tarea y este hombre no hablaba de cosas por hablar, era uno de los mejores mercenarios y un muy buen entrenador, no era dado a la zalamería ni era de los que andaban soltando alabanzas a cualquiera. Si decía que estaba preparado para algo lo estaba. Y había dicho que Velkan había sido el mejor que había entrenado, y que sabía que iba a llegar muy lejos.—Creo que la mejor misión para nuestro querido novato es la recuperación de las joyas del Emir Muratt —al decir esto miró a los ojos de Lev para ver que opinaba. Él sabia que esta no era una mision fácil, tenian información
Después de eso, el jefe le entregó otro sobre, este era menos voluminoso que el anterior, lo abrió allí mismo y extrajo de él un fajo de papeles, entre otras cosas había unas fotografías de un individuo tomadas desde diferentes ángulos, Velkan las miró con analítico cuidado, y en unos momentos, a pesar de que el sujeto utilizaba gafas en la mayoría de ellas, lo había memorizado.Esta era otra faceta del entrenamiento donde Velkan había destacado ampliamente. Utilizar la mente era fundamental para alguien que tenía que trabajar en ese ambiente, necesitaba no solo de una buena memoria sino también de bastante agilidad mental para resolver situaciones de cualquier tipo, y por encima de eso necesitaba unos reflejos instantáneos para reaccionar de manera apropiada a cualquier situación, en especial a aquellas donde dependía su propia vida de esos reflejos.Ahora se sentía entusiasmado, era la oportunidad de demostrar de que realmente estaba hecho para este mundo que consideraba apasionante
Velkan se dió una ducha en su hotel y se dispuso a salir hasta la estación de Waterloo, allí iba a tomar el tren que lo llevaría al enlace del ferry para llegar a Francia dónde seguirían la antigua ruta del Expreso del oriente.Cuando llegaron a la estación de Calais para luego tomar el Direct Orient Express, que había sustituido al mítico Expreso Oriental.Este tren era de alta velocidad por lo que su tiempo era reducido para recuperar las joyas y abandonar el tren en un lugar en el que pudiera tomar otro transporte.Cuando subieron al tren casi todos los pasajeros ya Velkan estaba bien ubicado en el coche restaurante, de manera que podía ver a todos los que iban entrando, tomaba un café espresso fuerte, a lo turco como a él le gustaba.Subieron bastantes personas hasta que, casi al final de la lista de pasajeros, subió un tipo gorilesco con toda la pinta de guardaespaldas y detrás de él subió el individuo de las joyas, con sus sempiternos lentes oscuros a pesar de la hora y con un m
Y como Velkan insistía en acercarse para pasar trató de empujarlo al ponerle la mano en el pecho. Lo que aconteció después fue tan rápido y vertiginoso que ni un observador cuidadoso hubiera podido captarlo en su plenitud. El sujeto salió despedido por el aire y cayó hacia atrás golpeándose con fuerza.Velkan volteó hacia atrás para verificar que nadie venía por el pasillo en ese momento, el individuo era duro porque no perdió el conocimiento a pesar de los golpes propinados por Velkan y por el costalazo que se dió al caer contra el piso.Estaba moviendo la cabeza para despejarse cuando una firme patada lo mandó al mundo de los sueños. Lo arrastró por el pasillo hasta la puerta de atrás. Abrió la puerta con su espalda mientras llevaba al sujeto por las axilas. Cerró la puerta y luego agarró firmemente al sujeto y lo lanzó, con algo de dificultad, por encima de la barandilla.Entró de nuevo al vagón y se dirigió hacia el vagón comedor, los cigarrillos estaban en un bolsillo de su chaqu
Velkan corrió todo lo que pudo hasta que llegó al comienzo de la ciudad en sí, puesto que estaba un poco retirado de la estación. Allí había una gasolinera, se dirigió rápidamente a los lavabos que se veían a un costado de la estación.El de hombres estaba cerrado, pero no perdió mucho tiempo, sacó una navaja de su bolsillo y forzó la débil cerradura, entró con cuidado aunque hubiera podido hacer todo el ruido que quisiera, ya era pasada la medianoche y nadie andaba ni siquiera cerca de allí. Encendió la luz y se acercó al espejo, los cortes no eran profundos aunque sangraban bastante, tampoco eran tan largos.Lavó con cuidado las heridas de la cara y luego se secó cuidadosamente con una toalla y tomó una cinta adhesiva multipropósito y la colocó sobre las heridas junto con una gasa rústica que llevaba en caso de emergencia. el sangrado se detuvo aunque se veía un poco raro y cómico con los apósitos tan ordinarios que se había puesto.De allí partió hacia el terminal de buses que esta
Velkan se desperezó un poco y se levantó para estirar los músculos. Había estado sentado largo rato recordando los días de sus inicios y su riguroso, pero muy valioso, entrenamiento.Su primera misión resultó un éxito aunque él no lo hubiera llamado así en aquella ocasión, luego aprendió que una misión exitosa es aquella dónde sales vivo y logras el objetivo primario aunque otros no se hayan logrado tan bien.Robert estaba revisando la laptop en ese momento, sus ojos estaban concentrados en la pantalla, parecía que aún no llegaba la confirmación de Tamaz.—Aun nada, viejo —le dijo levantando la mirada de la pantalla.—Esperemos, Tamaz jamás ha fallado en un objetivo y no creo que nos falle ahora.—Ya es viejo —dijo Robert—Yo también soy viejo y todavía puedo patearte el trasero —dijo Velkan con una sonrisa socarrona en la boca.—No lo creo —replicó Robert— Podemos hacer una prueba en el gimnasio después, si quieres y te atreves.—Bah! No quiero que tu esposa me regañe porque lastimé
Velkan recordó cuando regresó de las montañas cerca de la frontera de Rusia. Había estado ausente más de una semana y media, y tenía como 4 dias que no se había podido comunicar con Zurab porque la batería del radio había fallado, debería haber durado todo el tiempo de estadía puesto que solo utilizaba el radio para dar un breve informe a Zurab a fin de que supiera que él estaba bien.Así que para cuando llegó al pueblo donde vivía y abrió la puerta de la tienda, lo recibió el grito de una sorprendida, alegre y enojada al mismo tiempo, Tatiana. Ella apenas lo vió saltó por encima del mostrador de la tienda sacándole ventaja a Zurab que estaba más cerca de la puerta porque estaba en la tienda buscando algunas cosas.Ella corrió con todas sus fuerzas, y con sus largas piernas realmente no tenía rival y mucho menos con su entusiasmo. Velkan se preparó para recibir ese vendaval de amor que se aproximaba, extendió ambos brazos y ella pegó un salto y se colgó literalmente de él. sus piernas
Esa noche Velkan pudo comer a sus anchas, Tatiana le preparó una rica cena con la cual se deleitó como tenía tiempo que no disfrutaba. Ella lo miraba comer y se le notaba en el rostro el orgullo y la complacencia de que hubiera podido complacer al hombre que amaba en algo tan sencillo como una comida.Después de la cena Zurab y Velkan se sentaron en una mesita que estaba en el almacén. Tatiana los había dejado solos, quizás pensando en que ellos necesitaban un poco de privacidad para hablar de sus negocios.—¿Qué opinas de lo que te comenté acerca de las cabañas cercanas, Velkan? —Zurab quería retomar el tema porque sentía que estaban perdiendo bastante tiempo en encontrar la cabaña que señalaban en los informes.—Creo que tienes razón, he gastado un tiempo valioso primero buscando aquí en este pueblo —estaba recordando de cuando llegaron al pueblo.En ese tiempo ya Zurab estaba establecido en el pueblo varios meses antes de que llegara Velkan, para cuando él llegó tenían pocos inform