Velkan descendió hacia el cañón y se encontró con bastantes árboles en el camino, con cuidado fue examinando el suelo mientras caminaba buscando huellas de animales, o al menos vestigios de que hubieran pasado por allí.No encontró nada significativo en esa parte del terreno por lo que continuó descendiendo hasta llegar a la boca de la planicie inferior de ese lado. El bosque de árboles se hacía cada vez más denso y se hacía más dificultoso caminar por los árboles caídos y por los arbustos.Caminó alrededor de una media hora más, al cruzar un grupo de arbustos encontró pisadas de cabras montesas, y eran varias, por la apariencia de las huellas eran frescas así que las siguió. Velkan caminaba con cuidado procurando no hacer mucho ruido, así que una un poco más lento, verificó la dirección del viento, esto lo hacía porque si el viento soplaba en dirección de él hacia los animales lo olfatearían y emprenderían la huída.Por fortuna el viento estaba a su favor, es decir, soplaba por el ca
El lobo mordió a Velkan con fuerza en el antebrazo, él pudo notar la tremenda fuerza de su mordida, por fortuna la chaqueta de cuero que llevaba era bastante gruesa y resistente por lo que los duros y filosos colmillos del lobo no lograron perforarla.Velkan trató de alcanzar su cuchillo con la mano izquierda pero estaba muy lejos como para que pudiera alcanzarlo desde ese lado y con esa mano, el lobo hacía fuerte presa sobre su brazo por un momento pensó que podría atravesar el grueso cuero y el forro de la chaqueta pero no fue así.Ahora la preocupación mayor de Velkan es que no se unieran más lobos al ataque, eso sí sería grave porque no había manera de que el se pudiera defender de varios de ellos a la vez, eso era lo que hacía tan temibles a los lobos, su persistencia y la capacidad de ataque que tenían, en especial al atacar todos juntos.El lobo que lo estaba atacando era el alfa, esto significaba que el lobo lo había seguido desde que aparentemente lo había espantado con los d
Mientras Velkan y Tamar preparaban la carne con sal para secarla y recogían todas sus cosas para reemprender la marcha, un pelotón completo de soldados de la base de dónde habían escapado estaba marchando a grandes pasos para alcanzarlos.Cuando el general Mikheil Karaeva llegó a la base esa mañana todo era un auténtico revuelo, ya habían descubierto la fuga del enfermo, o del prisionero, que justamente era realmente la condición de Velkan en esa base. La alarma la había dado uno de los guardias que iban a hacer el cambio de guardia en la garita u oficina de entrada al hospital donde tenían al prisionero. Cuando ellos llegaron para el cambio de guardia a las seis de la mañana se consiguieron que no había nadie detrás del mesón de control de entrada, de inmediato los guardias empezaron a buscar a sus compañeros.Se dirigieron en varias direcciones, buscando por los pasillos y los cuartos pero no consiguieron a ninguno y las enfermeras de guardia les decían que no los habían visto en t
—Comandante, necesitamos organizar una batida para encontrar a ese miserable americano (a Velkan siempre lo confundían con un americano)—Está bien general, organizaré de inmediato a un pelotón de soldados para que se preparen para seguirlo.—Bien, comandante —le dijo con su voz acerada y dura— No quiero que me falle otra vez, si no consideraré que usted no está preparado para el mando que ostenta.Un frío como el acero de una espada recorrió su espina dorsal. Sabía que él general Karaeva era terriblemente vengativo cuando era decepcionado o engañado, y si él decía eso de seguro lo haría.—No se preocupe, mi general —dijo con tono sumiso— No lo decepcionaré.De inmediato llamó a un oficial subalterno y le dió varias instrucciones. Para el cumplimiento de éstas órdenes, la base se puso en movimiento, sólo que ésta vez más ordenado, se reunió un grupo de hombres, exactamente cuarenta, bajó las órdenes del teniente que había llevado las noticias al comandante.El teniente, que se llamaba
Todos los que estaban en la oficina se quedaron pasmados ante la noticia, nunca había sucedido eso en ésta base y el comandante podría jurar que en ninguna de las bases del ejército gorgiano había ocurrido nada semejante.El general estaba lívido por la rabia, parecía como si le hubieran extraído toda la sangre del cuerpo. Para su mente, esto era simplemente inconcebible, jamás había escuchado de tal oprobio a la seguridad de un recinto militar como éste. La reacción del general Karaeva no se hizo esperar, su mente ya están buscando la manera de solucionar todo sin que su reputación sufriera, eso sería terrible para cualquier aspiración que él tuviera de progresar, tanto en el ejército como en el servicio secreto. Tenía la impresión de que la jefe de éste, Elene Dvali, no le tenía mucha simpatía ni aprecio, porque cada vez que buscaba acercarse a ella conseguía una barrera.—¡Maldición! —gritó con mucha rabia— ¿Cuáles son las medidas de seguridad que tenemos aquí? No es posible que n
El comandante de la base se quedó mudo después que el general saliera de su oficina indicándole que él se iría a su base y que le avisará del progreso que tuvieran.De inmediato se levantó de sus escritorio y se dirigió a la salida donde llamó a un subalterno y le indicó que buscara de inmediato al teniente Meskhi y lo trajera a la oficina. Luego regresó y se sentó en su escritorio para revisar de nuevo los mapas, sabía que los prófugos les llevaban bastante ventaja y que era necesario que hicieran marchas forzadas para alcanzarlos en alguna de las montañas.También antes de salir el general Karaeva le había instruido que consiguiera un francotirador, el mejor que tuvieran para tratar de emboscar a Velkan y a la doctora, pero que tuviera sumo cuidado de no matarlo a él porque lo quería y necesitaba vivo para sacarle una información muy importante. Sus cabezas correrían peligro si fallaban en cumplir esa orden.Al poco rato entró el teniente Meskhi para ponerse a las órdenes de su sup
El pelotón se despertó a las cinco de la mañana y rápidamente recogieron el campamento para ponerse en marcha. El teniente llamó a la base para confirmar lo del helicóptero, y el comandante le ratificó que éste estaría en el aire ese mismo día, y que le enviaría el código de comunicación para que se pudiera comunicar directamente con la aeronave.El pelotón se puso en movimiento incluso antes de que el sol despuntara en el amanecer, y al igual que el día anterior la marcha fue rápida y constante. Los hombres desayunaron antes de salir porque sabían que ya no habría paradas hasta que se detuvieran para comer un frugal almuerzo para retomar la marcha después.Después del incidente con el helicóptero, Velkan andaba con más cuidado y pendiente de cualquier ruido que pudiera escuchar en particular de ese sonido de aleteo que producían las aspas del helicóptero, aunque si éste estaba en una zona de viento y más bajo que ellos no las oirían sino que primero escucharían el potente motor de la
Velkan esperó buenos momentos hasta que Tamar le alcanzara, porque le había sacado algunos metros de ventaja, el pensamiento de que algo le pasara a ella lo había conmocionado un poco. Así que cuando ella llegó a su altura él ya había soltado su equipaje y apenas la tuvo al lado la abrazó con fuerza y levantándole la cara le dio un apasionado beso en los labios.Ella se sorprendió un poco pero luego reaccionó al beso con todo el entusiasmo del que era capaz, el sentimiento que abrigaba en su pecho por éste hombre abarcaba toda su vida, su presente y su futuro. No se arrepentía de haberle ayudado, de haber escapado con él y tampoco sé arrepentía de lo que estaba sintiendo por él, ni mucho menos de que se le hubiera entregado con todo el corazón.Su amor por éste hombre, porque era amor, ya no le cabían dudas, le hacía ser más valiente y arrojada en lo que hacía. Y ahora su vida tenía un objetivo claro, quería estar con Velkan, quería compartir el resto de su vida con él y de ser posibl