Mientras Velkan y Tamar preparaban la carne con sal para secarla y recogían todas sus cosas para reemprender la marcha, un pelotón completo de soldados de la base de dónde habían escapado estaba marchando a grandes pasos para alcanzarlos.Cuando el general Mikheil Karaeva llegó a la base esa mañana todo era un auténtico revuelo, ya habían descubierto la fuga del enfermo, o del prisionero, que justamente era realmente la condición de Velkan en esa base. La alarma la había dado uno de los guardias que iban a hacer el cambio de guardia en la garita u oficina de entrada al hospital donde tenían al prisionero. Cuando ellos llegaron para el cambio de guardia a las seis de la mañana se consiguieron que no había nadie detrás del mesón de control de entrada, de inmediato los guardias empezaron a buscar a sus compañeros.Se dirigieron en varias direcciones, buscando por los pasillos y los cuartos pero no consiguieron a ninguno y las enfermeras de guardia les decían que no los habían visto en t
—Comandante, necesitamos organizar una batida para encontrar a ese miserable americano (a Velkan siempre lo confundían con un americano)—Está bien general, organizaré de inmediato a un pelotón de soldados para que se preparen para seguirlo.—Bien, comandante —le dijo con su voz acerada y dura— No quiero que me falle otra vez, si no consideraré que usted no está preparado para el mando que ostenta.Un frío como el acero de una espada recorrió su espina dorsal. Sabía que él general Karaeva era terriblemente vengativo cuando era decepcionado o engañado, y si él decía eso de seguro lo haría.—No se preocupe, mi general —dijo con tono sumiso— No lo decepcionaré.De inmediato llamó a un oficial subalterno y le dió varias instrucciones. Para el cumplimiento de éstas órdenes, la base se puso en movimiento, sólo que ésta vez más ordenado, se reunió un grupo de hombres, exactamente cuarenta, bajó las órdenes del teniente que había llevado las noticias al comandante.El teniente, que se llamaba
Todos los que estaban en la oficina se quedaron pasmados ante la noticia, nunca había sucedido eso en ésta base y el comandante podría jurar que en ninguna de las bases del ejército gorgiano había ocurrido nada semejante.El general estaba lívido por la rabia, parecía como si le hubieran extraído toda la sangre del cuerpo. Para su mente, esto era simplemente inconcebible, jamás había escuchado de tal oprobio a la seguridad de un recinto militar como éste. La reacción del general Karaeva no se hizo esperar, su mente ya están buscando la manera de solucionar todo sin que su reputación sufriera, eso sería terrible para cualquier aspiración que él tuviera de progresar, tanto en el ejército como en el servicio secreto. Tenía la impresión de que la jefe de éste, Elene Dvali, no le tenía mucha simpatía ni aprecio, porque cada vez que buscaba acercarse a ella conseguía una barrera.—¡Maldición! —gritó con mucha rabia— ¿Cuáles son las medidas de seguridad que tenemos aquí? No es posible que n
El comandante de la base se quedó mudo después que el general saliera de su oficina indicándole que él se iría a su base y que le avisará del progreso que tuvieran.De inmediato se levantó de sus escritorio y se dirigió a la salida donde llamó a un subalterno y le indicó que buscara de inmediato al teniente Meskhi y lo trajera a la oficina. Luego regresó y se sentó en su escritorio para revisar de nuevo los mapas, sabía que los prófugos les llevaban bastante ventaja y que era necesario que hicieran marchas forzadas para alcanzarlos en alguna de las montañas.También antes de salir el general Karaeva le había instruido que consiguiera un francotirador, el mejor que tuvieran para tratar de emboscar a Velkan y a la doctora, pero que tuviera sumo cuidado de no matarlo a él porque lo quería y necesitaba vivo para sacarle una información muy importante. Sus cabezas correrían peligro si fallaban en cumplir esa orden.Al poco rato entró el teniente Meskhi para ponerse a las órdenes de su sup
El pelotón se despertó a las cinco de la mañana y rápidamente recogieron el campamento para ponerse en marcha. El teniente llamó a la base para confirmar lo del helicóptero, y el comandante le ratificó que éste estaría en el aire ese mismo día, y que le enviaría el código de comunicación para que se pudiera comunicar directamente con la aeronave.El pelotón se puso en movimiento incluso antes de que el sol despuntara en el amanecer, y al igual que el día anterior la marcha fue rápida y constante. Los hombres desayunaron antes de salir porque sabían que ya no habría paradas hasta que se detuvieran para comer un frugal almuerzo para retomar la marcha después.Después del incidente con el helicóptero, Velkan andaba con más cuidado y pendiente de cualquier ruido que pudiera escuchar en particular de ese sonido de aleteo que producían las aspas del helicóptero, aunque si éste estaba en una zona de viento y más bajo que ellos no las oirían sino que primero escucharían el potente motor de la
Velkan esperó buenos momentos hasta que Tamar le alcanzara, porque le había sacado algunos metros de ventaja, el pensamiento de que algo le pasara a ella lo había conmocionado un poco. Así que cuando ella llegó a su altura él ya había soltado su equipaje y apenas la tuvo al lado la abrazó con fuerza y levantándole la cara le dio un apasionado beso en los labios.Ella se sorprendió un poco pero luego reaccionó al beso con todo el entusiasmo del que era capaz, el sentimiento que abrigaba en su pecho por éste hombre abarcaba toda su vida, su presente y su futuro. No se arrepentía de haberle ayudado, de haber escapado con él y tampoco sé arrepentía de lo que estaba sintiendo por él, ni mucho menos de que se le hubiera entregado con todo el corazón.Su amor por éste hombre, porque era amor, ya no le cabían dudas, le hacía ser más valiente y arrojada en lo que hacía. Y ahora su vida tenía un objetivo claro, quería estar con Velkan, quería compartir el resto de su vida con él y de ser posibl
Velkan seguía castigando el hermoso cuello de Tamar mientras ésta se retorcía de placer, la hábil boca del hombre succionaba suavemente para luego hacer un recorrido hasta por debajo de las orejas y regresar al costado del cuello, se deslizaba hasta el centro del mismo, y seguía su recorrido hasta el otro lado del cuello repitiendo los pequeños mordisquitos, la lengua recorriendo la piel para luego los labios cerrarse para seguidamente succionar nuevamente.Tamar se encontraba al borde de la desesperación, su cuerpo se curvaba hacia un lado y luego hacia el otro, la mano de Velkan era dueña de su monte divino y amenazaba con seguir su camino hacia su intimidad. Finalmente él abandonó su torturado cuello para ir posando suaves besos por todo el derredor de la base del cuello femenino, ya ella comenzaba a respirar más suave y sus espasmos habían disminuido cuando él abandonó la suave tortura.La mano se aferró a la cadera mientras la boca seguía dando suaves besos por la piel de su pech
Hábilmente Velkan movió sus dedos en la intimidad de Tamar, primero jugó con el exterior, rozaba sus labios mayores con la punta de sus dedos índice y medio, los pellizcaba suavemente, luego los recorría en toda su extensión, luego volvía a pellizcarlos de nuevo, y la expectativa de ella de ser tocada aumentaba por momentos, entonces su dedo medio recorrió el centro de su cavidad, desde el límite inferior hasta el nacimiento de su clítoris.Sus piernas no aguantaron por mucho tiempo por lo que Velkan tuvo que sostenerla, la ayudó a que se recostara de nuevo, allí siguió estimulando sus pezones con una mano y su boca mientras su mano derecha volvía a deslizarse a su íntima cavidad. Ésta vez el ataque comenzó casi como la primera vez, pero con más intensidad porque ahora ella estaba con las piernas abiertas de par en par, y su mano tenía acceso completo a su tesoro íntimo.Los dedos seguían recorriendo sus labios vaginales haciendo que las sensaciones se intensificaran en su cuerpo, el