James Maxwell
Londres, Inglaterra
— ¿Dónde estabas? —preguntó Peter irritado cuando llegué a la mesa, me ajusté mi abrigo al sentarme.
—Te he dicho que iba al baño, pero me he perdido, iba a subir a la segunda planta y un equipo de seguridad me ha detenido, me ayudaron a encontrar otro.
—Ha venido el señor Evans a saludar y a presentarnos a su hija. —torcí mis labios mirando hacia los demás invitados. —Deberías de ser el más interesado en que nos asociemos con el señor Evans. —soltó molestó, giré mi rostro hacia a él.
—Estoy tomando un riesgo, lo sabes. —él sonrió.
—Lo sé, estás dando un paso a un mejor futuro, —iba a replicar cuando él levantó una mano en el aire para que me detuviera, arqueó una ceja. —Daremos un paso para un mejor futuro. Me corrijo.
Miles, Steve y Marco, llegaron a la mesa, parecían decentes en esos trajes de etiqueta, los tres reían y murmuraron entre sí.
— ¿Dónde estabas? —preguntó curioso Steve, al ver que no contesté, miró a Peter.
—El niño se perdió en la inmensa mansión.
—Pero hay muchos arbustos. —bromeó Marco. Solo negué a su comentario. —Lo siento, dicen que los ingleses son muy especiales.
—Pues veo que sí, he intentado ligarme a una joven el bar y me lanzó una mirada de “Estás perdiendo tu tiempo” y solo me volteó la cara para marcharse, me he quedado…
“¿Qué? ¿No dirás ni “pío”?” —comenzaron a reír a las palabras de Miles. Después de una deliciosa cena, hemos notado que cuando el señor Evans está dando un discurso acerca del cumpleaños de su heredera, es interrumpido por una persona de su seguridad. Luego de unos minutos, nos dice que disfrutemos de la cena, luego ha desaparecido.
El frío no es lo mío. El clima era demasiado frío, miré a muchas personas que parecían no hacerle tanto, deben de estar acostumbrados, era obvio.
—Buenas noches, caballeros. —un hombre de seguridad se acercó a nuestra mesa. —El señor Evans ha informado que la reunión no podrá ser esta noche, se recorre al día lunes a las diez de la mañana.
—Gracias. —decimos Peter y yo al mismo tiempo, luego el hombre educadamente se marcha, dejándonos mirándonos a la cara entre nosotros.
—No tiene caso que nos quedemos más tiempo. —dije levantándome de mi lugar, abroché mi abrigo y en los bolsillos busqué mis guantes de cuero negro.
— ¿Cómo? Espera, espera, —comenzó Miles a decir al levantarse, me miró, luego a los demás. —Es sábado, es Londres, ¿Ya nos iremos a encerrar al hotel? —miró su reloj, luego nos miró. —Son apenas las once de la noche, debemos de hacer algo antes de cerrar ese trato, ya que si no se hace, le diremos adiós a la vida de Londres.
—Como ustedes quieran, nomás tengan cuidado, por favor, no quiero estar yendo a sacarlos de la cárcel, o de los hospitales por peleas. —dije sincero.
—James, tenemos edad para…—comenzó a decir Steve, pero fue interrumpido por Peter.
—Tú eres el menos indicado para hablar, Steve. Hace un mes James pagó una cantidad para sacarte por pelea.
Steve se rascó su nuca, algo abochornado.
—Lo sé, pero no podía simplemente dejar que siguieran molestando a la mesera, si hubieras visto lo que vi, hubieras hecho lo mismo, P.
Lo siguiente fue que sacaron sus trapitos al sol y comenzaron a reprenderse lo que habían hecho últimamente.
—Bueno, me retiro al hotel. Nos vemos. —había alquilado la suite presidencial para mí, y un cuarto para cada quien, sabia como eran mis amigos. Cada uno tenía una función importante en mi empresa, y habían querido venir a este viaje de negocios Peter y conmigo, estaban emocionados con cambiar de lugar de residencia si este trato se cerraba. Crucé la puerta principal cuando fui detenido por Peter.
— ¡Hey! Espera, espera…—me detuve para ver qué es lo que quería. —Vamos a divertirnos hoy, mañana lo tomamos como descanso. ¿Qué dices?
—No. —dije casi al momento, iba a retomar el camino cuando se acercaron los demás.
—Espera, James. Quítate un poco lo amargado, vamos al antro. Hay uno que es famoso en la ciudad. —arrugué mi ceño.
— ¿Desde cuándo sabes que antro es famoso en
Londres? —él sonrió levantando su pantalla de celular hacia a mí.
—Google. —dijo Miles divertido.
—Anda, hazlo por nosotros. Retomemos esos tiempos de diversión aunque sea esta noche, ya mañana volvemos a ser los ejecutivos empresariales y amargados de siempre. —no pude evitar no sonreír a su comentario. Todos rondábamos casi en los cuarenta años. Menos Miles, él estaba recién llegado a sus treinta.
— ¿Desde cuándo son de antro? —pregunté.
—Solo de esta noche, vamos. —Peter me empujó para que los siguiera. Subimos a la camioneta que rentamos para movernos a la reunión con Evans. Peter manejó mientras yo estaba hasta el último asiento, mirando por la ventanilla, comenzaron a gritar en coro un párrafo de una canción que solíamos cantar de The Killers. Uh, recuerdo aquellos tiempos en los que nos divertíamos sanamente. De vez en cuanto uno que otro metido en problemas, pero en su mayoría, hubo diversión.
“Bárbara” sentí una opresión en mi pecho, por un largo momento no había llegado su imagen a mi mente, con mis dedos de manera torpe intenté retirarme la pajarita, intenté respirar tranquilo, no quería arruinarles la noche con mi ataque de ansiedad por mi ex esposa.
Después de tranquilizarme, presté atención a sus conversaciones en voz alta, relataron acerca de casas embrujadas, luego hablaron de la mejor gastronomía de la ciudad, hasta que finalmente, llegamos al “Madame Gi-Gi”, me di cuenta que tenía un estilo de los veinte, las paredes rojas, suelos negros, luces tenues en todo el lugar, al cruzar el pasillo principal, me sorprendí al ver que el lugar era grande y estaba lleno de gente, tenía un aire de cabaret de años atrás; Nos llevaron a la segunda planta VIP, las mujeres que nos atendieron lucieron unas ropas de servicio demasiado cortos, si se inclinaban un poco, se podría ver todo su trasero desnudo. Miles, Steve, Marco y Peter, estaban embelesados con la atención de las mujeres, me senté a un lado del barandal de madera, tenía la mejor vista desde ahí, pude ver un grupo de mujeres bailando en medio de la pista. Después de contar anécdotas entre ellos, miré hacia la pista de nuevo.
Sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza, arrugué mi ceño, volví lentamente mi rostro hacia a aquella mujer joven, ella reía como si no le importara el mundo a su alrededor, esta levantó sus manos y comenzó a bailar, se le veía tan divertida, tan...feliz, algo que por un breve momento, envidié.
Me aclaré la garganta y regresé mi mirada hacia mi amigos, pero estos tenían la ceja arqueada, mirando hacia a mí.
― ¿Qué?―pregunté irritado, conocía esas miradas, ―Ni lo piensen. Es una niña.
― ¿Desde cuándo un Maxwell es un mojigato?
Ellos siguieron apostando que a James Maxwell le faltaba salir al mundo, dejar a un lado ese pasado oscuro que lo atormentaba en silencio, tenía que avanzar, soltar las riendas y finalmente...vivir. Él negó ante las miradas de ellos, tomó su vaso cristalizado de whisky y al dar el sorbo, buscó discretamente a aquella mujer pero, había simplemente desaparecido.
Emily EvansEmpujé la puerta del último cubículo, Ariana apenas alcanzó a vomitar en el interior del váter, recogí su cabellomientras tenía arcadas, negué irritada, este no era el plan para divertirnos, se acercó la hermana de Ariana, Amber. Negó al recargarse en la orilla del lavamanos, había mujeres retocando su maquillaje en el lugar, no estaba tan lleno como los antros a los que había ido.― ¿Mejor? ―dije acomodando bien su cabello, ella estaba de rodillas, asintió luego lev
James MaxwellRegresamos a la mesa, Peter mostró felicidad por lo que acababa de ver, solo pude rodar los ojosen señal de exasperación. No era nada del otro mundo hablar con una mujer. Le puse la mano en el hombro y le pedí que no dijera nada a los demás, pero…fue demasiado tarde.Ellos se habían dado cuenta.― ¡Eso Maxwell! ¡Has empezado a renacer de las cenizas! ¡Eres el ave fénix! ―festejaron los demás desde sus asientos, yo solo quería irme. Por primera vez en tanto tiempo pensé en que esta noche, era distinta a las demás, había sido hechizado por aquella joven mujer, lo que mi cuerpo sintió a su cercaní
Emily EvansEl hombre a mi lado era seducción pura. Sus labios carnosos, su mandíbula perfilada, sus hombros anchos en aquel traje elegante,su voz y su mirada me provocaban miles de cosas en mi interior, tenía que apretar mis muslos. Podía sentir hasta mis pezones erectos rozando con la delicada tela de mi vestido. Mi corazón no dejaba de galopar a toda prisa por todo lo que Brad estaba provocando en mí.― ¿Veinteañera? ―preguntó atónito, era adorable ver como no podía controlarse, asentí, pero bueno, si quería estar un pocomás con él sin que se asustara por mis veinte años recién cumplidos, mentí. Al cabo ya no lo vería denuevo.―Tengo veintidós años. ―sonreí, pero él arrugó su ceño.―Mentirosa. ―usó un tono serio
James MaxwellLa erección tiró de mi pantalón, lo que había dicho hace segundos atrás me hizo sentir alguien que no era realmenteyo, ¿O si, Maxwell? Ella me miró detenidamente como si estuviese escuchando mis pensamientos. Retrocedí un paso, pero ella intentó detenerme.―Tranquilo. ―susurró.Me pasé una mano por mi rostro, necesitaba salir de esta nube en la que estaba, mi corazón latió a toda rapidez, ¿Qué es lo que te pasa, Maxwell? ¡Apenas tiene veintidós años!―Lo siento, ha sido un arranque…―ella ladeósu rostro.―No te disculpes por besarme―la miré. ―No te disculpes por sentir lo que sentiste.Arrugué mi ceño.―Eres tan joven para entender lo que acaba de pasar. ―pude notar como sus mejillas se tiñeron de un
Emily Evans― ¿Crees que tu padre está muy contento con lo que has hecho, Emily? ―Biel comenzó a regañarme, mirépor la ventanilla sin decirle nada, él estaba a mi lado, dos guardaespaldas iban con nosotros, uno en el volante y el otro de copiloto, luego una camioneta detrás de nosotros. Solté un largo suspiro.― ¿Y mi nana cómo está? ―miré a Biel.Él me miró también.―La ha despedido. ―mi corazón se agitó con fiereza.―¡¡ ¿Qué?!! ―exclamé furiosa.―Ella estaba advertida.―¡Es una anciana! ¿Cómo fue capaz de hacerle eso aella? ¡No tiene a nadie más que a nosotros! ―las lágrimas se arremolinaron a punto de salir.―Debiste de pensarlo dos veces cuando ella te dijo que no t
James MaxwellTenía algo que me empezó a atraer. Su piel era cálida, pálida, pero cálida, sus ojos grises me miraban expectantes del otro extremode la gran mesa como si me estuviese esperando. Mi erección creció, más y más hasta tirar de mi bóxer. Ella notó mi incomodidad y sonrió, se levantó de la silla dónde estaba, luego desapareció. Había gente a nuestro alrededor, como si fuese una fiesta, era de noche, mis amigos estaban alrededor de la mesa, hablando trivialidades, luego, di un respingo en mi lugar, abrí mis ojos con sorpresa alsentir unos dedos tocándome, sabía que era ella. Pasé saliva con dificultad. Metí mis manos con rapidez para detenerla, así que levanté el mantel y ahí estaba, bajando el cierre de mi pantalón de vestir, ella estaba dispuesta a hac
Emily Evans“La madre que me parió” ¡No puede ser! ¿Es? ¿Si es? ¿Estoy de nuevo soñando con este hombre y mi mente no ha podido separarla realidad de mi sueño erótico? ¡No puede ser! Y yo sin estar arreglada del todo.― ¿Emily? ―me llamó mi padre algo ansioso. Me aclaré la garganta y me presenté como era correctamente.―Buenos días, mi nombre es Emily Evans, y hoy, estaré presente en esta negociación, solo seré oyente. ―hice un gesto con mi cabeza, pude ver el rostro algo confundido de Brad, ¡Qué pequeño es este mundo!¿El destino? Tengo que hacer lo posible por tener un poco de tiempo para explicarle de ayer y la plantada que le hedado. Tomé lugar del otro extremo vacío de la gran mesa, había más hombres en ella
James MaxwellSentí mi corazón agitarse al escuchar la voz de George Evans, cerré los ojos, ya estaba jodido, súper jodido, rompería nuestrasociedad, me arruinaría por completo y evitaría que hiciera otro negocio con otras empresas, su alcance podría ser muy grande. Y esa no era lo peor, sería sacado a patadas de esta finca con mi grupo, Peter me odiaría de por vida.―Por la ventana. ―dijo Emily sacándome de mi trance.― ¿Qué? ¿Estás loca? Es de dos plantas, además, me van a ver bajar…―ella negó.―Sales, bajas, cruzasun área de jardín, y verás la terraza a lo lejos, solo hazlo, ahora. ―apretó su mandíbula,tenía la actitud de mandona, negué, tenía que enfrentarme a George, ni modo, si tenía que ser de esta