James Maxwell
La erección tiró de mi pantalón, lo que había dicho hace segundos atrás me hizo sentir alguien que no era realmente yo, ¿O si, Maxwell? Ella me miró detenidamente como si estuviese escuchando mis pensamientos. Retrocedí un paso, pero ella intentó detenerme.
―Tranquilo. ―susurró.
Me pasé una mano por mi rostro, necesitaba salir de esta nube en la que estaba, mi corazón latió a toda rapidez, ¿Qué es lo que te pasa, Maxwell? ¡Apenas tiene veintidós años!
―Lo siento, ha sido un arranque…―ella ladeó su rostro.
―No te disculpes por besarme―la miré. ―No te disculpes por sentir lo que sentiste.
Arrugué mi ceño.
―Eres tan joven para entender lo que acaba de pasar. ―pude notar como sus mejillas se tiñeron de un
Emily Evans― ¿Crees que tu padre está muy contento con lo que has hecho, Emily? ―Biel comenzó a regañarme, mirépor la ventanilla sin decirle nada, él estaba a mi lado, dos guardaespaldas iban con nosotros, uno en el volante y el otro de copiloto, luego una camioneta detrás de nosotros. Solté un largo suspiro.― ¿Y mi nana cómo está? ―miré a Biel.Él me miró también.―La ha despedido. ―mi corazón se agitó con fiereza.―¡¡ ¿Qué?!! ―exclamé furiosa.―Ella estaba advertida.―¡Es una anciana! ¿Cómo fue capaz de hacerle eso aella? ¡No tiene a nadie más que a nosotros! ―las lágrimas se arremolinaron a punto de salir.―Debiste de pensarlo dos veces cuando ella te dijo que no t
James MaxwellTenía algo que me empezó a atraer. Su piel era cálida, pálida, pero cálida, sus ojos grises me miraban expectantes del otro extremode la gran mesa como si me estuviese esperando. Mi erección creció, más y más hasta tirar de mi bóxer. Ella notó mi incomodidad y sonrió, se levantó de la silla dónde estaba, luego desapareció. Había gente a nuestro alrededor, como si fuese una fiesta, era de noche, mis amigos estaban alrededor de la mesa, hablando trivialidades, luego, di un respingo en mi lugar, abrí mis ojos con sorpresa alsentir unos dedos tocándome, sabía que era ella. Pasé saliva con dificultad. Metí mis manos con rapidez para detenerla, así que levanté el mantel y ahí estaba, bajando el cierre de mi pantalón de vestir, ella estaba dispuesta a hac
Emily Evans“La madre que me parió” ¡No puede ser! ¿Es? ¿Si es? ¿Estoy de nuevo soñando con este hombre y mi mente no ha podido separarla realidad de mi sueño erótico? ¡No puede ser! Y yo sin estar arreglada del todo.― ¿Emily? ―me llamó mi padre algo ansioso. Me aclaré la garganta y me presenté como era correctamente.―Buenos días, mi nombre es Emily Evans, y hoy, estaré presente en esta negociación, solo seré oyente. ―hice un gesto con mi cabeza, pude ver el rostro algo confundido de Brad, ¡Qué pequeño es este mundo!¿El destino? Tengo que hacer lo posible por tener un poco de tiempo para explicarle de ayer y la plantada que le hedado. Tomé lugar del otro extremo vacío de la gran mesa, había más hombres en ella
James MaxwellSentí mi corazón agitarse al escuchar la voz de George Evans, cerré los ojos, ya estaba jodido, súper jodido, rompería nuestrasociedad, me arruinaría por completo y evitaría que hiciera otro negocio con otras empresas, su alcance podría ser muy grande. Y esa no era lo peor, sería sacado a patadas de esta finca con mi grupo, Peter me odiaría de por vida.―Por la ventana. ―dijo Emily sacándome de mi trance.― ¿Qué? ¿Estás loca? Es de dos plantas, además, me van a ver bajar…―ella negó.―Sales, bajas, cruzasun área de jardín, y verás la terraza a lo lejos, solo hazlo, ahora. ―apretó su mandíbula,tenía la actitud de mandona, negué, tenía que enfrentarme a George, ni modo, si tenía que ser de esta
Emily EvansEstaba sentada en el banco de madera frente al tocador, en mi habitación, las yemas de mis dedos acariciaron lentamentemis labios, estaba sumergida en el momento en el que James me besó contra la puerta esta mañana. Mi corazón siguió latiendo emocionado, si me había besado era correspondida, o eso es lo que me daba a entender, el solo pensar que se mudaría a Londres…Tocaron a la puerta interrumpiendo de nuevo.― ¿Emily? ―llamaron del otro lado de la puerta.― ¿Sí? ―era Biel.―Pregunta tu padresi ya estás lista, el auto ya no tarda en llegar con los invitados y quiere que estés en laentrada principal para recibirlos. ―sonreí, ya era la hora de la cena, me levanté y me miré en el espejo de cuerpo completo, tenía un vestido negro estilo blusón p
James MaxwellDespués de una cena un poco incómoda por Emily quien no dejaba de mirarme, ya estábamos finalizando nuestra visita,ahora todos nos encontrábamos en el salón de caballeros, -así lo nombró, George- esperaría que terminaran sus puros y el brandy que había ofrecido a todos como un cierre de festejo por nuestra sociedad. Yo había dejado de fumar hace años atrás, y aunque por un momento me saboreé fumarme uno, fui más fuerte, no debía retomar ese hábito, estaba encaminado a una vida saludable, a mucho ejercicio,a una buena alimentación y a no tener problemas con nada ni nadie. Y a levantar más mis muros a mi alrededor y evitar que escalara la hija demi socio. ―Bueno, este viejo ya no es el joven de antes, ―comenzó a decir George al dejar su copa de brandy vac&
Emily EvansNo me podía quitar de la cabeza la imagen de James cerrando sus ojos, suplicando que me fuera, me llevé una manoa mi collar y mis dedos comenzaron a jugar con él, pasé saliva con dificultad, cerré los ojos e intenté controlar mi corazón que siguió latiendo como un loco.― ¿Cuándo quitarás esa cara? ―preguntó Ariana entregándome una lata de cerveza fría.Solté un largo suspiro.―Ese hombre es el socio de mi padre, ―miré a mi amiga que se sentó del otro lado de la mesa, estábamos en la terrazade un bar famoso, eran tarde, pasaba de la medianoche.― ¿Y qué tiene que sean socios? ―ella dio un largo sorbo a su cerveza. ―Solo hay que aprender a separar los negocios de lo personal. ―ella me guiñó el ojo de manera divertida.―Hu
James MaxwellNew York, Estados UnidosDías después.Estaba sentado en la orilla de mi cama,respiraba agitado, estaba temblando, mis dedos apretaron con fuerza la sábana debajo de mí. Miré en la oscuridad de mi habitación, de nuevo aquel sabor del miedo, estaba en mi boca. Bárbara en mis brazos, mi grito desgarrador de aquella escena me hizo despertar de esa pesadilla…de nuevo.―Tranquilo, James. ―me dije a mi mismo con el corazón latiendo a toda prisa. Al sentirme un poco tranquilo,regresé a la cama. Era extraño, ya que cuandopasaba una pesadilla, inmediatamente iba directo al gimnasio, pero hoy no. Hoy no quería. Miré desde mi posición, hacia el otro lado de la cama, y más allá de aquel lugar vacío, estaba las dos puertas que dan al balc&o