Entra ese pervertido en escena!!
¿Era realmente ese maldito pervertido o solo se trató de una invención de mi imaginación? No tengo ni una puta idea, sin embargo, estaré alerta y tendré que averiguar en cualquier momento cercano lo que pasó con ese miserable después que lo dejamos tirado en las puertas de la emergencia de aquel hospital. Solo así estaré seguro de que lo que acaba de pasar, no fue solo el producto de una ilusión provocada por el día intenso que hemos vivido.―Estoy tan cansada.Abandono mis pensamientos y concentro mi atención en la mujer que va sentada en mi regazo. Está tan agotada física y mentalmente que apenas puede permanecer con los ojos abiertos. Sonrío e inclino mi cara para dejar un beso en sus labios dulces y suaves.―En pocos minutos llegaremos al hotel, cariño ―acaricio su mejilla con el dorso de mis dedos―. Te prepararé un baño caliente, pediremos una cena ligera y luego dormirás todo el tiempo que quieras.Hace un puchero de lo más hermoso que me causa mucha gracia.―No tengo apetito, L
Le tiendo la tarjeta de crédito a Alfred y espero hasta que me entregue la llave de la habitación. Lo dejo allí, encargándose del registro y de todos los pormenores de la reservación, mientras me adelanto con Rachel para dirigirnos hasta el elevador.―Después de ti, cariño.Ella se da la vuelta, me mira coqueta y camina en retroceso hacia el interior, hasta que su espalda choca contra la pared del fondo.―¿Qué espera para subir, señor Reeves? ―susurra en tono descarado y provocativo―. Está perdiendo tiempo valioso.Sonrío satisfecho antes de ingresar y apretar el botón que nos llevará hasta el piso en el que se encuentra nuestra habitación y evitar que alguien más pueda subir a bordo.―Creo que no me equivoco al pensar que tiene intenciones muy perversas para esta noche, señorita Ward.Se encoge de hombros, haciendo parecer que no tiene la menor idea de lo que hablo.―No sé a qué se refiere, señor Reeves, creo que ha recibido señales equivocadas de mi parte ―chasquea con la lengua―. Y
La mañana nos sorprende con las sábanas amontonadas en los pies y nuestros cuerpos desnudos fusionados en uno solo.―Buenos días, cielo.Sonrío cuando deja un beso en mi hombro. Despego la mejilla de su pecho y elevo la cara para mirarlo a los ojos.―Buenos días, cariño ―él se inclina y me da un beso en los labios―. Me duele todo el cuerpo ―planto la palma de mi mano sobre su pecho y lo acaricia con las uñas―. Juro que hoy no saldré de esta cama. No tengo fuerzas para hacerlo.Su sonrisa se ensancha y sus ojos brillan con malicia en cuanto lo digo.―Es justa la idea que tengo en este momento ―menciona con esa forma de hablar tan sensual que provoca escalofríos por todo mi cuerpo―. No abandonar esta cama durante el resto del día ―suelto un chillido en cuanto me toma por sorpresa y me levanta de la cama para subirme sobre su cuerpo―. Podemos invertirlo en recuperar el tiempo perdido. Una sonrisa pícara y socarrona tira de una de las esquinas de su boca, mientras su polla se cuela entre
Nunca pedí venir al mundo, llegué siendo un alma ingenua e inocente en medio de un mundo corrupto, lleno de caos y perversión. Un pequeño ser al que la vida todo se lo negó y no tuvo más opciones que luchar con sus uñas para sobrevivir. He escuchado a diversos teóricos decir que, por ley universal, todo ser humano al nacer debe ser amado y protegido por sus padres, tener una familia que se supone, debe estar a nuestro lado, nos debe guiar, brindar su apoyo y darnos su amor incondicional. Sin embargo, todo fue una sarta de asquerosas mentiras ideadas por un grupo de psicópatas fanáticos que se hacen llamar especialistas familiares y que no tienen ni una maldita idea de lo que dicen.Mi madre, una puta adicta a la heroína, cuyo único error fue estar drogada hasta la inconsciencia la noche en que fue abusada por sus compañeros de adicción. Mi padre, uno de los tantos sujetos que depositaron su esperma en la desgastada vagina de la mujer que se hizo llamar mi madre, pero a la que nunca tu
―No seas tan aguafiestas, Rachel, te aseguro que esta noche nos divertiremos como nunca.Muerdo mi labio inferior con nerviosismo. No creo que haya sido una buena idea engañar a mis padres diciéndoles que esta noche me quedaría a dormir en casa de Vicky. Bueno, a decir verdad, no es del todo mentira. Voy a quedarme con ella, pero la principal razón por la que lo hago es porque vamos a celebrar mi cumpleaños en un club nocturno de la ciudad. Se le ha metido en la cabeza que tal celebración debe ser un hecho trascendental y apoteósico. En lo particular, preferiría quedarme en casa con ella, ver alguna película romántica, preparar palomitas y beber jugo de arándanos hasta reventar. Me sentiría más segura y tranquila. Pensar en ese lugar, me tiene con el estómago revuelto y con ganas de vomitar.―¿Qué te parece si mejor nos quedamos aquí y tenemos una noche de chicas? ―le propongo, animada―. Podríamos ir a la tienda por algunos bocadillos, rentar películas y cuando nuestros párpados se ca
Giro el pequeño trompo sobre la superficie de mi escritorio y lo dejo rodar hasta el momento en que se detenga por efecto de la fuerza de la gravedad. Le doy una larga calada a mi cigarrillo y dejo caer mi espalda contra el espaldar del sillón mientras observo las múltiples pantallas en las que se proyectan las imágenes de las diversas cámaras que están ubicadas en puntos estratégicos de mi local. La multitud está enardecida como noche tras noche sucede. El licor, la droga y las putas, son el menú favorito de clientes acaudalados. Políticos, estrellas de Hollywood, deportistas famosos, miembros de la realeza y multimillonarios de todo el mundo, conforman la extensa lista de mis socios más importantes; unos que están dispuestos a pagar mucho dinero para pertenecer a este grupo elitesco y tener el privilegio de disfrutar de inolvidables noches de placer y hacer realidad todas sus fantasías con las mujeres más hermosas del planeta.Esta noche tendrán cualquier cosa que pidan, por muy exc
―Tenías razón, Vicky, en este sitio venden la mejor comida del mundo, esta hamburguesa está deliciosa ―exclamo, mientras mastico con gusto el gran mordisco que acabo de darle―, y las papa, madre mía, son las más doradas y crujientes que he probado en toda mi vida ―suelto un gran gemido de deleite mientras tomo una de ellas y la empapo con suficiente kétchup―, creo que, incluso, voy a pedir un servicio adicional. Vicky sonríe orgullosa, mientras sorbe un trago de su botella de cerveza. ―Te lo dije ―coloca la botella en la mesa, coge una de las papas de su plato y sonríe con picardía al hundirla en su boca con un gesto tan obsceno y sensual que hace arder toda mi cara―, es la mejor comida de la ciudad, vengo cada vez que tengo la oportunidad de hacerlo. Observo alrededor para percatarme de que nadie nos haya pillado. No obstante, me asombro al descubrir que, todas las personas que se encuentran a nuestro alrededor, están entretenidos con sus propios asuntos; riendo y divirtiéndose, si
El gigante la observa con incredulidad, molesto por la actitud desafiante de mi amiga. Jamás en la vida me atrevería a hablarle de esa manera a un hombre tan intimidante e imponente como él. ―¡Maldición, Vicky! Estás desafiando a tu suerte, más te vale que razones antes de que compliques más esta situación. Sin embargo, y, a pesar de la amenaza, Vicky permanece inmóvil, decidida y dispuesta a conseguir lo que se propone. Ambos quedan sumergidos en lo que parece una batalla de miradas al estilo del lejano oeste. Ninguno quiere ceder. No sé por qué, pero tengo la impresión de que detrás de esta disputa hay escondido algo grande, que va más allá del asunto de la emergencia. Unos minutos después es el hombre quien da su brazo a torcer. ―Suban al auto, iremos directo al club y la ocultaremos en uno de los camerinos ―espeta el hombre, con enfado―, la llevaré a su casa en cuanto tenga la oportunidad de hacerlo, pero Lud no puede verla Vi o nos meteremos en un gran lío. Vicky asiente con