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capítulo 3: besando a mi novio falso

—¡Qué clase de locura es esa! —Se exaltó

—solo nos haremos compañía, mientras dure la fiesta.

—Y ¿cuál es el plan?

No me dijo nada, en su lugar me coloco un broche en el cabello, muy bonito por cierto y eso hizo que me pregunte.

—¿Porque lo haces? —digo después de girar y verlo a los ojos.

—¿Hacer que?

—Esto, —digo señalando el ambiente —según yo tenia un plan genial, que al final terminó siendo inutil. Luego apareciste tu para ayudarme cuando tranquilamente podrías solo ignorarme, yo lo haría, ¿porque tu no?, que ganaría alguien como tu, fingiendo.

—Si quieres, te dejo y me voy.

—No, no quise decir eso, bueno si pero, ahora no. ¡ay! olvídalo.

—Entonces, menos charla y más acción.

me tendió su brazo y yo toda nerviosa me sujete de él.

Apenas pasamos las puertas del salón, y ya todas las miradas se posaron en nosotros, ¿será que es por él?, obvio que él es la razón. Las piernas se me volvieron gelatina, si no fuera por Marcos, no podría ni caminar dos pasos, tener tantas miradas en mí me causa pavor a hacer el ridículo..

El ambiente del salón se encontraba, tranquilo, música baja, cosa que puedas oír claramente a la otra persona hablar sin tener la necesidad de gritar.

Mi compañero parece estar acostumbrado a esta clase de reuniones, no sonreía pero saludaba cortésmente a los invitados, incluso parecía que esta fiesta era para él. Nos posicionamos en una mesa individual, alejados de la pareja, lo que menos espero, es que Paulina tenga unos de sus arranques de esquizofrenia. Me había percatado que al entrar sentí los bellos de la nuca erizada, un escalofrío recorrió mi cuerpo completo.

Daniel no dejaba de vernos, no sé si será porque he llegado acompañada, y no sola como esperaba, cosa que me importa menos.

Por otro lado, Marcos, ni ahí que se siente intimidado, tenía una sonrisa de satisfacción hasta diría que se está divirtiendo, desde la entrads no ha dejado de tocarme el hombro, o correrme el cabello de la cara poniéndolo detrás de mis orejas.

—Relájate, porque tan tensa.

—Seré franca el que me estés tocando, así el hombro o la espalda me pone incómoda y nerviosa, deja de hacerlo.

—¿Cómo, es eso que te pongo nerviosa? —siguió paseando su mano de arriba a abajo por toda la espalda, además que la tenga descubierta, no ayuda.

¿Qué me pasa?, Porque permito que alguien que apenas si sé su nombre, me haga sentir así con unas caricias, y el escalofrío sigue recorriendome todo el cuerpo.

—Vamos a bailar.

Y no fue pregunta, literalmente tomó mis manos y me arrojo a la pista, algo raro le sucede a este tipo, se toma muchas atribuciones para habernos conocido hace unas horas.

—Hueles muy bien, tu perfume me hace desearte—dice muy cerca de mi oído.

—¡Queee! —me espanto con lo que me acaba de decir—Acaso ¡ya estás borracho!, ¿por qué dice eso? Hace un momento era todo un caballero, ahora es todo lo contrario, puede que usted...?

—¿Yo que?.

—Que sea, bipolar.

—He notado, que tu ex no deja de vernos, te dije que esta fiesta sería divertido, ¿y si probamos hasta donde puede llegar?

—A qué te refieres...

No me dejo acabar, cuando sin previo aviso me tomo de la nuca y me beso de una manera intensa, lo estaba por rechazar de verdad lo iba a hacer pero, después me dispuse a seguirle el beso después de todo soy soltera y no le debo a nadie ninguna explicación, un beso no se le niega a nadie así que lentamente me moví y sutilmente movi mi lengua y la introduje en su boca, al parecer se sorprendió por mi osadía porque se había quedado quieto unos segundo ya luego se recompuso e intento seguirme el beso, por mi parte rodee mis brazos a su cuello para acercarlo más cuando fuimos interrumpidos por alguien.

—¿¡Qué hacen!?

Daniel se encontraba frente a nosotros armando tremendo circo y yo solo podía pensar que quería seguir besando a mi novio falso, pero que forma de besar, si se me antoja más.

—Que íbamos a hacer, besarnos, somos novios después de todo es normal, amigo.

—¡Novios!

—Sí, novios, ahora déjanos y ve con tu prometida—dije fastidiada

Gire en busca de una copa, necesito algo fresco para bajar este calor o que termine por quemarme.

Así me pasé los próximos minutos, bebiendo y bailando. Era cierto, lo que me había dicho, lo mejor es divertirse sin pensar en los demás, y una vez el alcohol en mi sistema todo paso a segundo plano, ahora ni la m*****a venganza me importa, que se case, tenga hijos con ella, se mude, ya no me importa.

—Alexa, ¿quieres que te lleve a casa?—me pregunta Daniel una vez que me había sentado, después de sentir que el piso se movía.

—No gracias, mi novio me llevará, verdad novio—no sé, pero de verdad me agrada molestarlo.

Aún no comprendía como podía hablar sin trabarme.

—Claro que sí, y después, podemos divertirnos —dijo riendo, no entendía que pretendía hacer, es como si solo quisiera molestarlo.

Antes de salir del salón, me quité los zapatos y este lo tomo, mientras con el otro braso me llebaba bien sujeta.

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