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Capítulo 4: noche de descontrol

Marcos

Viendo en que situación me encuentro, menos puedo comprender, Por qué acepte ser acompañante de esta chica. Es un tanto torpe y poco definida a la hora de lo que quiere. No puedo negar que tiene su encanto, aunque ahora ese encanto esta un poco esfumado.

De verdad no entiendo a esta chica, porque para divertirse tiene que llegar al límite de emborracharse para hacerlo, no ha dejado de reír desde que subimos al coche, hasta miedo da, para estar en un trance.

—¡Oye! —de golpe deja de reir, para verme como una niña pequeña —me dejas ver tu víbora?

—¿Mi qué? —¿Qué había dicho?, freno de golpe sin darme cuenta, ¿escuche bien o estoy aluscinado?.

—Tu birome, ¿me la prestas?

Parpadeo dos veces más para percatarme que estoy despierto y no dormido sobre el volante. Estoy volviendome loco, ¿tendría algo el coctel que me bebí? Juro que escuche algo diferente, pero que puedo esperar, si no está en sus cinco sentidos.

—¿Dónde está tu casa?—Pregunto mientras pongo el coche en marcha.

—¡Ehhhh! eso no es ir muy rápido—responde inignada—yo no te invite a mi casa.

—Para dejarte a salvo, ¿quién crees que soy?

—Está bien, sigue derecho, todo derecho y dobla en el edificio azul.

¡Maravilloso!, pedirle su dirección borracha es como pedirle ropa a Tarzan. Y ahora como consigo su dirección o será mejor dejarla en un hotel.

Es un hecho, me convertí en niñera, ¡por un favor! termine así, que más me podría pasar.

—¡Frena!, ¡frena!

—¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?—me espanto cuando la veo removerse con impaciencia tratando de abrir la puerta.

—Quiero vomitar, ¡FRENA AHORA!

Lo que menos deseo es que lo Haga en mi coche, así que freno en el momento y ella baja rápido, se oculta detrás de unos arbolillos muy lindo con muchas flores, pobre plantita; es su fin.

Aunque odio ver a la gente en ese estado, me acerco de igual manera, por suerte cuando llegué ya acabó, pues la verdad fue mejor asi, corría el riesgo de terminar vomitando también y ahí seriamos dos en problemas.

—Agua.

—¿Qué?

—Dame agua.

Y de donde se supone que encontraré un lugar abierto a estas horas y por este rumbo.

Ya al cabo de unos minutos de descanso, volví a tomar marcha, mientras tanto ella se quedó dormida.

Una hora después llegamos a mi departamento, porque por más que intente despertarla no lo he logrado, se durmió completamente.

Baje del coche e iba para bajarla, como no podía llevarla caminando, me tuve que sacrificar y llevarla cargando, aprovechando me abrazo, ocultando su rostro en mi cuello, eso hizo que se me erise los bellos de la nuca.

Ya adentro, Marcos dejo a la dormida Alexa en el sofá. Mientras tanto fue a su habitación, a cambiarse de ropa por una más cómoda, ya luego cambiado fue de nuevo donde dejo a su invitada inesperada, para llevarla a donde descansaría.

—Mmm.

—Eres tan preciosa—murmuro siquiera antes de pensar. —concéntrate, no lo puedes volver ni a pensar.

Mientras ella se Removía, cuando él intentaba con la mayor delicadeza, Arroparla.

Ya a punto de salir, fue tomado de la muñeca, haciendo que se detenga, gira para encontrarse con Alexa a escasos centímetros, un poco adormilada y un poco despierta.

—¿Por qué hace planes, que no está dispuesto a cumplir? —dice Alexa con la voz pastosa.

—¿De qué planes hablas?

—Pues de la diversión que prometiste, o fue solo mentiras, también es un mentiroso compulsivo

—Ya nos divertimos bastante, ya fue suficiente, solo fue una mentirilla para poner en evidencia a tu ex.

Mientras intentaba zafarse y salir de la habitación, ella lo tiraba más y más, haciendo que pierda el equilibrio, terminando por caerse sobre ella, ambos recostados en la cama, no dejaban de verse directamente a los ojos.

No podía negar que la chica es preciosa pero, tenía reglas y límites. Y con ella cruzaría ambas.

—Esto no es divertido —murmuro un poco ronco.

—Pero, es excitante —respondió ella, atrayéndolo hacia su boca.

Desde que Daniel los había interrumpido, ansiaba darle otro beso igual o mejor. Haber probado el sabor de sus labios fue, como probar, una droga que no sabía que necesitaba. Pero, también fue como probar la fruta prohibida.

Marcos se separó y la tomo de los hombros, la quiso volver a acostar, pero no se dejaba, era como un imán atrayéndose

—¿Por qué? —refunfuño

—Estás borracha, si un día estando sobria y deseas besarme, prometo no negarme —dice medio en broma y medio en serio.

—Puede que sí, pero así con alcohol en mi sistema soy más valiente para hacer lo que quiero y ahora esto es lo que quiero hacer.

—Pero también nubla tu juicio, mañana te arrepentirás.

—Talvez, pero de eso se encargará la Alexa del futuro.

En un movimiento Lo dejo debajo de ella, aunque físicamente sea más pequeña, él no hizo mucho esfuerzo por liberarse, se volvieron a unir en un beso mucho más pasional.

Sin percatarse esa noche no solo encendieron una chispa de pasión, sino que dará paso a un fuego incontrolable que consumirá todo a su paso.

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