Lucas, con el corazón apretado por la preocupación, intentó consolarla con gestos suaves y palabras de aliento. Sin embargo, en su interior, sabía que lo mejor era llamar al doctor.Salió corriendo de la habitación, la mente de Ximena estaba llena de ansiedad por lo que podría descubrir.El pasillo del hospital parecía interminable mientras Lucas buscaba desesperadamente al médico. Finalmente, divisó al doctor y corrió hacia él, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho.El médico, al escuchar la noticia de que Ximena había despertado, dejó de inmediato la conversación que tenía con Alejandro y se apresuró hacia la habitación de Ximena, su rostro estaba serio y concentrado mientras se preparaba para dar las noticias.Lucas y Alejandro intercambiaron miradas cargadas de tensión. Lucas sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que Alejandro también seguía hacia la habitación de Ximena.—El doctor le informará sobre la pérdida del bebé. Creo que deberías estar allí —pronunc
Los días comenzaron a pasar, Lucas seguía yendo al hospital aunque Alejandro ya no se pasaba por ahí.—Pronto te darán de alta —mencionó Lucas, con una expresión preocupada en su rostro.—¿De qué me sirve? No tengo a dónde ir. Seguro Camila no me dejará quedarme en la casa de mi madre. Después de que mi padre «falleciera», ella heredó esa casa que era de mi madre. Yo me quedé sin nada, y no puedo acudir a Paulina porque ella y yo nunca fuimos amigas. Ella solo quería hacerme daño.—Ximena, ya encontraremos dónde puedas quedarte. No te preocupes por eso. Te traje algo de ropa para que uses cuando te den el alta —pronunció Lucas, tratando de ofrecer algo de consuelo y distracción.—Muchas gracias, Lucas, realmente aprecio que estés aquí en estos momentos tan difíciles para mí —expresó Ximena con sinceridad.Lucas asintió con gesto comprensivo ante las palabras de Ximena y luego se retiró de la habitación para brindarle privacidad mientras ella se cambiaba.El sonido de la puerta al cerr
El sol se filtraba tímidamente por las cortinas entreabiertas de la habitación, pintando destellos dorados sobre la cama donde Ximena permanecía recostada.Los rayos de luz se entrelazaban con las sombras, creando un juego de luces y sombras que reflejaba el tormento interno de Ximena.Su semblante que era usualmente radiante, ahora estaba ensombrecido por una tristeza profunda, que se reflejaba en cada línea de su rostro y en el brillo apagado de sus ojos.Lucas, quien observaba con preocupación desde el umbral de la puerta, decidió intervenir.Su figura se recortaba en la penumbra de la habitación, destacando su deseo genuino de ayudar a Ximena a superar su dolor.—Ximena, necesitas comer algo. No puedes seguir así —dijo Lucas, acercándose con cautela, como si temiera romper el frágil equilibrio de la habitación.Ximena apartó la mirada de la ventana y dirigió sus ojos vidriosos hacia Lucas, con una mezcla de tristeza y resistencia en su mirada. Sus labios temblaban ligeramente mien
Después de trabajar por meses en una tienda local decidió cambiar de trabajo a un restaurante cerca de la costa.Mientras Ximena tomaba órdenes y servía platos en el restaurante, una conversación animada entre clientes captó su atención.—¡Oye, Ricardo, tienes que probar este ceviche! Es absolutamente delicioso —exclamó una mujer con entusiasmo.—¿De verdad? Creo que me voy a animar entonces. ¿Qué tal está el pescado hoy? —preguntó Ricardo, mirando el menú con interés.Ximena sonrió mientras tomaba nota de la orden y se acercaba a la mesa.—¡Buenas tardes! ¿Les gustaría probar nuestro ceviche especial del día? Está hecho con pescado fresco recién llegado de la costa. Y para acompañar, tenemos una variedad de platos deliciosos que estoy segura de que disfrutarán —ofreció Ximena con amabilidad.Ricardo y su compañera intercambiaron una mirada de aprobación antes de asentir con entusiasmo.—Suena genial. Vamos a pedir el ceviche y también una porción de camarones a la plancha. ¿Qué te pa
—¿No has ido a trabajar hoy? —preguntó Ximena con una ceja alzada, observando a Lucas, quien se encontraba en la mesa de la cocina con un montón de libros esparcidos por todos lados.—No, mañana hay examen y tengo mucho que estudiar. Si bajan mis notas, retirarán mi beca y no la puedo perder —pronunció él con frustración, dejando escapar un suspiro de preocupación. Ximena, preocupada, se acercó y se sentó al lado de él, notando el agobio en su expresión. Tomó su libreta de notas con delicadeza, como si contenera el peso de su futuro.—Creo que es un mal momento para volver a la universidad... —mencionó Ximena, fingiendo que leía un pasaje al azar en la libreta, esperando ver la reacción de Lucas.—Si es un mal momento, muchos exámenes en estas fechas... Espera, ¿qué? —preguntó Lucas sorprendido, levantando la vista de sus anotaciones. Sus ojos se posaron en el rostro de Ximena, buscando una confirmación de lo que acababa de escuchar.—Volveré a la
Después de que ella dejara de llorar, Lucas le tomó la mano con cuidado y salieron del restaurante juntos, adentrándose en la noche fresca que envolvía las calles.Caminaron en silencio por la plaza, permitiendo que el bullicio de la ciudad llenara el espacio entre ellos, como si los faroles parpadeantes y las personas que pasaban fueran cómplices mudos de su compañía.El viaje de vuelta a casa transcurrió en completo silencio, solo interrumpido por el susurro suave del viento entre los árboles y el crujir de las hojas bajo sus pies, como si la noche misma les instara a la tranquilidad.Al llegar a casa, Lucas se sorprendió al encontrar a su padre parado en la entrada, su presencia imponente arrojaba una sombra oscura sobre el umbral.—¿Quién es ese señor? —preguntó Ximena con cautela en su voz.—Es mi padre. Hablaré con él. Si quieres, ve a descansar —respondió Lucas, tratando de ocultar su preocupación.Al entrar en la casa, Xi
Dada la medianoche, ambos se fueron a dormir, cada uno en sus respectivas habitaciones. El suave murmullo de la brisa nocturna se colaba por las ventanas entreabiertas, mientras la luz de la luna iluminaba tenuemente la habitación de Lucas.Lucas no podía conciliar el sueño debido a la felicidad que cargaba en el pecho al saber que las cosas estaban marchando más que bien con Ximena. El simple hecho de que ella hubiera decidido darse una oportunidad con él lo hacía sonreír en la penumbra de su cuarto. Sin embargo, Ximena tampoco podía dormir, ya que tenía muchas cosas en la cabeza. Los pensamientos se agolpaban en su mente, creando un torbellino de emociones que la mantenía despierta.Su encuentro con los severos padres de Alejandro y cómo la miraban aún la hacían sentir una especie de escalofríos recorrer su cuerpo. Recordaba sus frías miradas clavadas en ella, como si pudieran leer sus pensamientos más profundos.Y aunque aún tenía algo muy claro en su m
Alejandro escuchó el timbre de la puerta, pero no estaba de ánimos para recibir visitas ese día. Dejó que siguiera sonando, mientras se sumergía en sus pensamientos.Entre sus papeles, Alejandro se sorprendió al encontrar un sobre con las fotografías que Camila llevó aquel día que lo confrontó por su relación con Ximena.Sacó una de las fotos y se quedó mirándola fijamente.Los rayos del sol se filtraban por la ventana, iluminando débilmente la habitación y resaltando los detalles de la fotografía en la mano de Alejandro.La expresión serena en el rostro de Ximena contrastaba con la tormenta de emociones que Alejandro sentía en su interior.—¿En verdad te he perdido para siempre? —murmuró, sus palabras eran un susurro en el silencio del despacho, mientras acariciaba con ternura la imagen de Ximena en la foto—. Perdóname, nunca debí haberte lastimado. No sabes cuánto me arrepiento.Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla,