Ahora, ver a Ximena hacer lo mismo le provocaba una oleada de furia aún mayor.
Él no extendió la mano para tomar la prueba, su semblante endurecido reflejaba una mezcla de incredulidad y furia contenida.Sus puños se cerraron con fuerza a los costados de su cuerpo, mostrando la intensidad de sus emociones reprimidas.—Alejandro, ¿Qué sucede? —preguntó Ximena, con la voz cargada de preocupación y confusión, mientras observaba la reacción de Alejandro con creciente ansiedad.Alejandro estaba por responder cuando la puerta se abrió de golpe, revelando la figura de una muy molesta Camila.Su rostro estaba enrojecido por la ira, y su presencia llenó la habitación con una energía tensa y cargada de hostilidad.Paulina sonrió sombríamente al ver que todo estaba saliendo como lo había planeado.La satisfacción se reflejaba en sus ojos mientras observaba la escena con calma, sabiendo que sus maquinaciones estaban dando frutos. Ah—Cuida lo que dices. Yo nunca te engañé, nunca lo hice —sus lágrimas caían sin parar, mientras Ximena hablaba con voz quebrada, tratando de hacerse entender entre el torrente de emociones que la embargaban. —Te acostaste conmigo aún sabiendo que era el esposo de Camila. ¿Qué puedo esperar de una mujer tan fácil como tú? ¿Quieres deshacerte de eso que llevas dentro? ¿Quieres dinero? —preguntó Alejandro, sintiendo el peso de sus palabras aplastando su corazón con un dolor indescriptible.—Solo quiero una cosa, Alejandro. Solo quiero algo de ti… —pronunció Ximena con voz entrecortada por la emoción y la resignación.—¿Qué es? —inquirió Alejandro, esperando escuchar una respuesta que no lo hiciera sentir aún más miserable.—Desaparece de mi vida y de la de mi hijo. Tú nunca me amaste, y aunque me duela aceptarlo, yo jamás tendré un lugar en tu corazón, no como tu amada Xiomara. Así que olvida que este bebé es tuyo porque a partir de hoy será solo mío
Alejandro caminó directo a la habitación donde se encontraba Ximena.El pasillo del hospital se extendía ante él, iluminado por la luz fluorescente que parpadeaba intermitentemente, creando sombras en las paredes.Al entrar, se detuvo en la puerta; una figura familiar lo embargó, el mismo sentimiento de angustia y desesperación que experimentó cuando Xiomara estaba en terapia intensiva unas horas antes de fallecer.El aroma a desinfectante impregnaba el aire, mezclado con el tenue murmullo de las máquinas médicas que monitoreaban a los pacientes.Estaba a punto de entrar, pero al final no pudo hacerlo. Aunque deseaba acercarse a ella en su estado inconsciente, solo se quedó en la puerta, observándola con una mezcla de dolor y esperanza.El sonido constante de los latidos del monitor cardíaco llenaba la habitación, recordándole la fragilidad de la vida.—¿No vas a entrar? —preguntó el doctor a su lado, rompiendo el tenso silencio que envolvía la habitación.—¿Ella se pondrá bien? —preg
Lucas, con el corazón apretado por la preocupación, intentó consolarla con gestos suaves y palabras de aliento. Sin embargo, en su interior, sabía que lo mejor era llamar al doctor.Salió corriendo de la habitación, la mente de Ximena estaba llena de ansiedad por lo que podría descubrir.El pasillo del hospital parecía interminable mientras Lucas buscaba desesperadamente al médico. Finalmente, divisó al doctor y corrió hacia él, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho.El médico, al escuchar la noticia de que Ximena había despertado, dejó de inmediato la conversación que tenía con Alejandro y se apresuró hacia la habitación de Ximena, su rostro estaba serio y concentrado mientras se preparaba para dar las noticias.Lucas y Alejandro intercambiaron miradas cargadas de tensión. Lucas sintió un nudo en la garganta al darse cuenta de que Alejandro también seguía hacia la habitación de Ximena.—El doctor le informará sobre la pérdida del bebé. Creo que deberías estar allí —pronunc
Los días comenzaron a pasar, Lucas seguía yendo al hospital aunque Alejandro ya no se pasaba por ahí.—Pronto te darán de alta —mencionó Lucas, con una expresión preocupada en su rostro.—¿De qué me sirve? No tengo a dónde ir. Seguro Camila no me dejará quedarme en la casa de mi madre. Después de que mi padre «falleciera», ella heredó esa casa que era de mi madre. Yo me quedé sin nada, y no puedo acudir a Paulina porque ella y yo nunca fuimos amigas. Ella solo quería hacerme daño.—Ximena, ya encontraremos dónde puedas quedarte. No te preocupes por eso. Te traje algo de ropa para que uses cuando te den el alta —pronunció Lucas, tratando de ofrecer algo de consuelo y distracción.—Muchas gracias, Lucas, realmente aprecio que estés aquí en estos momentos tan difíciles para mí —expresó Ximena con sinceridad.Lucas asintió con gesto comprensivo ante las palabras de Ximena y luego se retiró de la habitación para brindarle privacidad mientras ella se cambiaba.El sonido de la puerta al cerr
El sol se filtraba tímidamente por las cortinas entreabiertas de la habitación, pintando destellos dorados sobre la cama donde Ximena permanecía recostada.Los rayos de luz se entrelazaban con las sombras, creando un juego de luces y sombras que reflejaba el tormento interno de Ximena.Su semblante que era usualmente radiante, ahora estaba ensombrecido por una tristeza profunda, que se reflejaba en cada línea de su rostro y en el brillo apagado de sus ojos.Lucas, quien observaba con preocupación desde el umbral de la puerta, decidió intervenir.Su figura se recortaba en la penumbra de la habitación, destacando su deseo genuino de ayudar a Ximena a superar su dolor.—Ximena, necesitas comer algo. No puedes seguir así —dijo Lucas, acercándose con cautela, como si temiera romper el frágil equilibrio de la habitación.Ximena apartó la mirada de la ventana y dirigió sus ojos vidriosos hacia Lucas, con una mezcla de tristeza y resistencia en su mirada. Sus labios temblaban ligeramente mien
Después de trabajar por meses en una tienda local decidió cambiar de trabajo a un restaurante cerca de la costa.Mientras Ximena tomaba órdenes y servía platos en el restaurante, una conversación animada entre clientes captó su atención.—¡Oye, Ricardo, tienes que probar este ceviche! Es absolutamente delicioso —exclamó una mujer con entusiasmo.—¿De verdad? Creo que me voy a animar entonces. ¿Qué tal está el pescado hoy? —preguntó Ricardo, mirando el menú con interés.Ximena sonrió mientras tomaba nota de la orden y se acercaba a la mesa.—¡Buenas tardes! ¿Les gustaría probar nuestro ceviche especial del día? Está hecho con pescado fresco recién llegado de la costa. Y para acompañar, tenemos una variedad de platos deliciosos que estoy segura de que disfrutarán —ofreció Ximena con amabilidad.Ricardo y su compañera intercambiaron una mirada de aprobación antes de asentir con entusiasmo.—Suena genial. Vamos a pedir el ceviche y también una porción de camarones a la plancha. ¿Qué te pa
—¿No has ido a trabajar hoy? —preguntó Ximena con una ceja alzada, observando a Lucas, quien se encontraba en la mesa de la cocina con un montón de libros esparcidos por todos lados.—No, mañana hay examen y tengo mucho que estudiar. Si bajan mis notas, retirarán mi beca y no la puedo perder —pronunció él con frustración, dejando escapar un suspiro de preocupación. Ximena, preocupada, se acercó y se sentó al lado de él, notando el agobio en su expresión. Tomó su libreta de notas con delicadeza, como si contenera el peso de su futuro.—Creo que es un mal momento para volver a la universidad... —mencionó Ximena, fingiendo que leía un pasaje al azar en la libreta, esperando ver la reacción de Lucas.—Si es un mal momento, muchos exámenes en estas fechas... Espera, ¿qué? —preguntó Lucas sorprendido, levantando la vista de sus anotaciones. Sus ojos se posaron en el rostro de Ximena, buscando una confirmación de lo que acababa de escuchar.—Volveré a la
Después de que ella dejara de llorar, Lucas le tomó la mano con cuidado y salieron del restaurante juntos, adentrándose en la noche fresca que envolvía las calles.Caminaron en silencio por la plaza, permitiendo que el bullicio de la ciudad llenara el espacio entre ellos, como si los faroles parpadeantes y las personas que pasaban fueran cómplices mudos de su compañía.El viaje de vuelta a casa transcurrió en completo silencio, solo interrumpido por el susurro suave del viento entre los árboles y el crujir de las hojas bajo sus pies, como si la noche misma les instara a la tranquilidad.Al llegar a casa, Lucas se sorprendió al encontrar a su padre parado en la entrada, su presencia imponente arrojaba una sombra oscura sobre el umbral.—¿Quién es ese señor? —preguntó Ximena con cautela en su voz.—Es mi padre. Hablaré con él. Si quieres, ve a descansar —respondió Lucas, tratando de ocultar su preocupación.Al entrar en la casa, Xi