—¡Vamos! — gritan todos a la vez. —Dentro de poco. — susurro inhalando, tomando toda la energía de vida que tiene el matorral. Escucho como un rugido potente se acerca con fuerza junto al sonido de las alas de ese ser. —¡Ya! Todos me empujan para entrar. Jafet me toma del brazo y me hala mientras le doy una pequeña ojeada a la cosa que nos quiere matar. Solo puede ver sus garras gigantes parecidas a espadas preparándose para agarrarnos. Observamos como la gran bestia pasa por el lugar fallando en su cacería. Todos respiramos con dificultad por la adrenalina. Mis brazos tiemblan de tanta energía que tengo en mí. Toco mi pecho en el cual late lleno de vida. —Estuvo cerca. — comento riendo en el pecho del mitad vampiro. Jafet me suelta casi quejándose del ardor que le provoco. Creo que al tener más energía es peor para él. Noto que estamos en un tipo de pasillo, lleno de telarañas. Pero en las pared
Al final del camino vemos la luz, el cual Alejandro avanza para llegar. Al salir la luz del atardecer ilumina el lugar, mis pulmones se le hace difícil respirar por la altura en que estamos. Lo que más sorprende es que el lugar está cerrado por un tipo de cristal. Es como si hubiese existido un pueblo aquí, hay estructuras antiguas, iglesias, hogares, entre otras cosas. —Rayos, es más grande de lo que cuentan. — comenta uno de los muchachos de Alejandro fascinado por el paisaje. Vamos a un lugar que tiene un gran símbolo de los puntos cardinales. Estos señalan grandes estructuras maltratadas. Miro con curiosidad donde siento una energía. De la nada escucho risas que provienen de una estructura. —Mierda, brujas. — gruñe Alejandro sacando sus garras en posición de defensa. —Hace tiempo que no teníamos invitados. — se escucha como dice una sin aun salir de la estructura griega. —Y lo mejor es que no son normales. — comenta otra seria saliendo de la estructura sin mostrar su rostro po
La alfa es la loba que menos soporto, la que se cree que va por encima de todos y la que a veces aparece en mis pesadillas. Aprieto mis manos formando puños al verla como si nada, pero debo ignorar lo que siento. Miro el reloj, siento como si hubieran pasado horas y ni siquiera han pasado cinco minutos. —Ya lo veremos el sábado —contesto. Ambas nos miramos desafiantes y sonreímos de lado. Si no estuvieran todos aquí, creo que nos lanzaríamos una sobre la otra. Observo cómo mi prima asoma la cabeza por la ventana. Su pelaje uniforme de color blanco brilla bajo la luz del día. Me mira y sus ojos negros le brillan. —Iris, ve y búscanos algo de beber —manda la muy descarada de mi alfa. —Sí, alfa —contesto, mordiéndome la lengua. No soporto que me mande. Mientras le doy la espalda, escucho cómo gruñe. No nos soportamos. Voy a la cocina, sirvo dos vasos de agua, uno normal y al otro le echo sal. "Espero que se dé cuenta y…" sigo hablando en mi mente mientras llevo el vaso hacia mi tía.
Abro mis ojos desorientada, con náuseas y dolor de cabeza. He aceptado varias cosas en mi vida que unos días atrás no hubiese aceptado ni aunque estuviera loca. Pero solo tengo que cumplir lo que me han encomendado y volveré a casa para prepararme e irme a estudiar a la universidad y tener una vida normal. Me levanto sin equilibrio, haciendo que me sienta rara. Miro lo que son mis manos y me encuentro con unas patas de diferentes tonalidades. Niego varias veces, creyendo que aún estoy durmiendo por lo que mi bisabuela me dio de tomar anoche. —¡No puede ser! — camino hacia el agua para ver mi reflejo. —¡Ah! — grito escondiéndome de mi propio reflejo en el agua cristalina, pero de mi hocico solo sale un chillido agudo. ¡Ya no tengo un rostro plano! Observo que mi rostro está inundado de pelo de diferentes tonalidades. Mis orejas se mueven hacia adelante y hacia atrás al asustarme de mi reflejo, pero a la vez se ve curioso. —Mm, ¿Qué pasa? — escucho cómo los presentes inquieren al esc
Las flores de primavera se hacen visibles en el valle; nunca había visto tantas flores en mi corta vida. La manada de mi familia habla amigablemente; todo está en paz. Es la primera vez que estaré tan cerca de la manada. Observo cómo los cachorros corren en su forma lobuna jugando, mientras los adultos hablan entre ellos en su forma humana.—Iris. — alzo mi mirada hacia la procedencia de la voz que ha dicho mi nombre.No me siento confiada estando tan cerca de lo que se supone sea mi manada. Solo está la familia de mi madre y ellos dan miedo. Me pego más a la persona que está a mi lado y aprieto su mano, entrelazada junto a la mía.—Dime, mami.Por alguna razón, mis padres no permitieron que me acercara mucho a mi manada cuando era más pequeña. No recuerdo por qué, pero siento que hice algo para que ahora quieran que me acerque a ella, o más bien, que saque al lobo que tengo dentro.—Obsérvalos con detenimiento; tal vez así aprendas a sacar a tu lobo interior.Otra vez lo mismo, giro m
Diez años después: Mientras estudio física, golpeo varias veces el libro con el lápiz. Estiro mi cuello y mi espalda después de horas sentada. Mis ojos se desvían hacia el recipiente donde he preparado mi nuevo experimento. Me pregunto quién podría ser el sujeto ideal para probar mi hipótesis, aunque en esta casa tengo más de una opción. Tomo un trozo de carne del plato y dejo caer mi mano, esperando a que llegue una presa. Pocos minutos después, escucho la puerta de mi habitación abrirse sin hacer mucho ruido y a alguien olfateando el aire, persiguiendo el exquisito olor de la carne. Suelto el lápiz con disimulo y agarro mi experimento. Siento cómo la presa se acerca cada vez más a mi mano, y en un instante de acción, giro mi silla y... ¡pam! —Ay, Iris —mi hermano menor se queja mientras tomo su brazo—. Suéltame, duele —trata de zafarse de mi agarre, pero no puede. —Quieto, Peter, solo necesito tu ayuda para algo —suplico, mientras forcejeo con él. Lo dejo inmovilizado y,
Es la loba que menos soporto, la que se cree que va por encima de todos y la que a veces aparece en mis pesadillas. Aprieto mis manos formando puños al verla como si nada, pero debo ignorar lo que siento. Miro el reloj, siento como si hubieran pasado horas y ni siquiera han pasado cinco minutos.—Ya lo veremos el sábado —contesto.Ambas nos miramos desafiantes y sonreímos de lado. Si no estuvieran todos aquí, creo que nos lanzaríamos una sobre la otra. Observo cómo mi prima asoma la cabeza por la ventana. Su pelaje uniforme de color blanco brilla bajo la luz del día. Me mira y sus ojos negros le brillan.—Iris, ve y búscanos algo de beber —manda la muy descarada de mi alfa.—Sí, alfa —contesto, mordiéndome la lengua. No soporto que me mande.Mientras le doy la espalda, escucho cómo gruñe. No nos soportamos. Voy a la cocina, sirvo dos vasos de agua, uno normal y al otro le echo sal. "Espero que se dé cuenta y…" sigo hablando en mi mente mientras llevo el vaso hacia mi tía. Le doy el vas
—Es hora de ir a la escuela —exclamo, levantándome llena de energía. Llego a mi escuela, que es para "normales". Tengo que admitir que en todas partes encontraré seres del mundo que los humanos no conocen que existen. Camino entre los estudiantes con agilidad; tantos olores juntos hacen que no use tanto mi sentido del olfato. Pero puedo lograr distinguir la presencia de una joven particular y familiar. —¡Iris! —escucho que me llaman, haciendo que mire hacia la procedencia de mi llamado. —¡Iris! —grita la pelirroja, pero la ignoro para seguir con mi misión esencial en el día de hoy. —¿Qué quieres, Carly? —cuestiono deteniéndome, haciendo que chocara conmigo y le sacara un gruñido. —A mí no me gruñas, Iris —regaña señalándome molesta, haciendo que yo baje su dedo inquisidor. —¿Qué tienes en mente hacer hoy? Veo en tus ojos que tienes un objetivo peculiar. —Y yo pensé que no usarías tus cosas —le contesto, haciendo que frunza su ceño. —Bueno... —carraspeo un poco para que mis trafic