Como siempre espero su apoyo dando su me gusta, compartiendo con sus seres queridos, comentando y calificando la historia. Recuerden que las personas aprenden por ensayo y error y tú no escapas a ese principio. -Walter Riso
—¿Para qué crees que lo tenía? —pregunto, tomando el collar rápidamente.—No lo sé, tal vez siempre lo usaba. Pero por su forma y esas piedras, no son de estas naciones... Deduzco que viene de las afueras, donde el gobierno y tu alfa dicen que solo hay caos gracias a la guerra nuclear —contesta Jafet, soplando la mano que agarraba el collar—. Además, se ve antiguo.—Una gema de varios colores... —Paso mi pulgar por el fino pero resistente collar. Su belleza nos hipnotiza—. Es única —susurro, notando el reflejo de mis ojos coloridos en las piedras.Algo en el collar me resulta familiar, como si me conectara con un recuerdo lejano. Sin darme cuenta, mis ojos se llenan de lágrimas. Los recuerdos de mi sueño y mi niñez empiezan a aflorar.—¿Estás bien? —pregunta Jafet al ver cómo deposito mi cabeza en mis manos—. Oye, todo estará bien —se sienta a mi lado y me abraza.Dejo caer mi cabeza en su hombro y observo cómo la tarde se convierte en una noche oscura a través de la ventana. Noto que
—Mantente escondida y por nada del mundo salgas, Iris —dice la señora mayor de ojos azules, saliendo de la choza mientras su loba la esperaba.—Mía... —llamo a la loba blanca que se unía a mi bisabuela en una sola alma—. Mamá, tengo miedo —expreso temblando al ver cómo se convertía en una loba blanca y grande.—Mantente adentro, Iris —ordena con autoridad, ahora transformada en una loba blanca como la nieve, la luna más poderosa de la historia—. Ya es hora de que este vejestorio vuelva a luchar.Un aullido poderoso llama a mi bisabuela. Desde que la luz de la Luna me tocó, mi bisabuela materna, Atanasia, me ha mantenido escondida como si fuera un secreto. Tragué saliva y cerré la puerta...—No tengo que salir, no tengo que salir —me repeto varias veces, esperando que mi alfa volviera, pero... mi memoria saltó a una imagen en mis recuerdos.En lugar de encontrar a una loba blanca, encontré una roja, manchada con su propia sangre y con los ojos mirando a la nada. Mi vista se distorsionó
Caminamos hacia la puerta trasera y asomamos nuestras cabezas para ver si hay híbridos cerca. Se escuchan sus pasos mientras irrumpen en los hogares buscando sangre, llevándose consigo cada vida que encuentran, incluyendo animales. Trago saliva al ver que realmente son peligrosos.—¿Por qué verificamos si sabemos que están cerca? —pregunta Jafet, logrando que Max y yo lo miremos con seriedad a lo que solo encoge los hombros el mitad vampiro. —La mayoría están en una casa... —se oyen gritos de una familia, acompañados de gruñidos.—Debemos ayudarlos —digo de forma automatica, saliendo de nuestro escondite, pero ambos chicos me toman del brazo y me detienen.—Ya están muertos, Iris —dice Jafet con seriedad, apretando su mano al ver cómo empiezo a respirar con dificultad.¿Qué me pasa? Debo ser fuerte, así es la vida en este mundo. Cierro los ojos y trato de relajarme. No debo sentir nada. Poco a poco, corto los lazos emocionales que se han creado desde ayer.—Debemos aprovechar esta opor
Mientras hablan mis compañeros observo el collar. ¿No será por esto, que salió todo el poder? Tomo el collar y lo miro directamente. Este brilla por unos minutos más y juro que vi un enorme bosque dentro de él. —Vengan. — manda Anastasia, alfa central, entrando al cuarto sin avisar. —¡Ah! — grito dejando caer el collar sobre mi pecho. —¿¡No sabes tocar la puerta antes de entrar!? Tomo el collar y lo escondo rápido dentro de mi blusa. La alfa central me mira con reproche y frunce su ceño. Ambas nos miramos retándonos, no permitiré que me queme en la hoguera como siempre ha querido hacer. —Soy la alfa, no tengo que tocar la puerta. ¡Ahora vengan! No tenemos todo el maldito día para que luego solo te elimine, Iris. — comenta antes de girarse y caminar sin nosotros listos. —Síganme o los encerraré. Gruño levemente y me levanto poco a poco aunque me duela el cuerpo completo, estoy tan cansada. Necesitaré dormir una semana para recuperarme. Hace mucho que no hag
Mientras mis compañeros hablan sobre los últimos preparativos para el juicio, observo el collar en mis manos. ¿No será esto lo que desencadenó todo el poder? Tomo el collar y lo examino detenidamente. Este brilla por unos minutos más, y juro que vi un enorme bosque dentro de él.—¡Vengan! —ordena Anastasia, la alfa central, entrando al cuarto sin previo aviso.—¡Ah! —grito, dejando caer el collar sobre mi pecho—. ¿¡No sabes tocar la puerta antes de entrar!?Tomo el collar y lo escondo rápidamente dentro de mi blusa. Anastasia me mira con reproche y frunce el ceño. Ambas nos miramos, retándonos. No permitiré que me queme en la hoguera como siempre ha querido hacer.—Soy la alfa, no tengo que tocar la puerta. ¡Ahora vengan! No tenemos todo el maldito día para que luego solo te elimine, Iris —comenta antes de girarse y marcharse sin esperar a que estemos listos—. Síganme o los encerraré.Gruño levemente y me levanto poco a poco, aunque me duele todo el cuerpo. Estoy tan cansada. Necesitar
Escucho como los alfas dejan por terminado el juicio y se retiran. No puedo creerlo... muerdo mis labios enojada y camino a zancadas hacia la salida. Salgo de la sala dando un gran portazo. —¡Maldición! — grito al sentir un dolor inmenso en mis manos y brazos, exceder de la energía no es nada bueno. El mitad vampiro se acerca a mi preocupado haciendo que alce mi mano rápido para que se detenga. —Estoy bien. — le aclaro algo enojada, aunque no sea con él. La puerta que es hacia la sala de alfas se abre haciendo que vea al alfa del sur con sus ojos amarillos y su piel quemada. Siro, alfa que conoce por completo el desierto de Sahara, me observa con millones de sentimientos. Gruño desesperada y camino de un lado hacia otro nerviosa. —No tienes que estar nerviosa. He escuchado que es un gran alfa, no es como tu tía... — sonrío divertida, pero un carraspeo interrumpe a Jafet. —Jafet, ya creo que no es necesario tenerte aquí. — notifica Anastasia logrando que demos un
Al salir del edificio, me encuentro en un lugar desconocido. ¿Dónde estoy? Miro el edificio: está hecho de piedras lisas de color azul y blanco. En el techo, hay figuras que forman la historia de la alianza y también su insignia.—¿De verdad estamos donde se creó la alianza? —le pregunto a Max, mirando el hermoso y detallado techo.—No, dicen que esto no le llega al lugar donde se forma la alianza entre las razas. Pero por desgracia, ese lugar se encuentra en las afueras de las cinco naciones, hasta fuera de nuestro continente —me explica Max, mirando también el edificio.Aparto la mirada para encontrarme con fuentes por todo el lugar. El agua azul se mueve de forma elegante en estas. Es un lugar enorme, blanco y azul. Camino tocando las enormes columnas que lo decoran.—¿Por qué me sigues? —le pregunto a Max, que me mira con el ceño fruncido.—No creas que me estás cayendo mejor, González —sonríe ante su contestación. Observo cómo muerde su lengua, aguantando las ganas de decir algo—.
—Arco... —susurro el nombre del cachorro de la madre naturaleza, esperando que el viento se lo lleve.Siento cómo nos detenemos, lo que me hace acomodarme mejor en el asiento. Quiero dormir más, eso es lo único que pido. Últimamente no he dormido nada bien y, cuando logro tener un sueño tranquilo, me tengo que levantar.—Iris, despierta, ya llegamos —me avisa Jafet con un leve movimiento en mi hombro. Me levanto alarmada. —Tranquila, solo te dormiste.Rayos, olvidé que estaba junto a los chicos. Miro alrededor y reconozco el lugar. Estamos cerca de la escuela de los lobos. Parece que la sala de la alianza está bastante lejos de aquí, ya que el cielo está decorado por las estrellas.—¿Quién es Arco? —pregunta Max de repente, logrando que me despierte por completo y dé un pequeño salto al escuchar ese nombre.—No lo sé... —le contesto sin mirarlo a los ojos, incómoda por la mirada de los tres chicos presentes. —¡¿Qué?! —pregunto ya algo enojada por sus miradas curiosas.El mitad vampiro