Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró
Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró
Por: Melanie Fraser
Capítulo 0001

El insoportable y desgarrador dolor le arrancó un grito a Enola, tan fuerte que su garganta dolió.

Está perdiendo a su hijo, ella está sufriendo un aborto espontáneo y su mundo parece haberse detenido.

Sangre, dolor y lágrimas, es lo único que procesa su cerebro. No importa su prometido que la tiene en brazos y corre a un hospital, no interesa los doctores corriendo y tratando de ayudarla, no le interesa los intentos en vano que todos hacen por mantenerla en calma.

Ella está perdiendo lo que tanto anhelaba y el dolor físico no se compara con su dolor emocional. Una vez más no fue capaz de mantener a su bebé en su útero, otra vez no fue suficiente para crear vida.

—Su útero sufrió grandes daños. —Enola no escuchaba más que murmuros, lejanos y pausados. —Para salvarla debimos tomar medidas extraordinarias, lamento darles la noticia, pero usted ya no puede embarazarse. —Aquellas palabras la destruyeron por completo, su sueño más anhelado se vio derrumbado sin más, pero aquellas manos abrazándola y esa voz consolándola la mantuvo a flote.

Ikal Nukak, un hombre lobo que decidió el exilio para no vivir bajo la sombra y los mandatos de su padre, se aferró a la mujer que ama con fuerza.

—Todo estará bien. —Dijo en un intento por consolarla. —Esto no cambia nada. —Besó su cabeza para darle peso a sus palabras.

Enola desolada, pero con la certeza de que el amor de su vida la apoya incondicionalmente, decidió seguir adelante sin importar el profundo dolor en su alma.

El día de la boda había llegado al fin, risas, alegrías, emoción y mucho estrés. Organizar una boda no es tan fácil, pero vale la pena cuando se ama, ese es su pensamiento.

—¿Lo puedes creer? ¡Nos vamos a casar! —Lo miró llena de emoción. —Finalmente seré su esposa, señor Nukak. —Ikal ladeó su sonrisa y tirando de ella la abrazó con fuerza.

—No hay nada que me haga más feliz. —Besó sus labios para demostrar eso que siente por ella. —No hay mujer más fuerte que tú y eso me fascina. —Miró sus ojos, ella no tiene nada en el mundo y es la mujer más desdichada que conoce, pero a pesar de todo se pone en pie, se sacude y sigue sonriendo.

Tres meses pasaron desde que perdió al bebé y recibieron la mala noticia, Enola sufrió por su pérdida, pero prontamente alzó la cabeza y siguió con su vida.

—Lamento mucho la interrupción. —Katriona, la mejor amiga de Enola la separó de un tirón. —Vamos, es hora de celebrar tu despedida de solteras. —Enola se despidió con la mano de su prometido y siguió a su amiga entre risas.

—Te dije que no debías preocuparte, con una noche de chicas estaba bien. —Katriona rodó los ojos.

—Por supuesto que no. —La empujó hasta meterla al coche. —Las chicas y yo tenemos toda una noche planeada especialmente para ti. —Le guiñó al colocarse tras el volante.

—Definitivamente, debo temer a lo que pasará. —Enola no pudo evitar bromear con su mejor amiga y confidente. —¿A dónde vamos primero? —Quiso saber.

—Oh, no, mi reina. —Katriona aceleró. —Es una muy grata sorpresa. —Esa sonrisa pillina le hizo saber a Enola que la noche terminaría cuando empezaba su boda.

No importaba que la vida le arrebatara a sus padres cuando ella era una niña, no interesaba lo difícil que fue para ella adaptarse al mundo, después de todo el universo mismo le obsequió a un hombre que ama y a su mejor amiga, eso es todo lo que ella necesita para ser feliz.

—¡Sorpresa! —Un grupo de chicas, compañeras del trabajo de Enola y Katriona, aplaudieron al verla llegar. —Esto está que arde. —Aplaudió una de ellas.

—No me lo puedo creer. —Enola lo miró todo con la boca abierta. —¿Un café donde solo atienden hombres guapos? —Miró a Katriona alucinada.

—Y eso no es todo. —La guio a su asiento. —Esta es el área de cafetería, es un spa y solo hay chicos musculosos y sin camisa para mimarnos, ¿No es un buen inicio? —Enola carcajeó con incredulidad.

—¿Acaso olvidas tú que Ikal es un celoso? —No podía creer la osadía de su amiga. —Él siempre sabe cuándo hay hombres cercas y no dudo de que se aparezca aquí. —Miró al resto. —Serán ustedes las responsables. —Bromeó muerta de la risa.

—Por eso tú no te preocupes. —Katriona la abrazó. —Tú diviértete que si viene esa bestia nosotras nos haremos cargo. —Enola tomó la palabra de su mejor amiga, se relajó y se dejó llevar como casi nunca.

La noche fue toda una locura, alcohol, música, bailes en la pista, bailes privados y muchas risas. Katriona se aseguró de que su amiga se divirtiera al cien y al final lo logró.

Dan las once de la mañana y ellas apenas van en el auto en dirección a la iglesia, ni siquiera la luz del día las hizo detenerse, al contrario, les dio más energías y ganas de seguir la juerga.

Ikal se movió nervioso en su puesto, ya había un retraso de veinte minutos y aunque sabe que su prometida es un poco despistada, no puede evitar los nervios.

Recibió la llamada de que estaban cerca, así que era seguro que habría una boda, pero ¿Por qué siente su corazón marchar tan rápido? Al tener una respuesta, no pudo evitar suspirar para después sonreír.

Enola pasó saliva al ver las enormes puertas de la iglesia, su amiga está a su lado, apoyándola como siempre, pero una sensación extraña crece en su pecho y no la deja respirar.

—Estoy nerviosa. —Susurró con una sonrisa vacilando en sus labios. —No puedo respirar bien. —Confesó una vez sus ojos chocaron con la del hombre que ama.

Aquella mirada brillante, esa sonrisa amplia y su gesto de felicidad aceleraron el corazón de Enola. Él la mira como si fuera lo más importante en su vida, es como si él dependiera de ella y se siente hermoso.

—Todo saldrá bien. —Katriona la abrazó una vez llegaron al altar. —Haz las cosas bien. —Aconsejó a Ikal una vez le entregó a su amiga.

El padre pidió silencio en el lugar y de esa manera inició la ceremonia. Ikal miró insistentemente a Enola y cuando no pudo guardarse lo que tenía para decir, detuvo todo.

—¿Qué pasa, hijo mío? —Preguntó el hombre desconcertado por la inoportuna interrupción.

—No puedo casarme con una mujer que no puede darme hijos. —El corazón de Enola se detuvo al escuchar algo tan cruel y doloroso. —Fui un tonto por llegar hasta aquí aun teniendo a una mujer que realmente amo.

—Amor...

—No te amo, Enola. —La cortó. —Me fijé en ti por llevarle la contraria a mis instintos y naturaleza, pero ciertamente no eres la mujer que pueda darme lo que necesito. No te sientas mal. —Se encogió de hombros. —Eres una simple humana, ordinaria y sin propósito. —Enola dejó de respirar tras su ofensa, ni siquiera comprendió sus palabras, pero aun así dolieron.

—Ikal, ¿Qué haces? —Miró al montón de personas que no parpadean para no perderse de nada.

—Pasa que no estoy dispuesto a sacrificar mi felicidad por no dañarte, después de todo debes estar acostumbrada a estar sola, ¿No? —Alejándose de ella con una sonrisa en sus labios, miró entre el público que no deja de cuchichear. —Katriona es la mujer de mi vida, es mi destinada y la futura madre de mis hijos. —Enola se llevó la mano a la boca por tan grande traición. —Es ella quien merece mi protección y mi lealtad, tú podrás sobrevivir sola y seca, es una suerte que no pudieras llevar a término tu embarazo, de lo contrario estaría atado a ti. —La traición de las dos personas que más ama, la humillación frente a tanta gente y el verse sola, vestida de novia en el altar fue lo suficiente para destruirla desde adentro.

Enola corrió fuera de la iglesia, envuelta en llanto y experimentando un dolor que la asfixia, ella fue traicionada, humillada y plantada en el altar por no poder embarazarse, ¿Acaso tiene culpa ella de algo que no puede controlar?

Echa un desastre llegó a su piso, las llamadas a su móvil no pararon, los toques en la puerta se hicieron cada vez más insistentes, pero ella permaneció sentada frente a la puerta de su habitación, mirándose en el espejo y sintiendo lo más miserable del mundo. Ahora lo entiende todo, esas miradas brillantes, esa sonrisa amplia y la felicidad en su rostro siempre que la miraba iban dirigidas a Katriona y no a ella, ¿Como no se percató antes?

Para el resto de la humanidad ella es realmente rara e inusual, su llamativo pelo blanco, sus ojos violetas, su piel pálida y belleza inaudita parece ser mucho para que la toleren.

—¿Cómo fuiste tan tonta en creer que finalmente alguien te amaba de verdad? ¡¿Cómo pudiste confiarte a creer que serías feliz?! —Se recriminó culpándose por todo lo que había pasado. —No puedo vivir con esta humillación. —Se puso en pie aun cuando su cuerpo se sentía pesado, ella deberá marcharse para sanar su corazón roto. Desaparecerá del mundo y se ocultará de la humanidad.

Enola corrió por el aeropuerto, tiene menos de una hora para conseguir el boleto que desea y de no llegar se volverá loca.

—¡Señorita! —Protestó una mujer enojada por el empujón de la joven.

—Lo siento. —Se disculpó Enola ahora con el hombre que había atropellado con su maleta, no deja de chocar con las personas.

{Luna} El lobo de Tanok Nukak, el alfa de la manada BloodMoon y el lobo más temido de todos los tiempos por su despiadada manera de ser, rasguñó el interior de su humano. {Luna} repitió desesperado.

—Sí, finalmente. —Susurró el hombre siguiéndola con la mirada. Había huido por siglos, se había dado a la idea de que la diosa luna jamás le otorgaría a una pareja, él consideró que debería enamorarse de una mujer, la cual no sería su luna, justo como lo hizo con la madre de su hijo, pero ahí está... Mil años de vida y finalmente encontró a su destinada.
Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo