Enola dejó de respirar al verse frente al enorme hombre de cabello largo y ojos brillantes, hay otros detalles, pero es que la impresión se apoderó de ella y más su desconcierto al recordar algunas coas.
Las imágenes azotando su cabeza la hizo retroceder dos pasos, ¿Acaso él la había sacado del agua? ¿Ella se entregó a ese desconocido que ha sido el mejor sexo de toda su vida? Inmediatamente, se llevó la mano al lado derecho de su cuello y al no sentir nada todo se volvió más confuso.
Es cierto que ella estaba delirando por el frío, pero está segura de que aquel dolor matador fue real, él mordió su cuello tan fuerte que fue una agonía hasta que ya no lo resistió más. Pasando del hombre que la mira con curiosidad, recorrió nuevamente el lugar con la mirada.
―¿Dónde estoy? ―Fue lo único que le importó, no le interesa si todo fue un sueño o algo real, ella quiere saber donde está para de esa manera escapar cuanto antes, lejos de ese secuestrador.
―En nuestro hogar. ―Enola lo miró con ojos grandes y plasmados, ¿Cómo que en nuestro? Se preguntó así misma.
―Mi hogar no es este. ―Dijo lo evidente, está siendo presa del shock.
―Alfa, luna. ―Una mujer hizo una reverencia como saludo, Enola frunció el ceño, ahí está nuevamente esa palabra.
―¿Por qué todos insisten en llamarme luna y hacer reverencia siempre que pasan por mi lado? ―Miró al hombre alterada, realmente se está asustando y no duda que iniciará a gritar de seguir así.
―Eres mi luna. ―Contestó con simpleza, sabe que si le explica las cosas en ese momento ella no lo entenderá. ―Solo eso debes saber para qué… ―El puñetazo que ni siquiera le hizo cosquillas lo calló por la sorpresa.
―¡Eres un maldit0 loco! ―Gritó enfurecida, pasando del miedo, el desconcierto y esa atracción que inexplicablemente siente por él. ―¡Me has secuestrado! ―Miró a su alrededor como una desquiciada. ―Lo sé, ¡Me drogaste y por eso estoy aturdida! ―Tanok alzó las cejas, está realmente furiosa, él puede sentir todo lo que ella está experimentando y su olor grita furia. ―Oh, Dios… Oh, Dios mío. ―Tembló de la cólera, ¿Cómo podía ella ser tan desafortunada para que le pasaran ese tipo de locuras? Sin analizar muy bien las cosas, se echó a correr lo más rápido que pudo, no le importó que todos la miran con asombro, ella simplemente corrió, pero pronto se encontró sobre los hombros de ese hombre chafado de la azotea. ―¿Qué crees que estás haciendo? ―Gritó llamando la atención incluso de los que no estaban cerca. ―¡Suéltame de una buena vez! ―Ordenó forcejeando en vano, no es rival para los enormes músculos de ese loco.
―Deberías dejarla. ―Shasta Nukak, padre de Tanok sonrió. ―Debí suponerlo, la reclamaste como tuya y la trajiste aquí sin contarle nada. ―Tanok obedeció a su padre, le tiene gran respeto. ―No irá lejos, los guardias cuidarán de ella. ―Enola miró al anciano y sin más corrió para escapar de esa pesadilla de la que no puede despertar. ―Siempre supe que la Diosa Luna te otorgaría a una pareja con carácter. ―Sonrió mirando a la joven correr de un lado a otro. ―Qué belleza más excéntrica. ―Tanok sonrió, su luna es la más hermosa de todas.
Enola se detuvo para descansar, está agitada, cansada y perdida, ¿Cómo se supone que escapará si ni siquiera sabe donde está? El bosque parece no tener fin y hay hombres allá por donde vaya. Sin ganas de rendirse, siguió buscando una manera de escapar.
Katriona miró al que ahora es su esposo, ella siguió a Ikal al mundo de los humanos porque se suponía que sería el alfa, pero ahora no es más que un guerrero y eso para ella no es válido. Ella nació para la grandeza, no para parirle a un bueno, para nada.
―He escuchado que la luna de tu padre es humana. ―Lo miró. ―Y que no sabe nada al respecto, ¿Crees que acepte sus lazos? ―Ikal solamente gruñó, no quiere hablar al respecto, solo saber que su padre tiene una pareja lo enfurece tanto que su lobo lucha por salir.
Katriona lo dejó solo y salió de la cabaña, se supone que ambos deberían estar consumando la ceremonia, ambos entregándose a la luna, pero ahora no son más que una pareja común y corriente.
―Dios. ―Enola se sobresaltó por la mujer que salió de la nada. ―¿Katriona? ―La aludida miró a la peliblanca totalmente petrificada, ¿Qué hacía esa humana ahí? ―Tú… ―No pudo decir más, recordar lo que ella le hizo simplemente la limitó a dar media vuelta y seguir buscando la salida.
―¿Qué haces tú aquí? ―Preguntó confundida, ella es una simple humana, ¿Cómo pudo llegar al reino sola? ―Enola, sé que me odias, pero puedo ayudarte. ―Enola con los ojos llenos de lágrimas, agitada y deseando marcharse a su hogar, dio media vuelta y la miró.
―¡Conocí a un loco en el aeropuerto y ahora estoy aquí! ―Gritó secándose las lágrimas. ―Todos me llaman luna, ¡¿Qué es eso?! ―Preguntó abriendo los brazos. ―Yo solo quiero irme a casa. ―Katriona colocó un gesto de preocupación que tensó a Enola.
―No puedes quedarte aquí. ―La tomó de la mano. ―Este no es lugar para ti, Enola, si te quedas tu destino será el peor. ―Enola por alguna razón inició a sentir miedo. ―Ven, por aquí. ―Logró sacarla de la aldea sin ser vistas.
―¿Qué es todo esto? ¿Por qué te ves tan asustada? ―Katriona miró en todas las direcciones y tras asegurarse de que estuvieran solas, miró a Enola como si fuera a morirse de la preocupación.
―No sabes nada, ¿Cierto? ―La barbilla de Enola tembló. ―En el mundo no solo existen los humanos, Enola, esto es una aldea, es una manada. ―Enola la miró sin entender nada. ―Tú eres la luna del alfa más cruel de todos. ―La miró a los ojos, debe deshacerse de ella. ―Si te quedas, él acabará matándote como lo hizo con la madre de su hijo. ―Enola se llevó las manos a la boca. ―Somos lobos, Enola, somos criaturas peligrosas y una humana como tú no lo resistirá. El hombre que te reclamó como suya es horrible, su temperamento lo puede llevar a hacerte mucho daño, ¿Acaso recuerdas algo de lo que pasó mientras venían para acá? ―Enola negó, todo es muy confuso y del viaje no recuerdas nada. ―¿Lo ves? Es más peligroso de lo que crees y su odio por los humanos es algo que trasciende barreras, debo ayudarte a salir de aquí. ―Tomó su mano para no darle tiempo a que reaccionara. ―Estas flores te quitan el olor. ―Ayudó a frotárselas por todo el cuerpo. ―Esto te permitirá huir sin que él pueda encontrarte. ―Acarició sus mejillas. ―Sé que te hice daño, pero fue mi manera de ayudarte, Ikal también es un lobo de alto rango y ellos son demasiado violentos. ―Sonrió. ―Sal de aquí y huye lejos, siempre ve al norte, con suerte encontrarás a los cazadores y ellos te ayudarán y de no ser así, encontrarás el camino a tu mundo. ―Enola presa del pánico por lo que había escuchado, asintió. ―Espera. ―Katriona la detuvo. ―Antes de marcharte debes decir estas palabras. ―Se las dijo al oído y Enola sin cuestionar, obedeció.
―Yo, Enola Voinescu, te rechazo, alfa cruel. ―No le importó no decir el nombre de Tanok, ni siquiera lo conocía, ella simplemente corrió sin mirar atrás, obedeció todo lo que Katriona le dijo y se alejó lo más rápido que pudo.
La oscuridad del lugar, el bosque cantándole su tenebrosa melodía al oído y los aullidos de los lobos ahora parecían congelarla. Ya no ve el lugar como un sitio salido de los cuentos de hadas, ahora lo ve como el paraje de sus pesadillas.
―¿Ho… hola? ―Se detuvo al escuchar algunos ruidos provenientes de lo profundo del bosque. ―¿Hay alguien ahí? ―Por un momento quiso creer que Katriona simplemente se estaba burlando de ella, pero aquel gruñido la paralizó por completo.
Dos puntos brillantes sobresaliendo de la oscuridad captó su atención, sin duda alguna es verdad, hay lobos a su alrededor. ¿Cómo quedó ella involucrada en todo eso? Retrocedió cuantos pasos pudo, pero un árbol le cortó el camino así dejándola a la merced de la bestia que camina lentamente hacia ella.
―La tenemos, alfa. ―Dos hombres sostuvieron a Enola quien no podía dejar de temblar por el miedo. ―La llevaremos a la aldea. ―Enola los miró aterrada, ¿Acaso la van a devolver?
―Por favor… déjenme ir. ―Suplicó intentando anclarse al lugar, pero los hombres podían llevarla fácilmente con una mano si así lo decidían. ―No soy de aquí… en serio… yo… ―Al ver al enorme lobo frente a ella, desmayó por la impresión.
―Es humana. ―El alfa tomó su forma humana. ―Llévenla a la aldea, patrullaré y me aseguraré de que no venga con cazadores. ―Los guerreros obedecieron a su alfa y se llevaron a Enola desmayada.
Katriona volvió a la manada después de asesorarse de que su plan funcionara a la perfección, Enola se metió al territorio enemigo y está segura de que sufrirá las consecuencias. Los humanos no son bienvenidos al reino y una mujer como ella puede servir para una sola cosa, dar placer.
Disfrutando su victoria, miró como el alfa moviliza a las tropas para encontrar a su luna, perdió su rastro y su olor, quizás la tonta no rompió los lazos como debía, pero tal vez funcionó, el alfa se ve muy afectado.