NAHAN
Voy caminando solo, camino medio perdido dentro de mi propio palacio sin saber con certeza qué hacer ni cómo actuar.
Al final, ¿qué diablos me está pasando?
Vagando por la casa, sin que me dé cuenta, ya estoy en la cocina, como un niño, procurando el apoyo de Thurayya.
Thura es mi tía, fue mi niñera y nana, además de ser mi cocinera, ama de llaves y oreja ambulante en las horas que preciso y también cuando no quiero.
Entro en la cocina y las tres cocineras se mueven despavoridas, así que cruzo la puerta. A veces esos protocolos me hinchan las pelotas. Ergo, lo acepto, intentando demostrarme alguna autoridad, aunque esté tan perdido, cruzo las manos en el pecho y les agradezco moviendo la cabeza.
Jasmine se anticipa y devuelve el gesto, curvándose innecesariamente.
—Buen día, majestad.
—Buen día, Jasmine, Fatimah, Nair, ¿Dónde está Thurayya?
Fátima da un paso al frente y balbucea intentando explicar, ¿por qué será que la mayoría de las veces, las personas balbucean al hablar conmigo? ¿Será que parezco tan rígido? Prefiero no pensar en la respuesta.
—Thurayya fue a recibir al proveedor de especias, ¿quiere que la llame, señor?
—No, no es necesario.
Sé que mi cara no es de las mejores, pero ellas no precisan verme como si fuesen corderos que van a morir.
—Pueden continuar con sus deberes, yo voy a esperarla aquí. —Me siento y miro el reloj, aguardo tres minutos, detesto esperar, me irrita cuando quiero hablar con esa vieja insoportable y ella no está aquí. ¿Cómo será que Jafar la está pasando en el sótano? ¿comerá? Veré con mis propios ojos. Grito en dirección de la puerta—. Thurayya, ¿dónde estás?
Lavo mis manos para disfrazar mi tensión desde el café y cuando miro por la puerta, ahí viene ella, gorda y hosca, los arrastrando los zapatos por todo el pasillo, sus enormes caderas golpearon la puerta. Ella traía dos fardos grandes en los brazos, rezongando como siempre.
—¿Algún incendio en su suite, mi señor?
—No, ¿por qué Thura?
—Estoy vieja, mis oídos pueden explotar con sus gritos. ¿Podría ser gentil y tomar uno de estos fardos para mí?
Las otras cocineras huyen como ratones listos para ver una catástrofe, ellas saben que mis peleas con Thura son para quien tiene corazón fuerte.
Tomo los dos fardos de sus brazos flácidos y ella me encara sonriente.
—Siempre soy gentil contigo, Thura, si no fuese un hombre noble, ya estarías burlándote en el calabozo, con una cuerda bien fuerte, amarrada en los puños.
Ella hace un movimiento como si fuese a curvarse y me mira con sus ojitos vívidos y arrugados.
—Acepte mi agradecimiento, no consigo bajar más, me duele la columna, mi amado rey.
Y ando de un lado para otro y ella me observa, yendo en dirección al fuego viejo de la leña, que solo ella insiste en continuar usando.
—¿El señor durmió?
Yo niego con la cabeza, ella continúa escuchándome, callada y observadora, después, trajo un plato para la mesa, me toma del brazo obligándome a sentar.
—Coma un poco de mahmoul e fatayer, hechos hoy, recién horneados.
Me niego a su oferta y ella levanta una ceja, me río y tomo el plato de su mano. Ella me sirve una taza humeante de café amargo, con una pizca generosa de cardamomo y un chorrito de leche, de la que me gusta.
—Ya sé sobre el incidente con la brasileña.
—Curioso.
—¿Olvidas que Jafar es mi hijo? Él está muy afligido por el error de sus hombres. ¿Debo hacer las maletas de la extranjera?
¿Cómo puedo explicar eso a Thura o a cualquier otra persona que ella se va a quedar? Sé que lo correcto es enviarla de vuelta para casa.
Sería una misión peligrosísima, ya que, ciertamente, el Sheikh Hafiq blindó el país por todos lados.
Pero ahora no es la venganza la que me impide libertarla, es como yo me siento… La manera descompasada que mi corazón pulsa cuando miro a aquella chica.
Ella me hace sentir de una manera que hace muchos años no sentía.
Para ser sincero, incluso durante mi boda, creo que nunca fui tomado por esas sensaciones inquietantes y extrañas que yo siento cuando estoy cerca de Bianca.
Mi boda fue meticulosamente planeada por nuestras familias, nos entendemos en nuestros propósitos, Ishna fue una compañera irreparable, discreta, culta, modelada para ser una reina.
Y ella me dio una hija hermosa, pero esos temblores, esa angustia, el calor de en mi sexo, para mí, todo eso es nuevo y yo no puedo leer bien con el descontrol, lo inesperado… Lo nuevo, en ocasiones, asusta.
—No, no voy a liberarla, Thura.
—Yo la vi de lejos, ¿qué pretendes hacer con ella? —Yo me froto la barbilla, pensando en qué decir, y ella se levanta, da una palmada en mi hombro y sigue fregando—. Come y bebe el café que se está enfriando. Ya entendí, ella precisa de ropa y un guardia para acompañarla, ¿el señor pretende dejarla sin ver la luz del sol, encerrada en el cuarto?
Yo engullo una pieza grande de fatayer en la boca y niego vehementemente.
—Guardias no, son jóvenes, pueden faltarle el respeto y yo tendría que castigarlos, una asistente para acompañarla donde quiera ir.
—¿Dónde quiera ir?
—Por aquí, claro, no voy a correr el riesgo de perderla. Quiero decir, de que se pierda por ahí, ella no conoce el palacio, la ciudad, podría perderse. ¡Ah! Tú entiendes lo que quiero decir, Thura.
Thurayya sonrió más de lo que me gustara, detesto esa manía de que se ría cuando estoy nervioso, mirándome con ese su gesto de quien sabe todo, ¡ah! Infiernos, ella comprendió lo que dije, no es como si yo tuviese miedo de perderla, al final, Bianca no es nada mío, es solo mi huésped involuntario. Thura retira el plato vacío que tengo delante y completa:
—Es muy bonita, Nahan.
—No sé, no reparé en ello.
Thura levanta la ceja y balanceó la cabeza, como si fuese todavía aquel niño idiota que iba a sus brazos cuando papá me golpeaba.
Yo finjo que no percibo su sarcasmo. Sonriente, cuánto más vieja, más aguzada es, yo todavía tomo valor y sigo su juego, molesto, intrusivo e irritante… Y yo soy un imbécil porque no vivo sin ella.
—Voy allá arriba para dar un vistazo a la niña, darle algunas ropas. —Y salió quejándose, sin preocuparse si la escuchaba—. Ay, ay, ese niño miente tan mal.
Mahmoul y fatayer- Rosquita rellena de dátiles y masa de hojaldre con manzana y nueces.
Cardamomo es una expecie muy usada en el Oriente Medio
NAHANLlego hasta el inicio de la escalera y una fuerza intensa me impele a subir y hablar con Bianca. Yo todavía siento su calor embriagando mi lucidez, ¿Cómo es que pude besarla de aquella forma, casi tomándola en la mesa de café en la mañana? Y ella correspondió a mis besos, con el mismo furor.El mismo fuego, consumiéndonos a nosotros dos. Dos años solo… dos largos años de insomnio, de agitación, de miseria. Sin nunca más ser tocado por una mujer, viviendo día tras día en un amargo deseo de venganza, teniendo que convivir con mi cobardía, yo debería haber tenido valor y unirme a mi Amira, con sus cabellitos rizados como de un ángel. Pero yo fui débil, decidí sobrevivir para mi pueblo, para conducirlos, no fui lo suficientemente fuerte para acabar con todo.Voy al escritorio y tomo el juego de ajedrez, dirigiéndome al sótano. Salim y Armed están en la puerta, vigilando a Jafar, y yo pregunto indignado:—¿Pueden
NAHANElla huele a fresas y vainilla, percibo el suave aroma que se desprende de sus cabellos, de su piel y los hago a un lado para tener un mejor acceso a su cuello. Arrastro lentamente la lengua en la curva de su cuello, mordisqueando el lóbulo de su oreja, suave, la nuca fragante, ella huele tan bien, yo estoy perdido…Ella gime y jadea, yo también, los senos apretados contra mi pecho, los pezones enrojecidos me atormentan a través de la toalla.Busco con mis manos entre sus muslos, la piel tan suave, yo subo y bajo y llego hasta sus caderas, tan femeninas. Necesito estar dentro de su cuerpo, caliente, suave, tocarle me parece tan certero, tan perfecto, mi corazón descompasado, derramado en deseo y en algo más que no consigo nombrar… pero que me invade, me consume, es algo que me regocija, haciéndome sentir nuevamente vivo, de nuevo una persona, no esa cáscara de hombre, de macho, que todas las noches vaga po
BIANCANahan acaba de dejar mi cuarto, yo me miro en el espejo, todavía perdida por las sensaciones que experimenté por primera vez. Yo ya toqué mi cuerpo algunas veces, muy pocas, para ser realmente sincera, pero nunca fue así, tan intenso como ahora. Busco respuestas y no me consigo entender. Nahan me secuestró, me arrancó del seno de mi familia, por causa de su venganza personal, los sentimientos que debería sentir por él serían odio, ira, repulsión, no este deseo, esta necesidad visceral de tenerlo, de que él me haga suya. Siempre fui una chica pudorosa sexual y emocionalmente, las convicciones religiosas, rígidas de mi familia siempre me hicieron creer que la búsqueda del placer era algo feo, vulgar, sucio.Pero cuando estoy en los brazos de Nahan me siento tan bonita, deseada, completa. Me culpo y me avergüenzo, lo que siento por él, está mal, solo puede estar mal. Termino de vestirme y cuando estoy lista para s
BIANCATres días pasan como el viento y desde la mañana en que nos besamos, él evita encontrarme, solo llega tarde a casa tras los compromisos sin fin que parecen drenar todavía más sus fuerzas. Uno de esos días, lo encontré saliendo de una habitación, que después Thura me contó que es la oficina, con una almohada debajo del brazo y un aire de derrota desolador, él no está nada bien.Hoy es sábado y él me invita a hacerle compañía en el café de la mañana, la barba por hacer está cada vez más larga y las ojeras profundas denuncian que él no duerme hace días. Arrugas de expresión circundan sus ojos y labios, él rasga un pedazo de pan sirio, en silencio, toma una taza de café y luego otra, creo que es para mantenerse cuerdo, yo desisto de fingir que no estoy viendo su estado deplorable e indago:—¿Has dormido, Nahan? —Él niega sin mirarme y continúa bebiendo el café, el plato tiembla levemente en la palma de su mano.
PRÓLOGO Por Bianca MattosFinalmente, después de un viaje masacrante, en el que intenté disfrazar mi claustrofobia, el avión ha aterrizado en Qatar a las dos de la tarde. Desciendo en las escaleras mecánicas, todavía un poco vacilante, observando con cuidado si mi velo está en su lugar o si estoy vestida de manera discreta. Es la primera vez que salgo de Brasil. Infortunadamente, no conseguí permiso en el trabajo para asistir al casamiento de Brenda, pero después de mucho implorar a mi jefe en el Museo Nacional de UFRJ conseguí salir y no podía creer cuando Brenda dijo que mi cuñado pagaría los costos de mi viaje a Qatar. Todavía no lo conozco, pero creo que debe ser un tipo con una paciencia de Job para poder aguantar las travesuras de mi hermana, estoy segura que es un hombre con una calma tibetana. Pero ellos merecen esa felicidad. Solo sé lo mucho que mis oídos escucharon los lamentos de Brenda por el difícil carác
Ellos me arrancan del automóvil, colocándome una capucha negra en la cabeza y me arrastran para adentro de su automóvil. Siento que alguien aprieta mi brazo, un pinchazo incómodo como el de una inyección y después, estoy vencida.El sueño profundo y la nada.Recibo ahora un mensaje en el celular, está bien que fueran puntuales, detesto esperar. Todos los pasos están transcurriendo de acuerdo a lo que planeé. El avión dentro de poco aterrizará en Manama y estoy listo para llevar a cabo mi venganza con esa familia de asesinos. Karim Omar, antiguo rey de Qatar, ese gusano infeliz va a pagar por todas las atrocidades que él hace. Nuestros países antes eran aliados, teníamos intereses en común, el petróleo nos unió para reunir fuerzas. Pero todo se transformó en una sucesión de desgracias desde que el Sheikh Karim negó el atentado con bomba que mató a mi familia. Después de muchas investigaciones, está claro que él fue el que ordenó ese crimen. Entonces, yo actúo como se espera de un c
Espera, el sujeto acaba de llamarlo Majestad, ¿Qué está sucediendo aquí? —¿Por qué él te llamó majestad?Él me mira con sarcasmo irritante y casi sonríe.—Pensé que ustedes los occidentales eran más inteligentes. Es obvio, ¿por qué alguien sería llamado majestad? Hoy estoy generoso, te voy a dar tres opciones. Opción uno: Porque soy un conserje de la Mezquita. Opción dos: Un mercader de tapetes voladores. Ah, tal vez sea el propio Aladino. Soy el rey de este país, Nahan Zayn Asi Tarif. Y llevarla a su casa en Qatar no va a ser posible, usted está en Manama, no en Bahréin. ¡Cielos! Él es el rey de este país, yo nunca escuché hablar de ese lugar, ¿dónde está? ¿Está cerca de Qatar? Estoy presa aquí con este sujeto psicótico, amenaza con matarme y yo no sé por qué voy a morir. Cómo es la vida irónica. Yo nazco y soy criada en Río de Janeiro, donde está las favelas más peligrosas del país y la primera vez que dejo Brasil, moriré en este lugar completamente desconocido, y mi querida her
NAHAN— Jafar, prosigue! Sin palabras dulces, tengo una venganza qué planear y una noche insomne por delante. —Esa joven estaba en un vehículo oficial del Gobierno de Qatar, acompañada de un agente de seguridad, todo eso los llevó a creer que se trataba de un miembro de la familia real, hizo pensar a mis hombres que ella era la reina. Ellos la siguieron y la trajeron, pero es una amiga de la reina Antonia.—¿Qué dices, Jafar? ¿El resumen de esa operación es que secuestraron a la mujer equivocada, es eso lo que me quieres decir?—Sí, mi rey, yo lo supe hace poco, ellos la confundieron con la reina Antonia y ahora no sé qué hacer. —Luego te digo lo que se debe hacer, de preferencia, tome una cuerda bien gruesa.Jafar abre los ojos hacia donde estoy, veo sus manos temblar, si él no fuese mi primo, seguro que yo mismo lo hago colgar de las bolas en medio del salón de baile.— Mi rey. — Nada más, si yo fuese su rey,