NAHAN
— Jafar, prosigue! Sin palabras dulces, tengo una venganza qué planear y una noche insomne por delante.
—Esa joven estaba en un vehículo oficial del Gobierno de Qatar, acompañada de un agente de seguridad, todo eso los llevó a creer que se trataba de un miembro de la familia real, hizo pensar a mis hombres que ella era la reina. Ellos la siguieron y la trajeron, pero es una amiga de la reina Antonia.
—¿Qué dices, Jafar? ¿El resumen de esa operación es que secuestraron a la mujer equivocada, es eso lo que me quieres decir?
—Sí, mi rey, yo lo supe hace poco, ellos la confundieron con la reina Antonia y ahora no sé qué hacer.
—Luego te digo lo que se debe hacer, de preferencia, tome una cuerda bien gruesa.
Jafar abre los ojos hacia donde estoy, veo sus manos temblar, si él no fuese mi primo, seguro que yo mismo lo hago colgar de las bolas en medio del salón de baile.
— Mi rey.
— Nada más, si yo fuese su rey, tú no estarías vivo aquí frente a mí. No puedo hablar contigo ahora, tienes mucha suerte de ser mi primo y mi amigo, estoy furioso, Jafar, ¡furioso!
Jafar se levantó y vio en mi dirección.
—Señor, voluntariamente me encerraré en el sótano por siete días.
Voy de un lado para otro, gruñendo, jadeante, esa virada del juego realmente me tomó desprevenido.
¡Cielos! Ellos atraparon a la mujer equivocada, infierno, ¿qué hago ahora? Jafar desvía los ojos de los míos, está afligido también, de pronto yo me recuerdo de nosotros, siendo niños, corriendo por este palacio, miro su expresión de vergüenza y rebato:
—Cinco, Jafar.
Él baja la cabeza y evita mirarme.
—Seis, señor, mi falta fue gravísima.
Levanto la mandíbula y lo desafío, siempre fue un buen negociador.
—Tres.
—Mi rey, por favor, perdóneme.
Mi última oferta, y ¡Y desciende!
—Dos días y una corrida de caballos. Es claro, yo venzo, ¿lo tomas o lo dejas?
Todavía muerto de vergüenza, con la honra desgarrada, pude ver la sombra sutil de una sonrisa en el rostro de Jafar.
Matar a mi amigo no resolverá mi problema, por lo visto, la muerte es algo que no formará parte de la agenda en los próximos días.
Sigo hasta la habitación de mi prisionera, o invitada involuntaria, y ella está durmiendo. El cuerpo curvilíneo y suave en la pálida luz de una lámpara.
Por lo visto, ella lleva la camisola que compré y, mirando bien, no sé si en mi vida haya algo más bello.
El tejido suave abrazando sus caderas y los pies pequeños me empujan para acercarme más. Cuando me doy cuenta del hechizo que me lanzó, estoy sentado en el borde de su cama y sus ojos asustados se abren encarándome.
Ella pregunta vacilando:
—¿Pretendía sofocarme dormida?
Yo sonrío y respondo sin dudar.
—No hoy. Estoy cansado, quién sabe, otro día.
—Ok, entonces, ¿puedo dormir?
—Puede, yo también voy a dormir, antes de que salga, ¿cuál es su nombre, niña?
Ella se apoya en el codo y me mira aborreciéndome.
—Pare de llamarme niña, me llamo Bianca.
—Parece que comenzamos con el pie izquierdo, yo voy a presentarme de nuevo, soy Nahan, Bianca.
Ella permanece en silencio, después se vira hacia mí, murmurando.
—Me quiere matar y ahora solo quiere estrechar mi mano, usted está loco, amigo.
Fingí no escuchar, así como fingí que fui para mi habitación. Cuando ella se durmió, volví a su cuarto y me senté en el sofá, frente a su cama.
Mi insomnio hoy está más fuerte que los ostros días. Vi el día rayar, observando el tejido de su camisola enroscarse en los muslos pálidos, un pezón rosado salta de su escote y las imágenes de su cuerpo profundamente femenino martillan en mi mente, en las primeras horas de la mañana.
No podría mantener mis planes ya que esa chica no se trata de una reina. Lo que me remita a las dos siguientes preguntas: al final, ¿quién es esa mujer? ¿Y qué voy a hacer con ella ahora?
¿Dejarla ir? Creo que no soy tan benevolente. Quiero mantenerla al alcance de mis ojos. Y quién sabe si un día, tengo valor, de mis labios y mis manos.
BIANCAMuevo mi cuerpo lentamente en suaves sábanas y mi piel se estremece al sentir el satén, que acaricia mi cuerpo. Abro los ojos, fantaseando que la noche anterior no pasó de una loca pesadilla y cuando tomo valor, me elevo en los codos, miro hacia el sofá y veo que todo lo que viví fue la más pura realidad. Yo fui secuestrada por un rey de un país que nunca supe siquiera que existía, él es, sin sombra de dudas, el hombre más guapo que yo he visto en mi vida y todo eso ya sería bastante extraño, si no fuese porque dicho sujeto me estaba observando con la cara más tranquila del mundo, después de haberme dicho, antes de dormir, que mis días estaban contados.Él me mira cauteloso y percibo que ya tomó un baño y se arregló. Sus cabellos todavía están húmedos, lo que me trae deseos de averiguar si están tan suaves como imagino, y las ropas tradicionales de ayer, dieron lugar a un traje de tres piezas color plomo, de un corte perfecto.Los zapatos de piel italiana y la corbata azul ce
Un dolor palpable, mucha ira, indignación, deseo de venganza, pero maldad desnuda y cruda, no veo eso en sus ojos. Él se levanta y me cede un asiento, yo lo ocupo, los hombros medio escondidos, en espera de lo peor, los nervios tensos como las cuerdas de un violín, un silencio aterrador entre nosotros. Una mesa fue puesta con todos los tipos de golosinas, flores ornamentan el mantel delicado de lino. Nahan me observa y me sirve una taza de café, que llena bien a cierta distancia, y yo observo la taza como si en ese líquido caliente y oscuro yo pudiese vislumbrar mi futuro, pidiendo respuestas en silencio a Nahan.—Bianca, toma tu café, no te voy a hacer ningún daño, por favor come.Consigo, con voz trémula, preguntarle lo que quiero saber. —¿Me vas a liberar o decidiste…?No puedo completar la frase, ¿será que mi corazón es tan idiota? ¿Por qué continúa creyendo que todo va a terminar bien? ¿Será la esperanza, la muleta de los locos? Prefiero creer en el ser humano. —No puedo liber
NAHANVoy caminando solo, camino medio perdido dentro de mi propio palacio sin saber con certeza qué hacer ni cómo actuar. Al final, ¿qué diablos me está pasando?Vagando por la casa, sin que me dé cuenta, ya estoy en la cocina, como un niño, procurando el apoyo de Thurayya.Thura es mi tía, fue mi niñera y nana, además de ser mi cocinera, ama de llaves y oreja ambulante en las horas que preciso y también cuando no quiero. Entro en la cocina y las tres cocineras se mueven despavoridas, así que cruzo la puerta. A veces esos protocolos me hinchan las pelotas. Ergo, lo acepto, intentando demostrarme alguna autoridad, aunque esté tan perdido, cruzo las manos en el pecho y les agradezco moviendo la cabeza.Jasmine se anticipa y devuelve el gesto, curvándose innecesariamente.—Buen día, majestad.—Buen día, Jasmine, Fatimah, Nair, ¿Dónde está Thurayya? Fátima da un paso al frente y balbucea intentando explicar, ¿por qué s
NAHANLlego hasta el inicio de la escalera y una fuerza intensa me impele a subir y hablar con Bianca. Yo todavía siento su calor embriagando mi lucidez, ¿Cómo es que pude besarla de aquella forma, casi tomándola en la mesa de café en la mañana? Y ella correspondió a mis besos, con el mismo furor.El mismo fuego, consumiéndonos a nosotros dos. Dos años solo… dos largos años de insomnio, de agitación, de miseria. Sin nunca más ser tocado por una mujer, viviendo día tras día en un amargo deseo de venganza, teniendo que convivir con mi cobardía, yo debería haber tenido valor y unirme a mi Amira, con sus cabellitos rizados como de un ángel. Pero yo fui débil, decidí sobrevivir para mi pueblo, para conducirlos, no fui lo suficientemente fuerte para acabar con todo.Voy al escritorio y tomo el juego de ajedrez, dirigiéndome al sótano. Salim y Armed están en la puerta, vigilando a Jafar, y yo pregunto indignado:—¿Pueden
NAHANElla huele a fresas y vainilla, percibo el suave aroma que se desprende de sus cabellos, de su piel y los hago a un lado para tener un mejor acceso a su cuello. Arrastro lentamente la lengua en la curva de su cuello, mordisqueando el lóbulo de su oreja, suave, la nuca fragante, ella huele tan bien, yo estoy perdido…Ella gime y jadea, yo también, los senos apretados contra mi pecho, los pezones enrojecidos me atormentan a través de la toalla.Busco con mis manos entre sus muslos, la piel tan suave, yo subo y bajo y llego hasta sus caderas, tan femeninas. Necesito estar dentro de su cuerpo, caliente, suave, tocarle me parece tan certero, tan perfecto, mi corazón descompasado, derramado en deseo y en algo más que no consigo nombrar… pero que me invade, me consume, es algo que me regocija, haciéndome sentir nuevamente vivo, de nuevo una persona, no esa cáscara de hombre, de macho, que todas las noches vaga po
BIANCANahan acaba de dejar mi cuarto, yo me miro en el espejo, todavía perdida por las sensaciones que experimenté por primera vez. Yo ya toqué mi cuerpo algunas veces, muy pocas, para ser realmente sincera, pero nunca fue así, tan intenso como ahora. Busco respuestas y no me consigo entender. Nahan me secuestró, me arrancó del seno de mi familia, por causa de su venganza personal, los sentimientos que debería sentir por él serían odio, ira, repulsión, no este deseo, esta necesidad visceral de tenerlo, de que él me haga suya. Siempre fui una chica pudorosa sexual y emocionalmente, las convicciones religiosas, rígidas de mi familia siempre me hicieron creer que la búsqueda del placer era algo feo, vulgar, sucio.Pero cuando estoy en los brazos de Nahan me siento tan bonita, deseada, completa. Me culpo y me avergüenzo, lo que siento por él, está mal, solo puede estar mal. Termino de vestirme y cuando estoy lista para s
BIANCATres días pasan como el viento y desde la mañana en que nos besamos, él evita encontrarme, solo llega tarde a casa tras los compromisos sin fin que parecen drenar todavía más sus fuerzas. Uno de esos días, lo encontré saliendo de una habitación, que después Thura me contó que es la oficina, con una almohada debajo del brazo y un aire de derrota desolador, él no está nada bien.Hoy es sábado y él me invita a hacerle compañía en el café de la mañana, la barba por hacer está cada vez más larga y las ojeras profundas denuncian que él no duerme hace días. Arrugas de expresión circundan sus ojos y labios, él rasga un pedazo de pan sirio, en silencio, toma una taza de café y luego otra, creo que es para mantenerse cuerdo, yo desisto de fingir que no estoy viendo su estado deplorable e indago:—¿Has dormido, Nahan? —Él niega sin mirarme y continúa bebiendo el café, el plato tiembla levemente en la palma de su mano.
PRÓLOGO Por Bianca MattosFinalmente, después de un viaje masacrante, en el que intenté disfrazar mi claustrofobia, el avión ha aterrizado en Qatar a las dos de la tarde. Desciendo en las escaleras mecánicas, todavía un poco vacilante, observando con cuidado si mi velo está en su lugar o si estoy vestida de manera discreta. Es la primera vez que salgo de Brasil. Infortunadamente, no conseguí permiso en el trabajo para asistir al casamiento de Brenda, pero después de mucho implorar a mi jefe en el Museo Nacional de UFRJ conseguí salir y no podía creer cuando Brenda dijo que mi cuñado pagaría los costos de mi viaje a Qatar. Todavía no lo conozco, pero creo que debe ser un tipo con una paciencia de Job para poder aguantar las travesuras de mi hermana, estoy segura que es un hombre con una calma tibetana. Pero ellos merecen esa felicidad. Solo sé lo mucho que mis oídos escucharon los lamentos de Brenda por el difícil carác