Capítulo 661
En ese momento, Lucía estaba distraída mirando algo en otro estante, completamente ajena a las cientos de batallas silenciosas que los dos hombres libraban entre sí.

Daniel terminó de pagar y al voltear vio a Lucía contemplando un pastel de fondant en la vitrina. Era de cinco pisos, cada uno con figuras de personajes.

—¿Te gusta? —preguntó.

—Sí —asintió Lucía—. Está hecho con mucho detalle —luego señaló el segundo piso—. Profesor, ¿no crees que esta persona con lentes y el ceño fruncido se parece a ti?

Daniel lo observó un momento y respondió seriamente: —No se parece. ¿Cuándo he fruncido tanto el ceño?

—¿Es posible que lo hagas sin darte cuenta? Como ahora, por ejemplo —señaló Lucía.

Daniel se quedó atónito, sintiéndose repentinamente como un niño sorprendido en falta, extrañamente avergonzado y culpable.

—Jaja... —Lucía no pudo evitar reírse—. Profesor, eres adorable.

Apenas salieron de la pastelería, sonó el teléfono de Daniel—

—Hola, mamá.

—Daniel, ven a casa —la voz de Elena sonab
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