Capítulo 248
A Lucía se le hizo un nudo en la garganta, pero entendía perfectamente.

Para Ana, la investigación científica siempre sería lo primero.

No le importaba la duración de su vida, sino la profundidad del océano de la ciencia.

Quizás nunca tocaría fondo, quizás sus fuerzas se agotarían en el camino, pero ¿qué importaba?

Ella estaba dispuesta a descansar eternamente en el río de la ciencia, convirtiéndose en nutriente para las futuras generaciones, iluminando su camino.

—¿Por qué vas a llorar otra vez?

Ana suspiró, justamente esto era lo que quería evitar.

—¿Quién está llorando? Yo no —Lucía sorbió por la nariz.

—Sí, sí, no estás llorando —Ana rio suavemente.

—Déjeme darle un masaje...

Comprendiendo su terquedad y determinación, Lucía dejó de intentar convencerla y simplemente se sentó a masajearle suavemente la pantorrilla.

En poco tiempo, Ana se sintió mucho mejor.

—Su reumatismo debe haberse agravado por el clima tan inestable de estos días. Compré unas hierbas para baños de pies, el paqu
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