Capítulo 251
Furiosa, regresó a su habitación y cerró la puerta de un portazo.

A la mañana siguiente, María apenas se estaba levantando y ni siquiera había terminado de ponerse el uniforme cuando escuchó a Sofía gritar desde arriba:

—¡Que alguien venga! ¡Llévenme al hospital!

María hizo una mueca. La última vez se había preocupado genuinamente, pero esta vez...

Como dicen, la primera vez engaña, la segunda enseña. Sacó su teléfono y llamó al chofer: —Oye, Erik, ya sabes quién tiene dolor otra vez.

Erik: —Vale, ya voy con el coche.

María llamó después a Mercedes: —Señora, es que...

Todo el proceso lo tenía ya perfectamente dominado.

En el hospital...

Mercedes esperaba con cara seria en el pasillo fuera de la habitación.

El médico repitió lo mismo que ayer: —No es nada grave, solo necesita descansar.

Mercedes, sin poder contenerse más, entró a la habitación y la regañó: —¡Todo el día corriendo al hospital por cualquier tontería! ¿Qué te crees que es esto?

—¿Tu cabeza es solo un adorno en tu cuello?

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