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Guarde muy bien el disco, para que nadie lo vea y me hagan preguntas que no se contestar, seguramente lo voy a tirar. 

Me arregle para ir a la escuela, era lunes y es obligatorio que vaya, tome mi mochila y baje a despedirme. 

-¿Ya te vas, chaparra?- me pregunto Penélope. 

-Si, Caleb me esperara en la parada. 

-Con mucho cuidado hija- me contesto mi mamá mientras acomodaba mi cabello. 

-Adiós- me despedí de ellas con un beso en la mejilla y salí de casa. 

Camine hacía la parada, la cual no esta muy lejos de mi casa, cuando llegue vi a mi novio esperándome. 

-Hola- lo salude y me abrazo. 

-Dos días- suspiro al decirlo. 

-Hemos durado meses sin vernos- le dije. 

-Pero hablamos por teléfono. 

-También en estos días lo hicimos- le contesté mientras movía mi dedo índice. 

-Tienes razón. 

Me volvió a abrazar, pero ahora levantándome del piso a lo que yo solté una risa.

—Cómo te gusta cargarme— le dije con una sonrisa mientras le daba un ligero golpe en el hombro.

Me beso en la punta de nariz, en cuanto llego el autobús que va rumbo a la escuela, nos subimos, por suerte íbamos sentados, es muy incómodo ir parado y más porque hay muchos morbosos ahí. Íbamos platicando sobre nuestro fin de semana, no le conté sobre el disco, ni sobre le sujeto.

Cuando llegamos a la escuela, me llevo a mi salón y el entro al suyo, olvide pasar por unos cuadernos a mi casillero, así que fui por ellos, lo abrí y vi una nota pegada en la pared del fondo, me sorprendí mucho, porque nadie sabe mi clave, excepto el de intendencia, pero ¿Para que abriría mi casillero?

La quite de ahí y la empecé a leer.

Cada vez voy a poder estar más cerca de ti, hermosa, acostúmbrate a tenerme cerca, te veré todo el tiempo

Me quedé en shock, reconocí esa letra, era la misma del disco, era ese acosador, ¿Por qué está siguiéndome? Solo lo vi un día, jamás lo había visto en mi vida, hasta ayer.

—Anna— me toco el hombro mi orientadora— debes ir a clases.

No me había dado cuenta de que el pasillo estaba vació.

—Lo siento, perdí la noción del tiempo— le contesté— solo vine por un cuaderno.

Tomé mi cuaderno y metí la nota en él; entre a mi salón y me senté en mi lugar, volví a sacar la nota para examinarla.

Esto es una locura, la rompí y la puse en la papelera debajo de mi banca, traté de hacer caso omiso a eso, pero algo no me quedaba claro; cuando fue hora del receso vi a Caleb esperándome, lo abracé y el a mí, caminamos tomados de la mano a la cafetería, tomamos nuestra comida y nos fuimos a sentar al patio que daba a un kínder.

—Este año— le empecé a decir a Caleb— y ya no te veré muy seguido— asintió con la cabeza.

—Lástima que son un año más grande que tú— me contesto— no sé a dónde me vaya a ir.

—A donde quiera que vayas, te ira muy bien.

—Gracias Ann.

Me recargue en su hombro y nos quedamos ahí hasta que sonó la campana, anunciando que debíamos regresar a clases, me llevo a mi casillero y él se fue al otro edificio, ya que tenía laboratorio.

Al abrir mi casillero… había otro papel, mis manos empezaron a temblar, había unas personas junto a mi casillero.

—Disculpen— me voltearon a ver— ¿No vieron si alguien abrió este casillero?

—No— me contesto una chica— hemos estado aquí todo el receso.

—Gracias.

Me sonrieron de vuelta y siguieron con su plática, arranqué la nota y la abrí.

Como me dan celos verte con ese, si mal no recuerdo, Caleb, tu novio, pero no te preocupes nadie se interpondrá entre nosotros, ¿Te he dicho que eres hermosa? Lo eres, solo un día me basto para saber que serías mía

Al leer lo último mis manos empezaron a temblar y a sudar, la rompí con rabia y la tiré, tome mi libro de Geografía y cerré mi casillero bruscamente, me senté en mi lugar y llego el profesor, pasaron las cuatro últimas clases y espere a Caleb afuera de su salón, cuando salió me abrazo.

—Es una tortura no verte durante cuatro clases— me dijo cuándo me vio.

—Cómo eres cursi.

—Pero así me amas.

Me dio un beso y fuimos a nuestros casilleros, lo abrí y vi otra maldita nota, necesito poner una cámara ¿O qué? La tome y la tire sin leerla.

— ¿Qué es eso? — me pregunto Caleb detrás de mí— puede ser algo importante— metió la mano en el basurero y la saco.

—No…— le contesté y tomé su mano.

— ¿Por qué no?

—Es…— no sé qué decirle.

— ¿Una carta de amor? — sonrió, no es celoso— no le hagas el feo, léela y ya— suspiré y la leí.

Te veías hermosa cuando la rompiste, supongo que lo último te altero, aunque preguntes a los demás si me vieron, ellos te dirán que no, soy muy discreto, te veo en todo momento, en el salón de clases, en el patio, con el sujeto ese, en el pasillo, en tu casillero, en todos lados. Es más, estaré ahí cuando leas esta carta. Te veo mañana linda

Volteé hacia todas las direcciones, buscando a alguien, pero no vi a nadie, solo estábamos Caleb y yo.

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