No podía dejar de pensar en Anna, mi querida y hermosa Ann.
Al día siguiente en la escuela volví a dejar una nota en su casillero, pero ahora más larga que las demás, esperé en la puerta a que entrara.
Cuando entro me di cuenta que otra vez estaba sola.
Abrió su casillero y tenía miedo, ese miedo me estaba excitando a no dejarla, la tiro casi al momento de abrirla y se fue al baño corriendo, cuando el pasillo estaba despejado entre al baño.
— ¿Princesa? — la llame, pero no contesto— no quería hacerte llorar, ¿Me perdonas? — no volví a obtener respuesta— tu celular lo tienes con sonido, si te marco sonara.
Busqué su número y empecé a marcar, pero me mando directo a buzón, que lista es mi pequeña, pero escuche un murmuro proveniente del segundo cubículo.
—Lo apagaste, er
— ¿Ahora si me crees? — le grite a mi mama después de haber llamado a la policía. —Hija, perdóname— me contesto y me abrazo. — ¡Casi me violan! —Ann— tomo mi cara— vamos a atrapar a ese infeliz. — ¡Es el tipo de las computadoras! — repetí por décima vez. —Debemos tener pruebas contra él— me contesto— le hable a tu padre, tomara un avión lo más rápido posible y seguramente llegara en la noche— tomo mis manos— los oficiales nos ayudaran a localizarlo. —Pero no recuerdo bien su cara. —Dijiste que ha estado yendo a la escuela, con eso nos pueden ayudar. Asentí con la cabeza y ella me abrazo, en un rato llego mi hermana y la policía, me hicieron preguntas sobre su aspecto o cosas con las que serían fácil de reconocerlo; también lo que había pasado desde que lo vi. Pero cada vez que contestaba una de esas preguntas mi voz se entrecortaba más y más. Mi padre llego en la noche y cuando me vio me abrazo. —Lo atra
Eran las doce de la noche cuando tocaron mi puerta, supuse que era un vendedor ambulante o un vagabundo y se marcharía pronto, pero seguían insistiendo, me levante con pesadez y abrí sin mirar quién era. Me encontré con nada más y nada menos que la orientadora Queny.—Hola Andy— estaba con una sonrisa en su patético rostro.—Perdón— fruncí el ceño— ¿Qué hace aquí? —pregunté.—Me pareció una buena idea cenar contigo— mire sus manos y traía vino y algo en un recipiente con mala apariencia.— ¿Cómo consiguió mi dirección?—Me la dio Christian.Ese, maldito Christian, en cuanto lo vea.—Perdón, pero ya es algo tarde— iba a cerrar la puerta en su cara, pero puso el pie.—Sólo un rato.Volvió
No podía dejar de preocuparme por Caleb, lo había dejado con la ceja sangrando, estaba muy preocupada por él, insistió que no fue tan malo, pero al saber que es por mi culpa que le paso eso, me siento horrible.Cuando mi madre lo vio casi se le sale el corazón por la boca, le tuvimos que contar todo lo que paso, estaba igual de angustiada que yo, después de curarlo lo llevamos a su casa, para saber que no le iba a pasar nada.Me da miedo que el acosador ya sepa en donde vive, así como sabe de mí.Al día siguiente.Estaba con mis padres y mi hermana esperando a que llegara Caleb, mi papá estaba pegado a la ventana y se asomaba a la ventana cada vez que veía a alguien pasar, en cuanto llego me despedí de mi familia y nos fuimos a la parada.— ¿Te duele? — le pregunte.—No, solo tengo unas punzadas, n
En la comisaria.Samantha y yo fuimos a la comisaría para saber más sobre ese acosador.—Señores Lewis— nos habló el oficial con una carpeta en las manos.— ¿Qué encontraron? — le pregunto Sam.—Encontramos varias cosas en su cara que lo ponen en evidencia, pasara muchos años en prisión.Nos dio unas fotos, en una de ellas había una pared llena de fotos de mi hija, en algunas aparecía Caleb, pero su cara estaba tachada, algunas eran de cuando era pequeña, ¿Cómo las habrá conseguido?, en otra foto había un cuaderno con anotaciones sobre la vida de Anna, lo que había todos los días, incluso las fantasías más asquerosas que tenía ese morboso con mi hija.Está enfermo.—También encontramos múltiples pastillas para el estr&
Corrí a mi auto, lo arranque y conduje hacia la casa de Christian; no iría a la mía, si tratan de localizarme ahí me contrarían, pero no saben la relación que tengo con él. Cuando llegue aparque el auto y baje, abrí la puerta con ayuda de la llave extra, lo vi acotado en el sillón. —Despierta— lo moví del brazo. No despertaba. —Christian— lo moví más fuerte. Se empezó a mover, empezó a abrir los ojos lentamente y al verme parpadeo varias veces. —Hey— me saludo algo adormilado— ¿Cómo te va? —Casi lo hacía. Suspiro y se enderezo para verme bien. — ¿De qué hablas? Me volteo a ver confundido. —Anna Lewis. —Habla bien, no te estoy entendiendo. —Casi hago mía a Anna Lewis— me voltee a la ventana, recordando la hermosa piel de mi pequeña. — ¿Cómo? —Por supuesto que sabes muy bien el significado de tener sexo ¿No? — lo voltee a ver, estaba horrorizado— ¿O quieres que te lo
Cuatro meses después.Han pasado cuatro meses desde que metieron a la cárcel al acosador, no he sabido nada de él y así está mejor, lo quiero desaparecer completamente de mi vida.Varias noches despierto llorando y mis padres se alarman, piensas que se ha metido a la casa, pero no, la alarma sigue instalada, pero parece que ya tiene telarañas porque no ha pasado nada en estos últimos meses.Caleb me invito a su fiesta de graduación, me siento orgullosa de él, pudo entrar a una buena universidad, a pesar de que decía que no lo iba a conseguir, lo logro.Penelope me está ayudando a elegir el vestido que me pondría, mejor dicho, discutiendo, no uso mucho faldas o vestidos, pero tengo algunos, normalmente mi hermana me los regala.—El rosa se encaja perfectamente a tu cuerpo— me repetía— te ves hermosa— yo quiero uno
Lunes.Mis padres decidieron cambiarme de escuela, para que pueda olvidarlo más fácil y no me esté acordando de él mientras este en Tenier, espero que esto me ayude a superarlo.Me van a inscribir a una escuela privada, está a unas pocas cuadras de mi casa, lo cual tranquiliza más a mis papas, para cualquier emergencia. Mis papas tienen buenas referencias de aquella escuela, ya que mi hermana había estudiado ahí y tuvo buenos resultados.Ella estaba ansiosa por llegar, quería volver a entrar a su escuela querida.Eran aproximadamente las dos de la tarde cuando fuimos a la escuela, cuando entramos estaba todo desierto, ni siquiera se veía alguien de intendencia, o alguien semejante. A los pocos minutos apareció una señora bien vestida y se dirigió hacia nosotros.—Hola, buenas tardes— me ofreció la ma
MartesTuve que arreglarme temprano, otra vez, porque vamos a ir con el doctor que me puso el oficial Philip.Pero, cuando fuimos cuando pasaron dos meses, más o menos, lo estaba viendo muy seguido, así como ahora, y literal, me dijo que estaba loca y que no creía nada de lo que decía, que era una niña en busca de atención. No me agrada, en absoluto.Poco me faltaba para soltarle un golpe en la cara, pero no lo hice.Mis padres están al tanto de ello, por lo que me van a cambiar de doctora.—¿Con quién tienen cita? — nos preguntó el chico de la recepción.—Con el doctor Jordan, pero queremos hacer un traslado.—¿Con quién sería?—La doctora Ofelia.—Un momento.El chico se fue y al poco rato llego.—Pasen al consultorio cinco.Caminamos por el pasillo, d