El sonido de las olas se coló por la ventana abierta, los rayos de un tenue sol iluminaban mi rostro, pero al abrir los ojos, el panorama fue mucho más hermoso. Estaba frente a la imagen de un increíble amanecer y el mar agitando sus aguas con sosiego mientras el sol empezaba a adueñarse del cielo rosáceo, contrastando cada vez más su intensidad con las nubes.
Me moví un poco y sentí sus brazos envolviendo mi cuerpo con suavidad. No pude evitar una sonrisa de emoción al recordar la noche tan perfecta que habíamos pasado juntos y las veces que nos entregamos a nuestro amor hasta rozar el cielo con los dedos.
—Buenos días, mi princesa —susurró en mi oído con dulzura. Su voz sonaba ronca, sexy y gruesa. Excitante.
—Buen día, mi amor —murmuré entrelazando mi mano con la suya.
—¿Has dormido bien? —preguntó c
Tomamos un desayuno rápido en un establecimiento cercano a una plaza de la ciudad y luego nos dirigimos a casa. Mis pasos eran lentos e indecisos, porque, aunque quería celebrar con Mell la noticia de su embarazo, también quería quedarme junto a Alex, pero él debía acudir a su trabajo y por eso intentaba aprovechar cada segundo que seguía viéndolo, y no romper la magia del momento en el que mi guapo novio recostado de su auto, mostraba una sonrisa cargada de amor al verme alejar mientras me lanzaba besos en el aire.Miró en reloj de su muñeca y su expresión se transformó en una de real preocupación. Suspiró y luego me dedicó una mirada de resignación antes de subirse al auto. Negué con la cabeza y solté una risita cuando a través de la ventana volvió a tirar un beso.Me giré sobre mis talones hasta quedar frente a la puerta
La mañana siguiente nos encontrábamos entrando al hospital debido a la primera y emocionante cita de control de Mell. Sin embargo, nuestras sonrisas de ilusión se borraron apenas pasamos la puerta principal, todo se volvió tedioso y el olor a cloro nos hizo emitir un gruñido de asco, aunque el de mi amiga fue más pronunciado. Los pisos recién trapeados aún estaban húmedos y despedían ese desagradable olor. Los días siguientes pasaron con mucha rapidez. Un mes más fue tachado en el calendario y un mes menos para conocer a mi hijo. Y cuando pensé que mi vientre ya no podía estirarse más, lo hizo en un abrir y cerrar de ojos, en pocos días mi vientre se expandió mucho, como muestra de que mi bebé seguía creciendo en mi interior.El aumento de las micciones nocturnas comenzó a manifestarse y mis noches se volvieron tediosas al no poder dormir bien por la frecuencia de mis idas al baño a descargar mi vejiga. Y es que, no era fácil levantarme cada cuarenta y cinco minutos con mi enorme panza de treinta semanas e intentar caminar por el pasillo manteniendo el equilibrio a pesar del sueño que me consumía.Por sexta vez en esa noche de verano, me levanté como un zombi, despeinada y aturdida. Con los ojos entrecerrados empecé a caminar con dificultad y pesadez, mis piernCAPÍTULO 87
El tiempo era tan nuestro y tan ajeno a la vez, que casi era imposible pensar en cómo transcurría tan rápido. Los días pasaban casi volando y entre una y otra cosa que hacía aún más apremiante el tiempo. Además, vivir en dos lugares era agotador; pasaba los fines de semana con Alex en el apartamento y los otros días en casa de Mell, aún no me decidía del todo a mudarme con mi novio y no porque no quisiera, sino porque mi amiga estaba siendo presa de un embarazo con todos los malestares existentes y no pensaba dejarla sola ni que pasara ese trago amargo en la soledad de su casa. Ella me había acompañado en mi travesía y mi camino en el embarazo, ahora era mi turno de demostrarle el valor de la amistad.Aquella tarde soleada estábamos en medio de una pijamada, porque mi amiga decía y sostenía que los antojos también se manifestaban en deseos y no solo en
Mis piernas temblaban y sentía un intenso nerviosismo recorrer mi cuerpo, estaba emocionada, sí, pero también estaba sumamente nerviosa por lo que podía ocurrir los siguientes minutos.Intenté poner mi mejor postura en aquella silla y acomodé algunos mechones de mi cabello hacia un lado, acto seguido lancé una mirada fija y analítica a mi alrededor. La sala de espera era espaciosa y cómoda a la vista, su estilo contemporáneo la hacía acogedora, pero además de ser sala de espera, también era el pasillo que recorrían los demás profesionales de la comunicación que eran parte del canal televisivo y emisora radial de la empresa.De modo que, las personas pasaban de un lado a otro mientras hablaban por celular o entre ellos, pero también leían en sus celulares o tabletas. Era un área concurrida y a pesar de serlo, nadie chocaba o trastabillaba,
─Tengo ocho meses y una semana de embarazo ─repuse en un hilo de voz y bajé la mirada. Estaba en mi época infértil para cualquier trabajo, incluso había dejado de ir a la panadería porque Matt me había suplicado que me cuidara y reposara en casa esas últimas semanas de embarazo. Hubo un silencio en aquella oficina espaciosa que me estremeció y me hizo erizar los vellos al mismo tiempo que mi mente imaginaba lo peor. Había perdido el trabajo.─No hay problema, Bella ─sentenció esbozando una sonrisa que me hizo regresar el alma al cuerpo─, estas semana si quieres y si estás dispuesta, puedes venir solo a hacer tus primeras presentaciones para que el público te conozca mientras buscamos tu reemplazo temporal y luego a los cuatro meses regresas. En cuanto a la parte escrita de la revista, puedes hacerlo desde casa, tenemos varios artículos adelantados en la investigación y solo queda
Escuchar esa voz me hizo inmovilizar mi cuerpo y una extraña sensación corrió por mis venas. Empecé a marearme y mi respiración se agitó con ímpetu al sentir de cerca su calor. Giré mi rostro poco a poco y el tiempo se detuvo ahí, frente a esos ojos que tantas veces vi antes de dormir y en un segundo todo regresó a mí como una escena de película en donde los llantos y gritos volvían a abrir heridas en mi corazón.Bastó ver sus ojos otra vez para que mis cicatrices volvieran a arder. Me daba miedo. Me daba nostalgia. Me daba compasión, pero me dolía al mismo tiempo.—Hija —balbuceó entre sollozos—. Bella, hija mía.Más que intentar descifrar lo que decía, estaba intentando descifrar su rostro bajo tanta suciedad. No podía creer lo que estaba viendo, no podía asimilar que esa se&nti
Dos horas después, la escena con mi madre aún seguía rondando mi mente, aunque intenté disfrutar al máximo mi tarde. Luego de ir comer a un lujoso restaurante en celebración de nuestro nuevo trabajo, despedimos a Mell y Javi en la puerta de su casa. Era viernes y debíamos disfrutar el fin de semana porque el lunes teníamos que empezar a asistir al trabajo, además, hacía un día hermoso, soleado y digno de alguna aventura.—¿A dónde quieres ir, princesa? —preguntó mi novio de pronto, sobresaltándome e interrumpiendo mi vista hacia el panorama, como si leyera mis pensamientos o si mis ganas de no bajar del auto se hubieran notado mucho.Sonreí.—Pudiera decirte que me lleves lejos, a un lugar donde solo estemos tú y yo —contesté en voz baja y mi sonrisa se volvió más amplia al notar su expresión&m