CAPÍTULO 86

La mañana siguiente nos encontrábamos entrando al hospital debido a la primera y emocionante cita de control de Mell. Sin embargo, nuestras sonrisas de ilusión se borraron apenas pasamos la puerta principal, todo se volvió tedioso y el olor a cloro nos hizo emitir un gruñido de asco, aunque el de mi amiga fue más pronunciado. Los pisos recién trapeados aún estaban húmedos y despedían ese desagradable olor.

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