Esas palabras calaron en mis huesos con una fuerza violenta y traspasaron mi alma con ímpetu, formando una tormenta descontrolada en mi interior, al mismo tiempo que mis pensamientos deliraban en medio del dolor profundo y mi respiración se volvía casi imposible de controlar porque tal vez por primera vez en mi vida, estaba sintiendo la traición en su forma más genuina y más dolorosa.
Los brazos de Mell me intentaron frenar, pero mis pasos fueron más rápidos y pude alejarme un poco antes de que ella pudiera alcanzarme. Quería gritar, quería llorar, quería dejarme vencer por mis emociones y darle paso a la furia que con cada segundo crecía más en mis venas y me recorría hasta llegar a mi corazón.
Sin saber cómo, mis piernas débiles y temblorosas me condujeron hasta la oscuridad, aunque no fue necesario adentrarme tanto entre los arbustos, porque la silu
El sonido de la alarma de mi celular me hizo despertar sobresaltada justo en el momento en que mi mamá me tapaba la nariz con un pañuelo. Abrí los ojos de inmediato y percibí el sudor surcando mi frente, la tela de mi pijama se había pegado a mi piel debido al sudor frío ocasionado por la conmoción provocada por el sueño terrible que había tenido. Respiré aliviada al ver que solo era una pesadilla y que no había nada malo ni oscuro en la habitación. En lugar de la oscura y fría noche de mi sueño, había una mañana esplendorosa, los rayos del sol entraban por el encaje de las cortinas mientras el sonido de los pajaritos alegraba el amanecer con su canto afinado. Aturdida aún por la pesadilla que estaba teniendo minutos antes, decidí levantarme para poder volver a la realidad y olvidarme un poco del cruel sentimiento que me había provocado ver a mi madre secuestrarme y reír de forma malévola. Tomé mi bata y cubrí mi cuerpo con ella, cada día me cerraba menos; de inmedia
Tragué saliva y miré mi reflejo en el espejo por sexta vez, mientras intentaba repasar mentalmente el discurso que había preparado. El color negro de mi ropa hacía resaltar el tono de mis ojos y el de mi piel. Usaba un vestido a la rodilla y ceñido al cuerpo que ayudaba a moldear mi figura de embarazada, mis hombros iban descubiertos y lucían un volado de doble capa que me encantaba ver en mi pecho y hacía un perfecto contraste con mis sandalias de plataformas que a su vez tenían un lazo de terciopelo en el mismo tono. Mi vientre se marcaba tan perfectamente, que mi figura me hacía sentir orgullosa de quien era a pesar de los rumores que de seguro despertaría por graduarme embarazada.Peiné otra vez mi cabello con los dedos y me enorgullecí al ver que iba natural, solo con mis ondas definidas gracias al trabajo hermoso de las chicas del salón de belleza. Los bucles cayeron en cascada so
Salimos de la habitación tomados de la mano, y en mi bolso iba la carpeta con el documento impreso de mi discurso. Para evitar que mi novio lo leyera, había decidido guardarlo dentro de mi cartera. Toqué la puerta de la habitación de Mell y después de esperar cinco minutos sin respuesta, volví a tocar, pero con más fuerza. Ella solo gritó que aún no estaba lista y que Javi la llevaría apenas terminara de maquillarse, así que decidimos irnos primero porque no queríamos retrasarnos más.La tarde era realmente hermosa. El cielo parecía sacado de una pintura, estaba teñido de una mezcla de colores naranja y rojizos. Amaba el ocaso, era de las mejores vistas que se podían disfrutar en la vida. En el cielo los últimos rayos del sol iluminaban el horizonte haciendo que los matices se mezclaran y formaran una preciosa combinación entre distintos tonos.
La sensación terrible en mi interior creció al instante y las náuseas no se hicieron esperar. Esa preocupación estaba acabando con la poca fuerza que me quedaba. Me senté porque ya mis piernas no podían con el peso de los nervios y la ansiedad, y cuando iba a buscar el celular para escribirle un mensaje, las luces se encendieron frente a nosotros hasta encandilarnos y las cámaras se enfocaron en nosotros.Fingí una sonrisa que me salió nerviosa y guardé la cartera, esperaba por el bien de Mell y el mío también que llegara rápido o sería yo quien terminara por despertarla a las cinco de la mañana cada día.—Buenas noches —interrumpió el profesor Collins con una voz sensual que bien podía ser usada para un comercial de ropa interior masculina. Sonreí como boba al imaginarme eso, pero interrumpió mis pensamie
Podía sentir los latidos de mi corazón resonar en mis oídos como un bombeo rápido y descontrolado, mis labios ligeramente abiertos dejaron salir el aire acumulado en mis pulmones y por el micrófono se escuchó mi respiración entrecortada y un pitido ensordecedor. —Señorita Bella, por favor —insistió el profesor Collins en un gruñido disfrazado con una risita nerviosa. Tragué saliva
—Amy Queen, tenía una enfermedad terminal; una terrible enfermedad que había invadido su cuerpo de forma silenciosa, y esa noche se enteró de su existencia; y quisiera que reflexionáramos sobre nuestras emociones y sobre cómo reaccionaríamos ante una situación tan angustiante a sabiendas que nuestra vida está comprometida y… no solo la nuestra, también la de un bebé que crece inocentemente en nuestro vientre. —Pasé de forma inconsciente mi mano por mi vientre y bajé mi mirada para dejar escapar una lágrima y evitar ser vista por el público—. Las angustiantes palabras llenas de dolor de Matt Scott, relatan que cuando la doctora llamó para informar acerca de los resultados, él iba conduciendo el auto, e intentó calmar a su novia proponiéndole abrir el sobre cuando llegaran a casa… pero Amy nerviosa y aterrada por lo que sucedía, lo abrió; desatando así un total caos en el que el resultado fue la pérdida de control del volante de un auto en medio de una avenida repleta de autos; un dol
Los minutos siguientes transcurrieron con mucha brevedad y en un abrir y cerrar de ojos, le correspondía a mi amiga exponer su discurso. Se levantó algo temblorosa y sonreí a pesar de que mis ojos seguían empapados en lágrimas, ella me miró al pasar frente a mí y le lancé un beso en el aire antes de que se encaminara hasta el estrado.—Buenas noches. Mi nombre es Mellisa Rush —pronunció a través del micrófono y tan segura de sí misma, que hizo callar rápidamente al público—. Esta noche quiero abordar un tema sensitivo y que he vivido muy cercanamente. —Miró hacia el frente y no pude ver bien sus expresiones porque solo podía verla de perfil. Se veía preciosa. Su vestido turquesa ceñido en la parte alta y con esa caída en corte campana le quedaba espectacular combinado con esos tacones negro de punta fina que la hací
Esas palabras retumbaron en mis oídos y me apresuré a dar los pasos necesarios hacia adelante hasta llegar a la esquina donde terminaba la pared. Mis labios dejaron salir un sollozo cuando la vi allí, agachada en un rincón tapando su rostro con las manos y negando con su cabeza. Javi a su lado intentaba calmarla y su expresión denotaba lo preocupado que estaba al ver cómo su amada esposa lloraba sin consuelo. Sabía que algo no estaba bien. Tal vez su crisis de pánico escénico solo había empeorado con la noticia de que tendría que estar diariamente frente a miles de televidentes, quizás la impresión de haber ganado un premio tan importante la había hecho volver a sumirse en esa fobia a la multitud. —¿Qué sucede? ¿Qué tienes, Mell? —pregunté de inmediato y aunque mis piernas estaban débiles y mi equilibrio no era el mejor con esas sandalias, mis pies lograron apresurarse hasta ella. Al escuchar mi voz levantó su cabeza y se puso de pie al instante. La m