CAPÍTULO 71

En un instante mis miedos se aliviaron y las mariposas se despertaron esperanzadas por ser libres y felices otra vez. De mis labios salió un suspiro de alivio al saber que no estaba sola. Esa voz había logrado apaciguar el frio en mi interior y amortiguar un poco el dolor que me provocaba el agarre de James en mi brazo; esa voz había logrado encender la chispa de mi corazón que me llevaba a sentirme segura y protegida, a salvo.

Intenté girarme, sin embargo, James con su otra mano puso toda su fuerza en mi cuello, obligándome prácticamente a quedar con la cabeza ladeada y mi cabello ondeando con el viento nocturno. Sollocé entre lágrimas y sintiendo como mis piernas se empezaban a dormir, siendo corroídas por el hormigueo intenso que alertaba de que pronto podrían darse por vencidas y desplomar mi cuerpo.

No tuve que esperar morir del dolor para poder encontrar alivio, porque cuando creí

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