La mansión se había hundido en el silencio, como si la partida de William y Michael hubiesen robado la capacidad de hablar a todos los que vivían en aquella morada. Nadie menciono una sola palabra, ni siquiera Marie y Lady Greenwood. Por su parte, Marie no le quiso tocar el tema a Clara y Lady Greenwood tampoco lo hizo con su marido que se encontraba de mal humor por lo sucedido. Caden se había envuelto en una ira infernal que lo consumía desde lo más profundo de su ser, moldeando lentamente al monstruo egoísta que vivía en su alma. Alyssa se le había acercado con burla por la golpiza que le había dado Michael, de cierta forma sintió que el domador de caballos la había vengado de su hermano, pero aquellas burlas solamente lograron que Caden la golpeara en el rostro rompiéndole la boca. Los chillidos de Alyssa llegaron hasta sus padres que con pavor vieron cómo su hi
“ROTHSCHILD’S SLIPER” La Orquídea de Caden —¡Angelina, no sabes que falta me has hecho! —declaró Marianne a la joven cuando estuvieron fuera de la cocina. —Me he sentido indispuesta, mi madre me pidió reposar —Marianne manifestó una sonrisa, que le daba a entender a Angelina de que ella no era tan ingenua. —Angelina, si decides ser actriz, lo más probable es que fracases. —Angelina la miró sin comprender, estaba tan metida en su mundo que no atendía a detalles. —No me mires así, sinceramente estoy muy joven, pero no soy tonta. Tu malestar no es por gripe, ni por nada que se le parezca, ese malestar es porque Michael se marchó. —Angelina volvió a sentir el frío invernal, que le azotaba el corazón. Sintió que la mirada se le cristalizaba. Marianne se dio cuenta, la tomó de la mano y la condujo al lago. Ahí hablarían tranquilas sin que Alyssa y su hermana Emma las molestaran. Frente al lago. —No te pongas así, ya verás que se volverán a ver —Marianne tomó nuevamente a Angelina co
Caden condujo a Angelina a otro de los jardines donde se encontraba el invernadero de su madre. No todos tenían acceso a ese sitio, Liza era muy celosa con sus plantas y había invertido mucho dinero en su cuidado, por lo que pocos tenían acceso. La servidumbre solo entraba cuando la dama deseaba tomar el té en aquel sitio.—Tu madre no se enojará si entramos en este sitio, ¿verdad?—No tiene por qué saberlo —sonrío. Juntos caminaron por los extensos pasillos del invernadero, Caden le pidió a Angelina que subiera con él las escaleras que lo conducía al otro nivel de la magnífica estructura, la joven dudaba en seguir, pero se animó. Caden se detuvo frente a una flor extraña.—Acércate —le pidió, Angelina lo hizo en silencio.—Contemple esta orquídea —Angelina la contempló silenciosamente y no pudo negar que era muy bella, aunque fuera diferente a otras.—¿Cómo se llama?—Su nombre es “Rothschild Zipper”, y es mía. Rogué para que me la trajeran y esta mañana abrió sus pétalos para mí—An
Michael y su tío William fueron escoltados hasta una de las propiedades de Londres del Duque. Michael, al ver la propiedad, sintió una ira que le atenazó la garganta. Aquella imponente mansión rodeada de bellos y majestuosos jardines no merecía la muerte de su madre. William percibió la tensión de su sobrino y, en señal de apoyo, puso una mano en su hombro.—Tienes un lugar aquí, y no olvides que yo no te abandonaré, eres el único hijo de Benedict.—Su ilustre señoría querrá decir —respondió Michael con sarcasmo.—Michael, eres su sucesor —William se acomodó en el asiento del carruaje y tomó una bocanada de aire. Miró a Michael y continuó hablando.—Sobrino, sé que enfrentarás un difícil camino en los próximos días.—¿Ocurre algo de lo que no estoy enterado?—Tu padre está enfermo, Michael, y por lo que me contó en su carta creo que le queda poco tiempo —Michael sintió el peso en sus espaldas y vio con claridad su destino frente a él.—Ahora lo entiendo todo.—No, Michael todavía n
El duque permanecía con los ojos abiertos, Michael quiso cerrárselos, pero la duquesa, con ira, se interpuso entre Michael y su padre.—¡Era mi esposo, yo seré quien cierre sus ojos!—Uno de los médicos intervino: «Mi señora». — permita que sea su hijo quien lo haga, el duque estaba muy ansioso por verlo, llegar a sobrevivir esperando a que él llegara —la duquesa vio con molestia al médico mientras Michael sentía agonía en su corazón, sintió en aquel toque de su padre que su amor era genuino. Luego vio a Emilia directamente a los ojos y no vio en sus ojos lágrima alguna, así que se interpuso nuevamente y cerró los ojos de su padre.—El tiempo de reencontrarse con mi madre ya ha llegado, yo lo perdono —la duquesa no dijo nada, pero Michael sintió su veneno impregnando la habitació
II PARTE “Yo misma le abrí a mi amado, pero él ya había desaparecido. ¡El alma se me fue detrás de él!, ¡Lo busqué, y no lo encontré, lo llamé y no me respondió!” Londres 1888. Angelina estaba sentada frente a la hermosa peinadora que su madre le había regalado; peinaba con cuidado su larga cabellera cobriza oscura, dándole forma a sus puntas onduladas. Después de cepillarlo, lo recogió en un moño alto y colocó la peineta en forma de mariposa de color azul que le había regalado Caden. Aquel recuerdo ya no la atormentaba, todo lo contrario, esas amarguras habían pasado al olvido. Desde que su madre abandonó la mansión Greenwood y estableció su taller, las cosas mejoraron para ambas. Clara se había convertido en una modista respetada gracias a su talento. Su empresa había prosperado tanto que tuvo que contratar a cuatro asistentes, incluyéndola a ella. Angelina se sentía orgullosa de su madre, que luchó incansablemente. Su padre, desde el más allá, les dejó una pequeña cantidad de d
Caden Greenwood fue asaltado por una repentina nostalgia hacia Angelina, hacía ocho años, que no sabía nada de ella. —Debía de tener 21 años. ¿Cómo sería de aspecto? —se preguntó a sí mismo. —Su madre no era fea. —Continuó con sus pensamientos. Él recordaba perfectamente a Clara; suspiró y volvió a mirar por la ventana recordando la poca información que había reunido. Solo sabía que Clara había establecido un taller de costura, pero nunca se le dijo la ubicación. Quizás estaba en la misma zona de la ciudad donde se encontraba la mansión de su familia, sin embargo, a él le pareció poco probable debido a sus condiciones sociales. Otro suspiro salió de su garganta, ahora vivía en Edimburgo, separado por seis horas de su residencia en Londres. Caden ya casi había terminado su té, dio otra mirada a la ventana; la niña aún seguía ahí con su madre, evocando los recuerdos de sus años pasados. Ahora comprendía que él había amado a Angelina sin importar que fuera la hija de la criada, esa ni
— Marie, por favor acercarte, necesito tener algunas palabras contigo —Marie se acercó calmadamente secando las manos en el delantal. —Dígame joven ¿Para qué soy buena? —Marie, quisiera hacerte unas preguntas y deseo que esta conversación quede entre nosotros dos. —Así será señor. —Marie quiero saber de Clara y Angelina, ya son nueve años de no saber de ellas y es mi deseo verlas —Marie no pudo reprimir su sorpresa, él lo notó y le regaló una gran sonrisa, la mujer pudo ver el brillo en sus ojos y supo que si mentía estarían en problemas. —Ellas están muy bien, las dos se dedican a diseñar vestidos y les ha ido muy bien. —Si eso lo sé, me entere a través del periódico; ahí colocaban la dirección de la boutique —Marie sintió calma al saber que por ella no se descubrió la ubicación del local, aun así, Marie sabía que Caden lo sabría. —¿Angelina está casada? —No, señor, ella sigue soltera —Caden no pudo disimular su alegría y Marie se preocupó, ella sabía que Caden representaría