El duque permanecía con los ojos abiertos, Michael quiso cerrárselos, pero la duquesa, con ira, se interpuso entre Michael y su padre.
—¡Era mi esposo, yo seré quien cierre sus ojos!
—Uno de los médicos intervino: «Mi señora». — permita que sea su hijo quien lo haga, el duque estaba muy ansioso por verlo, llegar a sobrevivir esperando a que él llegara —la duquesa vio con molestia al médico mientras Michael sentía agonía en su corazón, sintió en aquel toque de su padre que su amor era genuino. Luego vio a Emilia directamente a los ojos y no vio en sus ojos lágrima alguna, así que se interpuso nuevamente y cerró los ojos de su padre.
—El tiempo de reencontrarse con mi madre ya ha llegado, yo lo perdono —la duquesa no dijo nada, pero Michael sintió su veneno impregnando la habitació
II PARTE “Yo misma le abrí a mi amado, pero él ya había desaparecido. ¡El alma se me fue detrás de él!, ¡Lo busqué, y no lo encontré, lo llamé y no me respondió!” Londres 1888. Angelina estaba sentada frente a la hermosa peinadora que su madre le había regalado; peinaba con cuidado su larga cabellera cobriza oscura, dándole forma a sus puntas onduladas. Después de cepillarlo, lo recogió en un moño alto y colocó la peineta en forma de mariposa de color azul que le había regalado Caden. Aquel recuerdo ya no la atormentaba, todo lo contrario, esas amarguras habían pasado al olvido. Desde que su madre abandonó la mansión Greenwood y estableció su taller, las cosas mejoraron para ambas. Clara se había convertido en una modista respetada gracias a su talento. Su empresa había prosperado tanto que tuvo que contratar a cuatro asistentes, incluyéndola a ella. Angelina se sentía orgullosa de su madre, que luchó incansablemente. Su padre, desde el más allá, les dejó una pequeña cantidad de d
Caden Greenwood fue asaltado por una repentina nostalgia hacia Angelina, hacía ocho años, que no sabía nada de ella. —Debía de tener 21 años. ¿Cómo sería de aspecto? —se preguntó a sí mismo. —Su madre no era fea. —Continuó con sus pensamientos. Él recordaba perfectamente a Clara; suspiró y volvió a mirar por la ventana recordando la poca información que había reunido. Solo sabía que Clara había establecido un taller de costura, pero nunca se le dijo la ubicación. Quizás estaba en la misma zona de la ciudad donde se encontraba la mansión de su familia, sin embargo, a él le pareció poco probable debido a sus condiciones sociales. Otro suspiro salió de su garganta, ahora vivía en Edimburgo, separado por seis horas de su residencia en Londres. Caden ya casi había terminado su té, dio otra mirada a la ventana; la niña aún seguía ahí con su madre, evocando los recuerdos de sus años pasados. Ahora comprendía que él había amado a Angelina sin importar que fuera la hija de la criada, esa ni
— Marie, por favor acercarte, necesito tener algunas palabras contigo —Marie se acercó calmadamente secando las manos en el delantal. —Dígame joven ¿Para qué soy buena? —Marie, quisiera hacerte unas preguntas y deseo que esta conversación quede entre nosotros dos. —Así será señor. —Marie quiero saber de Clara y Angelina, ya son nueve años de no saber de ellas y es mi deseo verlas —Marie no pudo reprimir su sorpresa, él lo notó y le regaló una gran sonrisa, la mujer pudo ver el brillo en sus ojos y supo que si mentía estarían en problemas. —Ellas están muy bien, las dos se dedican a diseñar vestidos y les ha ido muy bien. —Si eso lo sé, me entere a través del periódico; ahí colocaban la dirección de la boutique —Marie sintió calma al saber que por ella no se descubrió la ubicación del local, aun así, Marie sabía que Caden lo sabría. —¿Angelina está casada? —No, señor, ella sigue soltera —Caden no pudo disimular su alegría y Marie se preocupó, ella sabía que Caden representaría
Arianna caminaba acompañada de la duquesa, siendo escoltada hasta el interior de la mansión de París, donde se encontraba Michael.Emilia (la duquesa madre), a pesar de tener una relación bastante difícil con su hijastro, hizo todo lo posible para que su familia se mantuviera unida. Lamentablemente, la duquesa había sido atormentada por la mala fortuna, su útero quedó estéril después del embarazo traumático que casi le cuesta la vida. Aquellos recuerdos todavía causaban dolor a Emilia, quien tuvo que resignarse a ver cómo su joven vientre se marchitaba, quedando como único heredero de Benedict su hijo bastardo con Claudia Wiggins. Emilia sentía su corazón comprimido por cada doloroso recuerdo. En numerosas ocasiones intentó ahogar su orgullo para que Michael la aceptara, pero eso le resultaba imposible. A duras penas, Michael y ella sostenía
El sábado había llegado, por lo que Angelina se levantó y fue al baño a lavar sus dientes y cara. El olor del té ya se colaba en su habitación, así que se apresuró para ayudar en la preparación del desayuno. Deseaba desayunar huevos, beicon y pan tostado. Se estaba secando la cara cuando oyó un golpe en la ventana, y se apresuró a verificar qué lo había causado. Un ave pequeña yacía caída en el alféizar de la ventana. Angelina abrió la ventana y tomó a la pequeña ave, notó que aún respiraba.—Pobrecita —dijo, sosteniendo el ave entre sus manos, con tristeza al ver que aún se movía con dificultad. El fuerte impacto lo había dejado muy mal, Angelina trató de no manipularlo mucho para no hacerle más daño, tomó una pequeña caja que estaba cerca y colocó la avecilla herida dentro con sumo cuidado.—Voy a dejarte aquí… espero que descanses y te recuperes, te prometo que cuando estés mejor te dejaré libre. —Angelina hizo unos orificios a la caja y dejó ahí al pequeño pájaro para que se recu
Una vez fuera de la tienda, Caden ofreció su brazo a Angelina; ella dudó un momento antes de aceptarlo, pero finalmente lo hizo por cortesía. En Caden, el sentimiento era distinto, deseaba abrazarla fuertemente por el reencuentro. Los dos entraron en la acogedora tetería y se sentaron. Caden pidió dos tés, mientras traían su pedido. Caden se quitó el sombrero y se lo entregó al mesero junto a su abrigo y el de Angelina. Ella le sonrío. —¡Cómo pasa el tiempo! Ahora que eres médico, no puedo evitar sentirme sorprendida. —Caden simplemente la observó, reflexionando y descubriendo que siempre se había contenido para ella sin ser consciente de ello. Lo confirmaba mientras la miraba a los ojos, tan hermosa e inalcanzable. Su corazón latía con rapidez, lo que lo hizo sentir inseguro. En su interior, se preguntaba si sería bueno que una mujer tuviese tanto poder nefasto y grande sobre él, hasta el punto de hacerlo desear ser su esclavo. Por otro lado, a Angelina le sorprendió que no le mo
La mansión estaba resplandeciente y, como era de esperar, Liza se había sobresalido. Alyssa no perdió la oportunidad para brillar y exponer su belleza. Siempre le había encantado ser el centro de atención.—¡Me encantaría que llegara Emma para que viera mi nuevo vestido! —exclamó la joven contemplándose en el espejo—. Madre, qué opina usted ¿Cómo me veo?—No deberías ni siquiera planteártelo. ¡Estás perfecta! Tú no tienes rival querida, tu belleza es insuperable —aseguró Liza inflando la vanidad de Alyssa que sonreía con orgullo. Las voces de las mujeres se apagaron cuando uno de los sirvientes les advirtió que la gente ya había empezado a llegar, entre ellos Madeleine y sus hijas.—¡Bajemos querida! —Exclamó Liza a su hija y luego se refirió al sirviente —¿Mi hijo ya está listo?—Si señora, el señor Caden está con su padre en el vestíbulo junto a lady Jazmines.—Tu abuela quiere estropearme las cosas, siempre queriendo robarme el protagonismo. ¡Pero Caden es mi hijo, no suyo! Así qu
—Señor Caden, su madre solicita su presencia inmediata en el salón, todos se preguntan por usted.—Gracias, Carlos, voy enseguida —. El hombre hizo una reverencia y se fue.—¿Te gustaría acompañarme al infierno?—Con gusto Caden —el hombre sonrió, tomó la mano de su prima y se encaminaron al gran salón. Caden entró en la sala, acompañado de Marianne, todos se volvieron para mirarlo, Caden sintió que necesitaba un trago y cogió una copa de la bandeja que le ofreció el sirviente y bebió un largo sorbo.—La función ha comenzado, ahí está Miriam… La elegida de tus padres. —Caden notó que Marianne no le había mentido y miró a Miriam. Sin perder tiempo empezó a detallarla. La mujer era elegante, usaba joyas co