Arianna caminaba acompañada de la duquesa, siendo escoltada hasta el interior de la mansión de París, donde se encontraba Michael.Emilia (la duquesa madre), a pesar de tener una relación bastante difícil con su hijastro, hizo todo lo posible para que su familia se mantuviera unida. Lamentablemente, la duquesa había sido atormentada por la mala fortuna, su útero quedó estéril después del embarazo traumático que casi le cuesta la vida. Aquellos recuerdos todavía causaban dolor a Emilia, quien tuvo que resignarse a ver cómo su joven vientre se marchitaba, quedando como único heredero de Benedict su hijo bastardo con Claudia Wiggins. Emilia sentía su corazón comprimido por cada doloroso recuerdo. En numerosas ocasiones intentó ahogar su orgullo para que Michael la aceptara, pero eso le resultaba imposible. A duras penas, Michael y ella sostenía
El sábado había llegado, por lo que Angelina se levantó y fue al baño a lavar sus dientes y cara. El olor del té ya se colaba en su habitación, así que se apresuró para ayudar en la preparación del desayuno. Deseaba desayunar huevos, beicon y pan tostado. Se estaba secando la cara cuando oyó un golpe en la ventana, y se apresuró a verificar qué lo había causado. Un ave pequeña yacía caída en el alféizar de la ventana. Angelina abrió la ventana y tomó a la pequeña ave, notó que aún respiraba.—Pobrecita —dijo, sosteniendo el ave entre sus manos, con tristeza al ver que aún se movía con dificultad. El fuerte impacto lo había dejado muy mal, Angelina trató de no manipularlo mucho para no hacerle más daño, tomó una pequeña caja que estaba cerca y colocó la avecilla herida dentro con sumo cuidado.—Voy a dejarte aquí… espero que descanses y te recuperes, te prometo que cuando estés mejor te dejaré libre. —Angelina hizo unos orificios a la caja y dejó ahí al pequeño pájaro para que se recu
Una vez fuera de la tienda, Caden ofreció su brazo a Angelina; ella dudó un momento antes de aceptarlo, pero finalmente lo hizo por cortesía. En Caden, el sentimiento era distinto, deseaba abrazarla fuertemente por el reencuentro. Los dos entraron en la acogedora tetería y se sentaron. Caden pidió dos tés, mientras traían su pedido. Caden se quitó el sombrero y se lo entregó al mesero junto a su abrigo y el de Angelina. Ella le sonrío. —¡Cómo pasa el tiempo! Ahora que eres médico, no puedo evitar sentirme sorprendida. —Caden simplemente la observó, reflexionando y descubriendo que siempre se había contenido para ella sin ser consciente de ello. Lo confirmaba mientras la miraba a los ojos, tan hermosa e inalcanzable. Su corazón latía con rapidez, lo que lo hizo sentir inseguro. En su interior, se preguntaba si sería bueno que una mujer tuviese tanto poder nefasto y grande sobre él, hasta el punto de hacerlo desear ser su esclavo. Por otro lado, a Angelina le sorprendió que no le mo
La mansión estaba resplandeciente y, como era de esperar, Liza se había sobresalido. Alyssa no perdió la oportunidad para brillar y exponer su belleza. Siempre le había encantado ser el centro de atención.—¡Me encantaría que llegara Emma para que viera mi nuevo vestido! —exclamó la joven contemplándose en el espejo—. Madre, qué opina usted ¿Cómo me veo?—No deberías ni siquiera planteártelo. ¡Estás perfecta! Tú no tienes rival querida, tu belleza es insuperable —aseguró Liza inflando la vanidad de Alyssa que sonreía con orgullo. Las voces de las mujeres se apagaron cuando uno de los sirvientes les advirtió que la gente ya había empezado a llegar, entre ellos Madeleine y sus hijas.—¡Bajemos querida! —Exclamó Liza a su hija y luego se refirió al sirviente —¿Mi hijo ya está listo?—Si señora, el señor Caden está con su padre en el vestíbulo junto a lady Jazmines.—Tu abuela quiere estropearme las cosas, siempre queriendo robarme el protagonismo. ¡Pero Caden es mi hijo, no suyo! Así qu
—Señor Caden, su madre solicita su presencia inmediata en el salón, todos se preguntan por usted.—Gracias, Carlos, voy enseguida —. El hombre hizo una reverencia y se fue.—¿Te gustaría acompañarme al infierno?—Con gusto Caden —el hombre sonrió, tomó la mano de su prima y se encaminaron al gran salón. Caden entró en la sala, acompañado de Marianne, todos se volvieron para mirarlo, Caden sintió que necesitaba un trago y cogió una copa de la bandeja que le ofreció el sirviente y bebió un largo sorbo.—La función ha comenzado, ahí está Miriam… La elegida de tus padres. —Caden notó que Marianne no le había mentido y miró a Miriam. Sin perder tiempo empezó a detallarla. La mujer era elegante, usaba joyas co
Los días transcurrían, Michael y su tío se mantenían ocupados en asuntos tediosos. Los asuntos pendientes habían ocupado tanto al nuevo duque que apenas había saludado a la duquesa el día de su llegada; más tarde, como excusa, alegó que se sentía indispuesto. Una tarde, Michael no pudo eludir sus compromisos y tuvo que conversar con Emilia. Tomaron el té y conversaron de unos pocos temas de importancia corriente. Emilia le mencionó que había llegado con su sobrina Arianna, pero Michael en ese momento no le prestó mucha atención, luego de terminar su tasa de té con Emilia, pidió permiso y se marchó. Al día siguiente, Michael se había levantado temprano y había ordenado que su desayuno fuera llevado a su despacho. William lo acompañaría después de una agradable conversación. Luego fue a ver a Venus.
—Entonces, prométeme que hablarás con Caden, de lo contrario lo haré yo. —Sus palabras eran suplicantes, y por un momento estuvo tentada en contarle a Angelina su pacto con William y Michael, contarle toda la historia que ella había seguido tan de cerca y que William a través de carta le contaba, pero se mordió los labios.—Te lo prometo.Caden. Caden había invitado a Angelina a un pícnic, Angelina aceptó para cumplir la promesa que le hizo a su madre de comunicarse de forma clara. Caden llegó puntualmente y su elegante carruaje esperaba a Angelina. Clara, desde la ventana de su tienda, veía con miedo y dolor cómo Angelina subía, tomada de la mano de Caden, quien la ayudaba a entrar al carruaje. Rezo a Dios y a su esposo para que la protegieran. Una vez dentro del carruaje, Caden no pudo dejar de admirar a Angel
Una vez que Clara y Caden se encontraron a solas, la mujer dejó traslucir su preocupación y su instinto protector. —Doctor Greenwood, ¿tiene una idea de todo lo que me ha costado progresar y mejorar la vida de mi hija? —No puedo imaginármelo, solo puedo apreciar el resultado y ese resultado me indica que lo hizo muy bien. —Como veo que lo ha percibido, es mi obligación decirle que yo no voy a permitir que mi hija la humillen. —No tengo intención de humillarla, todo lo contrario. —Sus actos me demuestran lo contrario. ¿Cree acaso que mi hija no ha resultado perjudicada cuando personas en la calle han presenciado cómo usted, hace unos momentos, la besó deliberadamente? No piense que, porque soy una mujer viuda, no tendré el valor necesario para defender a mi hija con todas mis fuerzas si es necesario. —Sé que fue una temeridad de mi parte, pero entiéndeme, por favor… —¡No! Entiéndame a mí. Angelina es una dama, quizás no del círculo al cual pertenece usted, pero es una dama porqu