EL CORAZÓN JUEGA MALAS PASADAS.Angelina.—¿Se puede ser tan dichoso en la vida? —le dijo Angelina a su madre.—Sí, hija, ¡te lo mereces! Hoy veo mis sueños hacerse realidad, desde el primer instante en que te tuve en mi vientre, me juré que tú no pasarías por lo que yo pasé. Te soñé casarte vestida de blanco y amada… hubiese sido perfecto si Abelardo fuera visto nuestros sueños, volverse realidad, entregarte al altar —Angelina abrazó a su madre, luego las dos contemplaron a sus seres queridos brindando y cenando llenos de paz y amor.Angelina se levantó para salir al jardín trasero, una ansiedad inesperada la instaba, Vanessa se acercó a ella y detalló que su semblante había cambiado.—¿Te sucede algo Angelina?—Nada malo, Vanessa, es solo que necesito un poco de aire fresco —Vanessa sonrió con picardía.—A mí también me faltaría el aire si estuviera comprometida con un hombre tan atractivo como el duque, te viene la gloria —Vanessa suspiro, Angelina puso los ojos en blanco y esbozó
SENTIMIENTOS EXPUESTOS.Miriam.—Yo estoy tirada en el suelo… donde me dejaste —susurraba Miriam, acurrucada a un lado de su cama. Los recuerdos de aquella noche, en la que Caden experimentó una sensación de embriaguez y donde experimentó el amor pensando en otra persona, no la mantenían en paz, y el toque de sus manos se habían vuelto indelebles en su piel.—¿Qué has hecho? —sus sollozos subían de tono; sintió la urgencia de alejarse. Miriam se puso en pie, tomó uno de sus espejos de mano y lo arrojó contra el suelo, rompiéndolo; acto seguido recogió un trozo de cristal y, sin perder tiempo, comenzó a lesionarse. Su padre tocó a la puerta, ella no abrió, estaba concentrada en la sangre que brotaba de su antebrazo, y se deslizó del trance cuando su padre golpeó la puerta hasta derribarla.—¡Miriam, hija! ¿Qué planeas hacer? —gritó el hombre enardecido, después la desprendió del vidrio, la mujer empezó a llorar. Las lágrimas de Miriam conmovieron a su progenitor.—¡Maldito Caden, me v
Arianna.Frente al espejo, Arianna arreglaba su peinado, el estar pendiente de Michael, la había hecho olvidar en indagar los motivos por el cual su tía había dejado la propiedad. Ya arreglada no perdió tiempo y se fue a la alcoba del duque, odió que William no se le despegara ni un instante.—Puedes descasar William, yo lo cuido.—No es tu obligación Arianna.—Pero si mi deseo, y en eso no decides tú —Arianna cada vez era más altanera.—Arianna, no quiero ser mal educado contigo; sin embargo, es mi deber recordarte que mi sobrino fue claro contigo y… —La declaración de William se silenció cuando la voz de Michael despertando lo interrumpió.—¿Qué sucedió? —Michael estaba aturdido, hizo ademanes de levantarse causando que los mareos lo invadieran.—¡No te esfuerces, aún estás convaleciente! —Dijo William acercándose para ayudarlo, Arianna también se acercó, tomo la jarra con agua y le sirvió un vaso.—Bebe un poco, esto te hará sentir mejor —manifestó con cariño la mujer, el duque giró
Desde que era niño aprendí que la naturaleza de las personas se trasluce en las miradas. Los ojos son más sinceros que las palabras, ellos no saben mentir; son las ventanas del alma por donde emerge toda la naturaleza de los sentimientos… El árbol se conoce por el fruto que da. La verdadera esencia del alma también queda en manifiesto en las acciones que llevamos a cabo. Michael Davenport. ☨☨☨ Londres, Inglaterra 1879 Desde una de las ventanas del tercer piso de la mansión, Angelina contemplaba el coche de la familia llegar. —¡Madre!, el Sr. Greenwood ha llegado con su esposa, y trae a sus dos hijos con ellos —expresó feliz la joven de doce años, tomando a su madre por la falda, interrumpiendo sus labores. —Angelina, hija —susurró Clara—, tienes que calmar esos ímpetus. Sé que te emociona ver niños en esta mansión que es tan grande, pero debes recordar lo que hablamos. Tienes que mantenerte alejada de ellos, no debes olvidar
Desde muy tempranas horas de la mañana Angelina vio al joven Caden ir hacía las caballerizas. El joven iba acompañado de Gustavo, uno de los mozos de cuadra, al notar su cercanía se escondió entre los arbustos, no era su deseo traerle problemas a su madre, así que esperó a que entraran en los establos para luego continuar su camino. Le habían encomendado buscar a Jorge el jardinero y por desgracia para llegar al jardín debía ir por el camino cerca de las caballerizas. Cuando entraban en las caballerizas, Angelina decidió seguir su camino lo más rápido posible, pero por desgracia el deseo de volverse invisible no sucedió, Gustavo la sorprendió. —Hola, Angelina —Angelina contestó su saludo entre dientes sin levantar el rostro. —¿Qué pasa contigo hoy? ¿Te han cortado la lengua en la cocina? ¡No pareces la niña que conozco! —Estoy apurada debo buscar a Jorge. —No hace falta que camines mucho, ese viejo testarudo está aquí —le indicó, y en acto seguido le gritó a Jor
Horas más tarde. Los invitados fueron llegando a la mansión de los Greenwood, todo estaba hermosamente decorado. —Hija, no vayas a hacer ninguna travesura que comprometa mi trabajo —le pidió Clara amarrando el lazo del único vestido decente que tenía, luego le cepillo el abundante cabello y lo recogió en una coleta sencilla. —Eres la niña más bella —susurró a su oído, luego le dio la vuelta y la besó en la frente —nunca lo olvides —agregó estrujando su nariz con la de Angelina. Ya en la cocina Clara le pidió a su hija que se quedara en un rincón sin estorbar, aquello estaría movido; la mansión estaba llena de aristócratas y un solo error causaría que cabezas rodaran, así que la presión era fuerte; Marie revisó minuciosamente los servicios, el orden y el tipo de comida con que iniciarían el banquete siguiendo las órdenes de los señores Greenwood. El primero se dedicaba a la fruta y otros platos de temporada, luego se serviría el potaje, y tras este venían los «platos fue
—Gracias —le dijo Angelina a Caden por haberla sacado de la cocina- —Te lo debía —le respondió el chico, luego suspiro —Angelina, te debo una disculpa en nombre de mi hermana. —No es necesario joven Caden- —Por favor no me digas “Joven Caden”, solamente dime Caden, no quiero formalidades, quiero olvidarme de ellas y ser libre —aquel comentario había hecho sonreír a Angelina —. Te traje algo —dijo luego, Angelina lo miró con sorpresa. —¿A mí? —Inquirió con dudas- —Sí, a ti —Caden metió su mano en uno de los bolsillos de su pantalón y sacó varios bombones. —¡Son para mí! —la emoción de Angelina se desbordó. —Estos bombones se los robé a mi madre. Los compró en uno de sus tantos viajes, son costosos y quiero que los pruebes- —Puedes meterte en problema —Angelina, a pesar de estar emocionada por el gesto, sintió que el presente de Caden podría traerle problemas. —Caden, no puedo aceptar- —No acepto un “No” como respuesta, es más, si tu temor es que te re
Desde una distancia prudente, Angelina contemplaba la cabaña que estaba ubicada cerca de las caballerizas; a tempranas horas de la mañana, por órdenes de los señores, Larry y Gustavo la arreglaban, pronto sería habitada por el nuevo domador de caballos. Angelina no pudo evitar sentir alegría y agradecimiento hacia Lord Greenwood por no haber cumplido el deseo macabro de Caden. —Angelina, entra, ya está comenzando a llover —la llamó Clara desde la puerta de la cocina. La joven llegó corriendo y dando brincos de un lado para otro, como toda muchacha de su edad; Dimitri la miró de arriba abajo con gestos de negación, Angelina no hizo caso a las presunciones de aquel déspota engreído, se limitó a entrar y ponerse a la orden de Marie. —Clara, usted es una mujer con suerte, ¿lo sabía? —manifestó Dimitri luego de haber observado el comportamiento de la niña. —Muchas familias distinguidas como los Greenwood no admitirían una empleada con hijos- —Eso lo sé, y creo que soy una buen