—Gracias —le dijo Angelina a Caden por haberla sacado de la cocina-
—Te lo debía —le respondió el chico, luego suspiro —Angelina, te debo una disculpa en nombre de mi hermana.
—No es necesario joven Caden-
—Por favor no me digas “Joven Caden”, solamente dime Caden, no quiero formalidades, quiero olvidarme de ellas y ser libre —aquel comentario había hecho sonreír a Angelina —. Te traje algo —dijo luego, Angelina lo miró con sorpresa.
—¿A mí? —Inquirió con dudas-
—Sí, a ti —Caden metió su mano en uno de los bolsillos de su pantalón y sacó varios bombones.
—¡Son para mí! —la emoción de Angelina se desbordó.
—Estos bombones se los robé a mi madre. Los compró en uno de sus tantos viajes, son costosos y quiero que los pruebes-
—Puedes meterte en problema —Angelina, a pesar de estar emocionada por el gesto, sintió que el presente de Caden podría traerle problemas. —Caden, no puedo aceptar-
—No acepto un “No” como respuesta, es más, si tu temor es que te regañen, entonces creo que tu espíritu aventurero no está muy remarcado. —Caden tomó uno de los bombones y se lo llevó a los labios —¡Son una delicia! —Expresó luego de la primera mordida, seguidamente le extendió uno a Angelina, esta vez la niña no se negó y probó el bombón. Su paladar experimentó un sabor angelical desmedido, aquel bombón guardaba en su interior el más dulce sabor del chocolate mezclado con avellanas y almendras, cerró los ojos y deseó que no desapareciera.
—¿Valió la pena? —la interrumpió Caden.
—Sí, ¡Claro que valió la pena! —le respondió sonriente, la mirada y entusiasmo de Angelina causó que Caden experimentase algo nuevo, le era extraño que aquella joven se conformara con tan poco, tan solo con un bombón de chocolate, cuando su hermana y su madre eran tan quisquillosa y exigentes, ¡nada le parecía suficiente! Los vestidos, joyas y muñecas, al igual que los viajes, nunca calmaban sus ansias; y a la final siempre pedían más, esa era la clase de mujer que él había conocido, la vanidad de su madre, y el egoísmo de Alyssa; únicamente su abuela paterna Jazmines mostraba un poco de caridad y humanidad. Siguió observando a Angelina que sonreía como un sol, y le pareció que aquella muchacha no era lo que había dicho Alyssa, sino todo lo contrario, le parecía bonita. Las líneas bien definidas de su rostro habían captado la atención de Caden y vaya que él era muy detallista y observador. Caden Greenwood podía descubrir la belleza más profunda en los lugares donde otros les costaba ver, aquel sentimiento lo había tomado por sorpresa y al momento no lo supo interpretar debido a su corta edad, pero la atracción hacia el sexo opuesto ya comenzaban a poseerlo. Angelina notó como los ojos verdes de Caden la miraban, ella al igual que él no supo interpretar porque la veía de aquella manera tan extraña y sintió que sus mejillas se teñían.
—No eres fea Angelina, así que no le hagas caso a mi hermana. Alyssa siempre ha sido odiosa y malcriada —Angelina quedó sin habla ante las palabras de Caden, que él le dijera que no era fea, le parecía imposible. Caden acercó la mano a sus cabellos y tocó uno de sus mechones.
—Es lo más bonito que tienes, tu cabello cobrizo… aunque tu sonrisa ya le hace competencia.
—¡Jóvenes vengan! —le gritó Guillermo rompiendo la conversación, Angelina agradeció a Dios por aquella intervención.
Caden y Angelina habían entrado a los establos junto a Gustavo, dentro se encontraban Joseph y Larry tratando de calmar a uno de los caballos nuevos que habían llegado. Caden se emocionó al ver el caballo y sin pensarlo se acercó.
—Joven Caden, es mejor que se aleje; este animal no está domado —dijo Larry, pero el chico hizo caso omiso, había quedado pendido de la belleza imponente del animal, continuó acercándose para admirar su anatomía.
—Su padre lo ha adquirido, quiere que lo domemos para usted —le explicó Guillermo; sin embargo, Caden no dijo nada, continuaba maravillado por la magnificencia del animal.
—Es hermoso —dijo después de un rato; intento acariciarlo, pero el animal no se dejó.
—Es un bello ejemplar —le apoyó Joseph —, esta pura sangre es el producto de una cruzada con sementales árabes importados para crear corredores de distancia, ya mide casi 1,73 metros y tiene un carácter muy delicado.
—¡Quiero montarlo! —dijo Caden.
—Señorito, este animal no se ha dejado montar y su padre dio órdenes específicas de que lo domáramos antes de que usted lo montase —le recordó Gustavo.
—¡Llevan horas haciéndolo, y aún no logran calmarlo! Yo soy el hijo del dueño y quiero montarlo o si no yo mismo hablaré con mi padre —todos se vieron la cara sin saber qué responder. Angelina estaba sorprendida por el comportamiento caprichoso de Caden, bastaron solo segundos para que su carácter diera un vuelco negativo, ya no era el chico dulce de hace unos momentos, ahora facetas de Alyssa se dejaban ver en él.
—Joven es peligroso —insistió Guillermo, tratando de hacerlo entrar en razón.
—¡Ya basta! Amárrenlo y sosténganlo bien, quiero que Angelina me vea sobre mi nuevo caballo-
—Caden, no es necesario, deja que ellos lo domen primero —intervino Angelina con la esperanza de hacerlo cambiar de opinión, pero su intento fue fallido.
—¡Quiero subirme ahora y es una orden! —Insistió, Caden estaba decidido a demostrarle a Angelina que él no temía al animal.
Los tres hombres no pudieron sacarle aquella idea a Caden de la cabeza, así que como pudieron llevaron al animal del establo al corral, ahí amarraron al caballo para que se calmara, haciendo intentos de suavizar su carácter; el hermoso animal quedó tranquilo de momento. Gustavo insistió una vez más con Caden pidiéndole que le dieran tiempo, pero la negativa del chico era inquebrantable. Joseph y Larry sostenían con amarres al caballo para que Caden subiese, el muchacho logró montarse, luego contempló a Angelina sonriente, logrando que los tres hombres suspiraran de alivio, no obstante aquella paz fue corta. El caballo comenzó a brincar y saltar reventando las sogas, lanzando a Caden de su lomo con furia, y relinchando dañó el corral y se fue galopando velozmente; Joseph, Samuel y Gustavo fueron a auxiliar a Caden que continuaba en el piso quejándose, Angelina sintió que el corazón se le paralizó del susto, pero sus ojos se habían pendido del caballo que corría libre hacia su libertad, entonces no pudo evitar sonreír y agradeció que Caden no lo notara.
—¡Déjenme y vayan tras ese caballo! —gritó el chico lleno de furia, dándole paso a una terrible rabieta, no soportaba haber caído ante la mirada de Angelina. —¡Les ordeno que maten a ese animal cuando lo atrapen! —En ese momento Angelina vio la faceta oscura de Caden, y no pudo evitar que su mirada se empañara, y sin decir una palabra salió corriendo del lugar.
—¡Angelina! —Gritó Caden, pero ella no se detuvo, no quería volver a hablarle a aquel joven cruel que resulto ser peor que su hermana.
Días después.
Luego de aquel incidente, el frágil corazón de Angelina se había sumido en la tristeza, de pronto el entorno le parecía una fiesta de disfraces, donde todos usaban máscaras hermosas, pero que al caer dejaban al descubierto monstruos despiadados. Clara, veía con preocupación cómo su hija llevaba casi cinco días enferma, no obstante lo que más le afligió es que Angelina fuese tan frágil de alma, eso era condenarse a muerte, en un mundo tan cruel como lo era este. Clara entró a la pequeña habitación de servicio que les habían asignado a ambas, llevó un poco de mermelada de fresas que Marie hacía muy bien, acompañado de un panecillo de arándanos que no se podía negar, le quedaban deliciosos a Dimitri. La mujer le acercó la mermelada y el panecillo, pero Angelina parecía no entusiasmarle, esa actitud causó que Clara se alarmara.
—Hija, ¿qué te sucedió con el joven Caden? —Las preguntas se amontonaban en su boca.
—Él no me ha hecho nada, solamente que una vez más tú has tenido toda la razón… Caden es malo —una lágrima recorrió el rostro de la niña.
—Dices que no te ha hecho nada, pero, aun así, aseguras que es malo, creo que tendrás que esmerarte en la explicación porque no te estoy entendiendo.
—¡Caden tiene el alma más oscura, que su macabra hermana!
— ¿Por qué lo dices?
—Ese día le mostraron un hermoso caballo gris que le había comprado su padre, el plan era que lo montara una vez estuviera domado —una lágrima recorrió la mejilla de Angelina —. Gustavo, Larry y Joseph le explicaron que lo debían domesticar primero, pero él no entendió y armo un berrinche porque quería montarlo —Clara veía cómo la rabia ya iba ganando terreno en su hija; sin embargo, la dejo continuar en su desahogo, sabía que eso le haría bien. —Cuando llevaron el caballo al corral, Joseph y Larry lograron estabilizarlo y Caden pudo montarlo. Repentinamente, el caballo le entró un ataque de ira, como si sintiera el alma egoísta de Caden, y comenzó a dar saltos, logrando que Caden saliera elevado por los aires lanzándolo al suelo. —Clara no pudo evitar poner cara de sorpresa, si a Caden Greenwood le fuera sucedido algo malo, toda la ira de los señores Greenwood se volcarían sobre Larry, Gustavo y Joseph.
—Por suerte nada sucedió —finalizó la niña.
—Gracias a Dios —suspiró Clara —, ya no te sientas mal por ese incidente, más bien agradece a Dios que te mostró el verdadero rostro de ese joven. Caden es malcriado como su hermana porque eso es lo que le han enseñado. Por otro lado, hoy cuando fui al despacho a llevarle el café al Lord Greenwood escuché como Lady Jazmines, la madre del señor le reclamaba por su carácter frágil cuando se trataba de enfrentar a su esposa, le pedía que no se dejara dominar por ella, también se quejaba de la malcriadez de Alyssa. Angelina vi en esa señora una actitud más complaciente, ojalá se quede una buena temporada en esta casa —en ese instante la puerta sonó, era Martina que se había escapado de los quehaceres para ver cómo seguía Angelina. Martina entró con una gran sonrisa en sus labios y en su delantal llevaba escondida una hermosa manzana.
—Mira lo que te he traído niña delicada —le informó, Angelina sonrío al ver la fruta.
—Gracias —dijo Clara en nombre de su hija, tomando de la mano a su amiga —te veo muy feliz —agregó después de agradecer el gesto.
—¡Cómo no estarlo! Sabes que escuche a Lord Greenwood reprender a su hijo, pero como siempre Lady Liza lo protegió, creo que el joven Caden anda rabioso porque no pudo dominar el caballo nuevo que le han traído —el comentario logró situar nuevamente a Angelina en su angustia.
—Él dice que lo va a mandar a matar —declaró la muchacha con pena, y la mirada se le cristalizó.
—¡Niña, no llores! —Le dijo Martina —, tú y yo hemos hablado de mantenernos fuertes ¿Lo recuerdas? — Angelina asintió —. Si lo que te aflige es que el niño Caden quiera asesinar al hermoso corcel que por cierto se llama Zeus, olvídalo; su padre lo puso en su sitio.
—Zeus —repitió Angelina con más luz en el rostro.
—Sí, Zeus —le reafirmó Martina, y luego continuó con la historia —. El señor mando a traer a un experto domador de caballos, ya que Larry, Gustavo y Joseph no han podido domesticar al animal, ¡por Dios, Angelina! ¿Crees que Lord Greenwood va a mandar a sacrificar a un caballo tan costoso como ese, solo porque su hijo no lo pudo montar? —La noticia desterró por completo el malestar de Angelina, y la sonrisa le iluminó el rostro.
Desde una distancia prudente, Angelina contemplaba la cabaña que estaba ubicada cerca de las caballerizas; a tempranas horas de la mañana, por órdenes de los señores, Larry y Gustavo la arreglaban, pronto sería habitada por el nuevo domador de caballos. Angelina no pudo evitar sentir alegría y agradecimiento hacia Lord Greenwood por no haber cumplido el deseo macabro de Caden. —Angelina, entra, ya está comenzando a llover —la llamó Clara desde la puerta de la cocina. La joven llegó corriendo y dando brincos de un lado para otro, como toda muchacha de su edad; Dimitri la miró de arriba abajo con gestos de negación, Angelina no hizo caso a las presunciones de aquel déspota engreído, se limitó a entrar y ponerse a la orden de Marie. —Clara, usted es una mujer con suerte, ¿lo sabía? —manifestó Dimitri luego de haber observado el comportamiento de la niña. —Muchas familias distinguidas como los Greenwood no admitirían una empleada con hijos- —Eso lo sé, y creo que soy una buen
La joven no podía quitar la mirada del muchacho, las comparaciones no se hacían esperar. Michael era de la misma estatura que Caden, aunque aparentaba tener más edad. Era fuerte, de cabello semi ondulado y castaño que le daba un aire salvaje, Caden parecía un niño frágil ante él. Angelina parpadeo, y por un instante quiso huir por no poder entender lo que estaba sintiendo. Un revoloteo en la boca de su estómago comenzó a surgir, ella pensó que era hambre, luego echó por tierra aquella deducción, ella sabía lo que era tener hambre y el hambre jamás le ocasionaba temblor en las piernas. Cuando quiso escapar la mirada de Michael la volvió a dejar inmóvil.—¿Entonces este es el joven que domara mi caballo? —La voz de Caden sonó despectiva.—Mi hijo tiene el don de entender a los animales, y analiza mejor que nadie el comportamiento animal en su interacción con el entorno.—Vaya, eso me gustaría verlo —dijo Lord Greenwood con ferviente curiosidad.—Yo también quisiera verlo, es más, quier
Clara había terminado su faena y trataba de cenar calmadamente un poco de sopa, mientras cenaba no podía quitarse de la cabeza al hijo de Lord Greenwood, ese niño que llevaba tatuado en su frente la palabra “Problema” el recordarlo logró que el pan se le atascara en la garganta, Marie corrió hacia ella para socorrerla.—¡Mujer, debes tener más cuidado a la hora de comer!—No comía rápido, es solo que me siento mal por esa fijación que tiene el hijo de los señores con mi niña —le aclaró la mujer.—¡Por Dios Clara, no es para que te ahogues!—Marie, tú no entiendes; llámalo presentimiento de madre, pero yo lo siento en el corazón, Caden va a estigmatizar a mi hija ¡Dios, si tan solo me pudiera marchar!—Créeme mujer, exageras; mejor tomate este té de manzanilla para que te calmes los nervios —en el momento en que Marie servía el té, Gustavo entró a la cocina con Branimir y su hijo Michael.—Madre, Clara, Martina; conozcan a nuestro nuevo integrante y su hijo —Branimir al ver a Clara q
La mañana había llegado con los primeros rayos del sol, aun así, el día era frío. Desde la ventana de la cocina, Angelina podía ver cómo Michael junto a su padre y los demás trabajadores caminaban hacia los establos.—¡Ni creas que vas a ir de fisgona a ver que hacen los caballeros! Hay mucho trabajo, vienen visitas —le dijo su madre.—Yo lo sé mamá, solamente miraba-—Eso espero —Clara suspiró y pasó la mano por la cabeza de la niña —. Pronto te mostraré algo que he estado haciendo para ti, sé que te gustara mucho; ahora ven a ayudarme, no quiero que Dimitri te vuelva a llamar la atención —. Angelina se situó al lado de su madre y comenzó a ayudarla en todo lo que podía, a los pocos minutos entró Dimitri a inspeccionar.—Martina, por favor agarré la bandeja y sirva el desayuno del joven Caden y la señorita Alyssa, hoy lo harán en el salón de música. Coloque también dos platos extras, Lady Jazmines y el profesor de piano de la señorita Alyssa desayunarán junto a ellos; que la ayude
La noche había llegado, Angelina no podía sacar de su cabeza la ira de Alyssa; tampoco las palabras de Lady Jazmines, aquella dama elegante le había dicho que Alyssa le tenía envidia, algo que ella no podía creer, sus pensamientos se diluyeron cuando Clara llegó al cuarto.—¿Cómo te sientes?—Bien mamá —dijo sonriendo.—Esa sonrisa te salió muy falsa, pero yo sé cómo volverla una sonrisa real —y sin decir nada más se levantó y de un baúl que tenía escondido sacó un hermoso vestido azul turquesa. Clara extendió el vestido sobre la cama, Angelina quedó sin habla al verlo, su mano temblorosa era incapaz de tocar el vestido tan solo para no dañarlo.—¡Es el vestido más hermoso que haya visto en mi vida! —expresó la muchacha abrazando a su madre.—Coses hermoso —agregó—Hija, me encanta que te guste, pero más me gustaría que tu felicidad no sea únicamente por cosas materiales, porque esa felicidad no es duradera. Ahora vamos a probártelo, quiero ver si te queda bien—¡Sí! —exclamó Angeli
—Es mi libro favorito —manifestó Michael que se acercó de repente dejando atrás a su padre y a Clara.—Es hermoso.—Me lo regalo mi madre —le aclaró el muchacho.—Me encantaría saber leer para entender qué dice en las páginas.—Puedo leerte unas páginas mientras aprendes —se ofreció Michael.—Sería bueno —combino ella, entonces el chico tomó el libro y le pidió a Angelina que se acercara a la chimenea.—El cuento se llama: “La bruja Alice y la orquídea escondida”—¿Tu madre te regalo un cuento de brujas? —dijo Angelina sorprendida, logrando que Michael sonriera.—No todo es lo que parece Angelina, y lo que importa es la enseñanza de la historia.—¿Puedes leer la dedicatoria del libro? —Michael, quedo en silencio, la petición de la muchacha no había sido fácil, aquellas palabras le recordaban una etapa trágica de su vida que aún dolía; aun así, tomó fuerzas y leyó: “Para mi valiente príncipe. Hijo, quiero que siempre recuerdes que las palabras son ecos lejanos que no muestran verdades
Las damas de la casa junto a Lord Greenwood se habían acomodado en el balcón para degustar una taza de té, crema de leche y sándwiches de pepino en rodajas finas con jamón; también habían mandado a colocar una bandeja de pisos con algunas galletas junto a panecillos con mantequilla y mermelada. Lady Jazmines tomó un sorbo de su té mientras contemplaba a su nuera, notó que la dama estaba incómoda, incluso molesta, Lady Jazmines sabía el porqué de aquella actitud de Liza. —Querida nuera, te siento muy callada esta tarde ¿Sucede algo? —inquirió lady Jazmines con una sonrisa en sus labios. Gerald dejó de leer los papeles que sostenía y contempló a las dos mujeres, sabía que aquello era una antesala a un enfrentamiento, su madre era una mujer muy inteligente y sumamente perspicaz, y su esposa no se quedaba atrás, era dominante y de temperamento volátil. —Querida suegra, como siempre usted tan observadora —respondió Liza colocando su taza de té sobre la mesa y tomó una bocanada de aire par
Clara y su hija subían por la amplia escalera. Cada vez que Clara tenía que subir a los otros pisos no podía evitar que la fatiga se apoderara de ella, ascender por aquella escalera la cansaba; las curvas que dominaban el diseño de la estructura, la ponían de mal humor, en esos momentos envidiaba a Marie, cuyo único trabajo era estar en la cocina. Alyssa se encontraba en la parte más alta de la escalera, en ese momento se dio cuenta de que Angelina ascendía junto a su madre, ya se ubicaban por la mitad de la escalera. —Mi oportunidad ha venido más rápido de lo que espere —pensó la niña acariciando su inmensa gata angora de color blanco. —Hija, detente un momento, el broche de mi zapato se ha dañado —le informó Clara a Angelina, colocándose de un lado para verificar que le sucedía a la hebilla. Alyssa no desaprovechó la oportunidad de ver a Clara agachada a un lado revisando su zapato, y sin reflexionarlo dos veces le lanzó la gata a Angelina desde la altura que se encontraba con un