—Creí que lo odiabas — alegó Ramona, mientras miraba con detenimiento el menú en sus manos.— Y lo hago; pero no huiré de él — Respondió con firmeza, Milen, menos concentrada en el menú que su amiga.— El pescado aquí es delicioso — Ramona siguió absorta en la comida.— Tengo que buscar eso que me están ocultando; pero no sé por dónde empezar.— Por un queso fundido.— ¿Un qué fundido?, ¿de qué hablas?— De la comida, ¿tú de qué hablas?— De … Olvídalo, me la paso hablando de lo mismo todo el tiempo, es aburrido — Milenka se desparramó en su asiento frustrada.— Oye, oye, no aburres a nadie — le aseguró — y estoy de acuerdo contigo en que todo es muy extraño, nunca me pareció normal que Itzam te dejará y en lugar de seguir sus antiguas prácticas se hundiera en la depresión… perdón por lo que diré; pero él sigue amando, tal vez, antes tenía mis dudas; aun así, ahora, después de lo que me has contado, cómo se pareció la otra noche, sabe dónde vives y te mantiene vigilada, es muy obvio.
— Ramona, vámonos, por favor — le suplicaba Noah; pero era en vano, la joven no entendía razones.— No voy a irme y dejarla aquí sola con ese animal, ¿has visto cómo se ha portado? Por Dios, sabía que estaba mal; pero no a ese nivel, realmente está trastornado. Lo mejor sería llamarle a mi tía y a un psiquiatra — exclamó.—Estás exagerando — Noah se dejó caer junto a ella en el sofá. Mientras tanto, Milen e Itzam discutían dentro del estudio.— Es tu mejor amigo; pero no te ciegues, por favor, se ha desquiciado.— Hay cosas que no sabes, Ramona, pasan muchas cosas entre ellos y tienes que resolverlas, no es fácil.La joven rubia suspiro pesadamente al mismo tiempo que descansaba su cabeza sobre el hombro de Noah.— Solo dime, ¿la sigue amando? — quiso saber.— Como no te imaginas — Noah, respondió sin vacilar.— Entonces, ¿por qué la ha dañado tanto?, ella no se lo merece.— Ya te dije, suceden cosas — odiaba cuando Noah se volvió tan reservado.— ¿Qué cosas? — alzó su rostro y dejó u
Con la mirada fija en el techo, Milen e Itzam yacían acostados sobre la alfombra de aquel estudio, uno al lado del otro, sus brazos apenas y se rozaban, por alguna razón evitaban el contacto entre ellos, pese a que acababan de tener un reencuentro sexual demasiado intenso.Sus respiraciones seguían aceleradas en parte por la ajetreada faena; pero también por los nervios de no saber qué decir o cómo actuar. Se dejaron llevar por la necesidad del uno por el otro y cruzaron una línea para la cual ninguno estaba preparado.La relación entre ellos no estaba en lo absoluto cerca de ser por lo menos cordial y el sexo podía empeorarlo todo.Una revolución de sentimientos acompañada de miles de preguntas revoloteaba en el interior de Milen. ¿Qué pasaría ahora?, ¿volverían a estar juntos? ¿Siquiera eso era posible?, ¿lo había perdonado?, no por supuesto que no, de eso, estaba segura, existían aún muchas cosas sin aclarar y la punzada de dolor y resentimiento por su tracción, aún latía viva dent
—¿Dónde está mi amiga, desgraciado? — apenas e Itzam abrió la puerta, una avalancha llamada Ramona lo arrolló, exigiendo ver a su amiga.— ¿Qué hace ella aquí?— Gracias, amigo por salvarme el culo y traerme la cena — respondió con sarcasmo Noah — No pude detenerla, está preocupada por Milen — explico brevemente. Aunque en verdad Noah no podía negarle nada a Ramona.Noah y Ramona pasaron toda la tarde juntos y hubiera sido del todo maravillosa si no fuera porque esta última se la paso todo el tiempo, angustiada por su amiga.— ¿Dónde está? — preguntó de nuevo y con menos paciencia Ramona.— Arriba — respondió de mala gana Itzam. Su prima no esperó ni mucho menos pidió permiso para adentrarse en aquella enorme casa e ir en busca de Milen.— ¿Se han reconciliado?, ahí un aire aquí a sexo de reconciliación — señaló Noah con malicia.— Algo así — respondió Itzam.— ¿Algo así?, eso no es nada bueno.— Aceptó quedarse conmigo.— Le dijiste la verdad, ¿entonces? — supuso Noah.— Algo así — N
— ¿Cuál de los dos prefieres? — Milen alzaba dos bolsas de pan para sándwich frente a Itzam. Tal y como se lo advirtió, si de verdad quería que ella se quedara junto a él, tendría que cumplir con ciertos requerimientos, cosas simples; pero qué ojos de Milen tenían mucha importancia dentro de la convivencia de una pareja.Así que ahí estaba, el imponente y aterrador, Itzam Balcab, empujando un carrito de supermercados mientras hacían las compras.— Los dos son iguales, toma el que sea — respondió un poco aburrido.— No son iguales — rebatió ella con seguridad — Este es de linaza y este integral, hay mucha diferencia en ello.Itzam rodó los ojos cansados, llevaba una hora escuchando ese mismo argumento, La joven se detenía a revisar detalladamente la información nutricional de cada producto, no conforme con eso, comparaba precios, contenido, peso y hasta la imagen.— Gracias a dios, siempre has tenido quien cocine por ti, si no, ya habrías muerto hace tiempo por comer cosas que no debes
— Es, solo una lavadora, no te va a morder — exclamó Milen con tono divertido al ver a Itzam agachado frente a la lavadora. Miraba el aparato doméstico con el ceño fruncido, como si se tratase de un instrumento indescifrable. —Por favor, es pan comido — respondió con actitud altiva. Antes muerto que sencillo — solo tienes que apretar un par de botones y listo — la cuestión era ¿Cuáles botones? — ¿Necesitas ayuda? — ofreció Milen. — Por supuesto que no, ya te dije, lo tengo bajo control — Itzam no se dejaría vencer por una insignificante lavadora — Tu amiga, ¿sigue aquí? — No, se acaba de ir, tenía una cita o algo así. — Es un poco escandalosa — señaló Itzam. — La discreción no es su fuerte, pero es muy divertida, llena de alegría mis días. — oh, creí que era yo quien llenaba tus días de alegría — alegó Itzam con indignación. — ¿Sabes?, tienes que echar la ropa a la lavadora, así es como funciona — prefería no mencionar nada en torno a su relación, así que cambió el rumbo de la
— Estoy exhausta— Miranda se desparramó sobre una silla con ayuda de sus propios pies, se retiró los zapatos, dando alivio a sus dedos y talones. —Te doy la razón, estuvo muy pesado — la secundo Milen. Ambas jóvenes junto a un grupo de sus compañeros fueron elegidos para preparar los platillos qué se servirían en la gala de la universidad como recompensa por obtener las mejores notas del curso. Aunque a esas alturas ya no estaban muy seguras de que en verdad se tratase de un premio o un castigo. Fue toda una odisea, pese a que eran casi 10 personas las que participarían. Como gallinas deshuesadas corrían de un lado a otro de la enorme cocina dispuesta para ellos. Milenka sentía que los pies se le caerían a pedazos y tal vez al siguiente día necesitaría una silla de ruedas, ya que el dolor de espalda la estaba matando. — Después de esto, estoy segura, nos lloverá el trabajo— exclamó con la mirada llena de esperanza Miranda — podré abrir mi propio negocio antes de que termine la un
— Lo siento, me quedé dormida — se excusó Milenka al llegar a la casa de Ramona.— Creí que ya no vendrías. Imagine que estarías cansada por el trabajo de ayer — Ramona la saludo con un abrazo y un beso en la mejilla.— Sí, fue una noche ajetreada — el recuerdo del rostro de Itzam entre sus piernas devorando su intimidad provocaron un ligero enrojecimiento en sus mejillas, agradeció que Ramona no la estaba mirando.Su amiga era demasiado intuitiva y más, cuando se trataba de temas sexuales, la habría descubierto enseguida. Según Ramona, el sexo delata. — Milen, querida, ha venido alguien que tiene muchas ganas de verte, espero no te moleste — le explicó Ramona un poco nerviosa.— ¿Verme?, ¿quién? — Ramona no tuvo tiempo de responder las preguntas de Milenka, cuando Luciana, la madre de Itzam entró a la estancia donde se encontraban.— Luciana — susurró la joven sorprendida. La madre de Itzam era una mujer muy dulce y amable. Durante su relación con Itzam ambas se llevaron muy bien y