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CAPÍTULO IV NO SE PUEDE ENGAÑAR AL DESTINO

— No creí que vinieras — espetó Noah a Itzam, llevó la copa que sostenía en sus manos a su boca en un sutil movimiento.

— Mi madre insistió — respondió su amigo cortante — El firme rechazo hacia todo lo que tenga que ver con ese maldito, le parece sospechoso — agregó.

— No es la única, Ramona también se dio cuenta — reveló Noah.

— ¿Ahora son amigos? — inquirió incrédulo Itzam.

La pregunta de Itzam tomó desprevenido a Noah, hacía tiempo que él y Ramona sostenía una relación y no había sido capaz de encontrar el momento para decírselo y al paso que iban jamás lo encontraría.

— Con quien más podría hablar, ahora que tú has desterrado a todos de tu vida — señaló Noah, esperando que su respuesta no le hiciera sospechar lo había entre ellos.

<< Eres un paranoico>> le había señalado Ramona>> Itzam no tiene la más remota idea de nuestra relación>>

Noah esperaba que en verdad Ramona tuviera razón en eso, de llegar a ser lo contrario, Itzam lo mataría, aunque eso sería lo de menos, lo peor era que se arriesgaba a perder a su hermano de vida.

— Con el único que sigues hablando es conmigo, desde que… bueno, hasta tu madre me llama para saber cómo estás — señaló Noah.

— Exageras, por qué mi madre te llamaría si vivo con ella — resopló Itzam burlándose de su amigo.

—El hecho de que hayas regresado a vivir con tu madre lo dice todo. Digo, no es que ella no te quiera ahí, pero sabe que no regresaste a la mansión por una buena razón.

— Por lo visto hoy, estás empeñado en joderme el día — señaló Itzam hastiado. El día no había sido especialmente bueno para él cómo, era su costumbre había esperado a ver a Milen por la mañana, después de seguirla por tantos días ya se sabía a conciencia la rutina de la chica y todos los sábados sin falta ella visitaba el asilo de ancianos, sin embargo, esa mañana ella nunca apareció, la espero incluso por horas, miles de situaciones pasaron por su cabeza, tal vez se había enfermado o peor, Nerón la encontró se la llevó, cuando ya no pudo más con la incertidumbre, bajó echa una bala del auto e interrogó a conciencia al portero del edificio. No hizo falta indagar mucho, una mirada intimidante bastó para que el hombre le comunicara que la joven había salido muy temprano en compañía de su alocada amiga.

<< ¿A dónde habrá ido? >> se preguntó.

En un inicio no tenía planeado ir al festejo de Nerón; no obstante, al no lograr conocer el paradero de la joven, decidió ir para comprobar que ese hombre no tuviera nada que ver con el repentino cambio de rutina de la joven.

Estaba siendo paranoico, pero a estas alturas ya había traspasado hacía mucho tiempo atrás el límite de su cordura. Su determinación por no dejar ni un cabo suelto y asegurar la seguridad de Milen era sólida como una roca. Inquebrantable.

— Amigo, hace tiempo que tú te jodiste la vida solo, y muy a tú pesar hiciste un excelente trabajo— Itzam lo fulminó con la mirada.

— ¿Es necesaria tanta crueldad? — le recriminó a su amigo.

— ¿Es lo que yo me pregunto?--- sentenció Noah — cuando te vas a cansar de torturarte viéndola de lejos. Solo fájate los pantalones y ve por ella.

Itzam resopló en tono burlón, consideraba las palabras de su amigo completamente fuera de lugar.

— Tú mejor que nadie sabes que eso no es posible— aseveró con un deje de dolor.

— Ya no estoy seguro de eso, amigo — Noah exhaló con fuerza, meditando las palabras que diría a continuación — creo que la mejor forma de protegerla es teniéndola a tu lado.

— Se la estaría poniendo en bandeja de plata— contradijo.

— O lo obligaría a mostrarse cómo en verdad es.

— Insinúas que la use de sebo — replicó Itzam molesto e indignado.

—Claro que no. Estando contigo, Nerón no podría acercarse a ella, ese cobarde no se atrevería, seguramente intentaría hacer alguna de sus artimañas y ahí lo atraparíamos, eso sería lo complicado, lo simple, es que tú y ella podrían estar juntos, la amas, te has convertido en un ente lleno de tristeza y desesperanza desde que ella se fue. Amigo es duro, verte agonizando cada día.

Itzam, no era el único que sufría con su decisión, además de Milen todos a su alrededor padecía su dolor, principalmente su madre quien lo escuchaba aullar de dolor llamando a Milen entre sueños.

— Pues deja de verme y listo— le respondió de forma descarada, intentando cubrir la culpa por preocupar a las personas cercanas a él.

Cuando decidió alejar a Milen de su lado, nunca se detuvo a pensar, ni mucho menos considero que su familia y amigos padecerían su agonía también.

— Maldito hijo de petra egoísta — siseo Noah entre dientes — regodéate en tu orgullo — Noah le dedico una mirada maliciosa — hermano, tienes la mano muy cerca de la llama, no falta mucho para que ardas.

— Déjate de tonterías y habla con claridad — exigió Itzam

— Es simple, puedes hacer los planes que quieras, pero Milen hace lo que le da la gana, la prueba está en que sigue aquí. No quiero ser de mal agüero, pero en cualquier momento puede aparecerse frente a nosotros, es mejor que te adelantes y la tengas cerca cuando eso, pase — aconsejó con sinceridad Noah.

Las palabras de su amigo le bridaban un rayo de esperanza en medio de la oscuridad en la que se encontraba hundido, pero los apartó de inmediato de su ser, impidiendo que se implantara y echara raíces, de lo contrario solo condenaría a Milen a más dolor del que ya le había causado.

—Cariño que sorpresa — la madre de Itzam interrumpió la. Platica de los amigos, saludando a su hijo con emoción.

—Madre, no vimos esta mañana — rezongó el hombre al mismo tiempo que le devolvía el abrazo.

—Creí que no vendrías. Me da mucho gusto que estés aquí, estoy segura de que a tu tío le va a dar mucho gusto.

— Él no es mi tío— asevero Itzam con la mandíbula apretada.

—Itzam, por favor, no digas esas cosas y menos aquí— lo reprendió su madre.

— No le hagas caso, ya vez como es — intervino Noah.

— Lo dejaré pasar esta vez, pero tú y yo vamos a hablar jovencito— le advirtió la mujer a Itzam.

Itzam se encogió de hombros, restándole importancia a las reprimendas de su madre, como si se tratase de un adolescente berrinchudo.

—Ahí están— apareció Ramona de pronto, no pudo esconder la sorpresa que le causó ver a Itzam en la fiesta, al igual que la madre de este jo esperaba verlo ahí. Hizo una jota mental de aprovechar unos minutos de la noche para hablar con él.

Desde que Milenka se fue, su primo había cortado toda comunicación con ella y Milen también, lo único que lograba saber de ellos, mejor dicho de Itzam, porque a Milen parecía que se la había tragador la tierra, era por Noah que a decir verdad no era mucho, todo en torno a la separación de esos dos era extraño y confuso, con lo suspicaz que era Ramona, podía darse cuenta qué había más de lo que ellos decían.

—Cham, tiempo sin vernos, ¿cómo estás? — pregunto con un deje de preocupación en la voz.

—Todo, lo bien que se puede estar— respondió Itzam sin mostrar mucho interés por mantener algún tipo de conversación con ella. Mantenía la vista al frente en algún punto, lejos de las personas que lo rodeaban en ese instante.

Una vez, Noah intervino para aminorar a los desplantes de su amigo, acercándose a Ramona para saludarla, aunque lo cierto era que le. Incomodaba la atención que ella seguía poniendo en su amigo.

Se sentía estúpido por pensar de aquella manera, pero no podía evitar que los fantasmas de la relación que hubo entre Itzam y ella le. Provocará tal inseguridad y ese eran un conflicto constante entre ellos dos.

—Vaya, esto está delicioso— exclamó de pronto la madre de Itzam después de llevarse un bocadillo a la boca.

— ¿Has probado lo demás? La verdad es que todo resulta ser una delicia, en esa cocina están haciendo magia— Ramona pronto se desvivió en una serie de elogios para los bocadillos que se repartían entre los invitados.

Un escalofrío recorrió por completo la espina dorsal de Itzam, tensándole cada músculo de su cuerpo. Nerón apareció de pronto saludando a cada uno de los invitados con una sonrisa de oreja a oreja plantada en el rostro.

Itzam se sentó asqueado de cómo aquel hombre podía llevar esa máscara de falsedad sin sentir el más mínimo remordimiento. Destruyó las vidas de una familia entera, de Milen, la mujer que amaba, de él mismo y ahí estaba muy campante, festejando un año más de vida cuando no se merecía ni respirar.

La mano de Noah se tensó sobre el brazo cuando lo detuvo, Itzam está sumergido en la. Irá qué le causaba la. Presencia de Nerón, qué no se dio cuenta de que casi echa andar hacia él, para cumplir el deseo de asfixiarlo con sus propias manos.

— Comienzo a creer que jo es buena idea que hayas venido— dijo Noah disimuladamente.

Itzam respiro profundamente intentando controlarse.

— Podemos irnos, ya veremos después que excusa nos inventamos — ofreció Noah demostrando lealtad a Itzam.

— Ya estoy aquí, podré aguantar un rato…

— Sobrino— grito Nerón con efusividad alzando los brazos frente a Itzam.

Este clavo, su oscura mirada en él, por un par de segundos, luego se llevó él la copa de vino a los labios.

El silencio incómodo envolvió el lugar.

—Nerón— respondió secamente, se giró hacia Noah, ignorándolo por completo.

Intentando disimular el bochornoso comportamiento de su hijo, Luciana se acercó a su hermano para envolverlo en fuerte abrazo.

— De verdad Itzam deberíamos irnos— insistió Noah — te está poniendo en evidencia.

— Tengo que vigilarlo de cerca— sentenció Itzam.

— Pues bien, podrías disimular, se te nota a kilómetros que quieres matarlo.

— No pude verla hoy, se fue a quién sabe dónde— dijo de pronto Itzam —. ¿Y si la encontró y se la llevó? —Ahora sonaba un poco más desquiciado.

—Cham, Cham, no para — exclamó Noah al verlo al borde del colapso — tienes que controlar esa paranoia, te estás destruyendo, amigo.

— Es que no puedo, siento que todo se va a ir al carajo en cualquier momento. — cerro los ojos un par de segundo, recuperando la compostura — No le voy a quitar los ojos de encima— afirmó.

Y así fue, durante toda la velada, Itzam miro con detenimiento cada movimiento de Nerón, buscaba en su comportamiento indicios que lo llevarán a encontrar la forma de desenmascararlo.

Pero el hombre, que parecía un maestro de la manipulación y el engaño, tenía a todos comiendo de su mano.

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— Estás bebiendo demasiado, por lo menos deberías comer algo.

— ¿Te crees mi m*****a niñera? — espetó Itzam terminando sé su bebida de un solo trago.

— Vete a la mierda— respondió Noah torciendo los ojos.

Una sarta de elogios y agradecimientos se dejaron escuchar interrumpiendo la pelea de los amigos. Itzam no se molestó en poner su atención en quién iban dirigidos aquellos elogios.

Unos minutos después la. Voz chillona de una mujer pronunció el nombre, alguien que solo él y Noah conocían.

Esperando que fuera por culpa del alcohol, que estuviera escudando cosas sin sentido giro la vista hacia su amigo. Este tenía él. Cuerpo tenso y su mirada fija en un punto, lucia sorprendido, con la boca ligeramente abierta.

Entonces noto algo más, un silencio abrumador reventándole los oídos. Las expresiones de todos en la mesa eran igual que la de Noah, siguiendo su mirada descubrió el peor de sus temores.

El alma abandono su cuerpo. Supo que todo estaba perdido en cuanto vio a Milenka frente a todos. Iba ligeramente despeinada, llevaba un traje de chef ligeramente manchado, su mirada de pánico iba de uno a otro.

<<¿Qué mierdas?… ¿Qué mierdas hace aquí?>> gritó en su interior furioso. De pronto todas las miradas estaban en él, pero él no podía despegar sus ojos de ella, maldiciendo a la. Vida por ser tan cruel y llevarla justo al lugar en el que no debía estar.

Como un interruptor desvío sus ojos a Nerón, este sonreía y en de brillo de maldad brillaba en sus ojos, la ira lo invadió.

Decidido a no permitir que ese hombre se acercara a ella, rodeo la mesa determinado a sacarla de ahí.

— Piensa lo que vas a hacer— dijo Noah intentando detenerlo.

— Sé exactamente lo que haré — se deshizo del agarre de Noah, tomó a Milen y la sacó de ahí.

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