VI

 En un antiguo castillo rumano, enclavado en lo profundo de la escarpada montaña, y donde era muy difícil llegar sin ayuda de vehículos doble tracción, se situaba la sede de la Asamblea. Caminé al lado de Draken entre los oscuros pasillos iluminados solo por candelabros y antorchas. Había cientos de vampiros de todos los tamaños y formas. Algunos eran nosferatus horribles y deformados, otros eran galanes de gran atractivo. La casi totalidad de la mujeres eran siempre hermosas y sexualmente provocativas, al punto de preguntarme el porqué no había vampiras feas.

 En medio de extensos salones donde se realizaban horripilantes festines de sangre, y donde decenas de inocentes personas, hombres y mujeres, eran torturados y se les extraía la sangre en medio de agasajo social, se vislumbraba una enorme puerta que daba entrada a una cámara.

 La Asamblea dio comienzo una vez terminado el

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