ESCENA EXTRA.

1 AÑO DESPUES...

El salón de la imponente mansión de Cassio, que normalmente era un espacio reservado para reuniones serias y estrategias mafiosas, ahora estaba irreconocible. El suelo, cubierto de una alfombra persa que probablemente costaba más que un auto de lujo, ahora parecía un campo de batalla. Bloques de construcción, peluches y juguetes estaban esparcidos por todas partes.

Y en medio de ese caos, Cassio, el temido capo, estaba sentado en el suelo, con las mangas de su camisa arremangadas y una expresión de concentración absoluta.

Frente a él, su hija Camila, de apenas un año, lo miraba con una sonrisa traviesa mientras sujetaba un bloque de madera en su pequeña mano.

—Espera, pequeña diablilla. ¡Déjame terminarla primero! —dijo, colocando el último bloque en la cima de una torre que había construido con dedicación.

La chiquilla de ojos tan verdes como los de él, lo observó con picardía. Y, sin pensarlo dos veces, extendió sus manitas y empujó la torre con fuerz