¡Hola, mis mafiosas! Tal como les prometí, aquí está la tan esperada historia de Cassio. 😏 Espero que este hombre las enamore tanto como los demás... aunque ya saben que con él no todo será fácil. Prepárense para una montaña rusa de emociones, porque Cassio no es alguien que juegue limpio 😈. Además, no se preocupen, que también sabremos más de Iván (¡sé que lo están esperando con ansias!). 🔥 Así que, por favor, déjenme sus comentarios, quiero saber qué les parece este nuevo capítulo. Como siempre, ustedes son las mejores y su apoyo significa todo para mí. 💕 Ahora sí, pónganse cómodas, porque Cassio está a punto de robarse más que sus suspiros... 👀✨
C8- PRIMERA NOCHE.Sin dejar de mirarla, Cassio dejó caer la bata al suelo, quedando solo en bóxer. Su cuerpo era una obra de arte, atlético y marcado, con tatuajes que adornaban su pecho y hombros.Luna aspiró aire, sus pulmones de repente demasiado pequeños para lo que necesitaba. Su corazón latía desbocado, y su cuerpo reaccionó de formas que la desconcertaron: un calor subiendo por su pecho y su respiración acelerándose sin que pudiera evitarlo.—No será tan difícil complacerme, eh, dolcezza? —murmuró, sarcástico y arrogante como una caricia que irritaba y atraía al mismo tiempo.Las mejillas de Luna se encendieron, pero no apartó la mirada. Sabía que él estaba jugando con ella y se negaba a dejarle ver como la trastocaba.Cassio avanzó hacia ella con una tranquilidad felina. Y se detuvo, extendió su mano.—De pie —ordenó suavemente.Luna se levantó con torpeza, sus piernas algo temblorosas. Y Cassio cerró su mano en la de ella, mientras la acercaba. Su otra mano, se deslizó hast
C9- UN LUGAR PELIGROSO.Luna llegó al lugar donde Mark la había citado. Era un sitio apartado y el silencio y la soledad del entorno la hicieron dudar por un momento. Miró a su alrededor, sintiendo cómo el viento frío le erizaba la piel. Apretó los puños y respiró hondo. Pensó en su padre. Y que no podía echarse atrás.—¿Mark? —llamó —. ¿Mark?No hubo respuesta. Dio un par de pasos hacia adelante y de pronto, Mark apareció.—Siempre tan preocupada por los demás, ¿verdad, Luna? —susurró Mark, con un tono venenoso—. Qué noble de tu parte venir aquí sola.Ella intentó dar un paso atrás, habia algo extraño en la voz de Mark que no le gustaba.—Dijiste que tenías información sobre mi padre. ¿Dónde está? —preguntó, tratando de mantener la calma.Mark soltó una risa sarcástica y se apartó un poco, dejándola esa falsa sensación de seguridad.—¿Tu padre? Oh, nena... ¿De verdad creíste que me importaría tu querido padre? Qué ingenua eres.Luna lo miró, confundida. Y la confusión pronto se tran
C10- MARIPOSA REBELDE.Luna temblaba, sus muñecas rozaban la cuerda áspera que apretaba sus manos. Su respiración era rápida y descontrolada.—No... no hagas esto, Mark —suplicó temblorosa—. Cassio no te va a dar dinero por mí. A él no le importa.Mark soltó una carcajada seca. Caminó hacia ella y apretó el nudo de la cuerda, haciéndola gemir de dolor.—De verdad eres una estúpida —murmuró, inclinándose hasta quedar a su altura. La miró fijamente, dándole una sonrisa torcida que le heló la sangre—. Si Cassio no estuviera interesado en ti, ¿te crees que perdonaría una deuda tan grande? Hay muchos coños por ahí, Luna. Pero a ti... a ti no te suelta.Le sujetó la mandíbula con brusquedad, haciéndola que lo mirara de frente.—Debes ser importante para él de alguna manera. Por eso me va a dar el dinero. O de lo contrario...Sacó un cuchillo y lo levantó lentamente. Luna sintió que el corazón le retumbaba en los oídos. Sus lágrimas comenzaron a rodar sin que pudiera detenerlas.—Es una pena
C11-¿QUIÉN TE ENSEÑÓ?Luna apenas había puesto un pie dentro de la mansión cuando Cassio se encerró en su habitación sin dirigirle ni una mirada. No preguntó nada, no hizo comentarios, simplemente la ignoró durante todo el viaje, dejándola atada como si fuera una carga.Un empleado la condujo a lo que sería su nuevo hogar: una habitación que gritaba lujo y opulencia, pero para Luna, no era más que una jaula elegante.Se sentó al borde de la cama con las manos apretadas sobre su regazo mientras la preocupación la carcomía. Su padre... ¿estaba vivo? ¿Muerto? El miedo no la dejaba en paz, y no ayudaba que el eco de la risa de Mark aún resonara en su cabeza.Se sentía estúpida por haber confiado en él, aunque fuera por un momento.Y luego estaba Cassio.Lo recordaba disparando a Mark sin titubear, con una calma aterradora. Esa imagen la asustaba, sí, pero lo que más la inquietaba era cómo, de manera retorcida, eso también la había excitado.—Maldito seas —murmuró, lanzando un puñetazo a l
C12- DI QUE ERES MÍA.Sus manos la rodearon, una aferrándose a su cintura, la otra todavía enredada en su cabello.El agua salpicó a su alrededor, y aunque su mente de Luna le decía que lo empujara, que no podía permitirse caer en su dominio, su cuerpo no respondió. Había algo en la intensidad de Cassio que la hacía querer rendirse, aunque solo fuera por un momento.Cassio siguió reclamando sus labios con una urgencia que dejaba claro que no iba a detenerse. Sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo con una firmeza que no dejaba en duda de quién tenía el control. Y mientras el agua tibia los envolvía, él deslizó los dedos hasta el borde de la camisa que ella llevaba puesta, empapada y pegada a su piel.Luna intentó respirar, pero su ritmo cardíaco estaba por las nubes.—Cassio… —murmuró contra sus labios, aunque su voz sonó más como un suspiro que como una protesta.Él no respondió con palabras, solo dejó que una pequeña sonrisa arrogante se dibujara en sus labios antes de deslizar la
C1- ¿CUÁNTO ME AMAS?—Nena —dijo Mark de repente, deteniéndose en seco bajo la luz tenue de una farola—, ¿cuánto me amas? La noche era fría, pero Luna Monroe apenas lo sentía. Su corazón latía con fuerza mientras caminaba junto a Mark, su mano entrelazada con la de él. Llevaban tres años juntos, y aunque las cosas no siempre habían sido perfectas, ella estaba convencida de que esta noche sería especial. Él le había pedido que se arreglara, que se pusiera algo elegante, y en su mente no había espacio para dudas: esta sería la noche en que él le pediría matrimonio. —Te amo más de lo que puedo explicar, Mark. Eres mi todo. Lo sabes, ¿verdad? —respondió sin titubear, con una sonrisa Él asintió lentamente y había algo extraño en su mirada. Algo inquieto. Luna quiso preguntarle qué pasaba, pero antes de que pudiera decir algo, él tomó su mano con fuerza y la guió hacia adelante. —Vamos, tenemos que llegar. —¿Llegar? ¿A dónde? —preguntó ella, frunciendo el ceño. Miró a su alrededor, not
C2- PIENSA EN MI. —Luna... —Mark dio un paso hacia Luna, pero ella retrocedió mientras intentaba contener el llanto. —¡¿Para esto me trajiste aquí?! —gritó, su voz quebrándose en cada palabra—. ¿Para esto me pediste que me vistiera así? ¡¿Todo era una mentira, Mark?! ¡¿Todo?! Mark levantó las manos, como si intentara calmarla, pero su expresión era la de un hombre frustrado, atrapado en su propia impotencia. Miró al hombre que estaba recostado en el escritorio. —¿Podemos... podemos hablar a solas un momento? —pidió, casi suplicando. El soltó una carcajada baja y luego inclinó la cabeza como si estuviera considerando la petición. —Claro. Hablen todo lo que quieran. Pero recuerda algo... —su voz se volvió más fría, más cortante—. No importa cuánto hablen, esta noche tendré mi dinero... —Su mirada se posó en Luna, y ella sintió un escalofrío recorrerle la espalda, como si su piel hubiera sido tocada por hielo ―…o a la chica. Cuando la puerta se cerró el silencio fue ensordecedor. L
C3- HACERTE MÍA POR COMPLETO.El sonido de los tacones de Luna resonaba en el largo pasillo, sus manos temblaban, aferradas al borde de su vestido.El guardaespaldas que caminaba frente a ella se detuvo y abrió una puerta doble de madera oscura. Luna tragó saliva y dio un paso al frente, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en sus oídos. Al entrar, la habitación la envolvió con su elegancia opulenta: cortinas de terciopelo, muebles de cuero.Pero lo que realmente dominaba la escena era él.Cassio estaba sentado en un sillón frente a un ventanal que ofrecía una vista panorámica de la ciudad iluminada. Sostenía una copa en la mano, y sus ojos se clavaron en ella con una intensidad que le robó el aliento.No era el hombre brutal y grotesco que habría imaginado. Era atractivo, peligroso, y su mera presencia parecía llenar la habitación.—Luna —dijo con una voz grave y serena, rompiendo el silencio ―Entra.Ella asintió, incapaz de hablar.Cassio dejó la copa sobre una mesa cercana y