Capítulo 4

—Mierda Mila apresúrate— dice Kelly 

—Que ya voy, solo un cambio más—ruego y me vuelvo a meter al vestidor. Me he probado 3 o 4 vestidos pero ninguno termina por convencerme. 

—Tu madre ya te hubiera dejado.

—Es por eso que ya no vivo con ella— contesto de mala gana. 

Me miro una y otra vez al espejo, me veo bien. Me he maquillado tratando de resaltar  mis ojos azules.

—¿Te parece que este vestido está bien?— pregunto de nuevo para desesperar aun mas a mi amiga.

—Por dios, juro que se te ven hermosos todos los vestidos que te has probado, ¿Por qué no me crees?— me encojo de hombros 

—Está bien— Kelly rueda los ojos y no puedo evitar soltar una carcajada, me encanta hacerla desatinar. Me he decidido al fin por un pequeño vestido al cuerpo color azul eléctrico, zapatillas negras y accesorios discretos.

—Lista —digo sonriendo y ayudo a darse la vuelta a mi bella amiga—. Te ves hermosa Kelly, me conseguirás unos tragos. Guiño un ojo y salimos del apartamento. 

La verdad es que mi amiga es una chica despampanante, de cabello oscuro y curvas exageradamente definidas, con busto y trasero voluptuoso, su figura dejará sin aliento a un par de chicos está noche, estoy segura. 

◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈

Al cabo de unos minutos ya nos encontrábamos fuera de “The Night” el nuevo club nocturno. Las luces pueden llegar a cegar, pero dan un aspecto genial. La fila es demasiado larga en la entrada y eso me preocupa. 

—¿Has traído los boletos?— pregunta Kelly y casi de inmediato los pongo en sus manos, saltamos la fila y saluda a uno de los guardias, quien nos recoge el boleto y abre la puerta—. ¡Esto será genial!

Grita sin saber qué es lo que nos esperaba. La música inunda el lugar con “In the night” de The Weeknd. El lugar está casi a reventar.

—Vamos por un trago— dice Kelly tomándome de la mano. Llegamos a la barra y tardamos un par de minutos para que los atareados hombres de las barras puedan servirnos unas copas.

Miro a mí alrededor y si, la pista está a reventar. Chicas y chicos bailando, saltando y sintiendo la música y el alcohol en sus cuerpos. Espero poder relajarme hoy. 

Tomo de un trago el shot que el hombre a puesto frente a mí y lo coloco de nuevo en la barra con un movimiento brusco.

—¡Otros! —grita mi amiga y el hombre asiente—. Tal vez podamos conseguir un buen polvo. Que te hace falta.

—¿Qué me hace falta? —digo alzando las cejas y mi amiga asiente.

—Después de Zac… —le doy un golpe

—No  vuelvas a mencionarme a ese idiota —se encoje de hombros

—Es la verdad Mila —bufo y tomo el siguiente trago para volverlo a poner en la barra—. ¿Bailamos?

—Vale.

◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈

Después de unas horas estamos en el centro de la pista bailando. Siento el alcohol por todo mi cuerpo. Sé perfecto que no debo combinar mis tranquilizantes con alcohol pero… bueno es solo por este día. Hemos bailado con un par de chicos pero no he venido a eso.

Kelly a terminado con su novio hace un par de semanas y yo… bueno Zac… bueno no quiero pensarlo en este momento, solo quiero divertirme y relajarme, lo juro.

—¡FUEGO, FUEGO!— grita alguien pero parece solo un susurro. Sigo con los ojos cerrados y moviéndome de un lado a otro al ritmo de la música hasta que una alarma comienza a sonar sobresaltando a todos.

—¡MIERDA MILA!— mis ojos se abren de golpe y miro en dirección hacia donde Kelly grita, el lugar se está incendiando. Miro como las llamas rápidamente avanzan hacia nosotros.

—¡CORRE!— grito tomándola de la mano, pero hay demasiada gente, tropezamos una y otra vez y terminamos quitándonos las zapatillas para poder correr más a prisa. 

No siento mis piernas, estoy muerta de miedo y solo escucho a Kelly gritar. Al girar la mirada hacia atrás veo como el techo del lugar se cae a pedazos. Las cortinas incendiándose y el humo comienza a nublarme la vista, no puedo respirar bien así que toso pero no consigo tomar aire. 

—Mierda, ¡KELLY!— miro a mi alrededor pero ya no está, escucho más gritos y luego miro hacia el techo. Un pedazo de techo está a punto de caer sobre mí —. ¡KELLY!.

Un fuerte impacto me desubica, el alcohol y la falta de aire no me ayuda. Siento mi cabeza dar vueltas y unas inmensas ganas de vomitar me invaden. Siento presión. No estoy de pie, no estoy… 

—Tranquila, ¿señorita? —trato de enfocar la mirada en la persona que me está hablando y es cuando me encuentro con unos penetrantes ojos verdes. Comienzo a manotear y este me pone en el suelo con sumo cuidado—. Tranquila, está fuera del lugar… A salvo.

Empujo al hombre que me habla, estoy confundida, mi ceño está fruncido, miro a mi alrededor y la desesperación me invade. Todo está hecho una nube de humo. 

Miro como los bomberos tratan de apagar el fuego. Luego vuelvo la mirada de nuevo al enorme hombre frente a mí. Lleva un uniforme amarillo, es bombero, también lleva el casco puesto pero su cara al descubierto.

—Señorita esta herida, tiene que ser revisada…— estoy realmente aturdida, frunzo el ceño mientras me alejo de él a pequeños pasos y un paramédico me toma del brazo despacio.

—Soy paramédico, necesito…— pestañeo varias veces y llevo mi mano a la herida que punza en mi cabeza. Visualizo sangre y comienzo a marearme aún más. El paramédico me pide que lo acompañe hasta la ambulancia y yo solo lo sigo. 

◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈

He terminado en el hospital y yo odio los hospitales. Mi herida ya está suturada, la cama es demasiado incómoda y quiero ir al baño pero la estúpida enfermera no deja que me levante.

—Esperemos las indicaciones de la doctora ¿sí?— le hago mala cara y me cruzo de brazos. 

Esto es ridículo, odio los hospitales, su olor, sus colores y esta gente incompetente caminando de un lado a otro… si su trabajo sirviera mi abuela aun estaría viva. 

Cierro los ojos de golpe y trato de no derramar ni una lágrima. La doctora pestañas postizas al fin llega.

—¿Cómo se siente señorita… Korovin?— ruego los ojos cuando ella repite una y otra vez mi apellido—. ¿Es usted de Europa?

Le dedico una sonrisa falsa y asiento 

—Vaya, ¿Cómo se encuentra?

—¿Me puedo ir ya?— ella revisa una y otra vez mis niveles, la sutura y a colocado el estetoscopio en mi espalda. 

—Parece que sus pulmones están bien— comienzo a pararme sin mirarla—. Afuera hay una chica que ha estado preguntando por usted, su nombre es Kelly, ¿la conoce?

Asiento y le pido que me diga dónde está, giro por varios pasillo mientras me reacomodo el vestido. Me encuentro con Kelly en la sala de espera y esta corre a abrazarme.

—Oh nena, pensé que no te encontraría— después de un largo abrazo le pido que salgamos de este horrible lugar. Caminamos hacia la salida de urgencias. 

Usamos los incómodos vestidos y estamos descalzas, es asqueroso lo sé, pero no sé donde he dejado mis plataformas. Si mi madre nos viera estoy segura que se molestaría. 

—Es asqueroso ir caminando por este lugar sin zapatos —Kelly ríe

—Con solo poder caminar me siento más que feliz, lo de hace unas horas fue… horrible —muerdo mi labio y la abrazo de nuevo

—Me alegra que estés bien —digo mientras seguimos caminando cuando tropiezo con alguien.

—Disculpe…— le hago mala cara y este me toma de la mano—. ¿Cómo estás?, ¿ya mejor?

Frunzo el ceño, no tengo idea de quién es. Un hombre alto, bastante alto. Me saca una cabeza y media. Es atractivo, barba crecida y ojos verdes muy profundos y con el cabello café claro y un tanto largo, a la barbilla. Eso lo hace ver salvaje.

Lleva uniforme de bombero ajustado a su impresionante espalda, tiene el rostro manchado de negro. Mi cara debe ser un poema por que este ha sonreído.

—¿No te acuerdas de mí?, Te he salvado esta noche— bufo y doy media vuelta—. ¿No lo vas a agradecer?

Miro a Kelly y esta embobada mirándolo.

—No —digo tomando a mi amiga del brazo y obligándola a caminar 

—¿Tus padres no te han enseñado a…? —volteo y lo fulmino con la mirada, ¿Qué le importa lo que mis padres me hayan enseñado o no?

—¿Te puedes callar? —Su mirada se endurece y me volteo casi de inmediato, siento la piel erizada. Continuamos caminando y es cuando reviso si mi móvil aun está ahí para pedir el taxi

—No te preocupes, ya lo he pedido— me dice mi amiga y yo relajo los hombros, escucho unos pasos tras de mí. Sé perfecto que es él. Cuando menos pienso está frente a mí y siento miedo al pensar que pudiera saber lo que ha cruzado por mi mente. 

—Soy Alexander —dice mientras estira su enorme mano hacia mí, no aparto la mirada de ella, no me interesa quien sea, quiero que me deje en paz.

—¿Qué no tienes vidas que salvar?, ¿Prefieres estar perdiendo el tiempo aquí? —alza una ceja y encoje la mano 

—¿Siempre es así? —pregunta a Kelly y ella sonríe torpemente 

—Hay veces que está peor —dice mientras yo la fulmino con la mirada. 

El hombre tiene una hermosa sonrisa, pero una mirada maliciosa. Me limito a no verlo y alejarme de él, aunque rápidamente le hace plática a mi amiga.  Afortunadamente el taxi llega y me subo casi de inmediato, se despide estrechando la mano de mi amiga e inclina su gran y musculoso cuerpo por la ventana

—Hasta luego Mila —le hago mala cara y me volteo, puedo escuchar su risa aun cuando el taxi se está alejando.

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