Me despierto de a poco, miro el reloj son las 5 de la mañana. Tengo que ir a correr. Comienzo a estirar mi cuello y muevo de arriba a abajo las puntas de mis pies, duelen.
Me deshago del cobertor y puedo observar los moretones que tengo en las piernas, son normales, las prácticas son más duras ahora.
Siento pulsaciones en la cabeza, así que tomo el medicamento que me ha dado la doctora pestañas falsas y un sorbo de agua.
Me pongo de pie y sigo estirándome, los huesos truenan y tengo dolores musculares, nada que no haya experimentado antes. Me dirijo hacia el vestidor y busco entre mi ropa deportiva un top, pantalones deportivos, sudadera gruesa y de más.
Salgo del edificio no sin antes hidratarme y comienzo trotando. Escucho de nuevo a SIA, esta vez con “Fire meet gasoline”.
Doblo a la derecha y comienzo a correr, necesito despejarme, cansarme, la ansiedad no puede apoderarse de nuevo de mi vida… “Tú tienes el poder de tus pensamientos Mila”.
Comienzo a tener más velocidad e impulsivamente pienso en mi abuela. “Levanta el rostro Mila, sume la pansa, tus hombros deben de estar derechos” repetía mientras corregía mi postura. “Eso es, eres perfecta querida”… pienso que solo para ella lo era.
Mis padres son dos personas muy unidas pero desde que mi abuela se fue todo se ha vuelto más difícil con ellos. Nunca aprobaron el hecho de que me fuera de Rusia. Jamás comprendieron el daño que me hacía estar allá. No podía seguir conviviendo con esas paredes, su cuarto, su silla… todo me recuerda a ella.
Y la ansiedad apareció. Juro que no fue porque yo quisiera simplemente una noche las palpitaciones se hicieron presentes, corrí a la recamara de mi abuela pero ella ya no estaba, el caos se desato, terminaron sedándome y ahora no puedo permitir que eso pase, no quiero vivir sedada, eso no es vivir. Por eso me fui.
Le he dicho a papá que la escuela aquí es genial. Un campus hermoso y maestros profesionales. No he mentido pero la verdad es que esa no era mi razón principal. Quería escapar.
Me detengo a tomar un poco de aire, es necesario. Cambio la canción, algo de James Bay, “Hold back the river” es cuando me doy cuenta de que llevo media hora corriendo. Me siento bastante mal para caminar hasta la cafetería, así que voy camino a casa. Estiro mis largas piernas y comienzo de nuevo.
Reviso mi bolsillo y efectivamente he tomado las llaves del auto, me adentro en el estacionamiento y busco mi BMW color rojo, regalo de mi padre.
Conduzco hacia mi cafetería y me sorprende el hecho de que casi todos los lugares están vacíos. Es sábado. Me adentro en el local y hay dos personas antes de mí, pero el servicio es rápido y cuando menos pienso estoy ordenando.
—Capuchino de vainilla sin azúcar— la mujer anota todas las indicaciones pago en efectivo y tomo asiento en una de las mesas de la ventana.
El periódico esta sobre la mesa así que lo tomo y en primera plana aparece “el debut y despedida” del centro nocturno “The Night”, es una lástima, se veía genial, apenas puedo creerlo de que anoche estaba ahí.
—Estaba dormido cuando me llamaron Jonh— escucho como varias personas hablan sobre lo sucedido en el club.
—No sabes lo que ha hecho Alexander— frunzo el ceño, ¿Alexander?, el bombero.
Me sobresalta la mujer que deja el capuchino en mi mesa, el dolor en la frente comienza a molestar, le dedico una falsa sonrisa para poder concentrarme en lo que habla la gente de atrás.
—Te digo que se ha metido, él sabía que el techo iba a caerse, pero consiguió sacar a varios chicos más— ahora comprendo todo, el hombre de penetrantes ojos resulta ser el héroe de Manhattan.
—Tuvo quemaduras, pero nada como lo de antes—Tomo un sorbo a mi café y comienzo a hojear el periódico.
Le han dedicado una columna entera para venerarlo, vaya esa reportera debe estar loca por él.
Dice que se ha unido al cuerpo de bomberos a los 16 años, madre mía, era un chico, es de familia ejemplar… bla bla, bufo y cierro el periódico de golpe, me cuesta creer que su vida sea “tan ejemplar”, nadie puede tenerla.
Tomo otro sorbo de café tratando de calentar mis manos y relajarme, cierro los ojos. He conseguido eludir la ansiedad esta mañana y estoy sumamente feliz con ello.
Respiro nuevamente y al tomar mi capuchino de nuevo escucho como carraspean muy cerca de mí, abro los ojos de golpe y salto del asiento
—He tranquila— otra vez él, m****a, m****a… me pongo de pie pero él es más rápido—. ¿De nuevo quieres escapar?
—Eres tu el que se comporta como un acosador— digo carraspeando y juntando mis cejas, se ríe y… tiene una sonrisa bastante sexy
—No te estoy acosando, haz venido a mi cafetería favorita— alzo las cejas sarcásticamente
—Pues perdone usted— y me giro para caminar pero vuelve a interponerse en mi camino. No quiero mirarlo demasiado, es bastante atractivo.
—¿Cómo sigue tu herida?— levanta su mano hasta la sutura y trata de acariciarla pero yo me aparto. ¿Por qué ha hecho eso?
—¿Qué te importa?
—Tendrás que mejorar tus modales.
—¿Me dejas pasar?, estas retrasándome— levanta sus manos y se hace a un lado liberando el espacio para que pueda pasar. Su ancho cuerpo cubre gran parte del pasillo así que tengo que pegarme un poco a su cuerpo al pasar.
—Mila…— me detengo de golpe
—¿Qué?— digo sin mirarlo y sé que se está riendo.
—Fue un gusto volverte a ver— me giro lentamente y lo miro como si le hubieran salido 6 cabezas
—¿Ah sí?, no puedo decir lo mismo— doy media vuelta y me voy.
Al salir de la cafetería siento como el aire llena mis pulmones, ¿Cuándo había dejado de respirar?
—Mila— reconozco la voz de James, el mejor amigo de Zac, mi ex novio. Como si el día no fuera lo suficientemente mal. Finjo una sonrisa al girarme hacia él.
—James, ¿Qué tal?
—¿Qué te ha pasado?— le explico lo sucedido anoche y él abre los ojos cada vez mas—. Vaya, no lo sabía, me alegro que Kelly y tu estén bien.
Asiento mientras veo como del lugar sale el atractivo bombero acompañado de varios hombres más… mi cabeza se va.
—¿Mila?, ¿Qué te parece?, ¿vienes? —vuelve a tierra Mila
—¿Qué?, ¿a dónde? perdón el golpe— él asiente y me vuelve a plantear la idea de ir a una fiesta en su departamento esta noche.
—Vaya, lo pensare ¿sí?, no creas que estamos muy dispuestas a salir después de… esto—digo señalando mi cabeza.
Alexander no aparta la mirada de mi, incluso se queda fuera de la pick up mirándome. Esto me resulta un tanto incomoda.
—Claro, me encantaría que vinieras— finjo una sonrisa y me despido rápidamente de él. Subo al auto y espero que la pick up del departamento de bomberos se vaya, pero no lo hace. Frunzo el ceño y comienzo a molestarme, muerdo mis mejillas.
—¿Qué no piensas irte? — digo entre dientes, enciendo el auto y doy reversa rápidamente, acelero antes de que él pueda arrancar. Miro el retrovisor y me alivia el ver que no me está siguiendo.
Mis hombros se relajan pero a los minutos miro hacia atrás y la pick up está ahí.
—¿PERO QUE M****A?— doy una vuelta improvisada y aun me sigue, este tipo está loco. Miro el reloj, casi las 9 de la mañana, a esta hora debo estar durmiendo no huyendo de un acosador. Me detengo en un semáforo y él se me empareja
—¡He Mila!— tengo el vidrio arriba pero puedo escuchar su ronca voz, tira una de las servilletas del café y me vuelvo hacia el molesta. Bajo el cristal.
—¿Qué m****a quieres?— los chicos que vienen con él se ríen, idiotas.
—Solo quiero que llegues viva a casa, ¿puedes bajar un poco la velocidad? —frunzo el ceño y miro el semáforo, aún sigue en rojo.
—Creí que eras bombero no policía de tránsito— él se encoje de hombros
—Solo veo por tu seguridad— ruedo los ojos y comienzo a subir el cristal—. ¡Mila, Mila!
Subo el volumen de mi estéreo, genial Metallica, tal vez logre relajarme un poco. Miro por última vez hacia mi costado y solamente se limita a negar con la cabeza, le dedico una seña grosera con mi dedo medio y acelero.
Tengo una hora recostada en mi cama y no puedo dejar de pensar en esos ojos tan… clavados en mí. Ese tipo es enorme, debo aceptar que se veía verdaderamente atractivo con su uniforme de bombero… mierda Mila basta.Reviso el móvil para encontrarme con que todas las noticias las ocupa el incendio del club de anoche… bloqueo la pantalla y lo dejo a un lado.Al cabo de unos minutos llaman a mi puerta, es Kelly. Por un momento me había olvidado que había dormido aquí después de lo sucedido.—¿Qué no piensas desayunar?— pregunta pero yo me arropo en los edredones—. Olivia nos preparará algo, ¿Estás bien?, ¿ya has ido a correr?Asiento y me dis
Me he despintado y cambiado con ropa deportiva, Kelly esta desayunando en el comedor.—Lo siento y gracias— dice mirándome con culpa. Ruedo los ojos y busco en la estantería las medicinas, una aspirina me vendría bien—No vuelvas a hacerlo, por favor —ella asiente—. Me refiero a que no quiero que vuelvas a dirigirle la palabra.—Sí, mamá Mila.—No quiero sonar como tu madre, quiero que estés bien— estiro mi cuello y me despido para iniciar mi rutina.Son las 10:15 de la mañana. Casi nunca troto a esta hora, hay demasiada gente en cualquier lado.Estiro mis piernas, cu
Miro como Mila trota por la acera. Paso saliva por mi garganta y no puedo evitar desearla. Me siento culpable por ello, creo que ella jamás podría sentir algo parecido por mí. Siendo tan despreciable.—Dime que por fin las has invitado a salir —la voz de John me saca de mi trance.—Por supuesto —una sonrisa aparece en su rostro y el resto de mi equipo comienzan a darme palmadas en la espalda.—Es excelente jefe —los miro detenidamente hasta que se hace el silencio.—De verdad que no me explico su felicidad —ellos comienzan a mover sus cabezas.—Bueno es que, ¿Quién ha conocido a una novia del jefe? —todos niegan y dan respuestas neg
—Tienes que levantar la cabeza, uno, dos y…— estos son mis días en la escuela, alzando las piernas, enderezando mi espalda, levantando la barbilla las Indicaciones de siempre.—Salta Mila— me indica la profesora y lo hago perfectamente, un giro más e inclinación—. Perfecto.Su voz es un susurro. Esos cumplidos no se hacen muy a menudo. Sin hacer ningún gesto me enderezo y camino levantando los pies. Mis compañeras están un poco asustadas por el carácter de la profesora Berezutski. Yo la verdad me siento bastante tranquila, relajada.Ella fue mi primera profesora de ballet, se puede decir que tengo la ventaja de ya conocer su trato exigente.—Tu turno Jan— camino
Son las 5 de la mañana, he dormido apenas 5 horas. Me pongo de pie y comienzo a estirarme. Necesito ir a correr. Visto mi atuendo deportivo, tomo mi reproductor y salgo a correr.Las calles aun están oscuras. Mi ansiedad está al límite, tanto que siento miedo. ¿Miedo de que Mila?Respiro, siento miedo a la oscuridad a la falta de mi abuela, la extraño, necesito verla. Corro más rápido por, ¿20 minutos?, quizás 40 sin parar.Al llegar al parque que habitualmente visito para hacer estiramiento miro el reloj y son las 6:15 a.m., generalmente a esta hora voy saliendo de casa. Continúo corriendo. Estoy exigiendo demasiado a mi cuerpo, lo sé y aun faltan las clases de hoy. Él.Me siento como el hombre más estúpido del mundo en este momento. Miro de nuevo hacia la puerta del recibidor del edificio donde está el departamento de Mila.Niego varias veces sin poder creer como fui tan estúpido como para pensar que ella entendería que había surgido una emergencia y… he ido. No estaba de guardia pero acudí al llamado.No lo pude evitar. Ser bombero es mi vida y al escuchar a alerta, bueno… solo acudí. Pero ¿Cómo no pensaste en Mila?, en esa cita que tanto te tomo pedir.Si que eres estúpido Alexander. Golpeo de nuevo poste cercano al lugar donde estoy. Me quedaré aquí, hasta que ella salga y me escuche. Al cabo de unas horas subo de nuevo y tomo el celular. La pantalla me dice que tengo un mensaje más:(Número desconocido) (6:00 p.m.)Mila, por favor ¿podemos vernos?Bufo, si él piensa que le contestaré, está muy equivocado. Me meto a la ducha. Tengo que ir a la cena con mi padre.Escojo un vestido azul marino de cuello en V y mangas largas, cae al cuerpo. Unas zapatillas negras y discretas le irán bien con una bolsa del mismo color. Me maquillo ligeramente y salgo de mi habitación, Kelly ya está aquí.—Te ves muy hermosa— me dice con una amplia sonrisa pero yo la ignoro cruzando la sala.Tomo las llaves del reciCapítulo 11
Capítulo 12
A la mañana siguiente como es costumbre me empujo a trotar por 1 hora y vuelvo a casa. Tomo una ducha y me preparo para ir a la escuela, no sin antes desayunar.Olivia me mira un tanto recelosa, no sé si por lo sucedido ayer. Es absurdo. Eso no es su asunto y esas flores son… solo las quiero fuera.Conduzco al campus y ahí el día se pasa volando. Ni siquiera me he dado tiempo de revisar mi móvil. Trato de concentrarme en las clases y olvidar los problemas.Voy caminando con Yumi a mi lado en dirección al auto.—Nos vemos mañana Mila— se despide y entra en su auto. Se ve mucho mejor que hace unos días. Camino hacia el mío y pienso en ir a comprar el vestido para esta noche