Él.
Mis colegas siguen entretenidos en la plática cuando yo solo miro la puerta para esperar a que ella llegue. Y como si la hubiera invocado la campanilla suena. Camina contorneando su atlético cuerpo hasta el mostrador.
—Ah pero mira quien ha llegado —dice John. Al instante lo fulmino con la mirada.
—Cállate —todos ríen
—¿Por qué no hablas con ella?, llevas meses solo mirándola entrar y pedir su capuchino…
—De vainilla, sin azúcar y sin poder decirle una palabra, lo entiendo John —el resto del equipo se ríe y es cuando Fabio habla.
—Te digo que este es un buen día para romper esta racha de meses, es una chica atractiva y tú… eres un galán capitán —niego y doy un sorbo de café. No puedo evitarlo y la miro de reojo, es muy bonita, es realmente hermosa y… m****a, sus movimientos son tan perfectos.
Extiende el efectivo y la encargada del mostrador lo recibe. Pudiera ponerme de pie y decirle: “Hola soy Alexander y…” niego de nuevo. Soy incapaz de dirigirle una palabra. Es demasiado hermosa. Lleva siempre el cabello recogido, ropa deportiva, sus piernas largas y perfectas y esa tan pequeña cintura…
—He jefe… —la voz de Enrique me desconcentra—. Anímate Alex.
—Pronto, lo haré —mis acompañantes niegan varias veces. Siguen hablando sobre alguna manera en la que me pueda acercar a ella, mientras yo la sigo y la miro tomar asiento.
—Gracias —dice con un extraño acento, su voz me resulta tan familiar pues llevo meses escuchándola y mirándola cada mañana. Emma se acerca hasta nosotros y pregunta algo que no logro escuchar pues estoy concentrado mirando como la hermosa chica rubia se pone de pie ágilmente, Emma se retira.
—Jodido miedoso —bufa John y la miro salir del local—. Vale más que vayas armándote de valor, estoy comenzando a preocuparme.
—¿Y qué es lo que te preocupa? —ladea la cabeza
—Que no puedes levantarte de esa jodida silla y preguntarle su nombre, invitarla a salir, eso preocupa, ¿no chicos? —el equipo asiente.
—Muy preocupante jefe —los miro con el ceño fruncido, esto debe ser un chiste.
—Cállense, volvamos a la estación —me pongo de pie y salgo del local, como siempre después de su visita y voy directo hacia la camioneta pick up.
El camino hacia la estación fue ocupado por pláticas sobre los Yankees y su derrota, pero en mi mente solo estaba esa atractiva chica de cabello rubio. Tengo que animarme. Tan solo una vez.
—Mierda Mila apresúrate— dice Kelly—Que ya voy, solo un cambio más—ruego y me vuelvo a meter al vestidor. Me he probado 3 o 4 vestidos pero ninguno termina por convencerme.—Tu madre ya te hubiera dejado.—Es por eso que ya no vivo con ella— contesto de mala gana.Me miro una y otra vez al espejo, me veo bien. Me he maquillado tratando de resaltar mis ojos azules.—¿Te parece que este vestido está bien?— pregunto de nuevo para desesperar aun mas a mi amiga.—Por dios, juro que se te ven hermosos todos los vestidos que te has probado, ¿Por qué no me crees?&
Me despierto de a poco, miro el reloj son las 5 de la mañana. Tengo que ir a correr. Comienzo a estirar mi cuello y muevo de arriba a abajo las puntas de mis pies, duelen.Me deshago del cobertor y puedo observar los moretones que tengo en las piernas, son normales, las prácticas son más duras ahora.Siento pulsaciones en la cabeza, así que tomo el medicamento que me ha dado la doctora pestañas falsas y un sorbo de agua.Me pongo de pie y sigo estirándome, los huesos truenan y tengo dolores musculares, nada que no haya experimentado antes. Me dirijo hacia el vestidor y busco entre mi ropa deportiva un top, pantalones deportivos, sudadera gruesa y de más.Salgo del edificio no sin antes hidratarme y
Tengo una hora recostada en mi cama y no puedo dejar de pensar en esos ojos tan… clavados en mí. Ese tipo es enorme, debo aceptar que se veía verdaderamente atractivo con su uniforme de bombero… mierda Mila basta.Reviso el móvil para encontrarme con que todas las noticias las ocupa el incendio del club de anoche… bloqueo la pantalla y lo dejo a un lado.Al cabo de unos minutos llaman a mi puerta, es Kelly. Por un momento me había olvidado que había dormido aquí después de lo sucedido.—¿Qué no piensas desayunar?— pregunta pero yo me arropo en los edredones—. Olivia nos preparará algo, ¿Estás bien?, ¿ya has ido a correr?Asiento y me dis
Me he despintado y cambiado con ropa deportiva, Kelly esta desayunando en el comedor.—Lo siento y gracias— dice mirándome con culpa. Ruedo los ojos y busco en la estantería las medicinas, una aspirina me vendría bien—No vuelvas a hacerlo, por favor —ella asiente—. Me refiero a que no quiero que vuelvas a dirigirle la palabra.—Sí, mamá Mila.—No quiero sonar como tu madre, quiero que estés bien— estiro mi cuello y me despido para iniciar mi rutina.Son las 10:15 de la mañana. Casi nunca troto a esta hora, hay demasiada gente en cualquier lado.Estiro mis piernas, cu
Miro como Mila trota por la acera. Paso saliva por mi garganta y no puedo evitar desearla. Me siento culpable por ello, creo que ella jamás podría sentir algo parecido por mí. Siendo tan despreciable.—Dime que por fin las has invitado a salir —la voz de John me saca de mi trance.—Por supuesto —una sonrisa aparece en su rostro y el resto de mi equipo comienzan a darme palmadas en la espalda.—Es excelente jefe —los miro detenidamente hasta que se hace el silencio.—De verdad que no me explico su felicidad —ellos comienzan a mover sus cabezas.—Bueno es que, ¿Quién ha conocido a una novia del jefe? —todos niegan y dan respuestas neg
—Tienes que levantar la cabeza, uno, dos y…— estos son mis días en la escuela, alzando las piernas, enderezando mi espalda, levantando la barbilla las Indicaciones de siempre.—Salta Mila— me indica la profesora y lo hago perfectamente, un giro más e inclinación—. Perfecto.Su voz es un susurro. Esos cumplidos no se hacen muy a menudo. Sin hacer ningún gesto me enderezo y camino levantando los pies. Mis compañeras están un poco asustadas por el carácter de la profesora Berezutski. Yo la verdad me siento bastante tranquila, relajada.Ella fue mi primera profesora de ballet, se puede decir que tengo la ventaja de ya conocer su trato exigente.—Tu turno Jan— camino
Son las 5 de la mañana, he dormido apenas 5 horas. Me pongo de pie y comienzo a estirarme. Necesito ir a correr. Visto mi atuendo deportivo, tomo mi reproductor y salgo a correr.Las calles aun están oscuras. Mi ansiedad está al límite, tanto que siento miedo. ¿Miedo de que Mila?Respiro, siento miedo a la oscuridad a la falta de mi abuela, la extraño, necesito verla. Corro más rápido por, ¿20 minutos?, quizás 40 sin parar.Al llegar al parque que habitualmente visito para hacer estiramiento miro el reloj y son las 6:15 a.m., generalmente a esta hora voy saliendo de casa. Continúo corriendo. Estoy exigiendo demasiado a mi cuerpo, lo sé y aun faltan las clases de hoy. Él.Me siento como el hombre más estúpido del mundo en este momento. Miro de nuevo hacia la puerta del recibidor del edificio donde está el departamento de Mila.Niego varias veces sin poder creer como fui tan estúpido como para pensar que ella entendería que había surgido una emergencia y… he ido. No estaba de guardia pero acudí al llamado.No lo pude evitar. Ser bombero es mi vida y al escuchar a alerta, bueno… solo acudí. Pero ¿Cómo no pensaste en Mila?, en esa cita que tanto te tomo pedir.Si que eres estúpido Alexander. Golpeo de nuevo poste cercano al lugar donde estoy. Me quedaré aquí, hasta que ella salga y me escuche.Último capítuloCapítulo 11