Yo fui hecha para ti;Moldeada para tu cuerpo,Creada para vivir en tus brazos,Yo te pertenezco desde el comienzo.Tú fuiste hecho mí;Para soñar sobre tu pecho,Para perderme en tus labiosY respirar de tu aliento.Aun si no estás conmigo;A pesar de estar lejos,Y hasta el final de nuestras vidas,Yo te pertenezco.***Nota de autora: Muchas gracias por continuar la novela hasta este momento! Todo va a comenzar a avanzar... así que prepárate 😏 porque lo mejor está por venir.Siganme en mis redes sociales para mayor contenido:IG: @therinne_ Los qui♡
El día de la presentación y firma de libros finalmente llegó; y con ella la tienda era un caos, había tanto que hacer, pero nos faltaban manos para poder atender todo de la mejor forma y a tiempo. En fin, cuando el evento comenzó había más de setenta personas en el interior de la tienda y otras más a las afueras, donde teníamos un par de pantallas para que no se perdieran nada de lo que adentro pasaba. Mi jefa dio las palabras de apertura y luego el escritor pasó a hablar acerca de sus libros más conocidos y vendidos, así como, del más reciente que había publicado. Keith llegó pocos minutos después que la presentación diera inicio, se sentó donde le había reservado. Y mientras todo eso sucedía, yo me encontraba vendiendo ejemplares y más ejemplares, junto a Vanessa y otra chica que había llegado en apoyo, ¡era una locura! Los libros se vendían como pan caliente y en menos de lo que creíamos, ya no teníamos más. Pronto se dio paso a la firma de libros y solo fue hasta ese momento que
El sábado pasé casi todo el día con Kyan; fuimos a comer y luego al cine. Por la noche se quedó un rato con mi madre y conmigo, mientras ella y yo cocinábamos los alimentos para recibir a mi papá al día siguiente, y esto último me tenía tan nerviosa, ya que, no sabía cuál iba a ser su reacción. No obstante, Kyan, a pesar que mi madre le hacía bromas con respecto a que su esposo era muy celoso, se mostraba tranquilo, relajado y muy seguro.Domingo muy temprano salimos con mi madre a traer a papá al aeropuerto y pasado el mediodía llegamos por fin a casa. A media tarde, nos sentamos a ver una película en familia. Más tarde, me levanté a ayudarle a mi mamá con la cena, pero no pasó desapercibido por ella que no me despegaba de mi celular. Pero a quién podía engañar, comenzaba a adentrarme en aguas profundas; extrañaba a Kyan y saberlo a pocos metros de distancia no me hacía fácil la tarea de tolerar mi necesidad de su cercanía. Cada día con él empeoraba esa aprehensión, esa pe
A la mañana siguiente les conté a mis padres que Keith me había invitado a cenar con ellos, me dieron permiso, dándome consejos, como era de esperar, que lleváramos todo con calma. Y estuve de acuerdo con ellos. Pero algo dentro de mí me dijo que eso no estaba en mis manos.Pasé un tanto nerviosa todo el día en el trabajo, pues la noche anterior, cuando Kyan me llamó, intenté saber el motivo de esa cena. Pero se limitó a decir que no había nada especial de por medio, solamente una cena a la cual su madre quería que estuviera presente. No le creí ni un poquito, pero siempre cambiaba ágilmente el tema de conversación cuando trataba de inquirir más. Y me arrepentí enormemente en no haberlo cuestionado cuando me lo dijo en persona, pero estaba tan sumida en las sensaciones que me hacía sentir que, simplemente, no pensé en nada. Ese chico me tenía en sus manos.Kyan llegó puntual a la hora de mi salida. Y mientras nos dirigíamos a casa aproveché para intentar sacarle un
Y así fue, ya que, tan pronto puse un pie en las afueras de la casa, la brisa cálida de finales de marzo bailó sobre mí, desordenando mi cabello y haciendo que la colonia de Kyan se extendiera hasta llegar a mi nariz. Cerré los ojos y tomé una inspiración, solo eso necesitaba, solamente su cercanía, para tomar la fuerza que necesitaba. Sonreí al percibirlo en mi espalda, sus manos se colaron por entre mis brazos y aferraron con suavidad mi cintura, se acercó un poco a mí, hasta que su calor y el mío comenzaron a sentirse y a reflejarse. Apoyó su barbilla en mi hombro y la sensación de la barba incipiente hizo que mi piel se erizara, todas las emociones comenzaron a arremolinarse y a pelear por emerger. Pasé saliva, tratando de mantenerme a raya. Uno de sus dedos delineó el contorno de mi ombligo, era la primera vez que me tocaba de esa forma, no era atrevida pero delataba una cercanía que se me antojó como una caricia muy íntima.—Eres tan hermosa… —susurró, su nariz ascend
Una semana después.Y dos semanas de mi relación con Kyan.Era poco el tiempo que llevábamos juntos, no obstante, muchas veces sentía que lo estábamos desde siempre. Y aunque trataba, con todas mis fuerzas, de dominar lo que en mi corazón se desataba cada que estaba con él, me resultaba una labor titánica. Ya que, todas esas emociones que se arremolinaban en mi pecho, apretándose, debido a la cantidad de cosas que me provocaba sentir, exigiendo salir y darse a conocer, aún no me sentía preparada para liberarlos. Así que, decidí que no me atormentaría con eso, que no pensaría que quizás estábamos yendo muy rápido, que quizás no había garantía de que todo fuera a funcionar y que solo me dejaría llevar.Era miércoles, mi día de descanso, y me encontraba en la sala; pasando los canales en una forma de buscar algo que me distrajera y me ayudara a matar el tiempo, pues no vería a mi novio hasta entrada la tarde y eso me tenía sumamente emocionada y ansiosa. Y todo eso era tan nuevo para mí,
Acomodé una de mis manos sobre su torso; deslizándola un poco para sentir sus músculos tensos bajo mi palma, sus ojos me observaron atentos, disfrutando de ese momento de osadía por mi parte. Y la mano con que tenía envuelta mi cintura intensificó su agarre y algo raro se sentía en el aire, tan denso. Pronto acunó mi rostro, mirando mis ojos y mis labios de hito en hito, entreabrí los labios en una forma de invitación, dejando que él tomara el mando de aquella situación. Y tan pronto como sus labios se unieron a los míos; ya no fui consciente de nada, solamente de un líquido caliente recorriendo todo mi cuerpo, vivificando cada parte de mi ser, despertando todos esos sentidos adormecidos. Mi piel, poco a poco, fue respondiendo conforme él iba dispersando caricias dulces, elevándose e impregnándose de su esencia. Besó cada uno de mis labios con lentitud, como si quisiera memorizar su forma, su textura, alargando de forma decadente lo que ahí estaba empezando. Abrí un poco más mi boca,
—No fue mi intención, saliste de la nada y chocamos… —dijo, la que, al parecer, se había proyectado contra mí, con toda la maldita intención. Sentí la ira burbujear en mi cuerpo, di un paso hacia ellas, pero las manos de mi novio me aferraron de la cintura. —Sí, Emily, no fue culpa de Carmen. Saliste de la nada —dijo Laila, excusando a uno de sus títeres. Casi enseguida, Laura apareció en escena y las miró fulminante.—¿Qué esperan? ¡Lárguense a buscar un hombre donde restregarse! —gritó, echándolas con las manos y fulminándolas con la mirada. Y ellas, mientras soltaban risas de burla y miradas discriminatorias, se fueron. Pero, antes que se perdieran entre el mar de gente, una mirada de soslayo de Laila sobre mi novio y luego sobre mí, me dejó un mal sabor de boca e inmediatamente algo dentro de mí se activó y comenzó a mandar señales de alerta. Eso no iba a quedar ahí, ella iba detrás de Kyan. —¿Estás bien? —Kyan acunó con ambas manos mi rostro. Y lo que mis ojos delataron no pare