Lunes temprano con enormes y pronunciadas ojeras. Me maquillé un poco para tratar de ocultarlas y después me fui a mi trabajo y pase todo el día mirando cada dos segundos el reloj y como éste avanzaba con parsimonia. Habíamos estado texteando un poco y se sentía raro pasar pendiente del celular, yo no era muy dada a eso. Pero, en ese momento, eso cambió. Claro, por lo mismo, hablaba más con mis amigos, quienes me señalaron ese cambio, pero decidí no darle tantas vueltas al asunto, era normal que pasara eso, ¿no?Por la tarde estuve haciendo llamadas, confirmando la asistencia del escritor para la firma de libros, la reservación en el hotel, el servicio de buffet para ese día y el sábado, todo estaba ya listo. Y la gente estaba tan ansiosa, pues llegaban a la tienda a preguntar y en redes sociales no era diferente. Y, por lo mismo, el encargo de los libros estaba a punto de sobrepasar a las existencias que teníamos. Mi jefa tomó manos en el asunto y comenzó a pedir otro enví
Me llevó a La PanotiQ Pastelería y Café, quedaba cerca del centro, a unos veinte minutos con tráfico, y personalmente me encantaba ese sitio. Servían unos cafés deliciosos. El sitio era de colores cremas y marrones, las mesas eran de un café quemado, daba un estilo sofisticado y cálido. Nos ubicamos en una mesa de uno de los costados y luego llegaron a pedirnos nuestra orden. Yo ordené un croissant y un latte de vainilla, Kyan pidió un mousse de chocolate junto a un café negro. —¿Cuándo regresa tu padre de Nueva York? —preguntó, recién nos habían llevado nuestras bebidas. —La próxima semana, aún no sabemos si viernes o durante el fin de semana —respondí. —¿Son muy frecuentes esos viajes?—Ya no, antes viajaba cada dos meses pero desde hace un año solo lo hace una o dos veces por semestre. —Asintió con la cabeza, dio un sorbo a su café y luego me sonrió de lado. Seguimos comiendo en silencio y no era del todo incómodo; pero, por alguna razón, ese día, en particular, me hallaba muy c
Me levanté tranquila y con la mente en blanco, pero no fue hasta que me terminé de bañar y comencé a vestirme que recordé que Kyan no solo pasaría por mí, sino que, también hablaría con mi madre. Entré en pánico, y ya no sabía si enfocarme en mi apariencia o en buscar la forma para avisarle a mi mamá sobre la visita. Me arreglé lo más rápido que pude y bajé. Mi mamá ya se encontraba cambiada y perfumada, preparando el desayuno. Besé su mejilla y la ayudé a servir los alimentos y de vez en cuando me descubría observándola. —Ya fue suficiente, dime lo qué está pasando —exigió. No estaba molesta, sino que, creí percibirla intrigada hasta divertida. La miré sorprendida—, llevas ya varios días demasiado extraña, sin mencionar que has estado todo el rato mirándome. ¿Qué sucede? —preguntó al grano.—Kyan vendrá a recogerme para llevarme al trabajo, solo que antes desea…, deseamos hablar contigo —balbuceé demasiado rápido que, por un momento, temí que no me hubiese escuch
Dolía.Dolía como nunca pensé que volvería a doler.Escuché como Laila le explicaba cómo poder llegar e intercambiaban números. Y entre todas las posibilidades que había contemplado como un rechazo educado por su parte o un no tajante, eso que estaba pasando, jamás, se me cruzó por la cabeza. Eché el flequillo sobre mi rostro y me dispuse a tomar de mi bebida, tal vez eso me ayudaba a que el nudo que se había instalado en mi garganta desapareciera. Se marcharon varios minutos después, en donde yo pase a segundo plano, comí un tercio de mis papas francesas y la mitad de mi hamburguesa. Miré la hora disimuladamente en mi móvil y faltaban quince minutos para que mi tiempo de comida terminara. Y, en lugar de desear no separarme de él, deseé como nunca antes irme, desaparecer de su presencia. —Debo de irme ya… —dije luego de un largo silencio. Asintió con la cabeza, mostrándose estoico. —Vamos, entonces… —murmuró, haciendo amago de levantarse. Sin embargo, me apresuré a ponerme de pie e
Al día siguiente, como era mi día de descanso, me levanté un poco más tarde, hice toda mi rutina matutina y bajé a desayunar. Asimismo, me sentía decaída, pero con la mente un poco más clara. Saludé a mi madre quien estaba a punto de irse a su trabajo. —Buenos días cariño, ayer tu padre llamó ya tarde… —Su sola mención me sacó una sonrisa—…, viene este domingo. —Saberlo levantó mágicamente mi estado de ánimo y despejó mi mente, pues pase el desayuno planeando cómo lo recibiremos: haríamos su comida y postre favorito. Ya no aguantaba porque se llegara el día de verlo. Mi mamá se fue pocos minutos después, mientras yo me fui a la sala para terminar de desayunar, prendí la televisión y dejé una película animada. Cuando estaba a punto de terminarse, el timbre de la casa sonó. Gruñí frustrada, ¿quién molestaba tan temprano? No le di importancia a mi vestimenta haraposa, y arrastrando los pies fui a abrir la puerta. —¿Qué deseaba? —pregunté con voz molesta. Y, por millonésima vez, me qui
Yo fui hecha para ti;Moldeada para tu cuerpo,Creada para vivir en tus brazos,Yo te pertenezco desde el comienzo.Tú fuiste hecho mí;Para soñar sobre tu pecho,Para perderme en tus labiosY respirar de tu aliento.Aun si no estás conmigo;A pesar de estar lejos,Y hasta el final de nuestras vidas,Yo te pertenezco.***Nota de autora: Muchas gracias por continuar la novela hasta este momento! Todo va a comenzar a avanzar... así que prepárate 😏 porque lo mejor está por venir.Siganme en mis redes sociales para mayor contenido:IG: @therinne_ Los qui♡
El día de la presentación y firma de libros finalmente llegó; y con ella la tienda era un caos, había tanto que hacer, pero nos faltaban manos para poder atender todo de la mejor forma y a tiempo. En fin, cuando el evento comenzó había más de setenta personas en el interior de la tienda y otras más a las afueras, donde teníamos un par de pantallas para que no se perdieran nada de lo que adentro pasaba. Mi jefa dio las palabras de apertura y luego el escritor pasó a hablar acerca de sus libros más conocidos y vendidos, así como, del más reciente que había publicado. Keith llegó pocos minutos después que la presentación diera inicio, se sentó donde le había reservado. Y mientras todo eso sucedía, yo me encontraba vendiendo ejemplares y más ejemplares, junto a Vanessa y otra chica que había llegado en apoyo, ¡era una locura! Los libros se vendían como pan caliente y en menos de lo que creíamos, ya no teníamos más. Pronto se dio paso a la firma de libros y solo fue hasta ese momento que
El sábado pasé casi todo el día con Kyan; fuimos a comer y luego al cine. Por la noche se quedó un rato con mi madre y conmigo, mientras ella y yo cocinábamos los alimentos para recibir a mi papá al día siguiente, y esto último me tenía tan nerviosa, ya que, no sabía cuál iba a ser su reacción. No obstante, Kyan, a pesar que mi madre le hacía bromas con respecto a que su esposo era muy celoso, se mostraba tranquilo, relajado y muy seguro.Domingo muy temprano salimos con mi madre a traer a papá al aeropuerto y pasado el mediodía llegamos por fin a casa. A media tarde, nos sentamos a ver una película en familia. Más tarde, me levanté a ayudarle a mi mamá con la cena, pero no pasó desapercibido por ella que no me despegaba de mi celular. Pero a quién podía engañar, comenzaba a adentrarme en aguas profundas; extrañaba a Kyan y saberlo a pocos metros de distancia no me hacía fácil la tarea de tolerar mi necesidad de su cercanía. Cada día con él empeoraba esa aprehensión, esa pe