Cuando Ablisbeth llegó a la vida de Sebastián, hace mucho que é la estaba amando. Se habían casado como parte de un negocio familiar, pero para Sebas aquel matrimonio significaba algo mucho más que eso: era la oportunidad que tenía de conquistar a la mujer de sus sueños, aquella que tenía metida en el corazón desde el momento en el que la conoció. Sin embargo, Ablisbeth no era una mujer fácil de sobrellevar y pronto Sebas descubre la razón de sus traumas y la verdadera razón por la cual, ella no puede confiar en nadie. ¿Podrá el amor de Sebas sanar un corazón herido y una mente atormentada?
Leer másAblisbeth comenzó a desempacar las maletas en cuanto llegaron al hotel, por más que Sebastián insistió en que, podía dejarlo para después o que, no era necesario que ella misma lo hiciera.Tener tanto dinero, les permitía contratar cuantas muchachas les pareciera para que se encargara de las labores domésticas y de servirles.Sin embargo, todo indicaba que, su esposa no estaba dispuesta a eso ni a compartir aquel apartamento de hotel con una extraña más.Era como si ella, fuera algún tipo de huraña o asocial y mucho se temía que, aquello tenía relación con la pesadilla que tuvo la noche pasada.Caminó hasta la cocina para buscar a ver sí, había algo que comer, en especial dulce.Seguro que, si le daba algún tipo de chocolate o pastel a Ablisbeth, esta se olvidaría del resto por degustar un rico postre.Las mujeres solían amar esas cosas.Sin embargo, al abrir la refrigeradora, no encontró más que frutas, carnes, leche, huevos, tocinos, jugos y agua.No había allí, ni un solo postre, n
Después de tomar el desayuno, Sebas y Ablisbeth se alistaron y salieron rumbo al aeropuerto de modo de arribar el avión que los llevaría a su luna de miel.Su destino, era París, la ciudad del amor.Algo que, no iba a la par con el tipo de unión matrimonial que ellos tenían.Se habían casado por asuntos de negocios. ¡Por Dios! ¿A quién se le ocurría mandarlos a semejante lugar? Porque, aquella boda y todo lo relacionado con ella, se organizó y trató de manera comercial.A Ablisbeth, nadie ni siquiera le pregunto, de qué color quería la decoración de la celebración de bodas, que tipo de rosas o música prefería, si le gustaba más el vino o el champán, qué sabía y qué no bailar.Claro que, siendo como se dieron las cosas, tampoco es que le interesara mucho nada de eso. Es más, en el fondo, hasta agradeció no ser considerada para esta, ni verse obligada a participar en ningún detalle de aquel evento.Lo único que si le hubiera gustado, es que no la mandarán de luna de miel ese sitio, pens
Los gritos de horror y desesperación, lo hicieron despertar sobresaltado, haciendo que cayera del sillón.Pero, ¿Qué demonios había sido eso?Miro hacia la puerta que daba a la habitación en la cual estaba Ablisbeth, achicando los ojos preocupados, tratando de adaptarse a la oscuridad a su alrededor.¿Estaría teniendo una pesadilla? Se suponía que, ella estaba sola, así que, no había nadie ahí dentro que pudiera dañarla o lastimarla de ninguna manera.Volvió a escuchar aquellos gritos y corrió a toda prisa hasta allí.Encendió la luz y la ubicó en medio de la cama.Estaba sudando y removiéndose en la misma. Parecía estar sufriendo y suplicando entre sueños. La verdad era que, la mayoría de los sonidos de su boca, eran murmullos intangibles y gritos desgarradores que, no le decían nada más que, la estaba pasando mal dentro de aquel sueño.Pero, ¿Qué clase de pesadilla podía tenerla en ese estado?Se acercó a la cama.Debía hacerla reaccionar. Que despertara de aquella horrenda pesadill
Durante unos instantes, Ablisbeth permaneció de pie con el lapicero en la mano sin hacer ningún tipo de movimiento o ademán por firmar. Estaba totalmente paralizada y pálida.Sebas, temió que la chica se hubiera arrepentido.Y el solo pensar que decidiera ya no casarse con él, en el último momento, le ponía los nervios de punta. Sin embargo, cuando comenzó a perder las esperanzas de por fin tener a la mujer de sus sueños a su lado, de que el destino le brindara la oportunidad de conquistar su corazón tal y como lo había deseado siempre, entonces ella se inclinó sobre la mesa y firmo el papel que los uniría como marido y mujer.Fue en ese instante cuando Sebastián, soltó el aire contenido que, se dio cuenta de que, la zozobra y el miedo de no tenerla jamás, lo hicieron aguantar la respiración.Luego de ello, todo fue totalmente emotivo. El juez, los declaro marido y mujer. Y las personas que habían sido invitadas y asistido a la ceremonia nupcial, comenzaron a acercarse a ellos y abraz