Capítulo 40

Ha pasado una semana desde el ataque de Andrea. Estiro mi cuello con cuidado y de a poco me siento en la orilla del colchón. 

Me giro un poco y veo a Massimiliano descansar. Su cuerpo está volteado hacia mí. Tiene el ceño fruncido y la boca ligeramente abierta. 

Me pongo de pie con cuidado, aún siento molestias pero ya puedo moverme. Camino hacia el cuarto de baño y me lavo el rostro y dientes. Camino hacia la cocina y me encuentro con la mucama, Gina.

—Buenos días señora —sonrío

—Buenos días Gina, ¿cómo estás? 

—Bien gracias, ¿quiere que le preparé algo?, ¿café?, ¿jugo de naranja?

—Un jugo de naranja por favor —la mujer asiente y voy a sentarme en la barra. E

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