No sé cuándo me he quedado dormida. Siento que una frasada cubre mi cuerpo y estoy recostada en el sofá de Pamela.
No escucho nada, miro a través de la ventana y noto como ha amanecido. Siento un dolor intenso en mi pecho. Los has dejado, repite mi mente.
Pero no fue porque yo quise, fue el temor, el miedo. Me siento en el sofá y me concentro en los débiles rayos de sol que entran por la ventana.
El móvil suena haciendo que me sobresalte. La pantalla se ilumina indicando que es Paulino.
—Hola —hay ruido detrás
—¿Jenna? —es Michael
—Si… —escucho su respiración acelerada y luego una sirena.
—¿Estás mejor ah
Él. Soy un estúpido, debí de haber ingerido más. ¿Cómo pude hacerle eso a Jenna?, quise darles libertad pero no resultó. Por un momento siento su aroma inundándome, siento su piel y como aprieta mi mano. —Lo siento —es su voz, es ella. Abro los ojos y la miro recargada en la camilla. —Jenna —digo acercándola a mí con las pocas fuerzas que tengo —Lo siento Massimiliano, prometí no dejarte y… —No, no, perdóname, he sido un estúpido. He sido un… —digo con furia y es la verdad, ¿cómo pude beber así? —Ya, ¿por qué lo has hecho? —dice en tono molesto y con los ojos bien abiertos. Puedo darme cuenta a simple vista que no h
Han pasado un par de días desde ese incidente, Massimiliano no ha sido el mismo, ha tardado en poder dormir y descansar, los cuidados han sido mínimos pero el daño emocional ha sido fuerte. Nos encontramos esperando nuestro vuelo a Vermont. La abuela debe de estar encantada y siento que esto va a ayudarnos. Las cosas en casa han dejado de estar tan tensas desde aquel incidente. Michael aún se siente un tanto consternado y no es para menos al encontrar a su padre tirado en el suelo del baño con un frasco de pastillas en su mano. Por otro lado Massimiliano se ha disculpado con nosotros casi a diario. Ha prometido mantener su problema con el alcohol lejos de nosotros. Escucho como llaman a nuestro vuelo y Massimiliano se pone de pie con mis dos maletas de mano. El almuerzo se termina y comienzo a juntar los platos sucios cuando escucho la voz de mi padre. —¿Así que…piensas casarte con mi hija? —mi espalda se tensa y me giro en dirección a Massimiliano. —Así es, señor —carraspea un poco y mi padre asiente frotándose la barba. —¿Y no dirás algo así como… si usted me lo permite?, no creo que sea un buen ejemplo para tu hijo —Massimiliano arregla el traje color azul que lleva. —Claro, pero creo que sería un acto de hipocresía al montar toda aquella escena hace unos meses y después decir que me casaré con su hija si usted me lo permite —mi padre asiente. —Es bueno… pero de igual manera, deberías pedírmelo —Massimiliano asiente. —¿Capítulo 49
Trato de no pensar demasiado pero es imposible. Estoy preparándome para mi boda. El día ha llegado y parece que fue hace unas horas que corríamos en búsqueda de atuendos para usar. Coloco un mechón rubio que se me ha saltado y continuo maquillándome. He seleccionado un vestido color piel. Queda al cuerpo y me da una excelente figura, es sencillo pero elegante. Suspiro al verme por última vez en el espejo y obligo a mi cuerpo a reaccionar. Debo bajar. Salgo de mi antigua habitación y camino hacia las escaleras, no sin antes toparme con la tan familiar fotografía de la abuela con papá y yo en una feria. —Vamos —me digo a mi misma. Bajo las escaleras resonando mis plataformas y escucho como la abuela anuncia mi llegada.
Portofolio es… mágico. Tomo una larga bocanada de brisa marina. Hemos vuelto aquí.Hace 4 meses que Massimiliano y yo decidimos unir nuestras vidas para formar una familia… nuestra familia.—I mio amore —escucho la voz de Massimiliano acercándose al enorme balcón de su casa. El lugar es precioso. Estamos por sobre las montañas y bajo de nosotros está el mar dando un paisaje natural y pacífico.—Hola —digo al sentir su piel y sus besos en mi mejilla.—¿Cómo estás?, ¿Qué te parece esta vista? —suspiro—Asombrosa —beso sus labios.&md
ResumenMi vida bien se podría resumir en la vida perfecta de la heredera de miles de millones de dólares, sin embargo hoy concluyo que el dinero no lo es todo, si puede darte felicidad momentánea, viajes, ropa, lujos, pero cuando llegas a casa te das cuenta que lo único que tienes eres tú… eres tu y tu mente. Y ese es el gran problema.—¿Qué haces aquí?, ¿tu no eres la niña de Denti? —empujo una copa de vino antes de asentir al atractivo hombre que está frente a mi—. ¿No te va a regañar tu papá?—¿Acaso tú vas a decirle? —contesto casi de inmediato y su boca se ladea un poco tratando de dibujar una sonrisa.—Te conozco… eres Virginia, Virginia Denti —rue
VirginiaEs imposible pensar que un par de fajos de billetes puedan realmente darte todo cuanto necesitas… me refiero a que, debe de haber algo más en esta vida que solo contar billetes y viajar. Y lo he intentado, la escuela, terapia, recreación… esto no incentivó nada en mi. Después papá sugirió que trabajara para él, pero la verdad es que jamás me daría un trabajo real. Por Dios, es Massimiliano Denti, solo tengo que dedicarme a disfrutar de su fortuna ¿quién no sería feliz con ello? ¿yo?, estoy realmente cansada de esta vida.Por si fuera poco ahora he terminado con mi último novio. La relación termino por tornarse monótona y algo vacía, siempre lo mismo y él solo… estaba conmigo y miraba con aquella devoción a mi padre… si tan solo no hubiese sido tan aburrido… Miro a mi alrededor y el chico de la b
Virginia—Ustedde nuevo —digo mirando al atractivo hombre frente a mí. No soy de estaturamedia ni siquiera de estatura pequeña, soy una mujer alta y él me saca unacabeza.—Penséque serías genero