-¡Luca! ¡Luca! – mi padre viene gritando quién sabe desde dónde -. ¡¿Dónde está ese bribón?!
Se abre la puerta de golpe, trato de mantenerme impasible, concentrado en los documentos que estoy revisando. Pero el que desaparezcan de manera intempestiva de mis manos me dice que mi método de disipación de ira esta vez no funcionó, mi padre golpea la mesa, lo que me sobresalta y me acurruco un poco en mi silla, jamás lo vi tan molesto.
-¡Luca Cavalcanti, si yo tuviera cinco años menos, te tendría recostado en mis piernas dándote unas buenas nalgadas!
-¿Y ahora que hice?
-¿Qué hiciste? ¡¿Qué hiciste?! Tienes treses meses en tu puesto y han pasado diez asistentes, todas se van por involucrarse con su jefe ¡Contigo!
-No es mi culpa, ellas se me lanzan y yo no soy de fierro…
-No te atrevas a decir algo como eso… - se aprieta el puente de la nariz -. Mira, hoy tienes varias entrevistas, vas a elegir a la asistente más capaz, la más difícil, la que menos te coquetee, porque si vuelven a tratar de seducirte y tú caes, el próximo asistente te lo elijo yo ¿entendiste?
-¿Qué-qué quieres decir?
-Que, si esta nueva asistente se te va por involucrarse contigo, te busco un hombre de asistente… y mucho mejor si es gay.
-No puedes hacerme eso… sabes que no me gusta tenerlos cerca.
-Pues elige bien – achica sus ojos y se pone de pie -. Porque esta es la última advertencia.
Me deja solo, miro la hora y llamo a recursos humanos, para saber a qué hora van a llegar las postulantes al cargo, me queda una hora para tranquilizarme, para prepararme y visualizar lo que realmente necesito en una asistente.
-Respira Luca, es obvio que necesitas a una chica inteligente, proactiva, resolutiva, que te ayude, pero sobre todo que no se convierta en una amante más – suspiro con molestia -. Maldición, es casi como si buscara una esposa.
Dejo caer mi cabeza sobre mis brazos en el escritorio, este día va a ser muy difícil. Me anuncian la llegada de la primera, respiro profundo e indico que entre, decido que sentarme en mi escritorio me va a garantizar una entrevista impersonal y la chica se mantendrá a salvo.
Veo entrar a una castaña, con una falda un poco sobre sus rodillas, se ve resuelta, pero mientras camina hacia mí comienza a mover sus caderas de una manera que me podría volver loco, pero no… hoy busco asistente, busco asistente…
-Buen día, mi nombre es Cherry García – “mal nombre para empezar, demasiado provocativo” -.
-Asiento, señorita García. Comencemos, si es que no tiene alguna objeción – niega con la cabeza -. Muy bien. ¿Puede describirme las funciones del puesto al que aspira?
-Eh, claro…
Siete de ocho candidatas, una salió llorando porque tan solo no saber los números de la empresa le hicieron saber que no estaba calificada. Pido que me den quince minutos de receso, estoy agotado mentalmente de hacer esto.
Me pongo de pie para servirme un vaso de agua y me recuesto en el sofá, con el vaso sobre mi pecho. De pronto se abre la puerta, lo que me espanta y termino mojándome la camisa.
-Pero qué demonios, pedí que me dieran quince min… - al girarme para ver quién ha entrado de esa manera veo dos ojos azules que no me miran a la cara, enmarcados por una trenza que cae al lado derecho, su cabello es rojo como el fuego, su piel blanca, al menos lo poco que se ve. Va en un traje entero azul marino, con un blazer celeste pálido, unos tacones de diez centímetros y una cara que muestra su molestia -. Señorita, debía esperar un momento…
-Yo no pienso esperar más – me dice mirando hacia atrás, tratando de zafarse de las manos que le impiden entrar por completo, pero al girarse y verme al fin con tranquilidad, veo que se sonroja un poco. Estoy impactado, por decir lo menos -. Di-disculpe, pero llevo tres horas aquí y han pa-pasado a tres candidatas antes que yo.
-Tiene razón en estar molesta entonces – me acerco a ella y la tomo por el brazo, para ayudarla a escapar de quien la retiene, siento una sensación nueva me que hace sonreír de inmediato -. Ya veré luego el motivo de eso – miro a Roberto y sentencio lo que haré luego con él -. Por favor, tome asiento, si me da un minuto para cambiarme la camisa, podemos iniciar.
-Cre-creo que puedo esperar solo un minuto más.
Le indico que tome asiento en el pequeño sofá frente a la mesa de centro, mientras me apresuro en ir al baño, para quitarme la camisa mojada. Lo hago rápidamente, no me coloco de regreso ni la chaqueta del traje ni la corbata, me subo las mangas hasta los codos y me dejo abierto dos botones, porque quiero estar cómodo. Luego de esto me iré a casa a dormir, lo juro.
Al salir ella se encuentra ordenando unas hojas en la carpeta que llevaba, al verme la cierra con tranquilidad y se pone de pie para extenderme la mano.
-Perdón por la manera de entrar a su oficina, he sido muy grosera. Emily McDermott – le doy mi mano para responder a su saludo y vuelvo a sentir algo, pero no sé qué puede ser -.
-Luca Cavalcanti, tome asiento, señorita McDermott – ella me mira brevemente y baja la vista algo sonrojada mientras vuelve a sentarse, se me hace muy dulce y creo que mi apariencia la distrae un poco -. Si gusta, podemos iniciar ahora mismo.
-Me parece perfecto.
-Bien, comencemos – cierro mis ojos brevemente, pero ya no es por cansancio, esas mejillas sonrojadas y esos bellos ojos me distraen, pero debo enfocarme -. ¿Puede describir el puesto para el cual aspira?
-Claro, debo tomar notas en sus reuniones, manejar su agenda, las relaciones públicas, filtrar información que no sea relevante, entre otras muchas más funciones.
-Sí, más o menos eso. ¿Tiene disponibilidad para trabajar hasta altas horas para terminar lo solicitado por su jefatura?
-Con todo respeto, pero no. Si la jefatura me asigna una tarea que requiere más de mi tiempo, entonces la jefatura tiene un problema – echo atrás mi cuerpo y levanto las cejas ante su respuesta -.
-¿Por qué sería la jefatura quien tiene el problema?
-Verá, cuando un trabajo se asigna a tiempo, se puede terminar a tiempo, sin necesidad de que el personal se quede por más tiempo. Cuando no se maneja una buena organización en cuanto a las tareas, eso es lo que suele suceder – mira brevemente sus manos y vuelve a responder -. Y, a veces, puede ser porque el trabajador pierde tiempo entre charlas, tomar su desayuno en la oficina o salir por un café, pero eso también es responsabilidad del empleador, que permite esas cosas.
-Ya veo… me intriga eso de la organización – mentira, pero quiero oírla, esta chica es inteligente y muy directa, me encanta… como asistente, claro, como asistente -.
-Si le intriga un asunto tan importante como la organización, me parece que tiene un problema, pero de todas maneras se lo explicaré. Parte de la organización es mantener un control de la agenda de la empresa, un cronograma de actividades que permitan visualizar las tareas por realizar para cumplir los objetivos. Es decir, que antes de asignar las tareas…
-La jefatura ya sabe cuáles son y a quienes asignarlas. Sí, lo sé y me gusta que usted lo sepa. Pero ¿sabe? A veces hay imprevistos, que usualmente son consecuencia de factores externos a la empresa.
-Si son nuevos cada vez, se entiende. Si son recurrentes, se debería buscar la fuente del problema para detenerlo o tener un plan de contingencia… o ambos.
-Perfecto – es realmente inteligente, presenta soluciones a nivel de gerencia y es mucho de lo que varios aquí no tienen -. ¿Cree que puede llenar cada uno de los requerimientos para el puesto?
-Eso espero, no quisiera ser la asistente número once y salir de aquí antes de mostrar siquiera una de mis capacidades – eso es casi una bofetada para mí -.
-¿Cómo sabe eso?
-Señor Cavalcanti, esta es la cuarta vez que aplico para el puesto y conozco su fama de mujeriego – otra bofetada -, lo que puede en parte justificar el desfile de modelos en lugar de asistentes. Pero quiero decirle que soy muy diferente a todas ellas. Soy frontal, puedo mantener la mirada a los ojos de mi interlocutor aunque se muestre en un atuendo poco apropiado para una entrevista de trabajo. Si tengo que decirle que está mal, dañando su ego, lo haré. Si debo darle un rodillazo en la entrepierna para calmar su fogosidad, lo haré. Si debo m****r a la mi3rd4 a un socio alemán en su idioma por usted, lo haré siempre que se justifique – abro la boca ante toda esta confesión -. De hecho, puedo m****r a la mi3rd4 a cualquier persona en seis idiomas, incluyéndolo usted.
-Bien – mi voz sale casi en un susurro, me aclaro la garganta y recupero la compostura -. Bien, si es capaz de mantener a raya a su jefe mujeriego, hablar seis idiomas y organizar la empresa mejor que algunos de los directivos arcaicos de esta empresa, usted es la indicada para ser mi asistente – me pongo de pie y le ofrezco mi mano, ella la recibe con una sonrisa que me desarma -. Pero, además, deberá llevar mi agenda personal. Esa que a veces a mí se me enreda y me ha causado ciertos problemas.
-No se preocupe, es mejor eso a manejar la agenda de un hombre infiel. Porque supongo que usted no tiene pareja.
-No, soy lo suficientemente responsable para saber que lo mío no es una relación fija.
-Perfecto, acepto esa parte de mis obligaciones. Solo le pido que me lleve a todas sus reuniones relacionadas con la empresa, aprenderé mucho y también podré ayudarle, claro… si se arriesga a que lo corrija frente a otras personas.
-Es mejor eso a quedar como tonto. La espero mañana a las 7:30.
-Muy bien, si mañana hay algo importante en la agenda, le pido me diga ahora, para venir preparada.
-De hecho, sí, vamos al que será la extensión de su escritorio – le señalo el mío, caminamos hasta la silla, la acomodo para ella y rodeo el mueble -. Tome, esta es mi agenda ejecutiva – abro un cajón y saco otra -. Y esta es la agenda personal. Esa es la más valiosa de las dos, si hay un terremoto, puede olvidar todo, hasta su cartera, pero no esa agenda.
-Mu-muy bien – su tartamudez esporádica me llama la atención, espero que no sea siempre -.
-Bien, puede llevar ambas, para que sepa con quién trabajará desde mañana. Nos vemos.
Ella se pone de pie, caminamos hasta la puerta y me extiende la mano para despedirse, la que acepto solo por el gusto de esa sensación maravillosa que es tocar su suave piel. Sale por la puerta sonrojada, espero a que se pierda por el pasillo y soy un grito que no admite vacilaciones.
-¡Roberto! – alguien me debe explicar por qué esa chica esperó tres horas y por qué recién en la cuarta oportunidad pudo tener una entrevista -.
Me arreglo el traje y me dirijo a la sala de conferencias, donde está convocado todo el consejo directivo de la empresa, hay situaciones que enfrentar, porque si no se hace ahora, más adelante será un problema aún más grave.Todo lo que tengo que hacer es lanzar la bomba y rematar a los heridos, ¿la bomba? Mi asistente. Los heridos, pues solo Melvin.En el camino me encuentro con mi padre, Emily está en la sala, ordenando unas carpetas con información relevante. Mi padre la ve y me da un codazo.-Si te involucras con ella, sería la primera vez que no me molestaría contigo – lo miro sorprendido y me guiña un ojo -. Se le nota que es muy dedicada, inteligente y que te hará la vida imposible.Suelta una carcajada por mi cara de horror y entra a la sala, saluda a Emily, quien le ofrece café con caramelo, un punto más a su favor, porque es el favorito de mi
Se me parte la cabeza, llegué a casa a las cuatro de la mañana, luego de una fiesta espectacular y de ganarme una sesión candente con una de las amigas de Franco.La inolvidable Maggie, una despampanante rubia, de unas curvas exquisitas, piel suave y blanca, pero esa boca… nada más recordar lo que esa boca sabe hacer, mi amigo se levanta. Veo la hora, he dormido solo dos horas, pero me siento repuesto. Me incorporo en la cama y sonrío, sin razones.Me voy a la ducha, para quitarme el aroma de la noche, pero para poder despertar mejor le doy al agua fría antes de salir. Me visto con un traje de tres piezas negro, camisa blanca y una corbata de color rojo, muy parecido al cabello de mi asistente, vuelvo a sonreír ante su recuerdo. Esa chica un día me va a despedir y se quedará en mi puesto.Me voy a la cocina, cojo el café recién hecho y lo pongo en un vaso térmico, quiero s
Es imposible para mí quitarme la cara de sueño, el hotel Hyatt fue la primera parada de un fin de semana reventado. Tres chicas diferentes, para cada noche, me dejaron exhausto. Agradezco que hoy no hay mucho que hacer, por lo que me decido adelantar todo para la mañana y por la tarde escapar de la oficina temprano, solo quiero mi cama.Cuando llego al piso donde se encuentra mi oficina, veo a Emily y me quedo petrificado. De arriba hacia abajo, esa mujer se ve bellísima, lleva un moño alto con mechones de cabello sueltos, dándole un aspecto descuidado y joven. Unas argollas medianas en sus orejas y una fina cadena adornando su cuello. Un vestido blanco ajustado a su figura hasta la altura de las rodillas, con una chaqueta azul marino sobre él con mangas hasta el codo, y unos tacones de trece centímetros del mismo color de la chaqueta.Como si no hubiese tenido suficiente el fin de semana, mi amigo pelea por levan
Me despierto bastante repuesto, algo que hace mucho no sentía. Me llega un aroma especial, levanto un poco la cabeza y veo que la chaqueta de Emily está sobre mí. La tomo y la llevo a mi nariz, su aroma es delicioso, huele a perfume y a ella.Me siento un momento, no estoy mareado ni nada, en verdad he recuperado gran parte del sueño que no tuve el fin de semana, por lo que debo suponer que mi cuerpo lo pedía a gritos.Salgo de mi oficina, abrazado a la chaqueta de Emily, cuando la veo parada, con los brazos descubiertos, el vestido se le ajusta perfecto y la vista trasera… mamma mìa. La escucho que ordena mi comida favorita, cuelga el teléfono y yo me aclaro la garganta, pero ella ni se inmuta.-Veo que ya despertó, ¿consiguió descansar? – me dice sin mirar -.-Sí, aunque se supone que ese chocolate me mantendría más despierto que un café.-Bueno, no hace milagros. Si eso no lo mantuvo despierto, entonces un café menos – se giro y veo su cara de sorpre
Decido salir temprano de casa, quiero pasar por unas flores para Emily, espero que no sea alérgica o que no sea de esas mujeres a las que no le gustan las flores. Como sea, tomo mis llaves y me dirijo a la puerta sin parar de sonreír.Pero, en cuanto abro la puerta, me encuentro a Maggie a punto de llamar a ella, frunzo el ceño, porque no me esperaba esto de su parte, me siento acosado. Además, la única mujer que ha entrado a mi departamento es mi hermana por razones obvias. Si dejo entrar a una mujer a mi refugio, no saldrá más.-Maggie…-Hola, Luca, perdona por venir aquí así – dice medio avergonzada, pero no lo creo, no de ella -. Es que, como me dijiste que no tenías planes porque estabas cansado, vine a verte.-Lo siento Maggie, si tenía planes, te dije que hoy descansaría de las fiestas, pero tengo un compromiso importante con alguien muy especial.<
Han sido dos semanas terribles para mí, en especial para mi estómago.Dejar plantada a Emily me ha significado pedirle perdón de todas las formas posibles. Pero, tal como ella lo dijo, mientras le pida perdón no lo hará.A cambio, he recibido su indiferencia total, además de croissants con laxante, café salado, pastas picantes… pero, si estaba dispuesto a una patada en los bajos, esto puedo soportarlo.Por otra parte, me alejé de la vida bohemia. He cancelado todas las salidas y fiestas estas dos semanas, solo he asistido a los eventos corporativos, lo que me ha dado una inusual energía, para encausarla volví a utilizar el gimnasio que tengo en casa, me siento medianamente más feliz, pero no lo suficiente.Llego como cada mañana, llego y la veo en un vestido blanco, pero este es diferente, es de un corte princesa hasta bajo las rodillas, se ve como una niña b
Se demora unos segundos en darse cuenta de que no soy un espejismo, la veo apretar la mano del tipo.-Lu… Señor Cavalcanti.-Dejemos los formalismos, Emily – aparece un mesero para ofrecerme algo de beber -. Un cabernet sauvignon… no, mejor un jugo de naranja, gracias – dirijo mi vista a ella, que sigue prendida del gorila irlandés y mi furia crece aún más -. Bueno, todavía espero. Mientras antes me des mis cosas, antes podrás seguir en tu cita.-¿Él es el hombre del que me hablaste?-Sí, él es mi jefe.-Así es – miro al hombre desafiante -, soy su jefe, me ve a diario.-Luca, ¿cómo supiste dónde estaba?-Verás, mi querida Emily. Cuando me desperté y vi todo oscuro, me sentí desorientado. Quise salir de mi oficina, pero ¡sorpresa! – alzo los brazos y ella se sonroja -, no podía sal
Estas semanas han sido un sube y baja con Emily. No puedo evitar querer disfrutar de la vida, de mis amigos, me escapé a un par de fiestas, una de ellas sin que ella supiera, pero siempre hay alguien que suelta la lengua.Además, creo que esas ganas de querer tener un acercamiento a ella, se debe a que he estado con todos los tipos de mujeres, excepto con una pelirroja. Esa era mi fantasía y supuse que, si al menos la podía besar, me sacaría el gusto.Lo más difícil de todo fue su venganza, una total y absoluta indiferencia, preferiría mi dulce favorito con laxante, antes que ella ni siquiera me mire.Voy saliendo de mi oficina, que mantenía con la puerta abierta, pero antes de hacerlo por completo, me detengo al escuchar a Emily hablar con alguien más.-Hoy, en cuanto me vaya de aquí, viajaré rumbo a Constitución, allí tiene una cabaña una amiga que hac