El hombre negó. “Por lo que se y lo que el abogado de su padre y el señor Ornelas nos entregó, el único albacea de todo es su esposo, si usted quiere pelear algo debe traer los documentos necesario y…”
Ella notó el nerviosismo del hombre. “¿Qué pasa?”.
El hombre le explicó. “El señor Ornelas, su esposo ya es muy poderoso en la ciudad, la gente y otras empresas tienen miedo de lo que pueda hacer en su contra si la ayudamos”.
Ella abrió mucho los ojos, nadie estaba dispuesto a ayudarla por miedo.
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Ella volvió en sí y abrió la puerta al escuchar el timbre, recriminando a la mujer que entraba. “¿Por qué tardaste tanto?”.
Gaby era una mujer rubia de ojos verdes, era hermosa y simpática, entró junto a los dos hombres. “Cálmate, tenemos tiempo, Martita está ayudando a un anciano en el arroyo, creo que hasta le está coqueteando”.
Delia negó rodando los ojos, su amiga tenía muchas formar y artimañas para salirse con la suya.
Gabriel hermano gemelo de Gaby se acercó sonriendo. “Delia, un gusto para mí también”.
Delia se sonrojo por vergüenza. “Lo siento Gabriel, esto, debe ser rápido”. Ella le dio un abrazo rápido saludándolo. El hombre era muy parecido a su hermana, ojos verdes, rubio, muy alto y musculoso.
El asintió y la siguió. Llevaron al cerrajero al estudio, el abrió la puerta que estaba con llave, a pesar de todo Edgar desconfiaba de ella.
Gaby llevo el cerrajero a la puerta de entrada, le pago y este se fue, mientras tanto Delia quito uno de los cuadros en el estudio, detrás estaba la caja fuerte de su padre que ahora era le pertenecía a Edgar.
Delia observó por un momento el tablero de números diciendo. “Espero que siga siendo la misma clave”.
Ella tecleó su fecha de nacimiento en el tablero y la puerta se abrió instantáneamente.
Gabriel y Gaby se miraron entre sí.
Delia buscó entre las cosas, había carpetas, fajos de dinero, joyas que ella nunca había visto.
Delia saco una carpeta. “Las encontré”.
Se la entrego a Gabriel quien empezó a leer. El frunció el ceño y miro a Delia. “Lo siento… legalmente la empresa le pertenece”.
Delia se quebró por dentro. Bajo su mirada triste, Gaby indignada gritó. “¿Qué?”.
Gabriel le explicó. “Tu padre le entregó todas las acciones cuando ustedes se casaron y aunque por algún motivo ustedes se divorcien, el se quedara con todo, no tienes derecho a nada”.
Gaby estaba furiosa y le preguntó a Delia. “¿Por qué tu papá hizo esto?”.
Delia negó tristemente. “Confiaba demasiado en Edgar, él ayudo mucho a que la empresa subiera cuando estaba en apuros, mi padre lo quería como un hijo…”
Gaby al igual no entendía. “Pero eras su hija legitima, ¿Cómo pudo darle todo a ese tipo?”.
Gabriel seguía leyendo, paso a la siguiente carpeta y les dijo. “Es cierto, solo Edgar puede pedir el divorcio…” Siguió leyendo.
Delia recordó y le comentó a Gabriel. “Mi padre me dijo sobre una cláusula, debe estar ahí en alguna parte”.
Ella recordó….
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“Papa por favor no te mueras, no me dejes sola”.
El hombre estaba muy arrepentido miraba a su hija lleno de tristeza, el acaricio su mejilla pidiéndole perdón. “Hija, perdóname... por todo”.
“No importa papa… me iré de la casa y viviré bien, aunque no pueda divorciarme”.
Su padre tomo su barbilla. “Hija… hay ... una …clausula…”
La puerta se abrió. Edgar entro sonriendo. “Suegro ¿Cómo sigue?”. Parecía muy preocupado.
El hombre mayor solo lo miraba molesto, lo había defraudado engañando a su hija.
“Delia deberías ir a descansar me quedare con tu padre a cuidarlo”.
Delia estaba reacia pero su padre la convención. “Ve hija, es tarde”.
Ella se queo en silencio para después decirle. “Ok, papá vendré mañana a verte”.
Ella beso la frente de su padre y salió, esa fue la última vez que Delia lo vio con vida-
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Volvió a la realidad…
Gabriel notó algo. “Aquí”. El señalo. Eran letras muy pequeñas. “Dice que si puedes pedir el divorcio... pero no podemos recuperar la empresa”.
Delia solo sonrió triste con algo de esperanza. “Lo único que quiero ahora es irme lejos”.
Gabriel asintió y siguió leyendo. “Esto dice que solo puedes pedir el divorcio un día en específico y debes tener una razón poderosa dentro de las leyes…”
Gaby se burló cruzándose de brazos. “Engañarla es lo razón suficientemente poderoso”. Ella resopló.
Gabriel ignorando a su hermana les dijo el día. “El 20 de septiembre”.
Delia se carcajeó caminando por la habitación, Gabriel y Gaby sentados leyendo la miraron asustados. “¿Qué pasa?”.
Delia se limpió las lágrimas y con burla les declaró. “¡Es el día que nos casamos!”. Era absurdo todo, desde no poder divorciarse, que se quedara sin nada y ahora la forma en que podía separarse definitivamente del hombre.
Gaby hizo cuentas. “Eso es en … ¡7 días!”.
Delia asintió.
Gabriel le explicó el proceso. “Los requerimientos puedo entregarlos ese día, la disolución saldrá una semana después, pero necesitamos pruebas para demostrar el adulterio.
El teléfono de Delia sonó, ella se burló porque sabía quién era. Abrió los mensajes encontrándose con el número de Paula.
El mensaje decía:
“Edgar es tan amoroso conmigo, mira estamos en una joyería de lujo y me estoy probando anillos y gargantillas”. En las dos fotos Edgar hablaba con el encargado y Paula se media diferentes anillos.
Delia le entregó el teléfono a Gabriel preguntándole. “¿Son suficientes pruebas?”.
Gabriel miró a Delia con pena después de ver la imagen.
Delia le dijo. “Hay muchas más si ves los mensajes anteriores, son de cada viaje que han hecho juntos”.
Gabriel movió el chat y vio las diferentes fotos, estaban en la playa, en el hotel comiendo juntos, en la cama desnudos…
Gaby molesta saco su computadora, era un buen hacker empezó a borrar todas las imágenes de ellos en la mansión, Edgar tenía cámaras por toda la casa y los alrededores. “Listo, tenemos 25 minutos para salir, las cámaras y todo el sistema se reiniciarán”.
Delia entendió. Gabriel terminó de escanear todos los documentos, Los gemelos salieron de la oficina, Delia se quedó un momento mirando alrededor, todo seguía como su padre lo tenía, no había entrado a la habitación desde su muerte, Edgar lo tenía siempre con llave, salió del despacho no sin antes revisar que todo haya quedado como estaba para que Edgar no se enterara que estuvieron ahí. Gaby abrazó a su amiga calmándola. “Solo 7 días amiga y serás libre”. Delia sonrió feliz y repitió incrédula. “Solo 7 días”. Acompañó a los hermanos a la salida. Gaby abrazó a su amiga en la puerta de la casa y le dijo. “Se fuerte, te ayudaremos hasta el final”. Delia sonrió confiada ahora tenía una oportunidad, no la desperdiciaría. Gabriel tomó su manó besándola. “Sabes… desde niño te vi crecer junto a mi hermana, con el tiempo me di cuenta que me gustabas, no era solo amor de hermanos, era algo más, decidí irme a estudiar y prepararme para poder estar al nivel de tu familia, pero mi sorpresa c
La gente gritó y estaban asombrados por el accidente, el hombre del auto salió mirando desde su puerta a mi esposa en el suelo incrédulo. Yo me quedé estático, no podía moverme, mi corazón agitado retumbaba en todo mi pecho, solo estaba a metros de ella y no pude detenerla… No pude salvarla… Llegué hasta ella caminando muy despacio, un hombre la atendía y pedía una ambulancia a gritos, había sangre… en su cabeza su ropa estaba rasgada y lo peor, había sangre en su entrepierna. Yo me acerqué, apretaba fuerte la caja con mis manos, el hombre me miró preguntando. “¿La conoce?”. Yo asentí. “Es mi esposa”. El hombre gritó. “¡Llame a una ambulancia rápido!”. Él se alejó de mi esposa pidiéndole a la gente alejarse y dar espacio, yo me incliné tocando su rostro, ella estaba inconsciente, su bello rostro tenía raspaduras menores. Los paramédicos me alejaron y la atendieron, yo di mi nombre y subimos a la ambulancia, observé por la ventana por unos momentos mirando la caja de Delia en la
La mujer observó la bolsa preguntando. “¿Va a salir señora?”. Delia confirmó sentándose en la mesa. “Si, iré a la asociación, necesito verificar algunos asuntos personalmente”. Delia se encargaba de una asociación que su padre había creado para mujeres con cáncer. Martha entendió y le expresó. “Le diré al chofer que esté listo”. Delia asintió, sabía que no podría salir de la casa sin que el chofer la llevara. Tenía que vigilarla en todo momento. Llegó a la asociación, el chofer se despidió, pero no se fue, se quedaría hasta que Delia terminará. Gaby ya la esperaba en su oficina. Delia entró cerrando y sacó la caja llena de joyas de su madre. Gaby examinó las piezas. “Son hermosas, tu padre siempre tuvo buen gusto para los regalos”. Delia miró una pieza en especial, eran un collar con zafiros, Delia al igual que su madre amaban los zafiros. Gaby guardó todo en su bolsa. “Mi hermano dijo que tenía todo listo, solo seis días Delia”. Delia asintió, claro que contaría cada día c
Edgar y Delia entraron al despacho, al cerrarla puerta Edgar se acercó a ella tratando de abrazarla, Delia se negó. “Habla te escuchó”. Edgar le dijo. “Yo, fui un tonto, Paula me beso y yo no la aleje, es mi culpa, pero nunca había pasado más nada entre nosotros, yo te amo Delia, eres la única”. Delia lo miró y le dijo. “Será mejor que nos demos un tiempo, perdí a mi bebe y no estoy lista para seguir contigo”. Edgar se acercó besándola. “Yo te ayudaré, a mí también me dolió, fue mi culpa Delia, déjame estar contigo, sanarnos juntos”. Ella amaba al hombre, pero el dolor por perder a su pequeño le carcomía el corazón y todo por su engaño. “No estoy segura de que pueda perdonarte”. Edgar le dijo acercándose a ella tomando sus mejillas. “Vuelve conmigo, solo unos meses, dame la oportunidad de reivindicarme”. Ella asintió, Edgar beso sus labios y la abrazo, pero ella se quedó estática, recordando cómo su esposo besaba a otra. Lo peor era imaginárselo en la cama con Paula. -----------
El señor Fausto le explicó a su hija tomándola de la mano. “Yo… le entregué todo… confiaba en él… era como un hijo”. Delia agacho su cabeza, ahora entendía, ellos ya no tenían nada, limpio su rostro de lágrimas y le sonrió a su padre. “Iré por mis cosas”. Ella subió quedándose en el pasillo por unos segundos recargada en la pared. El señor Fausto miró a su hija subir derrotada, después giró mirando a Edgar. “Esto… nunca te lo perdonare”. Edgar se acercó. “Yo la amo, solo quiero que este conmigo, con el tiempo ella me perdonara y volveremos a hacer la familia de siempre, ya lo verás, sé que en este momento no me entiendes, pero no olvides que eres como mi padre, el que nunca tuve y lo único que quiero es que sigamos juntos, los tres”. Fausto observó al hombre negando. Se levantó del sillón tratando de caminar a las escaleras, Edgar quería ayudarlo, pero el hombre se negó manoteando para que no lo tocara. Delia se burló y caminó hasta su habitación. ----------------------- Delia
Al día siguiente Martha se despidió. “Señora, volveré en unos días, espero que disfruten de su aniversario, se lo merecen”. Delia asintió sonriéndole. “Disfruta tu viaje”. Martha subió al coche donde el chofer la esperaba, Delia se quedó sola en la casa, subió las escaleras y sacó una pequeña maleta de deportes del armario. Delia tenía casi todo listo era poca la ropa que llevaría con ella, no quería recuerdos de nada que estuviera conectado con Edgar, entró en su armario buscando la carpeta de documentos personales, pero en vez de eso encontró una caja, la tomo sacándola y llevándola a la cama, estaba llena de polvo, ella sopló el polvo y la abrió, ahí encontró los detalles que Edgar le daba cuando eran novios, fue sin dudarlo una bonita época, ella estaba realmente enamorada…. Recuerdo de Delia… Delia bajo del auto, entrando en la empresa, su padre quería que aprendiera todo sobre la compañía, habían contratado un nuevo administrador, era hijo de un viejo amigo que murió hace t
Meses después… Delia revisaba algunos pendientes, se hallaba cansada y no había podido dormir bien los últimos días, su padre estaba delicado de salud. Edgar entró con un café en sus manos. Se acercó a su esposa, llegando por detrás y besó su cuello acercando la taza. “Tómalo te hará bien”. Delia suspiró al oler el café, lo tomó en pocos sorbos. Edgar se sentó frente a ella y pensativo le dijo. “No crees que será mejor que me encargue de la empresa”. Delia dejó su taza en el escritorio. “¿Irme de la empresa?”. Edgar se recargó en el escritorio frente a ella cruzando sus brazos. “Si, estás trabajando duro aquí, también en la asociación y la enfermedad de tu padre, es mucho peso para ti”. Ella suspiró recargándose en la silla, cerró sus ojos por un momento, Edgar se levantó acercándose y sentándose en el escritorio muy cerca de ella, frente a frente, acarició su mejilla. “Esto es mucho para ti… déjame ayudarte aquí…” Ella abrió los ojos y miró al hombre, lo amaba con locura y la
Gaby entró a la casa, Delia salió de la habitación de sus papás y llegó a las escaleras pidiéndole a su amiga. “Sube”. Gaby subió las escaleras hasta la habitación de Delia, ella se movía por todos lados terminando de empacar algunas fotos de sus padres, Gaby al ver la habitación se asombró. Delia tomó la bolsa de deportes revisando por última vez su teléfono, Gaby caminaba por la habitación anonadada. “Espero que esto, haga que te deje en paz”. Delia ignoró a su amiga y siguió en lo suyo. Gaby giro mirando a su amiga cerrar la bolsa. Delia caminó a la cama y la observó por un momento para después dejar su teléfono desbloqueado, levantó la vista y se colocó la bolsa. “Listo, hay que irnos”. Gaby asintió y salieron juntas, charlaban mientras llegaban al auto de Gaby, que estratégicamente estaba estacionado cerca del vigilante, el hombre se asomó y miró a las dos mujeres, llevaban ropa deportiva y cada una su maleta de deportes, el volvió a la caseta y abrió el portón. Delia y Gab